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En el Hotel Icaria Barcelona nos recibieron con una copa de cava y unas tazas de chocolate caliente. Fue inolvidable. Yo creo que pensaron que eramos dos recién casados. Mi marido no se tomó muy bien lo del chocolate porque dice que es bebida de viejos. Le preocupa mucho la vejez a mi santo. A mí no me importa que el chocolate sea bebida de viejos. Te sienta genial cuando vienes de una noche fría en la Ciudad Condal o en la ciudad que sea. Me tomé primero el chocolate y después bebía las dos copas de cava aprovechando que mi santo no tenía ganas de más fiesta.
Este hotel tiene una ubicación excelente. Puedes ira andando a todos los sitios que te interesan en Barcelona que, en mi caso, son las tiendas de marca. Las instalaciones son también muy buenas. Fue una pena que el jacuzzi de nuestra habitación se le diera por no funcionar correctamente. Vinieron a arreglarlo dos veces y no lo consiguieron poner en forma. Mi marido quería llamar a recepción otra vez más para que volvieran los técnicos, pero se lo prohibí. No quería molestar. Aquel jacuzzi tenían que cambiarlo.
El personal del Hotel Icaria Barcelona es muy amable. Mi santo temía que sólo nos hablaran en catalán, un idioma que no entiende, pero no fue así. Nos hablaban en castellano de Castilla y nos agradecieron un montón las propinas que les dejamos en el bar y en el restaurante.
Este hotel está muy ordenado y limpio. Si dejas la habitación algo desordenada, la encuentras ordenadísima. Son geniales. Por eso os lo recomiendo. También os lo recomiendo porque es un hotel muy silencioso pese a estar ubicado en una zona comercial. Lo tienen muy bien insonorizado.
Lo que más me gustó de este hotel fue la cama que teníamos en la habitación. Era muy cómoda. También destacaría el desayuno de lo más completo que nos sirvieron. No me faltó mi zumo natural de naranjas recién exprimidas.
2
Estuve unos días con mi marido, mis hijas y mi suegra en la Casa Antigua de Mosende turismo rural La Coruña y lo pasamos bastante bien. Yo, que no soy muy de turismo rural, no me aburrí demasiado y mis niñas tampoco gracias a la piscina climatizada que tienen. Es lo mejor de esta casa rural. Puedes nadar a cualquier hora del día con independencia de la temperatura que haga. El agua de la piscina está siempre ideal.
La casa es muy de aldea. En un afán de darle un aire todavía más rural del que tiene a los dueños se les fue la mano. Los muebles, por ejemplo, me parecieron algo descuidados. Mi marido decía que eran de anticuario, sobre todo las camas. No le faltaba razón: mirabas las patas de camas, mesas y sillas y descubrías más polilla que en los muebles de la casa de mi abuela que acabó comprando un anticuario de barrio.
Los colchones no me gustaron nada. Eran viejísimos. Menos mal que había llevado unos sacos de dormir y pude echarlos en el suelo de las habitaciones para que nosotros y las niñas pudiéramos dormir en algo nuevo. Mi suegra, en cambio, estaba encantada. Decía que no hay nada mejor que un colchón hecho en casa para descansar como en el paraíso. Yo le dejo todo ese paraíso para ella.
En el cuarto de baño, uno para toda la casa, teníamos jabón Heno de Pravia para dar y tomar. Nos dijeron las hijas de los dueños, las encargadas de la limpieza de la casa, que nos valía para todo: para ducharnos y para lavar las cabezas. Me parecieron muy apañadas. Yo no lo soy tanto. Eché mano de mis geles y champués.
Pese a las desventajas que tiene esta casa rural, os la recomiendo. Huele a Heno de Pravia. El olor el jabón del cuarto de baño se extiende por todas las estancias. No sé si es del jabón o si es que le echan a los interiores de la casa un perfume Heno de Pravia que sólo ellos encuentran en el supermercado.
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