Wednesday, August 29, 2007

El supermercado de don José, 11

La directora de la revista "Miss" llena mi buzón de voz de mensajes. Quiere que regrese a Madrid a toda costa. Ni en sueños. Mi nuevo trabajo de espía es apasionante.

Dianita come como una leona. Si no vomitara sus comilonas, no cabría en la ciudad.

-Mi hija es bulímica -dijo su madre ayer-. Quiero ingresarla en un centro especial subvencionado por la Xunta de Galicia.

Dianita no quiere. Decidió no regresar a casa y ahora duerme en la trastienda.

-Nos va a arruinar, don José -le dije al jefe-. No podemos permitirnos alimentarla.

El encargado dijo que el supermercado no alimenta a nadie gratis: Diana paga lo que come.

Yo no estoy tan segura de su honradez. Nunca la he visto anotando los productos que coge de las estanterías. Puede que tenga buena memoria, pero no creo.

-¿Tu madre trabaja, Sophia?
-Creo que sí.
-¿Crees? ¿Te llevas mal con tus padres?

Quedo muda. No me gusta hablar de mi vida privada.

-No me contestaste.
-Ni pienso hacerlo.
-Eres una maleducada.
-¿Por no hablar de mi vida privada?

Dianita abre los ojos como platos; cuando se recupera de la sorpresa, intenta contarme su vida.

-No te pregunté por tu familia, Diana.
-Estoy diciendo que mi madre es sobrina del jefe de RENFE, prima del presidente de Telefónica y cuñada del conselleiro de Industria.

Por mí como si era la reina de América. ¿Cómo iba a hacer para poner a aquella mujer a trabajar? Necesitaba acceder a la caja fuerte para introducir la contabilidad B.

-¿No se trabaja aquí?
-Sí, don José -contestamos a dúo.
-Tú queda, hija. Sophia atenderá la caja 3.

Cuando te discriminan te sientes una esclava. Peor me sentí minutos después: don José gritaba como un loco. Aquel había descubierto que faltaban los libros de la contabilidad B.

Monday, August 20, 2007

El supermercado de don José, 10



En casa ocupo mi tiempo haciendo la limpieza. Es un trabajo cansado, pero prefiero hacerlo yo a tener una persona extraña moviéndose por mi privacidad íntima.

Le dije a Carlos que despidiera a la asistenta. La buena mujer parece que no se enteró de que está despedida. Los martes y jueves la tengo dentro de casa cuando regreso del supermercado.

-Le he dicho que no viniera, señora.
-Doña Margot me paga cuatro horas los martes y jueves.
-Siga cobrando, pero no venga.
-Si no vengo, se lo tengo que decir a doña Margot.
-Haga lo que quiera.

La mujer siguió pasando el aspirador por el suelo impoluto. Las alfombras del salón las aspiró hasta que llegó Carlos.

-Cariño, dile a esa mujer que se puede ir. Necesitamos intimidad.

Mi chico se negó a decírselo. Él no habla con las domésticas. Tuvimos que esperar dos horas hasta que la asistenta marchó sin despedirse.

-Ésa vuelve el jueves.
-Mamá le paga por venir.
-Hablemos de lo que importa, amor.

Le conté mis averiguaciones sobre la contabilidad B de don José.

-Hace los asientos a mano con caligrafía de cartilla Rubio.

Carlos mira las fotocopias preocupado. No me extraña: hay muchas pérdidas.



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Thursday, August 16, 2007

El supermercado de don José, 9

 Don José regresó tras sus días de ausencia por asuntos personales. A juzgar por su bronceado, el motivo de su ausencia fueron unas vacaciones en la playa. ¿Se habrá casado? Sigue luciendo la alianza de oro que lucía hace una semana, pero las alianzas no significan nada. Yo misma llevo una y no estoy casada.
 
 -Están cayendo las ventas, chicas.
 -Es por la competencia del nuevo supermercado, don José -dice Dianita con cara de no haberse zampado un bollo robado en su vida -.Tienen todos los productos de oferta.
 
 Nuestro encargado decide no ser menos. Empieza a pegar carteles de tres por dos en todos los anaqueles. En el escaparate pone el letrero más grande.
 
 Los clientes regresan. Se forman las colas más grandes que yo había visto en un supermercado. Hasta don José tiene que ponerse a cobrar.
 
 Aprovecho el momento para ir al servicio. Dianita me mira furiosa.
 
 -Ésa es anoréxica: come y vomita -oigo que le dice a los clientes.
 -Las que vomitan son bulímicas, querida -comenta una señora experta en trastornos alimenticios.
 
 Mi trastorno es el quebradero de cabeza que me produce la caja fuerte cerrada a cal y canto. Esta vez pruebo la combinación del Día del Orgullo Gay: 30-6-1950. La puertecilla se abre y yo quedo sin respiración. La recupero cuando oigo unos pasos que se acercan. Cierro las puertas con tan mala suerte que rompo una uña.
 
 -Regresa a la caja. Ahora me toca a mí mear.
 -Se dice ir al servicio.
 
 Dianita entra en el baño con un paquete de bollería industrial. El colesterol todavía no le preocupa.
 
 -¡Esta chica está herida! -grita una ancianita cuando me siento en la caja nº3-. Hay que curarle esa mano. ¿Dónde tienen aquí el botiquín?
 
 Me dejo acompañar a la trastienda por la buena mujer. Don José llama por megáfono a Diana. Yo no puedo trabajar con una uña chorreando sangre roja.



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Wednesday, August 08, 2007

El supermercado de don José, 8

 Salida de la boca de metro de Chueca
 
 -A mí no me importa si el encargado es maricón, Sophia. Quiero saber si nos roba.
 -Te digo que es homosexual. Mira estas fotos del Día del Orgullo Gay y estas otras de don José en el barrio de Chueca.
 
 Carlos las mira sin ganas. Cuando llega a la imagen de don José disfrazado de San Isidro, se ríe.
 
 -¿Qué te hace gracia, amor?
 -Nada.
 -¿Te imaginas a don José en Stonowall Inn?
 -No, yo no tengo tu imaginación.
 -Pues estaría muy gracioso cantando "Over the Rainbow" en el mítico pub gay de Nueva York en honor a Judy Garland.
 -No le veo mucho espíritu combativo.
 -¿Lo dices porque no salió del armario?
 -Olvídate de los armarios, Sophia. ¿Encontraste la contabilidad B?
 -Estoy en ello.
 
 Dianita me lo pone difícil. Pasa horas enteras comiendo en la trastienda. ¿Sabrá que don José es gay?
 
 -Estas fotografías devuelvelas a la caja fuerte.
 -Ya las puse, amor. Éstas son unas copias de las originales.
 
 Carlos las rompió. No le dije que tenía otras. Mi chico es demasiado buena persona.
 
 -La bandera la colocas donde estaba, mañana.
 
 Asentí.
 
 La bandera multicolor no me importaba.



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Wednesday, August 01, 2007

El supermercado de don José, 7

  Abrir la caja fuerte del encargado fue una odisea, y todavía no conseguí abrirla de todo. Me explico: abrí la caja de fuera, pero me queda la caja de dentro.
 
 Dianita fastidió todo lo que pudo para no variar. Pasó media mañana cebándose a lácteos variados en la trastienda.
 
 -Tengo que probar los quesos -se excusó cuando la llamé para ponerse en la otra caja-. Sigue cobrando Sophia, y ten cuidado con los mangantes.
 -Es lo que estoy haciendo: mirar como nos roban.
 -¿Quién nos roba? ¿La pelirroja de siempre? Si estuviera don José la echaba del súper.
 
 Yo no conocía a la pelirroja. Dianita dejó un trozo de queso manchego a medio comer sobre una bandeja de cartón, y fue a encararse con la ladrona. Yo aproveché para asaltar la caja fuerte.
 
 Moví la ruedecilla de los números y marqué la fecha de nacimiento de don José. Nada. Estaba segura que en su pulsera ponía 30-8-1950. ¿Habría puesto el día de su onomástica? Probé con el 19 de marzo. Nada.
 
 -¿Qué haces ahí?
 
 Mi corazón dio un vuelco. Puse la mano en el pecho para tranquilizarme. Inventa, chica. ¿Qué le decía a la buscadora de ladrones?
 
 -¡Mira! ¡Una araña! -chillé.
 -Serás tonta...
 
 Dianita se armó con una escoba y empezó a matar al inofensivo insecto a palos.
 
 -Ya está muerta.
 -Hay que asegurarse, Sophia.
 
 ¡Vaya si se aseguró! No paró de dar palos sobre la araña muerta hasta que una señora echó la cabeza por la puerta.
 
 -¿Estáis de obras, niñas?
 -No, señora. ¿Quería algo?
 
 Dianita marchó con la clienta. Aproveché para centrar mis esfuerzos en la clave secreta de la caja fuerte.
 
 Ahora probé con el día de San José obrero del años 1950. ¡Eureka! La puerta metálica abrió suavemente. Don José debió ser comunista en tiempos pasados: sólo a un seguidor de Carlos Marx se le ocurriría una clave secreta con un 1 de mayo.
 
 ¿Y aquello? Había otra puerta con otra rueda. Maldije al fabricante de la caja fuerte. Metí la mano en un hueco y saqué una tela multicolor. Era una bandera arco iris.



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