Me encanta Marbella. Estuvimos en el Senator Marbella Spa, un lujoso hotel urbano de cuatro estrellas. Pasamos unas estupendas vacaciones con las niñas en una de las zonas más exclusivas de la Costa del Sol. El hotel está rodeado de jardines.
Lo pasamos bien. El hotel dispone de un completo centro de spa. Me dejó nueva. No hay nada mejor para relajarse que un buen spa. También hicimos las comidas en el hotel. El restaurante bufé de cocina internacional y española tiene platos para todos los gustos. Los pescados estaban deliciosos.
Frecuentamos bastante las piscinas y los bares del hotel. Así ahorramos tiempo en desplazamientos. Mi marido y yo llevamos nuestro teletrabajo. Por eso no andábamos muy sobrados de tiempo.
Las habitaciones que nos dieron eran enormes. Todas las habitaciones del hotel son amplias y cómodas, están bien insonorizadas. Todas ellas incluyen una terraza amueblada, wifi gratuita y televisión plana con muchos canales internacionales, entre otras comodidades que te hacen sentir como en casa.
La terraza me vino genial para tomar el sol allí mismo. También me sirvió para ver a las niñas en la piscina, sin necesidad de bajar.
No todas son ventajas, por supuesto. Pagar por a caja fuerte es un marrón. Bien podían ponerla gratis. Del minibar ya no digo nada. Lo están poniendo con pago extra en muchos establecimientos hoteleros.
Quedamos dos días más. Mi marido quería probar la habitación diseñada especialmente para parejas. A mí me daba igual. Pero reconozco que fue una bonita experiencia. La suite Margarita Bonita tiene una cama con movimiento que es una pasada. Me venían los mareos. En aquella cama no se dormía. Yo por lo menos no pude conciliar el sueño. El sofá tántrico también tenía su gracia. Lo que más me gustó de esta suite diseñada para enamorados fue la bañera redonda del dormitorio.
Mi marido se sentía feliz con la iluminación LED y la música envolvente. Además, un juego de espejos biselados mejora la experiencia romántica de una pareja de casados con dos hijas de corta edad.
Fue un acierto prolongar nuestra estancia en este cuatro estrellas marbellí. Pude seguir mimando mi cuerpo en el spa. Probé muchos de sus tratamientos corporales y faciales. También me animé con los masajes calmantes.
Gracias a un circuito de agua y a otras instalaciones, el visitante puede gozar de los beneficios que aporta el agua para la piel y la salud.
Es un spa que admite niños mayores de cuatro años. Lo tienen bien organizado. Mis hijas lo tomaron como un juego. La piscina con chorros de masaje les encantó. La mayor vino conmigo al baño turco. Quería saber cómo era.
Lo pasamos bien. El hotel dispone de un completo centro de spa. Me dejó nueva. No hay nada mejor para relajarse que un buen spa. También hicimos las comidas en el hotel. El restaurante bufé de cocina internacional y española tiene platos para todos los gustos. Los pescados estaban deliciosos.
Frecuentamos bastante las piscinas y los bares del hotel. Así ahorramos tiempo en desplazamientos. Mi marido y yo llevamos nuestro teletrabajo. Por eso no andábamos muy sobrados de tiempo.
Las habitaciones que nos dieron eran enormes. Todas las habitaciones del hotel son amplias y cómodas, están bien insonorizadas. Todas ellas incluyen una terraza amueblada, wifi gratuita y televisión plana con muchos canales internacionales, entre otras comodidades que te hacen sentir como en casa.
La terraza me vino genial para tomar el sol allí mismo. También me sirvió para ver a las niñas en la piscina, sin necesidad de bajar.
No todas son ventajas, por supuesto. Pagar por a caja fuerte es un marrón. Bien podían ponerla gratis. Del minibar ya no digo nada. Lo están poniendo con pago extra en muchos establecimientos hoteleros.
Quedamos dos días más. Mi marido quería probar la habitación diseñada especialmente para parejas. A mí me daba igual. Pero reconozco que fue una bonita experiencia. La suite Margarita Bonita tiene una cama con movimiento que es una pasada. Me venían los mareos. En aquella cama no se dormía. Yo por lo menos no pude conciliar el sueño. El sofá tántrico también tenía su gracia. Lo que más me gustó de esta suite diseñada para enamorados fue la bañera redonda del dormitorio.
Mi marido se sentía feliz con la iluminación LED y la música envolvente. Además, un juego de espejos biselados mejora la experiencia romántica de una pareja de casados con dos hijas de corta edad.
Fue un acierto prolongar nuestra estancia en este cuatro estrellas marbellí. Pude seguir mimando mi cuerpo en el spa. Probé muchos de sus tratamientos corporales y faciales. También me animé con los masajes calmantes.
Gracias a un circuito de agua y a otras instalaciones, el visitante puede gozar de los beneficios que aporta el agua para la piel y la salud.
Es un spa que admite niños mayores de cuatro años. Lo tienen bien organizado. Mis hijas lo tomaron como un juego. La piscina con chorros de masaje les encantó. La mayor vino conmigo al baño turco. Quería saber cómo era.
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