Fui a Nepal con mi marido por un viaje de negocios suyo y nos alojamos en el Hotel Shambala, un hotel que está en Katmandú, a poca distancia de Monasterio de Kopan y de Boudhanath. Este hotel de 4 estrellas se encuentra muy cerca de Chabahil y Templo Pashupatinath. Nosotros aprovechamos para visitar estos templos tan frecuentados por los turistas en nuestros momentos de ocio.
Las habitaciones del hotel me parecieron unas habitaciones perfectas para descansar. Me sentí como como en mi propia casa. Teníamos un cuarto con aire acondicionado y televisor LED. El acceso inalámbrico a Internet gratuito nos mantuvo conectados con nuestros trabajos y nuestras familias y la programación digital está disponible para nuestro entretenimiento de películas y series. Los baños disponen de artículos de tocador y secador de pelo bien atadito a la pared. Eso es lo que no me gusta nada en los hoteles: que tengan los secadores de pelo atados a la pared. Las comodidades de este hotel oriental también incluyen caja fuerte, escritorio y teléfono. El teléfono ni lo utilizamos.
Lo que más me gustó del hotel fue el spa, que ofrece masajes, tratamientos corporales y tratamientos faciales. Me dejó nueva. El tratamiento facial no pensaba hacerlo, pero tanto me lo recomendaron que accedí. Fue todo un acierto. Me quitaron el estrés de encima. También fui a la piscina al aire libre y a una sauna que no estaba nada mal. Para ir de tiendas me subía a un autobús que me acercó a las calles comerciales junto con otros huéspedes. En este hotel están en todo.
Las comidas las hicimos todas en el restaurante. El restaurante del hotel sirve desayuno, almuerzo y cena. Había comida internacional. No tuvimos que comer arroces con palillos, que también tenían.
Os lo recomiendo. Mi marido quedó muy contento con el centro de conferencias y salas para reuniones de negocios. Fue allí donde se reunió con sus clientes. Estuvo muy cómodo y no le salió muy caro este servicio.
Las habitaciones del hotel me parecieron unas habitaciones perfectas para descansar. Me sentí como como en mi propia casa. Teníamos un cuarto con aire acondicionado y televisor LED. El acceso inalámbrico a Internet gratuito nos mantuvo conectados con nuestros trabajos y nuestras familias y la programación digital está disponible para nuestro entretenimiento de películas y series. Los baños disponen de artículos de tocador y secador de pelo bien atadito a la pared. Eso es lo que no me gusta nada en los hoteles: que tengan los secadores de pelo atados a la pared. Las comodidades de este hotel oriental también incluyen caja fuerte, escritorio y teléfono. El teléfono ni lo utilizamos.
Lo que más me gustó del hotel fue el spa, que ofrece masajes, tratamientos corporales y tratamientos faciales. Me dejó nueva. El tratamiento facial no pensaba hacerlo, pero tanto me lo recomendaron que accedí. Fue todo un acierto. Me quitaron el estrés de encima. También fui a la piscina al aire libre y a una sauna que no estaba nada mal. Para ir de tiendas me subía a un autobús que me acercó a las calles comerciales junto con otros huéspedes. En este hotel están en todo.
Las comidas las hicimos todas en el restaurante. El restaurante del hotel sirve desayuno, almuerzo y cena. Había comida internacional. No tuvimos que comer arroces con palillos, que también tenían.
Os lo recomiendo. Mi marido quedó muy contento con el centro de conferencias y salas para reuniones de negocios. Fue allí donde se reunió con sus clientes. Estuvo muy cómodo y no le salió muy caro este servicio.
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