El mayor desierto del mundo, el Sáhara, impresiona más cuando estás allí que cuando lo ves en la televisión en algún documental. Hay zonas en las que manda el Frente Polisario. Otras zonas de lo que era el Sáhara español fueron ocupadas por Marruecos.
Nosotros fuimos primero a ver la zona del Frente Polisario. Mis cuñados tuvieron en casa acogida durante unos cuantos veranos una niña refugiada. Nos contó la cría mil calamidades. Por eso queríamos ver todo aquello.
Aparte de las vacaciones humanitarias, intentamos divertirnos. La vida tomada demasiado en serio no es vida. Lo que sí te debes tomar en serio es la protección solar. Como no lleves suficiente crema protectora para los labios y una buena crema solar regresas a casa más quemada que las empanadillas que hace mi hermana. También debes llevar una mascarilla para la zona de dunas. A mí me fue de gran utilidad. Gracias a la mascarilla podía respirar. No olvides tampoco llevar un montón de botellas de aguas. Hay que beber mucho para no deshidratarse. Mi marido llegó a beber diez litros de agua al día. Yo bebí como mucho unos cinco litros. Un milagro. En casa no bebo ni un litro de líquido.
En el Sáhara bebes y no comes. Cuanta más calor tienes menos hambre tienes. Hablando de tener, tuve más miedo que en ningún otro sitio. Mi marido me convenció para hacer un viaje en coche por el desierto. Casi nos perdemos. Una duna de arena tapó la carretera por la que teníamos que regresar y no encontrábamos camino de regreso. No quedamos perdidos para siempre jamás porque fue un trayecto corto. Apenas nos habíamos distanciado de las rutas más frecuentadas.
Después de esta experiencia para contar a nuestras hijas y amigos, fuimos más prudentes. Nos dedicamos a hacer turismo con cabeza, yendo por las carreteras principales. No hace falta alejarse de las carreteras señalizadas para ver pequeñas aldeas en las que la gente está cada día más acostumbrada a ver turistas occidentales.
Os recomiendo visitar el Sáhara. Debes ir mentalizada para ver mucha pobreza. Las gentes que lo habitan no tienen nada. Hubo chavales que se ofrecieron a enseñarnos árabe a cambio de dinero. Da pena que no hagan nada de artesanía. También da pena que no cultiven un huerto para tener alimentos propios. Por allí no ves nada de agricultura ni de industria.
Esperamos volver. La próxima vez nos quedaremos algunos días en El Aaiún, la capital del Sáhara Occidental. También iremos por la costa. En este primer viaje nos centramos en el interior desértico, en la parte menos interesante de cara a pasarlo bien.
Nosotros fuimos primero a ver la zona del Frente Polisario. Mis cuñados tuvieron en casa acogida durante unos cuantos veranos una niña refugiada. Nos contó la cría mil calamidades. Por eso queríamos ver todo aquello.
Aparte de las vacaciones humanitarias, intentamos divertirnos. La vida tomada demasiado en serio no es vida. Lo que sí te debes tomar en serio es la protección solar. Como no lleves suficiente crema protectora para los labios y una buena crema solar regresas a casa más quemada que las empanadillas que hace mi hermana. También debes llevar una mascarilla para la zona de dunas. A mí me fue de gran utilidad. Gracias a la mascarilla podía respirar. No olvides tampoco llevar un montón de botellas de aguas. Hay que beber mucho para no deshidratarse. Mi marido llegó a beber diez litros de agua al día. Yo bebí como mucho unos cinco litros. Un milagro. En casa no bebo ni un litro de líquido.
En el Sáhara bebes y no comes. Cuanta más calor tienes menos hambre tienes. Hablando de tener, tuve más miedo que en ningún otro sitio. Mi marido me convenció para hacer un viaje en coche por el desierto. Casi nos perdemos. Una duna de arena tapó la carretera por la que teníamos que regresar y no encontrábamos camino de regreso. No quedamos perdidos para siempre jamás porque fue un trayecto corto. Apenas nos habíamos distanciado de las rutas más frecuentadas.
Después de esta experiencia para contar a nuestras hijas y amigos, fuimos más prudentes. Nos dedicamos a hacer turismo con cabeza, yendo por las carreteras principales. No hace falta alejarse de las carreteras señalizadas para ver pequeñas aldeas en las que la gente está cada día más acostumbrada a ver turistas occidentales.
Os recomiendo visitar el Sáhara. Debes ir mentalizada para ver mucha pobreza. Las gentes que lo habitan no tienen nada. Hubo chavales que se ofrecieron a enseñarnos árabe a cambio de dinero. Da pena que no hagan nada de artesanía. También da pena que no cultiven un huerto para tener alimentos propios. Por allí no ves nada de agricultura ni de industria.
Esperamos volver. La próxima vez nos quedaremos algunos días en El Aaiún, la capital del Sáhara Occidental. También iremos por la costa. En este primer viaje nos centramos en el interior desértico, en la parte menos interesante de cara a pasarlo bien.
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