1
Este verano estuvimos en el Palacio De La Rambla, un hotel de cinco estrellas recién estrenado en la provincia de Jaén, en Úbeda. El hotel está en un palacio del siglo XVI decorado como en sus mejores tiempos.
No puedo decir que me haya gustado mucho. Yo estoy acostumbrada a la modernidad, no a las camas con dosel y los pasillos de piedra alfombrados, las paredes de piedra, los muebles más viejos que los de una tienda de antigüedades.
Me sentí como si viajara al pasado. Hasta la encargada del hotel y los empleados te daban la sensación de ser seres de otros tiempos. Decía mi chico que la encargada le recordaba una ama de llaves de un castillo. Tenía razón. Cada vez que te cruzabas con ella parecía que te iba a preguntar qué querías comer ese día.
Nuestra habitación era amplia, con una cama de dosel que tenía una colcha en tonos rojos igualita a las que debían tener las camas del siglo XVI. Todo estaba a la moda renacentista. Hasta los muebles. Teníamos un armario que me daba cosa abrirlo. Parecía que iba a romperse al abrirle las puertas de lo viejo que se veía. Lo miré bien y no le encontré polilla. Aun así no deshice las maletas. Mi ropa no se colgaba en un armario centenario ni aunque me prometieran un premio.
Los jardines también me recordaron la Edad Media. Unas enredaderas subían por los arcos de lo que era un patio porticado.
Yo no sé cómo le dieron cinco estrellas a este Palacio De La Rambla. Comodidades tiene pocas. Por ejemplo, en el salón de desayunos casi me congelé. Lo único que valía la pena del desayuno era un bizcocho casero recién hecho que invitaba a repetir ración. Lo demás era bollería industrial y unos zumos de naranja que parecían hechos con unas naranjas excesivamente maduras. Me hicieron echar de menos los zumos de cartón que sirven en muchos buffets de desayuno de la mayoría de hoteles de este país.
No os recomiendo ni os dejo de recomendar el Hotel Palacio De La Rambla. Con dos estrellas menos estaría muy bien. Para cinco estrellas se queda corto. A no ser que las cinco estrellas se las dieran por lo bien que recrea el siglo XVI.
No puedo decir que me haya gustado mucho. Yo estoy acostumbrada a la modernidad, no a las camas con dosel y los pasillos de piedra alfombrados, las paredes de piedra, los muebles más viejos que los de una tienda de antigüedades.
Me sentí como si viajara al pasado. Hasta la encargada del hotel y los empleados te daban la sensación de ser seres de otros tiempos. Decía mi chico que la encargada le recordaba una ama de llaves de un castillo. Tenía razón. Cada vez que te cruzabas con ella parecía que te iba a preguntar qué querías comer ese día.
Nuestra habitación era amplia, con una cama de dosel que tenía una colcha en tonos rojos igualita a las que debían tener las camas del siglo XVI. Todo estaba a la moda renacentista. Hasta los muebles. Teníamos un armario que me daba cosa abrirlo. Parecía que iba a romperse al abrirle las puertas de lo viejo que se veía. Lo miré bien y no le encontré polilla. Aun así no deshice las maletas. Mi ropa no se colgaba en un armario centenario ni aunque me prometieran un premio.
Los jardines también me recordaron la Edad Media. Unas enredaderas subían por los arcos de lo que era un patio porticado.
Yo no sé cómo le dieron cinco estrellas a este Palacio De La Rambla. Comodidades tiene pocas. Por ejemplo, en el salón de desayunos casi me congelé. Lo único que valía la pena del desayuno era un bizcocho casero recién hecho que invitaba a repetir ración. Lo demás era bollería industrial y unos zumos de naranja que parecían hechos con unas naranjas excesivamente maduras. Me hicieron echar de menos los zumos de cartón que sirven en muchos buffets de desayuno de la mayoría de hoteles de este país.
No os recomiendo ni os dejo de recomendar el Hotel Palacio De La Rambla. Con dos estrellas menos estaría muy bien. Para cinco estrellas se queda corto. A no ser que las cinco estrellas se las dieran por lo bien que recrea el siglo XVI.
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2
El Hotel Campanile Barcelona Sud - Cornella, en Barcelona, es un hotel barato. Me salió la noche en 51 euros. No me creía la factura que tenía en mis manos.
Es cierto que no es un hotel céntrico, pero cuando llevas tu coche o alquilas un coche, todo te queda bien situado. El Hotel Campanile Barcelona Sud - Cornellà está situado entre el Aeropuerto de Barcelona El Prat y el centro de la ciudad; como a medio camino de ambos. No es un hotel muy pequeño con sus 138 habitaciones.
Pese a pagar poco por noche, te tratan como a una reina. Me encontré en mi habitación con una bandeja de cortesía de la casa con café y té para preparar tú misma. Me vinieron genial porque una es muy de servirse sin ayuda. Nadie prepara un café mejor que servidora.
El televisor era un plasma bastante bueno. Todo muy moderno, igual que la decoración del cuarto, en la que predominaban los colores casi chillones que llenaban de alegría positiva la estancia. Estuve como en mi casa.
Del desayuno tipo buffet que nos sirvieron en el restaurante del hotel no tengo queja. Era un desayuno inglés muy completo. También fui a cenar al restaurante una paella que quitaba los sentidos. Hacen unos platos de cocina mediterránea que te chupas los dedos.
Fira de Cornellà se encuentra a pocos metros del hotel. No pasa nada si no tienes coche porque hay autobuses y trenes que le llevarán a Barcelona en unos 30 minutos. La estacite de FGC de Almeda se encuentra a 10 minutos de caminata desde el hotel.
Tuve la suerte de disfrutar de una de las salas de reuniones, que contrató la empresa de un cliente. Era la sala Gaudí, unos 26 metros cuadrados de sala que nos sirvió para hacer una reunión de negocios cómoda en el mismo hotel donde nos alojábamos casi todos los comerciales que asistimos a la misma. La sala tenía pantalla, proyector LCD, TV, conexión Wi-Fi ilimitada.
Os recomiendo este hotel, sobre todo por la decoración moderna de sus estancias. Tan moderno lo tienen todo que hasta han adaptado los cuartos de baño para personas de movilidad reducida. Los lavabos de los cuartos de baño estaban bajitos, cosa que me llamó la atención. Fue cuando me comentó una camarera de habitaciones que estaban adaptados, lo mismo que la ducha, donde había una silla dentro como si de la ducha de una habitación de hospital se tratase.
Es cierto que no es un hotel céntrico, pero cuando llevas tu coche o alquilas un coche, todo te queda bien situado. El Hotel Campanile Barcelona Sud - Cornellà está situado entre el Aeropuerto de Barcelona El Prat y el centro de la ciudad; como a medio camino de ambos. No es un hotel muy pequeño con sus 138 habitaciones.
Pese a pagar poco por noche, te tratan como a una reina. Me encontré en mi habitación con una bandeja de cortesía de la casa con café y té para preparar tú misma. Me vinieron genial porque una es muy de servirse sin ayuda. Nadie prepara un café mejor que servidora.
El televisor era un plasma bastante bueno. Todo muy moderno, igual que la decoración del cuarto, en la que predominaban los colores casi chillones que llenaban de alegría positiva la estancia. Estuve como en mi casa.
Del desayuno tipo buffet que nos sirvieron en el restaurante del hotel no tengo queja. Era un desayuno inglés muy completo. También fui a cenar al restaurante una paella que quitaba los sentidos. Hacen unos platos de cocina mediterránea que te chupas los dedos.
Fira de Cornellà se encuentra a pocos metros del hotel. No pasa nada si no tienes coche porque hay autobuses y trenes que le llevarán a Barcelona en unos 30 minutos. La estacite de FGC de Almeda se encuentra a 10 minutos de caminata desde el hotel.
Tuve la suerte de disfrutar de una de las salas de reuniones, que contrató la empresa de un cliente. Era la sala Gaudí, unos 26 metros cuadrados de sala que nos sirvió para hacer una reunión de negocios cómoda en el mismo hotel donde nos alojábamos casi todos los comerciales que asistimos a la misma. La sala tenía pantalla, proyector LCD, TV, conexión Wi-Fi ilimitada.
Os recomiendo este hotel, sobre todo por la decoración moderna de sus estancias. Tan moderno lo tienen todo que hasta han adaptado los cuartos de baño para personas de movilidad reducida. Los lavabos de los cuartos de baño estaban bajitos, cosa que me llamó la atención. Fue cuando me comentó una camarera de habitaciones que estaban adaptados, lo mismo que la ducha, donde había una silla dentro como si de la ducha de una habitación de hospital se tratase.
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3
El Museo Nacional de Ciencia y Tecnología, Madrid, está muy bien para las personas a la que no nos gusta mucho la ciencia, no tanto porque no nos guste sino porque se nos hace poco entendible. Justo por eso lo fui a ver primero con una amiga y después en familia.
Me pareció perfecto para llevar a mis hijas cuando vi que tenían trastos de todas las épocas. Mis niñas disfrutaron una barbaridad en la exposición que tenían sobre secadores, televisores, neveras y demás de otros tiempos. Los tocadiscos viejos les interesaron un montón. Querían que les comprara uno. Les tuve que explicar que en los museos no puedes comprar nada.
Hay otras partes del museo que me gustan menos. De hecho, cuando fui con mi chico y con las niñas no fuimos a la zona donde te explican que bacterias y demás bichitos están detrás de las medicinas. Me pareció un tema deprimente y yo los temas que deprimen los obvio.
El Museo Nacional de Ciencia y Tecnología, Madrid, es muy completo. Tiene espacios destinados para los más pequeños de la casa, como el nanoplanetario, donde También lleve a mis hijas al nanoespacio, para que experimentaran con los sentidos, pero no les gustó nada. Lo mismo les ocurrió en el microespacio, un sitio donde hacían experimentos con luces.
En general, salimos contentos del Museo Nacional de Ciencia y Tecnología, Madrid. Por eso os lo recomiendo. Me parece un museo ideal para ir con tus hijos y recordar aquellos conocimientos de tus años de colegio e instituto que tienes algo olvidados. Hubo cosas que no entendí, como el Túnel de Cern, dedicado al tema de las partículas. Tal vez debimos optar por una visita guiada. Fuimos a lo barato, es decir a lo gratis. Nos conformamos con cuatro entradas gratuitas y pasamos de la visita guiada por la que te cobraban 3 euros por cabeza. Sólo por lo de las entradas gratuitas ya merece la pena visitar este museo.
Me pareció perfecto para llevar a mis hijas cuando vi que tenían trastos de todas las épocas. Mis niñas disfrutaron una barbaridad en la exposición que tenían sobre secadores, televisores, neveras y demás de otros tiempos. Los tocadiscos viejos les interesaron un montón. Querían que les comprara uno. Les tuve que explicar que en los museos no puedes comprar nada.
Hay otras partes del museo que me gustan menos. De hecho, cuando fui con mi chico y con las niñas no fuimos a la zona donde te explican que bacterias y demás bichitos están detrás de las medicinas. Me pareció un tema deprimente y yo los temas que deprimen los obvio.
El Museo Nacional de Ciencia y Tecnología, Madrid, es muy completo. Tiene espacios destinados para los más pequeños de la casa, como el nanoplanetario, donde También lleve a mis hijas al nanoespacio, para que experimentaran con los sentidos, pero no les gustó nada. Lo mismo les ocurrió en el microespacio, un sitio donde hacían experimentos con luces.
En general, salimos contentos del Museo Nacional de Ciencia y Tecnología, Madrid. Por eso os lo recomiendo. Me parece un museo ideal para ir con tus hijos y recordar aquellos conocimientos de tus años de colegio e instituto que tienes algo olvidados. Hubo cosas que no entendí, como el Túnel de Cern, dedicado al tema de las partículas. Tal vez debimos optar por una visita guiada. Fuimos a lo barato, es decir a lo gratis. Nos conformamos con cuatro entradas gratuitas y pasamos de la visita guiada por la que te cobraban 3 euros por cabeza. Sólo por lo de las entradas gratuitas ya merece la pena visitar este museo.
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4
Madrid a pie es un free tour por Madrid que está genial. Los guías te acompañan a cambio de unas propinas que les das. Yo he visto que la gente les da cinco, diez euros, pero también hay personas que no les dan nada. Una vez que fui con ellos a la Peque Madrid, un ruta para niños, una señora que llevaba a dos nietos le dio un abrazo a la chica y le dijo que así le pagaba sus servicios. Hay gente para todo. La chica reaccionó muy bien, se rió y se dejó abrazar por la señora.
No son guías profesionales, pero muchos de ellos sí tienen estudios de turismo. Lo que no tienen es el carné de guía turístico. No me extraña porque hace un montón de años que no convocan los exámenes para sacar el carné famoso.
Estos guías le dan al cliente una panorámica de la ciudad de Madrid que no te dan otros guías. Enseñan los monumentos pro fuera. No pueden entrar porque no son guías oficiales. Esto no es un problema, sobre todo para los que pasamos bastante de las arquitecturas de los monumentos. Yo prefiero el buen rollito en la calle a que me expliquen como si de una clase de Historia del Arte se tratase todos los pormenores de un edificio.
Los guías de Madrid a pie me parecen más simpáticos que los oficiales. Con ellos tienes la fiesta garantizada. Es una pena que no ganen más. Me contaron que la mitad de lo que les dan los clientes se los lleva la empresa.
Os recomiendo, pues, Madrid a pie. Tienen rutas para mayores y para niños. Madrid te parece más bonito cuando vas con ellos. Os recomiendo también echarle un vistazo a su web para enterarte de las rutas que tienen. Su blog es muy informativo.
Yo he recurrido a sus servicios varias veces. Hice un tour privado con mi chico y también hice el tour de los niños con mis hijas. Las niñas se lo pasaron genial.
No son guías profesionales, pero muchos de ellos sí tienen estudios de turismo. Lo que no tienen es el carné de guía turístico. No me extraña porque hace un montón de años que no convocan los exámenes para sacar el carné famoso.
Estos guías le dan al cliente una panorámica de la ciudad de Madrid que no te dan otros guías. Enseñan los monumentos pro fuera. No pueden entrar porque no son guías oficiales. Esto no es un problema, sobre todo para los que pasamos bastante de las arquitecturas de los monumentos. Yo prefiero el buen rollito en la calle a que me expliquen como si de una clase de Historia del Arte se tratase todos los pormenores de un edificio.
Los guías de Madrid a pie me parecen más simpáticos que los oficiales. Con ellos tienes la fiesta garantizada. Es una pena que no ganen más. Me contaron que la mitad de lo que les dan los clientes se los lleva la empresa.
Os recomiendo, pues, Madrid a pie. Tienen rutas para mayores y para niños. Madrid te parece más bonito cuando vas con ellos. Os recomiendo también echarle un vistazo a su web para enterarte de las rutas que tienen. Su blog es muy informativo.
Yo he recurrido a sus servicios varias veces. Hice un tour privado con mi chico y también hice el tour de los niños con mis hijas. Las niñas se lo pasaron genial.
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