Tuesday, August 23, 2016

Mis vacaciones en Hendaya



Lo que más me gustó de Hendaya fueron sus playas. No me esperaba encontrar unas playas tan estupendas. Esperaba encontrar un pueblo feo por su pasado histórico de encuentro entre directores. 

Hendaya es un bonito pueblo francés situado muy cerca de la frontera con nuestra España, sólo hay que atravesar el río de Hondarribia para llegar hasta él. Las playas son enormes. Hendaya cuenta con más de 3 kilómetros de playa, una playa de arena fina, agua cristalina y limpia y tranquilidad. 

Me pareció un pueblo muy vasco con sus casitas de estilo vasco. Una cosa son las fronteras políticas y otra cosa son las fronteras reales. Este pueblo es tan vasco en su arquitectura como los pueblos vascos de las proximidades. También es muy vasca su gastronomía. 

Es un pueblo al que va mucha gente de vacaciones. Cuando estuvimos nosotros no era temporada alta. Por eso estaba todo mucho más tranquilo. 

Hicimos mucho turismo cultural, pese que a mí no me gusta ese tipo de turismo. Fuimos con las niñas hasta el Castillo Abaddia situado a las afueras, que es una maravilla y no hay que perdérselo. A mis hijas le encantó tanto que querían quedarse a vivir allí. Mi marido les contó todo el pasado del castillo. Le encanta la Historia. También le gusta la geografía. Les dio a las niñas unas lecciones de formaciones rocosas llamadas flysch que casi me las vuelven locas. ¿Qué le interesarán a mis hijas las rocas por bonitas que sean y características que sean de este pueblo francés? 

Os recomiendo visitar Hendaya, sobre todo en temporada alta, que es cuando hay más vidilla. Nosotros, como os he dicho, hicimos mucho turismo de visitas a monumentos. Fuimos al Castillo de Abbadia que está poco céntrico y pasamos mucho tiempo por la Parte Vieja. 

La zona antigua del pueblo es interesante. Está allí la estación de tren y el embarcadero. En el centro del pueblo, está la Plaza de la República, donde hay terracitas donde tomamos algo. son bonitas con sus flores y barquitas de puerto marítimo. Me parecieron bastante bohemias. 

Mi marido fue solo hasta la Iglesia de San Vicente y al frontón principal del pueblo, llamado “Gaztelu Zahar”. Yo no me apunté. No me van ni las iglesias ni esos juegos de pelota vasca que nunca entendí.

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