El hotel Playacapricho es uno de esos hoteles que encuentras en zonas turísticas como Roquetas de Mar a buen precio, pero que necesitan una reforma casi urgente.
A nosotros nos dieron una habitación con vistas a la piscina que tenía una terraza muy mona. Me gustó que nos dejaran hamacas en la terraza. Así podía tomar el sol allí mismo.
La piscina no la pise. Era grande y estaba hasta los topes, tanto la de mayores como la infantil. Se veía limpia, pero a mí no me convencen mucho las piscinas de los hoteles.
Mi chico, en cambio, frecuentó mucho la zona de la piscina. Hasta jugó a un ajedrez gigante que había por allí y al ping pong. Él se apunta a todo.
Servidora se fue todos los días a la playa del hotel, a la cual accedías con la misma tarjeta de la habitación.
Me pareció un cuatro estrellas cómodo para pasar unas vacaciones en familia. Los niños desde luego no se aburren. Organizan un montón de actividades para ellos. Lo que no me gusta es que les den diplomas por tal o cual competición. Yo a mis hijas las educo para disfrutar de la vida, no para ser esclavas de competiciones en las que se premia la desigualdad.
Las habitaciones, como os dije necesitaban una reforma, sobre todo en la decoración. Las mesas y sillas que nos dejaron se veían viejas, necesitadas de una mano de barniz. Lo mismo puedo decir del sofá-cama. También las colchas de las camas se veían pasadas de moda. Las almohadas tuvieron que cambiármelas. Eran delgadísimas.
Me gusta la cocina del restaurante porque es de esas cocinas en las que ves a los cocineros preparando la comida. Esto a mí me da seguridad, sobre todo en cuanto a la limpieza.
De limpieza el hotel anda bien. Los jaccuzzis por la mañana olían a desinfectante que te morías sólo pasando por su lado.
Pero lo mejor del Hotel Playacapricho son sus precios. No te cobran nada por los niños menores de 14 años que metas en la habitación. Tampoco nos cobraron extra por la conexión wi fi. No me extraña que estuviera el hotel hasta los topes con tanta ventaja para los clientes.
A nosotros nos dieron una habitación con vistas a la piscina que tenía una terraza muy mona. Me gustó que nos dejaran hamacas en la terraza. Así podía tomar el sol allí mismo.
La piscina no la pise. Era grande y estaba hasta los topes, tanto la de mayores como la infantil. Se veía limpia, pero a mí no me convencen mucho las piscinas de los hoteles.
Mi chico, en cambio, frecuentó mucho la zona de la piscina. Hasta jugó a un ajedrez gigante que había por allí y al ping pong. Él se apunta a todo.
Servidora se fue todos los días a la playa del hotel, a la cual accedías con la misma tarjeta de la habitación.
Me pareció un cuatro estrellas cómodo para pasar unas vacaciones en familia. Los niños desde luego no se aburren. Organizan un montón de actividades para ellos. Lo que no me gusta es que les den diplomas por tal o cual competición. Yo a mis hijas las educo para disfrutar de la vida, no para ser esclavas de competiciones en las que se premia la desigualdad.
Las habitaciones, como os dije necesitaban una reforma, sobre todo en la decoración. Las mesas y sillas que nos dejaron se veían viejas, necesitadas de una mano de barniz. Lo mismo puedo decir del sofá-cama. También las colchas de las camas se veían pasadas de moda. Las almohadas tuvieron que cambiármelas. Eran delgadísimas.
Me gusta la cocina del restaurante porque es de esas cocinas en las que ves a los cocineros preparando la comida. Esto a mí me da seguridad, sobre todo en cuanto a la limpieza.
De limpieza el hotel anda bien. Los jaccuzzis por la mañana olían a desinfectante que te morías sólo pasando por su lado.
Pero lo mejor del Hotel Playacapricho son sus precios. No te cobran nada por los niños menores de 14 años que metas en la habitación. Tampoco nos cobraron extra por la conexión wi fi. No me extraña que estuviera el hotel hasta los topes con tanta ventaja para los clientes.
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