Mi Nombre es Asher Lev de Chaim Potok es una novela que empieza a contarnos el final de la vida del protagonista para luego adentrarse en las etapas anteriores de su existencia. Vamos conociendo a lo largo de sus páginas la vida de un niño judío ultraortodoxo y su don innato para pintar.
Pese a ser una novela bastante previsible te va enganchando. Es como una especie de puzzle en el que todo encaja como tú supones. El autor consigue contagiarte la angustia del protagonista y todos sus sentimientos restantes. Las conversaciones con la madre, el padre, el rabino, el maestro pintor se te hacen largas sobre todo porque conoces desde el principio el final de la historia.
Esta novela es fácil de leer. Yo en tres días acabé con sus 319 páginas.
Lo más interesante de Mi Nombre es Asher Lev de Chaim Potok es el conflicto entre las ganas de ser pintor del protagonista y su religión.
Os recomiendo esta novela. Resulta una lectura interesante que te aporta información sobre la religión judía. He contrastado algún dato y he podido comprobar su veracidad. La novela está, pues, bien documentada.
No es una novela que se lea de un tirón por lo que tiene de previsible, pero no la dejarás hasta el final. Es la novela perfecta para ir leyendo unas páginas todas las noches antes de acostarte.
Pese a ser una novela bastante previsible te va enganchando. Es como una especie de puzzle en el que todo encaja como tú supones. El autor consigue contagiarte la angustia del protagonista y todos sus sentimientos restantes. Las conversaciones con la madre, el padre, el rabino, el maestro pintor se te hacen largas sobre todo porque conoces desde el principio el final de la historia.
Esta novela es fácil de leer. Yo en tres días acabé con sus 319 páginas.
Lo más interesante de Mi Nombre es Asher Lev de Chaim Potok es el conflicto entre las ganas de ser pintor del protagonista y su religión.
Os recomiendo esta novela. Resulta una lectura interesante que te aporta información sobre la religión judía. He contrastado algún dato y he podido comprobar su veracidad. La novela está, pues, bien documentada.
No es una novela que se lea de un tirón por lo que tiene de previsible, pero no la dejarás hasta el final. Es la novela perfecta para ir leyendo unas páginas todas las noches antes de acostarte.
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