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Fuimos a Puerto Vallarta en Jalisco, México, porque unos amigos nuestros nos habían dicho que era un destino romántico. Para nosotros no lo fue mucho. Nada más bajar del avión nos recibieron con tequila por todos lados. Llegamos al hotel y había más tequila como bienvenida. Debían vernos cara de borrachos.
No terminó ahí la juerga del tequila. En las playas nos encontramos con más tequila, bebidas dignas del Dios de los Borrachos y mariachis a todas horas. Yo no sabía qué era aquello. Lo que estaba segura es de que no eran mis vacaciones románticas. Mi marido, en cambio, estaba animado al son de la música típica mexicana, que puede parecerte muy machacona cuando no te esperas tanto mariachi en tu camino.
Intenté disfrutar de los días que habíamos pagado. Las aguas turquesas de las playas invitaban a darse un chapuzón y a soñar con ser una Liz Taylor enamorada. En Puerto Vallarta se rodaron películas y fue el escenario de historias de amor de grandes estrellas de Hollywood. También se ha convertido este pequeño pueblo de pescadores en el destino de muchas inversiones americanas. El dinero sigue a los ricos en sus lugares de vacaciones.
Lo que hay que reconocer es que Puerto Vallarta es una de las ciudades más seguras de México. Puedes pasear por el puerto o por la Playa de los Muertos con la cartera en la mano sin temor a que te la roben. No faltaron historias de miedo en el paquete turístico que habíamos comprado. Teníamos un guía que nos contó el pasado de la Playa de los Muertos. Decía que se llamaba así porque habían muerto muchos piratas en su asalto a aquellas costas. Después de saberlo, casi no podía pisar un arenal que se suponía que tapaba los restos de los piratas fallecidos en combate con los lugareños.
No os recomiendo ni os dejo de recomendar Puerto Vallarta. Lo mejor de nuestra estancia fue un viaje que hicimos en yate por sus aguas turquesas. En el yate prepararon pescado recién pescado y nos sirvieron más tequila y más bebidas alcohólicas. Puerto Vallarta es muy recomendable para los borrachos.
No terminó ahí la juerga del tequila. En las playas nos encontramos con más tequila, bebidas dignas del Dios de los Borrachos y mariachis a todas horas. Yo no sabía qué era aquello. Lo que estaba segura es de que no eran mis vacaciones románticas. Mi marido, en cambio, estaba animado al son de la música típica mexicana, que puede parecerte muy machacona cuando no te esperas tanto mariachi en tu camino.
Intenté disfrutar de los días que habíamos pagado. Las aguas turquesas de las playas invitaban a darse un chapuzón y a soñar con ser una Liz Taylor enamorada. En Puerto Vallarta se rodaron películas y fue el escenario de historias de amor de grandes estrellas de Hollywood. También se ha convertido este pequeño pueblo de pescadores en el destino de muchas inversiones americanas. El dinero sigue a los ricos en sus lugares de vacaciones.
Lo que hay que reconocer es que Puerto Vallarta es una de las ciudades más seguras de México. Puedes pasear por el puerto o por la Playa de los Muertos con la cartera en la mano sin temor a que te la roben. No faltaron historias de miedo en el paquete turístico que habíamos comprado. Teníamos un guía que nos contó el pasado de la Playa de los Muertos. Decía que se llamaba así porque habían muerto muchos piratas en su asalto a aquellas costas. Después de saberlo, casi no podía pisar un arenal que se suponía que tapaba los restos de los piratas fallecidos en combate con los lugareños.
No os recomiendo ni os dejo de recomendar Puerto Vallarta. Lo mejor de nuestra estancia fue un viaje que hicimos en yate por sus aguas turquesas. En el yate prepararon pescado recién pescado y nos sirvieron más tequila y más bebidas alcohólicas. Puerto Vallarta es muy recomendable para los borrachos.
2
Poco dormí durante los dos días que pasé en el UNA Hotel Vittoria de Florencia, en Italia. Había ido por motivos de trabajo y mi verdadero trabajo fue intentar conciliar el sueño en un colchón más duro que las piedras del campo. Para acabar de fastidiar tuve el aire acondicionado haciendo ruido. Tuve que apagarlo. Prefería pasar calor a pasar dolor de cabeza con aquel ruido machacón.
Otro problema fueron las luces de la habitación. Aquello parecía un tanatorio. Llamé a recepción y me mandaron unos técnicos para ponerme las luces claras. Poco consiguieron. Abrí las cortinas, pero mi cuarto seguía siendo oscuro.
Lo mismo pasaba en el cuarto de baño. Como odio ducharme a oscuras, dejé la puerta del baño abierta para que entrara algo de la poca luz que tenía en la habitación. Aquello parecía la casa de Drácula. No hubiera podido pasar una semana en este hotel ni borracha de cava.
No todas fueron desventajas, por supuesto. Las chicas de recepción eran muy amables. Me preguntaban siempre si estaba cómoda, si necesitaba algo. Yo les decía que todo iba bien. Ellas no podían hacer más, las pobres. Lo que sí fue bien fue el desayuno. Había un buffet variado, surtido y con bollería recién horneada. Apenas comí el resto del día porque me puse de bollos hasta las cejas.
Creo que las habitaciones de las plantas superiores eran mejores. La mía dejaba mucho que desear. Hasta tuve que llamar a recepción para que retiraran un aparador que tenía tapando el televisor. Por eso no os recomiendo mucho este hotel. Los hay mejores en Florencia. Yo eché de menos los hoteles españoles. Cuando viajas al extranjero, empiezas a valorar la hostelería de este país nuestro.
El UNA Hotel Vittoria ganaría mucho con una remodelación. Podrían empezar por cambiar las luces de las habitaciones. Los clientes queremos habitaciones bien iluminadas, no habitaciones a media luz. También deberían colocar mejor el mobiliario de la habitación. Tropezabas con todo. Yo les hice colocar aquellas sillas, aquellos armarios o lo que fueran de otra manera.
Otro problema fueron las luces de la habitación. Aquello parecía un tanatorio. Llamé a recepción y me mandaron unos técnicos para ponerme las luces claras. Poco consiguieron. Abrí las cortinas, pero mi cuarto seguía siendo oscuro.
Lo mismo pasaba en el cuarto de baño. Como odio ducharme a oscuras, dejé la puerta del baño abierta para que entrara algo de la poca luz que tenía en la habitación. Aquello parecía la casa de Drácula. No hubiera podido pasar una semana en este hotel ni borracha de cava.
No todas fueron desventajas, por supuesto. Las chicas de recepción eran muy amables. Me preguntaban siempre si estaba cómoda, si necesitaba algo. Yo les decía que todo iba bien. Ellas no podían hacer más, las pobres. Lo que sí fue bien fue el desayuno. Había un buffet variado, surtido y con bollería recién horneada. Apenas comí el resto del día porque me puse de bollos hasta las cejas.
Creo que las habitaciones de las plantas superiores eran mejores. La mía dejaba mucho que desear. Hasta tuve que llamar a recepción para que retiraran un aparador que tenía tapando el televisor. Por eso no os recomiendo mucho este hotel. Los hay mejores en Florencia. Yo eché de menos los hoteles españoles. Cuando viajas al extranjero, empiezas a valorar la hostelería de este país nuestro.
El UNA Hotel Vittoria ganaría mucho con una remodelación. Podrían empezar por cambiar las luces de las habitaciones. Los clientes queremos habitaciones bien iluminadas, no habitaciones a media luz. También deberían colocar mejor el mobiliario de la habitación. Tropezabas con todo. Yo les hice colocar aquellas sillas, aquellos armarios o lo que fueran de otra manera.