Monday, December 18, 2017

Mis comidas más caras en Madrid



A mi marido le gusta mucho el Restaurante Zalacaín por lo bien que decora los platos. Yo no puedo decir lo mismo. Te ponen los alimentos muy ordenaditos, pero en cantidades mínimas. Después de comer un trozo de bacalao a la vasca sobre una guisantada con tomate te vienen ganas de ir a la pescadería y comprar un bacalao entero. Yo estoy acostumbrada a ver comida en el plato. Lo que sirven en el Zalacaín son tapas en platos de ración. 

Es un restaurante con mucho renombre. Lo fundaron el año 1973 y sigue con sus puertas abiertas gracias a una familia que se ha sabido ganar a los poderosos. Los restaurantes tocan el éxito cuando empiezan a sentarse en su mesa políticos y famosos. Suben los precios, reducen las raciones y te dicen que reserves mesa. 

El salón de este restaurante es pequeño, tipo comedor de clase madrileña bien y está decorado en tonos rojos. Los manteles son blancos, por supuesto. Unos manteles rojos como las paredes sería mucho rojo. 

Los camareros me parecieron siempre un poco agobiantes. Quieren tratarte tan bien que te agobian con sus explicaciones de los platos. Un día les pedí unos huevos fritos y me dieron tal explicación sobre aquel huevo decorado con unos perejiles por encima que me quitaron el hambre. No te quiero ni contar sus explicaciones sobre vinos. Te dan una clase magistral sin pedírsela. 

No os recomiendo ni os dejo de recomendar el Restaurante Zalacaín. Si quieres comer abundante, no es el restaurante que necesitas. Si estás a dieta, es perfecto porque sus raciones no son más grandes que las tapas que sirven en el bar de mi calle. Eso sí, te colocan los alimentos de una manera que parece una artistada del cocinero que anda sobrado de tiempo. Tampoco lo recomiendo para pobres. Te arruinan con sus precios. La fama te la cobran bien cobrada.

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