skip to main |
skip to sidebar
El Xon's Platja Hotel en Girona es un hotel que no vale la pena. Yo estuve allí con unas amigas porque una de ellas iba a hacer una despedida de soltera que duraba varios días y no me quedaron ganas de volver.
A mis amigas no les importaba la sencillez y cutrez de las habitaciones porque la playa estaba cerca. Yo me horrorizaba cada día. Estuve dos días y fueron para mí como dos siglos.
La cama era tan sencilla que parecía que se iba a romper en cualquier momento. Era una cama con cabecero de madera y duro colchón de muelles. A un lado de la cama había un sofá con una funda que había conocido tiempos mejores. Lo mejor de la habitación eran las vistas. Tenía unas vistas preciosas al mar.
El cuarto de baño era todavía peor que la habitación. Los sanitarios se veían tan antiguos que parecían estar siendo usados desde la década de los sesenta del pasado siglo XX.
La cocina era igual de sencilla. El nuestro era un apartamento de dos habitaciones en el que nos apelotonábamos cuatro chicas. No le recomiendo los apartamentos de este hotel a ninguna familia y mucho menos los recomiendo para unas vacaciones románticas en pareja. La cutrez acaba con el romanticismo.
Por el parking nos quisieron cobrar 11 euros. Yo dejé mi coche fuera. No le encontraba sitio a la puerta del hotel, pero sí unos cuantos metros más abajo. No hacía falta pagar. Además la zona es tranquila. a mí no me robaron el coche y a otra amiga que también lo dejó fuera tampoco.
La comida la hicimos nosotras. Compramos lo que necesitábamos en un supermercado que hay allí cerca. Una de mis amigas bajó al buffet a comer y no quedó contenta. La comida era muy de bar de barrio, mucha fritanga y ningún plato sano.
No os recomiendo ni os dejo de recomendar el Xon's Platja Hotel. Para unas vacaciones baratas con amigos o amigas vale. Para otra cosa me parece demasiado cutre.
El Hotel Gran Derby es un hotel de Barcelona que llama la atención por su fachada de estilo inglés que nada tiene que ver con la decoración que te encuentras en su interior, sobre too en las habitaciones y cuartos de baño.
Yo estuve alojada sola durante un par de días y me sentí un tanto rara en una habitación demasiado oscura para mi gusto. Los colores predominantes en la decoración eran el negro y el marrón topo. Lo mismo puedo decir del cuarto de baño. En un intento de ponerlo todo muy moderno, lo pusieron tétrico. Parecía que estaba en la casa de Drácula.
La piscina, en cambio, nada tenía que ver con la decoración de las habitaciones. Me recordó esas piscinas de casa de campo de familia pobre. Era una piscina pequeña rodeada de un suelo con baldosas donde había unas tumbonas. Ni siquiera la probé. Aquella piscina no era para mí.
En el hotel no había mucha gente. Tampoco la podía haber porque sólo tiene 41 habitaciones. Lo que tenían más cuidado era una sala de reuniones que recordaba las salas de juntas de las oficinas.
No creo que vuelva. Pagaría no por alojarme en el Hotel Gran Derby sino por no alojarme. En aquella habitación de cama con colcha marrón oscuro y luces que invitaban a las pesadillas nocturnas estuve incomodísima. Encima ni siquiera era grande. Tenía una especie de escritorio de adolescente al que tuve que quitarle la silla para no chocar con ella cuando salía de la cama. No me gustó nada la habitación que me dieron. Menos mal que estaba bien limpia. El suelo era de tarima y no se veía sucio.
El Hotel Parada La Pastora en Zaragoza está en la Comarca de las Cinco Villas. Nosotros estuvimos un fin de semana que a mi marido le dio por disfrutar la naturaleza del Prepirineo en familia. Más de dos días no hubiera aguantado yo en un paraje tan frío. Mi marido hizo alguna ruta de senderismo por los alrededores. Yo ni salí del hotel.
El hotel en cuestión tiene su encanto. Los dueños lo tienen muy bien cuidado. Más que un hotel podría decirse que es una casa rural. Sólo tiene 10 habitaciones. Te sientes como en la casa de tu abuela en la aldea.
La decoración de El Hotel Posada de la Pastora conserva el encanto de la antigüedad. La cama de nuestra habitación tenía el cabecero de forja y la pared de atrás pintada de color salmón. Nos quisieron dar una habitación con esa pared en color azul oscuro. Les pregunté si tenían una habitación más alegre. La segunda habitación no es que fuese un cuarto que te levantara mucho la moral, pero me parecía más alegre. No me importó que fuese más pequeña.
Lo que menos me gustaba de la habitación era un espejo enmarcado como un cuadro barato que estaba sobre una pequeña mesa a modo de escritorio haciendo juego con una silla de madrea muy simplona. Acabé retirando el dichoso espejo. Quedaba como un pegote.
Os recomiendo este hotel que está en un pueblo que se llama Uncastillo. Me parece una buena opción para un fin de semana en plena naturaleza aragonesa. El pueblo es bastante medieval. Tiene unas seis iglesias que yo no visité, pero mi marido sí visitó. Fue de iglesia en iglesia con las niñas mientras yo me quedé en la habitación leyendo.
------------------
El Centro Histórico, Cahors, bien merece una visita. Es un pueblo muy conocido por su buen vino tinto y también porque está en el Camino de Santiago.
Nosotros paramos en esta localidad francesa, pero no pernoctamos. Pasamos casi el día completo. Es una ciudad de unos veinte mil habitantes, muy tranquila.
Visitamos el ayuntamiento, el teatro, la biblioteca. El ayuntamiento y el teatro datan del siglo XIX. La ciudad está dividida en dos por el boulevard. A un lado deja la parte antigua de la ciudad y al otro lado la parte más moderna.
Os recomiendo pasear por el paseo fluvial que tiene el río Lot. No debes perderte tampoco el puente que cruza el río con sus ocho arcos. Lo llaman Pont Valentré. Es el siglo XIV. La catedral tiene unos jardines preciosos. Yo no entré dentro porque soy atea y no me van nada las iglesias y catedrales. Me quedé paseando por los jardines mientras mi marido llevaba a las niñas a su interior para explicarle la antigüedad de aquellas piedras.
Hay más templos religiosos, por supuesto. En el casco histórico hay varias iglesias. También hay unos palacetes muy lindos.
Me gustó el pueblo de Cahors. Es un pueblo muy francés, al lado del río Lot. Me parece un pueblo tranquilo para pasar un día paseando con la familia. Por supuesto, que no me imaginó viviendo en una localidad como el Centro Histórico, Cahors. Los pueblos no te dan muchas oportunidades ni en Francia ni en España ni en ningún país. En una ciudad grande siempre tienen más posibilidades de triunfar.
---------------------
La Piscina Romana Santa María, Lugo, es un hueco rectangular que termina con dos cabeceras absidiales. Tiene unas medidas de tres metros y medio por 1,80 metros. Puede que no te parezca grande, pero su capacidad es de cuatro mil metros de agua, según nos contó el guía.
Hace poco tiempo que la sacaron a la luz. Estaba tapada por el pavimento. En el año 2011 decidieron descubrirla. Es muy antigua. Data del siglo III d.C.
La piscina está revestida de mosaicos en color gris con motivos geométricos. Tiene unos escalones que sirven para acceder a la misma. En el fondo hay como una placa de mármol que contribuía a su conservación.
Me llamó la atención un desagüe que tenían para vaciarla. Los romanos pensaban en todo. Tiene razón mi marido cuando dice que eran una cultura mucho más avanzada que la de los godos que vinieron después a fastidiarlo todo.
No creo que utilizaran esta piscina para bañarse y mucho menos para nadar. El guía nos comentó que fue en su día un baptisterio, es decir, allí bautizaban a la gente. Mi marido decía que seguro que el persona se ponía en la piscina en remojo para sacarse la suciedad.
Esta piscina está en la plaza de Santa María, entre la Catedral y el Palacio Episcopal. Bien merece una visita.
Puedes ir a verla con niños sin temor a que acaben dentro de la piscina porque la tienen protegida con un cristal de seguridad. También tienen a su alrededor unos cuantos bolardos como esos que ponen delante de las joyerías para que no le hagan un alunizaje los ladrones.
-----------------------
Justo frente de la catedral está el Hotel Palacio de los Velada, Ávila. Tiene una ubicación perfecta para alojarte cuando vas a hacer turismo en la ciudad de la muralla.
Me pareció un hotel muy antiguo y con todas las incomodidades que acarrea un edificio que conoció tiempos mejores. Lo que más me gustó fue el claustro interior. Era perfecto para pasear. Lo que no aguantaba era el ascensor. Era tan pequeño que decidí subir y bajar por las escaleras. Nuestra habitación estaba en el segundo piso.
La habitación era amplia, pero tenía una ventana que le quedaba pequeña y encima estaba tan alta que ni podías asomarte. Mi marido decía que ese tipo de ventanas las hacían hace siglos para que la gente no se tirase al vacío cuando estaba desesperada. Yo me hubiera desesperado viviendo toda mi vida en una casa con una ventana imposible.
No había lujos. El minibar o estaba muy bien surtido. La caja fuerte era pequeña. Lo que sí era grande era el armario empotrado. Pudimos deshacer las cuatro maletas que llevábamos.
Tampoco había lujos en el cuarto de baño. Limpio y correcto. Con una bañera tirando a pequeña, un lavabo algo antiguo y pocos champúes y geles. Mi marido no encontró ni una triste cuchilla. Hoy en día en muchos hoteles dejan en los baños maquinillas de afeitar desechables.
Comimos un día en el restaurante del hotel. Servían un chuletón de Ávila que te quitaba el hambre para dos días. Yo dejé la mitad. En ese mismo restaurante ponían por las mañanas el buffet del desayuno. No era gran cosa, por cierto. Tenía mucha bollería industrial y muchos zumos de cartón.
En todo caso, os recomiendo el Hotel Palacio de los Velada, Ávila. Es un palacio que ha conocido mejores tiempos. Hoy en día se ha quedado algo corto en comodidades, pero sigue conservando el encanto de los palacios de la antigüedad.
El Coreano, Jerez de la frontera, es un restaurante donde puedes comer comida coreana barata. A mí no me va mucho la gastronomía coreana, pero a mi marido le encanta. Por eso vamos algunas veces a este restaurante.
La última vez que estuvimos nos salió la comida a 15 euros por cabeza. No me pareció caro teniendo en cuenta la generosidad de las raciones. Llevamos a mi suegra con nosotros y le sobro comida hasta para envolver y llevar para el hotel. La madre de mi marido es de las que envuelve en servilletas los tozos de carne y se los lleva.
No es un restaurante grande, pero no te agobia. Tiene las mesas colocadas con la separación suficiente para que el vecino de mesa no te clave su silla en tu espalda. La decoración es muy oriental. Nada de lujos. Todo muy discreto.
La carta de este restaurante coreano no es amplia. Pronto eliges plato porque no hay mucho donde elegir. Yo pedí un rollito de marisco con tartar y shushi. Estaba bastante sabroso.
De postre me decanté por un helado frito. Era lo que había, según supe después. Los otros postres de la carta no los hacían aquel día que estuvimos nosotros.
Lo que más me gustó de El Coreano, Jerez de la frontera, fue la amabilidad de los camareros. Eran amables y rápidos. No tienes que esperar horas por la cuenta como en otros restaurantes orientales. Enseguida te la traen. Os lo recomiendo. Si te gusta el sushi tanto como a mi marido, este es tu restaurante cuando estés por Jerez.
Las Jornadas de Exaltación y Fiestas de la Verdura, Tudela, Navarra, son las fiestas de la verdura como dice mi marido. Se celebran la última semana de abril y la primera semana de mayo. Duran unos diez días incluyendo dos fines de semana. Las organiza la Orden del Volantín.
Nosotros estuvimos en las de este año 2014. Eran las XX Jornadas.
Mi marido consiguió que me apuntara a uno de los talleres de cocina que organizaban. No pierde la esperanza de que algún día consiga cocinar tan bien como su madre. Yo ya la he perdido. Mi suegra hace unos caldos más ricos que el chef más experto. Al menos para el paladar agradecido de su hijo.
Yo hubiera preferido apuntarme al curso de fotografía, aunque no creo que me divirtiera mucho más porque todos los cursos, también el de fotografía, versaban sobre las verduras. Estar fotografiando nabos no creo que fuera muy divertido.
Hicimos también una visita nocturna a la Catedral. Casi muero de miedo. Los monumentos religiosos deben visitarse de día. Cuando llegamos al claustro de la catedral no podía más. Me imaginaba los fantasmas de los santos paseando detrás de mí.
Fue un fin de semana intenso. Quedé de verduras hasta el gorro. Pero aprendí bastante sobre las legumbres. Nos dieron unas charlas que me aclararon muchas dudas sobre las hortalizas.
Mis hijas no se aburrieron, cosa que temía porque a ellas las verduras no le gustan ni para verlas sin cocinar. Las apunté a las actividades que había para niños y se lo pasaron pipa. Fueron a un concierto, estuvieron mirando como las señoras de Tudela hacían una alfombra con verduras, fueron con su padre a ver el mercado de abastos... Lo que no conseguimos fue que se comieran los pinchos de verduras que servían en los bares. Mi marido quería pedir en un restaurante un menú de verduras para todos, pero yo me negué. Mis hijas en la vida se comerían tanta verdura.
Os recomiendo las Jornadas de Exaltación y Fiestas de la Verdura, Tudela, Navarra, aunque sólo sea para aprender cosas sobre las verduras que no sabes. Seguro que te convencen de lo saludables que son en una dieta. A mí me convencieron.
La tasca de Celso es uno de los restaurantes de Portugal que más le gustan a mi chico. Por fuera parece y es una pequeña casita, igualita a las de Vilanova de Milfontes, donde está ubicado el restaurante.
Cuando entras encuentras una barra de madera y unas mesas rústicas en las que yo no me sentaría si a mi marido no le gustara tanto este local.
Más que el local me gusta la comida. Los platos los anotan en unas pizarras como en los viejos tiempos. Tienen raciones y platos del día, que son los que e recomiendan.
Mi marido siempre pide boletus a la plancha. A mí las setas no me van nada. Prefiero las almejas con salsa de tomate o el solomillo que sirven cortado en finas lochas dentro de una cazuela de barro.
La tarta de almendras que pedí de postre la última vez me recordó mucho a la tarta de Santiago. Os recomiendo también pedir un café. El café de Portugal tiene un sabor distinto.
Por unos 12 euros tienes menú. Puedes subir a los 22 euros si empiezas a pedir vinos de reserva. Yo paso de vinos caros. Mi chico, en cambio, no pierde ocasión para pedir uno de esos vinos de reserva que tienen en La tasca de Celso.
Como os decía, a mí no me gusta nada su decoración rústica. Las mesas de madera como las de la casa de mi abuela no me van. Lo mejor que puedo decir del local es que es tranquilo. No hay mucho barullo. Puedes comer tranquilamente sin que te apuren los camareros ni te agobien las conversaciones de las mesas vecinas.
La Cabaña de Senén, Madrid, está en La Casa de Campo, uno de los mayores parques públicos urbanos del mundo y el más grande de Madrid. Este restaurante está cerca del lago. Es muy fácil de encontrar.
Se trata de un restaurante asturiano en el que puedes saborear lo mejor de la cocina tradicional del Principado. Tiene una carta variada en la que siempre encuentras un plato que te gusta.
Yo os recomiendo el rabo de toro. Lo hacen muy rico. Lo mismo puedo decir del bacalao o de la carne a la piedra. Son sus especialidades.
La última vez que estuvimos nos sirvieron un arroz con bogavante que te chupabas los dedos. También pedimos croquetas, lubina y entrecot de buey. La fabada la hacen rica, pero a mí como que no me va la fabada. Es muy pesada para mi estómago. Lo mismo me pasa con el pote asturiano que tanto le gusta a mi madre y que también preparan en La Cabaña de Senén.
A mí me encanta este restaurante. Es uno de esos restaurantes de los que no sales con hambre. Mi chico siempre dice que es como ir a comer a la casa de mi madre. No le falta razón. Los entrantes ya te sacian una barbaridad. Me refiero a las tablas de ibéricos, a los pimientos rellenos de bacalao, calamares, boquerones, mollejas de cordero, almejas a la marinera, gambas a la plancha...
En la La Cabaña de Senén preparan un besugo delicioso. Tienen gran variedad tanto en pescados como en carnes.
Los postres son totalmente caseros Tienen una tarta de chocolate igualita a la que prepara mi madre para mis niñas cuando van a su casa.
De la bodega tampoco tengo queja. Tienen buenos vinos de Rioja y Riberas del Duero.
Si no quieres comer en plan ración, tienen tapas, igual de deliciosas. Lo que no es tan delicioso es el precio. No te sale nada barato comer en el La Cabaña de Senén, pero siempre te queda el consuelo de que has comido bien y las raciones son grandes.
Para que te salga mejor de precio tienes que limitarte a pedir el menú del día. Entonces sí que el precio es asequible. Yo la última vez que estuve pagué por un menú del día 13 euros. Lo que pasa es que el menú del día puedes salirte un poco pobre. A mí me pusieron unas lentejas, un entrecot y de postre un trozo de tarta Selva Negra más pan y cerveza. El café me lo cobraron a mayores. Dos euros por el café tuve que apoquinar.
En todo caso, os lo recomiendo. La Cabaña de Senén es un restaurante tranquilo donde se come bien. Os recomiendo también comer fuera si hace buen tiempo. Tienen una terraza enorme casi al borde del lago.
No tiene una decoración nada lujosa. Mesas de plástico en la terraza, mesas con mantelería en tonos claros en el interior y sillas de madera y de mimbre. La decoración es bastante rústica. Las paredes son de piedra descubierta y los techos de madera.
Si te sobra el dinero, puedes pedir un salón privado y llevar a toda la familia. Fue lo que hizo mi cuñada por su cumpleaños el año pasado.
La Plaza del Mar, El Toyo, Cabo de Gata, Almería, es un espacio que oferta el mejor ocio que te puedes encontrar en el Cabo de Gata. Está en El Toyo, una urbanización que ha sido remodelada recientemente.
En esta plaza la arquitectura está integrada en la zona. Es muy armónica con la naturaleza. Está construida sobre una rambla que llegaba hasta el mar. Lo que más llama la atención es el enorme lago artificial que tiene.
Junto al lago encontramos tiendas, bares, miradores, bancos junto al mar... Puedes accede a la playa por pasarelas de madera.
Es una zona que os recomiendo muy mucho para ir con niños. Mis hijas se lo pasaron pipa en los castillos hinchables mientras nosotros nos tomábamos un refresco en uno de los bares después de haber comido en un restaurante de la zona.
Comimos en La Maroma un arroz estupendo. Tapeamos en La Sal pescados frescos. Las tapas te las daban gratis con las consumiciones que te cobraban bien cobradas. Mis hijas pudieron comer los helados más deliciosos que habían comido nunca en la Heladería i Golosi del Toyo.
Mi marido quería que nos apuntáramos a una excursión al Parque Natural en 4 x 4, pero yo no me animé. Soy muy urbanita. Tampoco me apunté a unos paseos en barca que había. Lo que no me perdí fue un mercadillo de artesanía que organizaban por la noche. Compré allí los regalos para mi madre y mi suegra.
Os recomiendo ir a la Playa del Toro. Es espectacular con su kilómetro largo de extensión. A mi chico no le gustaba porque tenía gravilla mezclada con arena. A mí e encantó. Yo necesitaba una playa para pasear lejos del gentío que había en otras playas del Cabo de Gata.
El Roll Madrid, Madrid, es un restaurante de gastronomía norteamericana, en concreto gastronomía de los Estados del sur de EEUU. Está en el barrio de Malasaña, en la calle Amaniel, 23.
Lo que es la fachada de este restaurante no te llama nada la atención. Es muy sencilla, con un sencillo rotulo con el nombre, un ventanal amplio a juego con los techos altos de su interior.
Tiene una decoración vintage atractiva: lámparas, faroles, sillas distintas, alacenas, cuadros, columnas blancas y un suelo igualito a los tableros de ajedrez.
A mí me gusta, sobre todo por la música de fondo que ponen. Es una música que me relaja.
Suelo comer en la planta de arriba. La planta de abajo es más pequeña y menos tranquila.
Al Roll Madrid voy muchas veces sola. Suelo pedir un gratinado de langostinos y el delicioso búfalo o el pavo asado que está igual de bueno. Lo que no me gusta nada es el rosbif. Lo ponen poco hecho y a mí me gusta bien pasado.
El postre que más me gusta de este restaurante es el pastel de frutas de temporada. Está buenísimo. Mi marido vino una vez conmigo y pidió tarta de zanahoria. No le gustó nada. Otros postres que sirven son el roll brownie con plátano y crema de cacahuete y el New York Cheesecke con Jengibre.
Os recomiendo el Roll Madrid, Madrid. Es un restaurante bastante tranquilo. En la planta superior estás mucho más cómoda. Los platos son bien completos. No es un restaurante, pues, del que salgas hambrienta. A mí me gusta mucho para comer por la semana cuando estoy sola en Madrid. Por 10,90 euros como el menú del día. En el Roll Madrid, Madrid, te ponen unas hamburguesas americanas cien por cien. Las sirven con unas patatas nada grasientas.
El Parque Arqueológico de Recópolis, Guadalajara, es ideal para los apasionados por la arqueología como mi hermana. Hizo lo imposible hasta que me llevó. Lo que no consiguió es que me gustase tanto como a ella.
Empezamos la vista por el Centro de Interpretación, donde hay una pequeña tienda donde te venden recuerdos. Es un edificio moderno poco acorde con los restos que vas a visitar de otros tiempos. En una de sus salas estuvimos viendo un audiovisual sobre la recuperación de la memoria. Después pasamos a otra sala donde hicimos un recorrido sobre las culturas que habitaron al Recópolis desde el año 578. Nos contaron con pelos y señales como vivían aquellas gentes primitivas. Mi hermana disfrutaba con las explicaciones del guía de nuestra visita guiada. Yo no tanto.
Me lo pasé mejor cuando entramos en el Castillo de Zorito sin el guía. Me agobiaba el hombre con tantos datos que poco me interesaban.
El yacimiento tiene unas 33 hectáreas de extensión. Es una antigua ciudad rodeada por una muralla con torres. Lo más bonito es el castillo.
Yo os recomiendo pasar de la visita guiada. Pagas 5 euros por ella y a mí me agobió un motón. Con lo que te cuentan en el vídeo que te ponen cuando entras en la primera sala quedas más que informada sobre las culturas que allí vivieron y sus costumbres.
El Parque Arqueológico de Recópolis, Guadalajara, como os decía, es más recomendable para personas aficionadas a la arqueología que para personas que no lo somos tanto. Hay excavaciones que mi hermana miraba con interés y yo miraba con horror por si se me iban los pies y acababa en una zanja.
Mas Sant Nicolau en Girona es una finca con siete casas rústicas en plena naturaleza catalana. Son casitas en las que caben unas seis personas en cada una. Nosotros tuvimos la suerte de poder disfrutar de una para una de nuestras escapadas románticas lejos del ruido urbano.
Nuestra casa tenía una cocina, una sala de estar, dos habitaciones, un cuarto de baño con ducha y bañera, una terraza y hasta un trozo de jardín propio. Me encantó el jardín. Resultó comodísimo tener un trozo de jardín que no compartías con otros huéspedes.
Mas Sant Nicolau está en el Alt Emprodá, una zona que a mi chico le encanta. Es una zona con muchos bosques. Es un sitio muy tranquilo tanto para pasar unos días de vacaciones con tu pareja como para llevar a la familia completa de vacaciones.
En algunas casas se aceptan mascotas. Yo, al saberlo, pedí una sin mascotas. No me apetecía alojarme en una casa que oliera a perros.
La decoración de las casas es muy jovial. Me recordó la decoración del piso de estudiante de mi cuñado. La casa tenía una decoración de Ikea total: cortinas de color rojo anaranjado, camas sin cabeceros, suelos de tarima barata, sillones de usar y tirar pronto. No eran habitaciones grandes, pero como eran dos pude repartir el equipaje entre dos armarios. Una de las habitaciones la utilicé de vestidor. Que estuviéramos en una aldea no quiere decir que no me apeteciera ir bien vestida.
Mi chico fue un par e días a la piscina que estaba en la zona común. También jugó al tenis con un señor de Valencia. Yo casi no pise las zonas comunes. Me entretuve haciendo comida en la cocina y leyendo en nuestro jardín privado.
Os recomiendo Mas Sant Nicolau, un complejo de siete casas rurales donde las vacaciones salen mucho más baratas que en un hotel. Nos cobraron 35 euros por noche.
El Restaurante Maitea de Barcelona está en la calle Casanova de la ciudad condal, muy cerca del Hospital Clínic. Yo estuve en un par de ocasiones con unos amigos vascos. Este restaurante es una taberna vasca donde puedes saborear pintxos y raciones por un precio razonable.
Tienen pintxos fríos y calientes. Los fríos te los puedes servir tú misma de una barra con vitrinas. No pienses que vas a comer gratis. Tienes que enseñar los palillos a la hora de pagar. Cada palillo es de un pincho que te has comido.
No sólo puedes comer pinchos, hay menús que van cambiando según la temporada. Tienen también un menú especial para grupos.
A mí me parece una taberna muy vasca. Hasta los camareros tienen ese estilo un tanto distante que encuentras en el personal de muchos bares del País Vasco. Es, como dice mi chico, una taberna vasca en Barcelona.
La misma decoración del local te lleva a los bares vascos. Este El Restaurante Maitea de Barcelona está decorado con estilo rústico. Hay mucha madera por doquier. Las mesas y sillas son de madera, los taburetes son de madera y mimbre, la barra es de madera. Todo lo tienen muy limpio, eso sí.
Os recomiendo el El Restaurante Maitea de Barcelona por los pinchos. Están muy bien para ir a picar algo entre horas con unos amigos. Los pinchos de queso azul o de cangrejo son mis favoritos de los fríos. De los calientes me quedo con la deliciosa tortilla de patata y las croquetas de pollo.
No te sale caro el tapeo. Por unos diez o quince euros te das una comida completa de pinchos incluyendo bebidas.
El Hotel Semiramis, Puerto de la Cruz, se encuentra en una zona tranquila de la isla de Tenerife, en concreto en la zona residencial de La Paz. Es un cinco estrellas próximo al complejo de ocio Lago Martiánez.
Es un hotel bastante grande. Tiene en total 298 habitaciones en sus 17 plantas. Nada más entrar ya te das cuenta de que estás en un hotel lujoso. Impresiona el hall de la entrada con su magnífico piano de cola en el bar que hay al lado.
Lo malo es que los lujos te lo cobran. En el Hotel Semiramis nos cobraron hasta por respirar. La conexión wi fi, por ejemplo, no sólo era de pago en nuestra habitación sino que también te cobraban si te conectabas desde la terminal de Internet a disposición del público en la planta baja.
Lujos tiene muchos. El jardín subtropical es uno de esos lujos. Es amplio y en él encuentras una piscina de agua dulce, un bar y una terraza donde mucha gente toma el sol.
El spa del hotel es maravilloso. Tiene un montón de saunas y te dan todos los masajes que te puedas imaginar. Los masajes y el spa tampoco te entran en el precio. Hay que pagar el extra.
Mi chico pasó mucho tiempo en el gimnasio del hotel. Tenía de todo. Hasta un ping pong y un billar donde jugaban los viejos.
De noche asistimos a espectáculos y a música en directo después de saborear una cena tipo buffet en el mismo hotel.
Nuestra habitación era amplia, tenía vistas al mar y una terraza muy coqueta. Hasta desde la ventana del cuarto de baño veías el mar. Me gustó la habitación. Era un cuarto muy acogedor, con muebles de madera y una decoración en la que predominaban los azules y amarillos. Las paredes estaban decoradas con cuadros. Según mi chico, en aquella habitación había un exceso de cuadros. No le faltaba razón. En total eran seis.
El televisor era un plasma de 26 pulgadas que estaba sobre el escritorio. Nos dejaron unas bebidas como bienvenida sobre ese mismo escritorio: dos aguas y un par de refrescos.
Yo dormí como una bendita. Teníamos una cama de matrimonio con un colchón muy blandito.
Me gustó también que la zona del lavabo en el cuarto de baño estuviera separada de la bañera por un cristal opaco. Esto daba mayor intimidad a la hora de compartir el cuarto de baño con tu pareja. En el cuarto de baño predominaba el mármol.
Os aconsejo el Hotel Semiramis para pasar unas vacaciones en pareja. La desventaja que tiene este hotel es lo caro que sale. Lo demás son ventajas.
El Hotel Semiramis, Puerto de la Cruz, se encuentra en una zona tranquila de la isla de Tenerife, en concreto en la zona residencial de La Paz. Es un cinco estrellas próximo al complejo de ocio Lago Martiánez.
Es un hotel bastante grande. Tiene en total 298 habitaciones en sus 17 plantas. Nada más entrar ya te das cuenta de que estás en un hotel lujoso. Impresiona el hall de la entrada con su magnífico piano de cola en el bar que hay al lado.
Lo malo es que los lujos te lo cobran. En el Hotel Semiramis nos cobraron hasta por respirar. La conexión wi fi, por ejemplo, no sólo era de pago en nuestra habitación sino que también te cobraban si te conectabas desde la terminal de Internet a disposición del público en la planta baja.
Lujos tiene muchos. El jardín subtropical es uno de esos lujos. Es amplio y en él encuentras una piscina de agua dulce, un bar y una terraza donde mucha gente toma el sol.
El spa del hotel es maravilloso. Tiene un montón de saunas y te dan todos los masajes que te puedas imaginar. Los masajes y el spa tampoco te entran en el precio. Hay que pagar el extra.
Mi chico pasó mucho tiempo en el gimnasio del hotel. Tenía de todo. Hasta un ping pong y un billar donde jugaban los viejos.
De noche asistimos a espectáculos y a música en directo después de saborear una cena tipo buffet en el mismo hotel.
Nuestra habitación era amplia, tenía vistas al mar y una terraza muy coqueta. Hasta desde la ventana del cuarto de baño veías el mar. Me gustó la habitación. Era un cuarto muy acogedor, con muebles de madera y una decoración en la que predominaban los azules y amarillos. Las paredes estaban decoradas con cuadros. Según mi chico, en aquella habitación había un exceso de cuadros. No le faltaba razón. En total eran seis.
El televisor era un plasma de 26 pulgadas que estaba sobre el escritorio. Nos dejaron unas bebidas como bienvenida sobre ese mismo escritorio: dos aguas y un par de refrescos.
Yo dormí como una bendita. Teníamos una cama de matrimonio con un colchón muy blandito.
Me gustó también que la zona del lavabo en el cuarto de baño estuviera separada de la bañera por un cristal opaco. Esto daba mayor intimidad a la hora de compartir el cuarto de baño con tu pareja. En el cuarto de baño predominaba el mármol.
Os aconsejo el Hotel Semiramis para pasar unas vacaciones en pareja. La desventaja que tiene este hotel es lo caro que sale. Lo demás son ventajas.