Monday, April 18, 2022

Mis vacaciones en casas rurales




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Mis hijas siempre se quejan de que se aburren en nuestras vacaciones rurales. En El Oasis de L´Eliana, Valencia, no pudieron quejarse. Habíamos encontrado una casa rural al gusto de nuestras hijas. El Oasis, es un complejo formado por 8 villas pensadas para familias que viajan con niñas y niños de corta edad. Son villas construidas en un espacioso parque de 18.000 metros cuadrados con cientos de pinos y palmeras. Los más pequeños de la casa pueden disfrutar el aire limpio de la vegetación ajardinada. La piscina de desbordamiento con jacuzzi hizo las delicias de los mayores. Había una piscina de 20 metros y estaba la piscina infantil en la que mis dos princesitas ejercieron de sirenas. 

Las Villas están situadas en L'Eliana, a tan sólo 11 minutos en coche del centro de Valencia. Es un alojamiento perfecto para las mamás que queremos ir de tiendas. Fueron unos días inolvidables. Todos estábamos contentos. 

Las villas son amplias. Andan sobre los 175 metros cuadrados. En la nuestra había cuatro habitaciones con capacidad de hasta 8 personas. Una chimenea, dos baños, uno de ellos con hidromasaje, una cocina espaciosa completamente equipada con lavavajillas, horno, microondas y Nespresso. Te sale barata la estancia porque cocinas tú misma. En nuestro caso fue mi marido el cocinillas. Eché en falta a mi suegra. La mamá de mi marido cocina mejor que su hijo. 


La casita me encantó. Teníamos dos terrazas grandes que me las hubiera llevado para mi casa. Me encantan las terrazas, sobre todo para tomar el sol sin salir de casa. La barbacoa era privada. Me gustó así. No me gusta nada compartir las barbacoas. En las barbacoas compartidas acabas comiendo tu churrascada con sabor a los chorizos grasientos de los huéspedes vecinos. 


Os recomiendo El Oasis de Eliana. Tienen conexión Wifi gratuita en todas sus instalaciones. Puedes teletrabajar mejor que en tu casita. La conexión WiFi va como una moto de carreras. 

Nosotros poco teletrabajamos. Nos dedicamos a la práctica del deporte. Pasamos muchas horas en la cancha de tenis con raquetas y pelotas. A mí y a mi esposo nos encanta el tenis. La mesa de ping pong fue frecuentada bastante por mi esposo. Incluso se atrevió con la petanca. Me preocupó su gusto por la petanca. Mi padre se aficionó a la petanca cuando empezó a sentirse viejo. Espero que no sea el caso de mi santo. Mis hijas saltaron todo lo que quisieron en la cama elástica gigante. Estaba perfectamente anclada. Yo lo comprobé antes de permitirles dar saltos a mis polluelas. En este complejo tiene bicicletas a disposición de los huéspedes gratis. Aprovechamos para dar una vuelta por los alrededores en bici. Tampoco no me perdí el fitness y la sauna. 

Yo tenía más que suficiente con los deportes que puedes practicar en El Oasis. Mi santo, en cambio, sintió unas ganas irresistibles de practicar golf y tuvo que ir directo al club de golf El Escorpión. Está a unos tres kilómetros. 

El Oasis es un auténtico oasis para los turistas. Seguro que volvemos. Mi suegra ya nos dijo que quería pasar unos días en una de las villas cuando le enseñamos las fotos.




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No nos salió nada cara nuestra estancia en la casa rural Lar San Adrián, en Coristanco, La Coruña. Pudimos alquilar una de las casas por unos 90 euros. Lar San Adrián es un complejo rural de tres alojamientos situados en la localidad de Coristanco, en la aldea de Verdes. Estás en plena naturaleza, sin ruidos y sin agobios de tráfico. 

Las casas están muy bien. Las remodelaron manteniendo el toque rural que habían tenido desde su construcción. Las casas han sido totalmente reformadas. Las adaptaron a los nuevos tiempos en comodidades. Pero, en su reforma, utilizaron materiales de primera calidad, como piedra y madera. Están completamente equipadas. No echas en falta las comodidades de tu dulce hogar. 

Compuestas por un hórreo y dos casas. El hórreo es un almacén de cosechas. Que nadie piense que en Galicia se vive en los hórreos. Las casas disponen de calefacción, muebles de madera maciza, hidromasaje, un buen televisor, cocina con microondas y todo el menaje necesario para tu estancia. Ahorramos mucho dinero cocinando nosotros. A pocos kilómetros encuentras grandes supermercados donde hacer la compra a buen precio. 

Nosotros éramos cinco. Mi suegra se sumó al viaje. Estuvo en su salsa. A la madre de mi esposo le encanta la decoración rústica. Miraba para los techos de madera y se sentía en el pasado. Nos contó muchas anécdotas de su infancia viviendo en una casa muy parecida. La decoración rural de todas las casas está cuidada al detalle, ofreciéndonos una mezcla perfecta el confort actual unido a la naturaleza. Las casas tienen un cuidado jardín con barbacoa. 

Os recomiendo esta casa rural en Coristanco. Es una casa rural a media hora de coche de La Coruña, si vas por autopista. En 45 minutos te pones en Santiago. Si te apetece quedarte por la zona, puedes ir de compras a Carballo. Sólo tienes diez minutos de coche. 

Nosotros sólo salimos un día para ir a la feria de Carballo y los otros días nos quedamos en la aldea de Verdes. Es preciosa. Fuimos a ver el Refuxio de Verdes, un paraje inigualable, rodeado de robles bien tratados, en una ribera del Río Allóns.




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La Vía Verde del Tajuña en Madrid es una muestra del Madrid rural que poca gente conoce. Un motivo más para hacerla. A mí me encanta descubrir nuevos rincones de la naturaleza. En la Vía Verde del Tajuña encontramos un precioso paisaje de vegas. Mis hijas no querían creer que estábamos a dos pasos del gran Madrid. Tenían metido en sus cabecitas que Madrid sólo tenía asfalto. 

Elegimos esta ruta de la Comunidad de Madrid porque es muy fácil de seguir, ya que toda ella cuenta con un firme de asfalto de color rojo. Nos pareció ideal para ir con las niñas. No nos íbamos a perder. El asfalto resultó nos facilitó la tarea de andar: no cansaba nada los pies y te permitía ir con un calzado que, tal vez, no estaba muy indicado para practicar senderismo. 

En nuestra caminata en familia pasamos por los municipios de Arganda del Rey, Morata de Tajuña, Perales de Tajuña, Tielmes, Carabaña, Orusco, Ambite. Son 49 kilómetros. ¿Anduvimos tanto? No tanto. Llevábamos unos patinetes a los que nos subíamos cuando nos candábamos de caminar. 

Lo mejor fue la comida. Mi marido nos llevo a visitar la antigua estación de Ambite, en uno de los extremos de la vía verde, hoy recuperada como un restaurante. Nos pareció el restaurante ideal para recuperar fuerzas. Mis hijas encontraron en este restaurante con piscina que cuenta también con silla anfibia para poder disfrutar del baño, el lugar de sus sueños. No querían marchar. En este restaurante también ofrecen la posibilidad de alquilar alguna de las bicicletas adaptadas que ponen al servicio de la clientela. Sin duda, es uno de los mejores restaurantes de la zona. 

Os recomiendo esta ruta que se desarrolla casi en su totalidad por carril bici o pista asfaltada, únicamente encontramos un tramo de unos 200 metros que, por obras, estaba sin asfaltar. Es una ruta sencilla a nivel técnico. Menos sencilla me pareció en la cantidad de kilómetros que tiene. La vuelta se te hace todavía más dura. Los patinetes fueron nuestra salvación. 

Otro motivo para hacer esta ruta es su pasado. El antiguo ferrocarril remolachero de Arganda pasó por allí. Era conocido como el "tren de Arganda, que pita más que anda". Dejó de pitar. Hoy es una Vía Verde, que discurre junto al río del mismo nombre por un apacible paisaje de vegas. No pasa ningún tren metiendo ruido. Mis niñas miraban continuamente para atrás pensando que vendría el tren que pitaba. Quedaron con las ganas de vivir la experiencia que les había contado su abuela. 

Esta pista nos llevó a pueblos de ricas tradiciones y supuso un escape desde la ciudad hacia el entorno rural de los paisajes del Sureste de la Comunidad de Madrid. Nosotros llegamos desde la Puerta del Sol madrileña. Fuimos en en metro hasta la estación de Arganda.





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La Vía Verde del Aceite nos lleva de Jaén a Puente Genil. Nosotros no la hicimos completa. Mi marido decía que había que andar 150 kilómetros. Me negué a tan tremenda caminata. Ni en bicicleta iría yo recorriendo kilómetro a kilómetro a golpe de pedal. Las piernas también se me cansan mucho pedaleando. 

Mi santo quería hacer el recorrido porque es una zona de buen vino. Le gusta ver las vides, entrar en las bodegas que se pueden visitar, probar los caldos. Yo vi mucho más interesante contemplar los olivos. En la Vía Verde del Aceite ves mareas de olivos. Es una pasada. Mis hijas quedaban asombradas con tanto arbolito como había. 

Fuimos parando en los pueblos. La gastronomía es tan buena en esta zona que tienes que probarla. Doña Mencía, Baena, Úbeda fueron los pueblos donde nos detuvimos para saborear unas tapas deliciosas, acompañadas de buenos refrescos y vinos. En Baena paramos más. Había que hacer la comida del mediodía. Somos una familia que se zampa dos platos y un postre a las dos de la tarde, es decir, en nuestro mediodía. 

Las fotos de la excursión las quitamos casi todas en el puente sobre el río Víboras. Es un puente mágico. Mi hija mayor se inventó una historia sobre una bruja que salía del agua. Su hermana empezó a llorar. Era cierto que por allí había magia. Seguimos andando. Más campos de olivos. Más vides. Más naturaleza. 

Os recomiendo la Vía Verde del Aceite. Me encantaron los paisajes, las vistas, la gente. Esta vía está bastante concurrida. Al personal le encanta ver los campos cultivados. Seguro que volvemos. Tal vez en otoño. En verano hace muchísima calor en esta zona. La mejor época del año para hacer esta ruta es primavera y otoño.

Cuando fuimos nosotros estaban con la recogida de la aceituna. Tal vez por eso se veía tanta gente andando por los caminos, muchos de ellos sin asfaltar. La ruta no tiene mayor dificultad.




5

La Vía Verde del Valle del Almanzora recupera una vieja vía de tren de Guadis a Baza. Una buena idea. La vieja vía de tren nos sirve a los caminantes para no perdernos. Mi marido, servidora y unos amigos hicimos el recorrido sin separarnos de los viejos raíles. Fue una caminata segura. No hay cosa que más miedo me dé que la posibilidad de perderme en un paraje que no conozco. 

Esta vía verde va a ser ampliada cuando las autoridades tengan dinero disponible. Quieren que llegue a Murcia ciudad. Hay más vía de tren abandonada. Lo lógico es seguir sacándole rendimiento con los senderistas que nos echamos a andar sin límite, desde que hemos descubierto que andar es bueno para la salud. 

La mejor época del año para recorrer esta vía es la primavera. Es un placer ir andando entre almendros floreados. Los árboles con flor son muy bonitos. Además, ahora, con las mascarillas, no te afecta tanto las alergias que te puedan ocasionar. Yo no estornudé ni una vez. La mascarilla me protegió del polen de las flores. 

Cuando ya no podíamos con los pies, llegamos a la Venta del Sevillano. Dimos buena cuenta de unos bocadillos deliciosos. En la Venta del Sevillano tienen unos bocatas de jamón que te dan la energía que necesitas para acabar la caminata sin desfallecer. 

Seguimos andando entre campos de olivos, campos con cerezos. Encontramos unas huertas estupendas. Te volvías más vegetariana mirando aquellas verduras. Una amiga del grupo se acordó de lo bien que le salían las ensaladas. Empezamos a darnos recetas. El camino entre verduras y recetas se nos hizo más llevadero. A mí me dejaron de doler los pies. Estaba feliz. 

Os recomiendo la Vía Verde del Valle del Almanzora. No debes perderte las Canteras de Matael. Dicen que de estas canteras salió el mármol que utilizaron para la construcción de La Alhambra. Esta ruta senderista es muy completa. Por un lado tiene naturaleza. Por otro lado tiene Historia. No descartamos volver a hacerla. Nos gustó mucho. Mi marido pudo darnos una clase de Historia del Arte a los presentes ante las piedras de las canteras.


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