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En el Hotel OD Ocean Drive en Ibiza te sierven unos desayunos mexicanos que parece que estás en el mismísimo México. A mí no me gustaron mucho, pero mi chico los disfrutó porque le encanta la comida exótica de vez en cuando.
No lo elegimos por los desayunos sino porque nos pareció bonita su fachada cuando vimos las fotos en una web de reserva de hoteles. El Ocean Drive Ibiza tiene un estilo que recuerda mucho el de South Beach Miami. Es como si regresaras a los felices años veinte del siglo pasado.
En este hotel está todo pensado para disfrutar. Por ejemplo, el desayuno no se sirve hasta las cuatro de la tarde. Te da tiempo a desayunar unas horas antes en alguna cafetería de la zona si eres madrugadora, como es mi caso. Yo nunca me levanto más tarde de las nueve de la mañana aunque haya estado de fiesta hasta altas horas de la noche.
Pese a estar en una zona de mucha fiesta, el hotel resulta bastante tranquilo. Yo pude dormir casi como en mi casa. Lo que no era como en mi casa era la playa. Pude bajar todos los días a la playa de Talamanca para pasear y tomar el sol. También fuimos mucho por el puerto deportivo Marina Botafoc.
Cogimos una de las suites de OD Ocean Drive que fueron completamente remodeladas hace unos años, siendo redecoradas con un estilo minimalista, muy de mi gusto. No me gustan los excesos en decoración.
Las habitaciones son amplias. En nuestra suite había dos muy espaciosas. Lo que no me gustó fue el cuarto de baño. Cuando vi los lavabos, se me cayó el alma a los pies. Aquello sería muy moderno, pero no eran más que unos recipientes colocados a modo de pileta. No eras nada cómodos para lavarte la cara. Tampoco me lo parecieron para lavar los dientes. Acabé escupiendo en el váter.
Lo mejor eran las maravillosas vistas que había desde todos los grandes ventanales al mar. Te sentías como en el séptimo cielo cuando despertabas y apartabas las cortinas.
Os recomiendo este hotel. El Hotel OD Ocean Drive en Ibiza es ideal para unas vacaciones tanto en pareja como en familia. Nosotros llevamos a las niñas. Lo pasamos todos muy bien. En este hotel no te aburres. Tienes todas las comodidades y el personal es muy profesional y atento.
No lo elegimos por los desayunos sino porque nos pareció bonita su fachada cuando vimos las fotos en una web de reserva de hoteles. El Ocean Drive Ibiza tiene un estilo que recuerda mucho el de South Beach Miami. Es como si regresaras a los felices años veinte del siglo pasado.
En este hotel está todo pensado para disfrutar. Por ejemplo, el desayuno no se sirve hasta las cuatro de la tarde. Te da tiempo a desayunar unas horas antes en alguna cafetería de la zona si eres madrugadora, como es mi caso. Yo nunca me levanto más tarde de las nueve de la mañana aunque haya estado de fiesta hasta altas horas de la noche.
Pese a estar en una zona de mucha fiesta, el hotel resulta bastante tranquilo. Yo pude dormir casi como en mi casa. Lo que no era como en mi casa era la playa. Pude bajar todos los días a la playa de Talamanca para pasear y tomar el sol. También fuimos mucho por el puerto deportivo Marina Botafoc.
Cogimos una de las suites de OD Ocean Drive que fueron completamente remodeladas hace unos años, siendo redecoradas con un estilo minimalista, muy de mi gusto. No me gustan los excesos en decoración.
Las habitaciones son amplias. En nuestra suite había dos muy espaciosas. Lo que no me gustó fue el cuarto de baño. Cuando vi los lavabos, se me cayó el alma a los pies. Aquello sería muy moderno, pero no eran más que unos recipientes colocados a modo de pileta. No eras nada cómodos para lavarte la cara. Tampoco me lo parecieron para lavar los dientes. Acabé escupiendo en el váter.
Lo mejor eran las maravillosas vistas que había desde todos los grandes ventanales al mar. Te sentías como en el séptimo cielo cuando despertabas y apartabas las cortinas.
Os recomiendo este hotel. El Hotel OD Ocean Drive en Ibiza es ideal para unas vacaciones tanto en pareja como en familia. Nosotros llevamos a las niñas. Lo pasamos todos muy bien. En este hotel no te aburres. Tienes todas las comodidades y el personal es muy profesional y atento.
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2
El Hotel Orfila en Madrid es un hotel elegante, pero un poco caro. Aún así merece la pena. Te tratan como a una reina. Yo estuve en este hotel un par de veces. La primera fue en su restaurante con mi tía Carmen. La segunda vez fui su huésped durante casi una semana.
Me alojé sola. Por eso me llamó la atención que se esmeraran tanto con el detalle de bienvenida: una cesta de frutas con una botella de buen vino. Las frutas las devoré. La botella de vino la guardé para llevársela a mi marido. Yo soy bastante abstemia.
El hotel está decorado de manera elegante, pero sencilla. Tiene habitaciones que defraudan un poco. Las esperas más lujosas. Por ejemplo, la que me dieron a mí. Tenía una cama con una colcha tipo edredón de flores que era más de una cama de una adolescente que de lo que se suponía que era una cama de matrimonio. Las paredes estaban desnudas de cuadros, la mesilla era sencilla y el armario se me quedó corto. Suelo viajar con varias maletas. En el armario sólo me cupo el contenido de una de ellas.
Las estancias comunes conservan un estilo palaciego que seguro que tuvo el edificio en otros tiempos. El edificio de este hotel tiene una fachada antigua muy bonita.
Lo mejor del Hotel Orfila es su restaurante. Se come muy bien y tienen una carta de vinos excelente. Os recomiendo sobre todo sus tés. Los preparan deliciosos y los acompañan de unas pastas que te hacen la boca agua. Sus pasteles son riquísimos.
El hotel está bien, pero tienen unas estancias mejores que otras. El pequeño patio interior que tienen ajardinado y con sillas y mesas para tomar algo se ve algo descuidado. Deberían ponerlo más bonitos. Se está bien en sus mesas cuando hace calor, pero parece el patio de la casa de una jubilada sin mucho dinero.
Me alojé sola. Por eso me llamó la atención que se esmeraran tanto con el detalle de bienvenida: una cesta de frutas con una botella de buen vino. Las frutas las devoré. La botella de vino la guardé para llevársela a mi marido. Yo soy bastante abstemia.
El hotel está decorado de manera elegante, pero sencilla. Tiene habitaciones que defraudan un poco. Las esperas más lujosas. Por ejemplo, la que me dieron a mí. Tenía una cama con una colcha tipo edredón de flores que era más de una cama de una adolescente que de lo que se suponía que era una cama de matrimonio. Las paredes estaban desnudas de cuadros, la mesilla era sencilla y el armario se me quedó corto. Suelo viajar con varias maletas. En el armario sólo me cupo el contenido de una de ellas.
Las estancias comunes conservan un estilo palaciego que seguro que tuvo el edificio en otros tiempos. El edificio de este hotel tiene una fachada antigua muy bonita.
Lo mejor del Hotel Orfila es su restaurante. Se come muy bien y tienen una carta de vinos excelente. Os recomiendo sobre todo sus tés. Los preparan deliciosos y los acompañan de unas pastas que te hacen la boca agua. Sus pasteles son riquísimos.
El hotel está bien, pero tienen unas estancias mejores que otras. El pequeño patio interior que tienen ajardinado y con sillas y mesas para tomar algo se ve algo descuidado. Deberían ponerlo más bonitos. Se está bien en sus mesas cuando hace calor, pero parece el patio de la casa de una jubilada sin mucho dinero.
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3
El Hotel Penarronda Playa no es más que una casa rural a pie de playa en Asturias. Yo estuve hace unos meses con mi chico y nos encantó. fue una pena que el tiempo no permitiera bajar a la playa. Había un oleaje que llegaba a la casa. Las olas rompían justo debajo de la ventana de nuestra habitación.
No puedo decir que me gustara ni que no me gustara. Es tranquila, está en plena naturaleza, pero la han restaurado de una manera tan rural que te hace volver al pasado. Sólo los cuartos de baño modernos que tienen te quitan de la antigüedad. Me gustó mucho la bañera de hidromasaje que había en el cuarto de baño de nuestra habitación. Todo estaba muy nuevo. Parecía recién estrenado.
La habitación no era nada luminosa. Tenía parte de las paredes en piedra sin tapar. Esto no me gusta mucho. Tampoco me gustan los techos de madera.
En el antiguo pajar estaban la cafetería y restaurante. No notabas que hubiera sido un pajar si no te lo decían. parecía una estancia más de la casa, no un sitio donde en el pasado se hubiera guardado la paja que le daban al ganado.
No es un alojamiento recomendable para una persona que quiera ir de compras. Poco puedes comprar en el pueblecito tranquilo donde se ubica. A no ser que le compres cosecha a los lugareños. Es un pequeño pueblo sin tiendas ni cafeterías salvo la propia del hotel rural.
La única ventaja que le encuentro a este hotel rural es que en sólo tres o cuatro minutos de caminata a una playa de entorno protegido y que está declarada Monumento Natural. Cuando fuimos nosotros nos encontramos con varios ciervos. Mi chico quería hacerles fotos, pero yo no le deje. No fueran a atacarnos. También vimos a lo lejos unos jabalíes que parecían hambrientos.
Nos aburrimos bastante. Al segundo día ya estábamos por Ribadeo, Tapia de Casariego y Castropol haciendo compras. Yo soy una turista de tiendas. No hay nada que me guste más que adelgazarle la tarjeta del banco a mi marido.
No puedo decir que me gustara ni que no me gustara. Es tranquila, está en plena naturaleza, pero la han restaurado de una manera tan rural que te hace volver al pasado. Sólo los cuartos de baño modernos que tienen te quitan de la antigüedad. Me gustó mucho la bañera de hidromasaje que había en el cuarto de baño de nuestra habitación. Todo estaba muy nuevo. Parecía recién estrenado.
La habitación no era nada luminosa. Tenía parte de las paredes en piedra sin tapar. Esto no me gusta mucho. Tampoco me gustan los techos de madera.
En el antiguo pajar estaban la cafetería y restaurante. No notabas que hubiera sido un pajar si no te lo decían. parecía una estancia más de la casa, no un sitio donde en el pasado se hubiera guardado la paja que le daban al ganado.
No es un alojamiento recomendable para una persona que quiera ir de compras. Poco puedes comprar en el pueblecito tranquilo donde se ubica. A no ser que le compres cosecha a los lugareños. Es un pequeño pueblo sin tiendas ni cafeterías salvo la propia del hotel rural.
La única ventaja que le encuentro a este hotel rural es que en sólo tres o cuatro minutos de caminata a una playa de entorno protegido y que está declarada Monumento Natural. Cuando fuimos nosotros nos encontramos con varios ciervos. Mi chico quería hacerles fotos, pero yo no le deje. No fueran a atacarnos. También vimos a lo lejos unos jabalíes que parecían hambrientos.
Nos aburrimos bastante. Al segundo día ya estábamos por Ribadeo, Tapia de Casariego y Castropol haciendo compras. Yo soy una turista de tiendas. No hay nada que me guste más que adelgazarle la tarjeta del banco a mi marido.
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