Portugal se transforma en diciembre en un país de cuento. Las calles iluminadas, el aroma de las castañas asadas y del vino caliente, junto con la música de villancicos, crean un ambiente único. Entre todos los rincones mágicos, hay cinco mercados de Navidad que nunca me pierdo y que se han convertido en parte de mi tradición anual.
Uno de ellos es Óbidos Vila Natal. La villa medieval se convierte en un auténtico parque temático navideño, con murallas iluminadas, pista de hielo y espectáculos para niños. Además de las atracciones, el mercado ofrece artesanía local y dulces típicos como la famosa ginjinha servida en vasitos de chocolate, lo que convierte la visita en una experiencia deliciosa.
En Oporto, la Navidad se vive con intensidad en la Avenida dos Aliados. Allí se instala un mercado lleno de puestos de artesanía, gastronomía y regalos, acompañado por un árbol de más de treinta metros y un espectáculo de video mapping que ilumina la fachada del Ayuntamiento. Es el lugar perfecto para combinar las compras navideñas con un paseo por la Ribeira y una copa de vino de Oporto.
Lisboa también tiene su gran cita en el Parque Eduardo VII con el Wonderland Lisboa. Es el mayor mercado navideño de la capital, con atracciones, pista de hielo y un ambiente cosmopolita. Sus casetas ofrecen desde productos gourmet hasta artesanía moderna, mientras que el árbol gigante en Terreiro do Paço y los conciertos gratuitos completan la experiencia festiva.
Braga, por su parte, celebra la Navidad con gran fervor. Su mercado se instala en el centro histórico y ofrece artesanía y dulces típicos como el bolo rei. La iluminación de las calles y los conciertos en plazas crean un ambiente cálido y acogedor, reflejo de la tradición religiosa y cultural de la ciudad.
Finalmente, Vila Nova de Cerveira sorprende con un mercado lleno de encanto. Los artesanos locales venden productos únicos, desde cerámica hasta bordados, y la decoración de las calles junto a la cercanía del río Miño convierten este lugar en una escapada tranquila y mágica.
Visitar estos mercados es mucho más que comprar regalos: es sumergirse en la tradición portuguesa, disfrutar de su gastronomía y dejarse llevar por la magia de la Navidad. Cada uno tiene su personalidad, desde la monumentalidad de Lisboa hasta la intimidad de Vila Nova de Cerveira, y por eso cada diciembre vuelvo a recorrerlos como si fuera la primera vez.
Este año estoy haciendo el recorrido sola. Quería darme el lujo de poder comprar sin interferencias de acompañantes. En estos mercadillos portugueses ha comprado todos los regalos de Papá Noel. Mi Papá Noel va ser muy portugués. https://amzn.to/4q3HvL7
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