Monday, May 25, 2015

Las ciudades que visitamos en familia

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Béjar es una pequeña ciudad de la provincia de Salamanca que vale la pena visitar. Es una de las localidades por donde pasaba la Ruta de la Plata, entre Mérida y Astorga. 

Nosotros dimos un paseo por su casco histórico, llevamos a las niñas al parque municipal, un parque con muchos árboles y fuentes. Cuando estuvimos nosotros iba a haber un concierto de un grupo local en el templete que tienen en una de las avenidas del parque. 

No quise ir de iglesias. Mi marido quería entrar en la iglesia de San Juan Bautista porque es del siglo XIII y le apetecía soltarnos una clase de Historia del Arte. Me negué. Ya tuve bastante con oír maravillas en su boca de la arquitectura del convento de San Francisco, del mismo siglo que la citada iglesia, y que está en la proximidades de la misma. 

Había otros edificios cuyas fachadas me gustaron más. Por ejemplo, la del teatro Cervantes o la del palacios Ducal y también la del mismo ayuntamiento de Béjar son muy bonitas. 

Lo que más me gustaron de Béjar fueron sus parques y jardines. En el parque municipal de la Antigua nos lo pasamos pipa con las niñas. El estanque que tiene las fascinó. Fue allí donde nos hicimos casi todas las fotos: delante de la muralla medieval, al lado del estanque, fotos de la ciudad tomadas desde la muralla. 

Os recomiendo visitar Béjar. Yo esperaba encontrar una ciudad llena de fábricas textiles, pero tiene más que fábricas. El casco histórico es interesante, los jardines preciosos, los edificios antiguos son muy bonitos. Béjar es una ciudad que recorres a pie sin cansarte.

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Pensaba que Berna sería una ciudad más grande. Me sorprendió que sólo tuviera 140.000 habitantes siendo la capital del país helvético. 

Nosotros centramos nuestra visita en el centro histórico de la ciudad, que es donde está el río con las zonas verdes. 

También fuimos a ver la estación. Es del siglo XIX, pero normalita dentro de su modernidad. Tiene una fachada de cristal que parece que se pelea con los edificios de estilo antiguo que la rodean, sobre todo con la iglesia Heiliggeistkirche. En la misma plaza hay un moderno tejado de estilo contemporáneo que cobija líneas de autobús y tranvía. 

Cuando dejas la zona de la estación atrás, te empiezas a meter en el casco antiguo de Berna. Como decía mi marido, parecía que nos metíamos en una ciudad medieval. 

Llegamos andando al Bundesplatz y Palacio Federal. Gobierno y Banco Nacional compartan plaza. Te sientes rodeada por el poder ante estos edificios. Mis hijas querían mojarse en la fuente de chorros que había en la plaza como hacían algunos turistas. No las dejé. Nosotros somos civilizados. 

No entramos en el Casino porque llevábamos las niñas. Me hubiera gustado entrar. El edificio tiene unas columnas en su fachada que huelen a dinero. 

Subimos al puente Kirchenfeldbrücke, un elegante puente que está al lado del Casino, y que une dos partes de la ciudad de Berna. Por debajo pasa el río Aare. 

Mi marido quería llevarnos a los museos que hay al otro lado: el Museo Einstein y el Museo de Historia de Berna. Me negué. Necesitaba comer algo, no escuchar charlas de Historia. 

Berna es una ciudad bonita para pasear. Todo está muy limpio y muy tranquilo. No parece la capital de Suiza. Yo me la imaginaba más ruidosa y caótica. Lo más bonito es el río rodeado por sus zonas verdes. Lo demás es muy medieval para mi gusto.

Hoteles del montón

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El Hotel San Antonio el Real, Segovia, es un hotel que está al lado del acueducto. Se ubica en un antiguo convento que han remodelado respetando bastante su arquitectura inicial. Así tienes el claustro tal cual lo tenía el monasterio o habitaciones donde las vigas de madera son visibles por no hablar de los cuartos de baño que parecen más una habitación que un cuarto de baño. 

A mí no me gustó. Me sentí incómoda porque notabas su pasado religioso por todas partes. Mi marido se partía de risa cuando le decía que estábamos durmiendo en la habitación de los curas. No dormí en toda la noche. Al día siguiente nos fuimos porque yo no aguantaba aquello. 

No es que estuviera mal, que no lo estaba. Por ejemplo, teníamos una conexión wi fi gratuita en nuestra habitación que funcionaba bastante bien, aire acondicionado, caja fuerte, un buen televisor de plasma... Los suelos de la habitación eran de baldosas al igual que los del cuarto de baño que parecía una habitación más. La pileta la tenía sobre lo que parecía un aparador, allí incrustada. 

Fuimos a comer a su restaurante un menú muy local. Mi marido quería cenar en la terraza central. La abren en verano para las cenas. Yo me negué a cenar en la dichosa terraza. Pasé con un bocadillo y unas bebidas del minibar. 

Al día siguiente nos fuimos. Como os dije, no aguantaba ni un día más en aquel monasterio convertido en un hotel con iglesia y todo. No nos cobraron el parking. Otra ventaja que a a mí no me compensaba el aire monacal que tenía el hotel. Ni siquiera en nuestra habitación, decorada al estilo piso bien de una ciudad de provincias, me sentí cómoda.


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El Ibis Paris Porte De Bercy, Zoo de Vincennes es un hotel que no está en el centro de París, pero está bien comunicado por metro y autobús con el resto de la ciudad. A unos 200 metros tienes una parada de metro. 

Este hotel que encuentras en la zona del Bulevar Periférico no es lujoso, pero sí es bastante cómodo si no eres muy exigente. 

A nosotros nos dieron una habitación bastante grande desde cuyas ventanas veías a lo lejos la Torre Eiffel. La habitación estaba decorada en tonos blancos. Mucho blanco por doquier. La colcha era blanca, las paredes eran blancas, las cortinas eran blancas,... Todo era blanco menos el suelo de color madera. 

La conexión wi fi de nuestro cuarto nos salió gratis. Falta nos hizo porque nos cobraron el parking. Me cogí tal cabreo cuando vi que cobraban por aparcar el coche que ni me quedé a desayunar en el hotel. Nos fuimos a desayunar en un bar que había cerca. Tampoco fuimos al restaurante del hotel. Supongo que era caro porque decían que había un chef de renombre. No nos hizo falta su comida porgue por los alrededores hay muchos bares y restaurantes donde se come bastante bien y a precio razonables. 

El hotel está bastante bien equipado. No desmerece para ser un tres estrellas. Yo le hubiera dado una estrella más porque la merece. Tienen todo muy limpio. No hace falta decirles que tienen que cambiar las sábanas todos los días como me ha pasado en algún hotel del extranjero. 

La desventaja de este hotel es su ubicación nada céntrica. Si estuviera más próximo a la zona de interés de París, sería perfecto. Nosotros fuimos sin las niñas. De haberlas llevado, sería un poco lío desplazarnos al centro de la capital francesa con dos niñas que no quieren dar un paso. Están muy acostumbradas a ir en el coche de papi o de mami y yo no estoy para conducir por París. De hecho, nos desplazamos en metro hasta el centro.


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La Residencial Horizonte - Lisboa está ubicada en la calle Augusto Aguiar, cercano a la plaza Marqués de Pombal en Lisboa, la capital del país vecino. Justo enfrente está la estación del metro, donde encuentras líneas para desplazarte por toda Lisboa de una manera bastante cómoda, sobre todo si viajas sin niños, como era mi caso. Me había desplazado a Portugal sólo con la compañía de mi santo esposo. 

Nos dieron una habitación con vistas a la calle principal. Pensé que no iba a poder dormir de noche con el ruido del tráfico y de la gente. No fue así. Cerramos las ventanas y no se escuchaba ningún ruido de fuera. Apenas escuchabas los ruidos de los aviones el aeropuerto, que está a unos 7 kilómetros del hotel. 

El edificio del hotel es antiguo, pero por dentro está mucho mejor que en lo que son las fachadas. No sólo está el hotel dentro de este edifico poco bonito, también hay oficinas. El hotel sólo tiene 53 habitaciones. 

Nuestra habitación tenía una decoración muy sencilla. Parecía un piso de los años ochenta de nuestra España. No me gustó que en vez de cama de matrimonio nos dieran dos camas unidas. No es lo mismo y menos cuando no estás acostumbrada a dormir en camas pagadas. Mejor que la habitación me pareció el cuarto de baño. Teníamos una gran bañera como en el resto de las habitaciones de la octava planta. Las habitaciones de las plantas inferiores, según nos dijeron en recepción, tenían bañeras más pequeñas. Con esto no quiero decir que el cuarto de baño fuese perfecta. Lo sería si no tuviera la ducha fija en el techo. Yo prefiero las duchas de teléfono, igual que la que tengo en casa. 

Al desayuno casi no llegamos. Terminaba a las diez y media. Un horario no digno de turistas sino de trabajadores. Era un buffet surtido al que le añadían unas tortitas para cobrarte dos euros por cada una. Mi marido aceptó la tortita y tuvimos que pagar el extra. Fue una tontería por su parte porque después de tomar un café con bollería y algo de fiambre, no hacía falta la tortita de arroz.


Wednesday, May 20, 2015

Museos y hoteles

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Hay museos de todo. Nosotros descubrimos hace poco tiempo el primer museo del mundo dedicado a un libro. Os estoy hablando del Museo del Viaje a la Alcarria de Camilo José Cela. 

Es un museo centrado en el libro de Cela que se inauguró para conmemorar los cincuenta años de la publicación de dicho libro. Está en la torre del homenaje del Castillo de Torija, en Guadalajara. 

El escritor les regaló todas las ediciones que tenía de su libro Viaje a la la Alcarria, unas ediciones que están perfectamente conservadas en el museo. También tienen los cuadernos del viaje a la Alcarria regalado por el escritor gallego. Todo está en vitrinas, muy limpio y ordenado. No es para menos teniendo las muchas visitas que tienen, cosa que me llamó la atención. Yo pensaba entrar en un museo que interesaría a poca gente, pero no es así. Cuando fuimos nosotros había hasta autobuses de turistas a las puertas del castillo para ver el museo. 

Pudimos ver las fotos del viaje de Cela, fotos del recorrido, fotos de os personajes que aparecen citados en el libro y que son o fueron reales como la vida misma. El castillo de Torija se tuvo que acondicionar para recoger todas las cosas que guarda referentes al libro de Cela. Hay objeto interesantes como, por ejemplo, los arados, rastrillos y otros aperos de labranza de la época del viaje. Mi marido se lo pasó pipa contándole a las niñas lo que era cada herramienta. A él le gustan mucho las cosas antiguas. 

A mí me gustaba más la gente que se juntó en el museo. Estaba casi hasta los topes el día que fuimos nosotros. Nos comentaron que los fines de semana suele haber bastante gente, sobre todo cuando se acerca la primavera con el buen tiempo. Cela sigue vendiendo. 

Os recomiendo este museo. Aunque sólo sea porque es el primer museo dedicado un libro, ya vele la pena hacerle una visita. También merece la pena por el castillo. Me pareció precioso.

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El Hotel Ibis Alicante está en la Avenida de Elche, 114, a casi cinco kilómetros del centro de la ciudad. Es un hotel perfecto para alojarte cerca del aeropuerto, pero no para hacer turismo de compras, y menos si no llevas coche. Este hotel queda en medio de la nada. 

Yo me alojé ola. Quería un hotel próximo al aeropuerto y barato. Justo lo que ofrece el Ibis Alicante. Es un hotel sencillo, limpio, sin lujos. 

El hotel no resultó nada ruidoso. Yo temí ano poder dormir en toda la noche porque estaba rodeado de carreteras. Afortunadamente, no se oía nada de tráfico. Pude dormir muy bien en una cama bastante cómoda de una habitación pequeña. Hubiera preferido una habitación más grande. Menos me gustó el cuarto de baño. Los sanitarios parecía un saldo de Ikea, el secador de pelo no funcionaba. Me lo cambiaron, pero el nuevo que me trajeron iba más lento que una procesión en Semana Santa. Para más inri los suelos eran de moqueta. La moqueta siempre me dio asco por limpia que la tengan. 

De moqueta también eran los suelos de los pasillos. Deberían quitarla, sobre todo en los pasillos porque se veía gastada y daba una mala imagen del hotel. 

Lo que iba bien era la conexión wi fi de mi habitación. No me cobraron extra. Tampoco me cobraron por el parking. 

Ahí quedaban las ventajas de este hotel. Cuando baje a desayunar encontré una gran desventaja en un desayuno de todo a cien. Era un desayuno de bollería industrial contada, zumos de cartón de mala calidad y café que sabía a rayos.



Monday, May 18, 2015

Mis viajes baratos

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El Parque Histórico de San Sebastián, Navalcarnero, es un parque que inauguraron en el año 2005 y en el que yo he estado varias veces con mi marido y mis hijas en uno de mis viajes baratos porque a mi santo esposo le encanta. Aprovecha para enseñarle Historia a nuestras hijas. Va por el paseo de los Personajes Ilustres contándoles quien era Isabel la Católica, el Cardenal Cisneros o el mismísimo Cristóbal Colón. Todos ellos tienen su estatua. 

Yo lo dejo con tanta Historia y me voy siempre directa al anfiteatro. siempre tuve la suerte e que cuando fuimos celebraban alguna actividad más o menos interesante. Otras veces aprovecho para llevar un libro y leer debajo de los árboles. Se está mucho mejor en la zona arbolada que en la cafetería-restaurante de este parque. Suele estar hasta los topes. 

El parque está muy centrado en la historia de Navalcarnero. Todos los personajes que tienen estatua fueron personas que hicieron algo por esta bella localidad madrileña. En su conjunto es bonito con sus zonas de árboles, su césped bien cuidado, unas fuentes que le dan vidilla y caminos que invitan a pasear por las zonas arboladas llenas de sombras. 

Os lo recomiendo. El Parque Histórico de San Sebastián, Navalcarnero, es un buen sitio para llevar la merienda y pasar una tarde de verano con los niños en Madrid. Les empiezas a hablar de los personajes de las estatuas y los dejas medio dormidos. Es lo que consigue mi marido: que a nuestras hijas les entre el sueño mientras les echa una charla digna de una facultad de Historia sobre el cardenal Cisneros.

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El Axis Vermar Conference & Beach Hotel, Póvoa de Varzim es un hotel muy concurrido en temporada alta. Nosotros nunca conseguíamos aparcar en los alrededores del hotel. Teníamos que dejar el coche bastante lejos, lo cual era un lío porque las niñas no hay manera de hacer que anden más de 100 metros sin quejarse. 

Encima nos dieron una habitación en la planta 10. digo encima porque los ascensores eran bastante lentos. entre lo que esperabas a que apareciera y el tiempo que le llevaba subir me sobraban los minutos para contarles a mis hijas el cuento de Caperucita dos veces. 

Era una habitación amplia y el cuarto de baño era igual de amplio. Nos llamó la atención lo grande que era el plato de ducha. Mi marido decía que lo habían puesto tan grande para que las familias se ducharan juntas debajo del chorro de agua. Nosotros no hicimos tal cosa aunque se podía hacer, sobre todo, si abrías el grifo que había en el techo. 

El secador de pelo era muy potente. En menos de cinco minutos tenía toda mi cabellera seca. Con los geles y champús fueron generosos. En este hotel todo es a lo grande. 

La habitación me gustó. También me gustó que nos dejaran una cafetera para preparar café e infusiones. Es cómodo y te ahorras una pasta en cafeterías. Como dice mi suegra, no hay nada mejor que un café de casa. 

La cama era de matrimonio, enorme. El armario nos llegó aunque le llené todos los estantes. Dentro del armario estaba la caja fuerte. También nos vino muy bien una mesa larga que había donde el televisor. Les hizo de mesa de juegos a mis hijas. 

La gran desventaja fue no tener wi fi en la habitación. Nos dijeron en recepción que había, pero la señal no apareció en la casi semana que estuvimos allí. Debía ser una wi fi fantasma. 

El desayuno lo servían en la planta baja. Nos pusieron bacon, salchichas, embutidos, frutas variadas, queso y hasta membrillo. El membrillo me hizo recordar las meriendas de casa de mi abuela. 

Os recomiendo este Axis Vermar Conference & Beach Hotel, Póvoa de Varzim. Es un hotel con mucho ambiente. Me parece perfecto para unas vacaciones familiares con mucho sol y mucha playa. El hotel tiene una tienda de regalos en la que yo compré regalos para toda la familia.

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A mi marido le encantan las ruinas romanas. Siempre dice que, si hubera podido elegir una época histórica para vivir, hubiera elegido el Imperio Romano. Yo hubiera preferido el Paleolítico porque no había que trabajar. Pues bien, hace poco tiempo me llevó a ver la Factoría de Salazón de Pescado El Majuelo, Almuñécar, que se supone que fue construida por los romanos. 

Está junto al Castillo. Buscas el Castillo de San Miguel y encuentras la Factoría famosa. No hay tanta ruina como descubrieron porque parte de estas ruinas fueron tapadas con tierra e hicieron por allí un museo botánico. 

Mirando las ruinas que se ven hay que reconocer que los romanos entre el siglo VI antes de Cristo y el siglo VI después de Cristo se lo montaban muy bien. Tenían una compuerta que les comunicaba la factoría con el mar, casitas para tareas administrativas, un almacén. Lo que más me gustó fue pensar que la diosa Minerva tuvo por allí un templo. Mi marido tiraba de mí para seguir el recorrido y servidora no se podía apartar de las ruinas del templo. Las religiones antiguas siempre me parecieron muy interesantes. 

Nos lo pasamos bien visitando estas ruinas. Había más ruinas de las que yo esperaba encontrar. Lo de las ruinas es echarle imaginación al asunto. Si te quedas en las piedras que ves, te parecen aburridas, pero, si empiezas a imaginar aquellas casas, aquella fábrica y aquel templo donde adoraban a la diosa Minerva la cosa se pone interesante. 

Lo que no me hizo mucha gracia fue imaginar el pescado amontonado en piletas donde se le salaban hasta las espinas. Nunca me gustó el pescado salado.

Thursday, May 14, 2015

Mis viajes por encanto por el mundo mundial

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Fez, Marruecos, es una ciudad estupenda para conocer y disfrutar si te gusta una cultura distinta a la tuya. A mí todo lo musulmán me fascina. Por eso viajo a Marruecos con cierta frecuencia. 

No es Fez distinta a otras ciudades del país vecino. Tiene calles laberínticas en la que te puedes perder con mucha facilidad. También tiene bonitas murallas y una zona peatonal muy extensa. Lo que más me gusta de Fez es que sea una ciudad para pasear. 

Nosotros siempre contratamos un guía para no perdernos por la vieja medina. El guía lo consigues en el mismo hotel donde te alojes. Es mucho más seguro que optar por cualquier desconocido que se te ofrezca de guía amateur. También pactamos precios. Nada de dejarlo para final porque una vez lo hicimos y nos salió carísimo. 

En Fez no debes perderte las mezquitas, el zoco de los curtidores, las plazas Nejjarine y Seffarine, las escuelas coránicas Bou Inania y Attarine (nosotros las vimos por fuera, yo nunca entraría en una de esas escuelas), los grandes mercados de las calles Talaa Kebira y Talaa Seguira donde puedes comprar de todo, el Mausoleo de Mulay Idrís que es precioso,la Universidad... Nos dijeron que la Universidad de Fez era la más antigua del mundo. 

Fez todavía no es una ciudad muy turística. Puedes pasear sin agobios de japoneses quitando fotos de todo lo que se mueve y de lo que no se mueve. MI marido dice que en Fez se siente como si regresara a la Edad Media. Tiene razón. El ambiente de esta ciudad es totalmente medieval. Es como si no hubiera pasado el tiempo por esta ciudad fundada en el siglo VIII. 

Nosotros pasamos mucho tiempo en los zocos de Fez el-Bali. Aproveché para hacer compras para toda la familia porque allí las cosas están tiradas de precio. Le llevé a mi suegra unos cinturones de cuero a precio de regalo. Una vez que te acostumbras al regateo, compras baratísimo. 

Tomar un café en las terrazas de la Ville Nouvelle es una delicia. Es algo que nunca me pierdo. También me gusta mucho ver como los artesanos realizan oficios olvidados en nuestra Europa. 

En Fez se come muy bien. Tienen una gastronomía marroquí que no debes perderte. A mí me encantan los dulces que hacen.

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El Hotel de las Letras, Madrid, es un hotel próximo a la Plaza de Cibeles. En conceto está en Gran Vía, 11, una ubicación perfecta para hacer turismo por la capital de España. 

Nosotros elegimos este cuatro estrellas porque tiene una fachada preciosa. Suponíamos que su interior estaría a la altura de tanta belleza externa y así fue. 

Tiene un interior muy señorial tanto en las estancias comunes como en las habitaciones. La nuestra estaba decorada en tonos cremas, con techos altos, un balcón y una ropa de cama de primera calidad. Daba gusto meterse entre las sábanas. Pude elegir en el menú de almohadas una almohada baja. Odio las almohadas altas. También pude fijarla temperatura de la calefacción. 

Este hotel parece más un cinco estrellas por las comodidades que ofrece que un cuatro estrellas. Me encantó un espejo de cuerpo entero que había en la habitación. Te permitía verte vestida de arriba abajo, igual que el espejo que tengo en mi casa. 

El cuarto de baño era tan luminoso como la habitación. Tenía iluminación natural, un auténtico lujo. Estoy cansada de hoteles con cuartos de baño que no tienen una ventana decente. En el cuarto de baño tenían toallas y geles muy bien ordenados. Tenías la sensación de que todo estaba en su sitio. Me dejaron un albornoz que coincidió que era de mi talla. Las toallas se veían nuevecitas. Los sanitarios parecían recién instalados. Había dos lavabos, lo cual nos vino de cine. Un lavabo solo se queda en nada cuando me toca compartir el cuarto de baño con mi marido. 

Os recomiendo no perderos la biblioteca de la planta baja. La tienen muy bien surtida. Pude leer libros que están en el top de ventas gratis. Pasé tanto tiempo en la biblioteca que me olvidé del jacuzzi exterior. También estuve en la cafetería de la planta superior. Tiene unas vistas preciosas de Madrid. El desayuno es un buffet de lujo, en una cafetería acristalada desde donde ves toda la calle.

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El Castillo de San Miguel, Almuñécar, fue una fortaleza romana que había sido construida en la época fenicia. También los árabes lo utilizaron como fortaleza en su día hasta que se convierte en residencia de lo sultanes granadinos en la época nazarí. Este castillo tenía una cárcel que era famosa. En ella fueron confinados los sultanes destronados, los grandes jefes militares venidos y también los ministros que caían en desgracia. 

Recibe su actual denominación cuando pasa a manos de los Reyes Católicos el año 1489. Será su nieto Carlos V quien lo amplié añadiendo un foso y un puente levadizo más los cuatro torreones que siguen adornando su fachada. 

Nosotros fuimos una vez a verlo. Por fuera lo ves desde cualquier sitio de la ciudad. Desde el castillo también ves toda la ciudad. Tiene muy buenas vistas. 

Una vez dentro subimos a uno de los torreones desde donde mi marido se cansó de tomar fotos. Una vez que acabó nos dirigimos a la Torre del Homenaje, que servía de residencia y de observación exterior. Hoy en día montaron en ella una sala de exposición. Allí nos pusieron un vídeo explicativo de la historia del Castillo de San Miguel, Almuñécar. Mucha historia para mis niñas. Me caían con el sueño. 

La verdad es que a las niñas no les gustó este castillo. Decía mi Patricia que oía a guerra. No le faltaba razón. El Patio de Armas, el Pabellón militar, la mazmorra excavada en una roca... te hacían pensar en guerras medievales. Quedé horrorizada cuando vi unos huesos humanos en el fondo de la mazmorra. Yo tenía que salir de allí cuanto antes. 

Dejamos la mazmorra y fuimos hasta los baños árabes. Yo no podía quitarme de la cabeza los restos óseos que había visto. Ni siquiera la Casa Palacio Nazarí me animó. Mi marido quería pararse a ver los restos de una mezquita. Le dije que ni hablar. No aguantaba más. El Castillo de San Miguel, Almuñécar, no es de mi gusto.

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El Dream of Zanzíbar, Tanzania, es un trozo de paraíso en África. Yo no esperaba encontrar tantas comodidades en el continente africano. Tanto es así que cuando mi marido me dijo que había hecho una reserva en un hotel de Tanzania casi le pido el divorcio. 

El hotel está en un archipiélago en el que se nota mucho el paso de los europeos. Stone Town, capital de Zanzíbar, es una ciudad oriental con sus estrechas callejuelas, bazares inolvidables, baños y palacios que recuerdan el esplendor comercial de otros tiempos. Declarada Patrimonio de la Humanidad por ser uno de los núcleos más importantes de la cultura suahili en el año 2.000 bien merece una vista. 

El hotel es un cinco estrellas que está situado en la zona norte de la isla, en la costa noreste, a una hora larga del aeropuerto ya otra hora de la capital de la isla. 

Es un hotel del grupo The Emerald Collection, rodeado de jardines exóticos en la playa Pwani Mchangani, de aguas limpias de color turquesa en pleno Océano Indico. 

Cuenta en sus instalaciones con habitaciones deluxe, habitaciones con vistas al mar, habitaciones con jacuzzi privado y tres villas con acceso directo a la playa y a sus piscinas privadas. 

Nos recibieron como si fuéramos los Reyes de España: zumos de frutas, toallas mojadas para que nos refrescáramos y sonrisas de oreja a oreja. 

Mi marido había reservado una habitación con vistas a los jardines. Era muy tranquila, pero no de las más lujosas. Estaba decorada con muebles de olmo de estilo italiano bien distribuidos a lo largo y ancho de toda la estancia. Me encantaron los albornoces. Eran suaves y esponjosos. El cuarto de baño era igual de grande que la habitación. En este hotel todo es de gran tamaño. 

Lo que no me gustó fue que nos pusieran flores en la cama. Tuve que decirles mil veces que no quería la cama con flores. Parecía un tanatorio. Ni que decir que las flores iban directas al cubo de la basura. Detesto las flores. 

En este hotel a fuerza de querer ser amables te acaban agobiando. Nos organizaron una cena con velitas en la playa que parecía una bienvenida a Drácula. Regresé a mi habitación a media cena porque no podía más. Casi todos los días íbamos a comer al restaurante italiano del hotel. Mi marido me llevó un día a uno asiático, también del hotel, pero a mí la comida asiática como que no me va mucho. 

Pese a todo os recomiendo este hotel. Aunque sólo sea para ver el lujo que hay en África destinado a los turistas ricos ya vale la pena.

Wednesday, May 13, 2015

Viajando en coche con mis hijas

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Goldcar Rental es una empresa de alquiler de coches. Nosotros recurrimos mucho a los coches alquilados cuando estamos de viaje. Son una buena opción para moverte con libertad sin depender de los taxis y otros medios de transporte público que no resultan nada cómodos cuando vas con niños. 

Por dos días de alquiler nos cobraron 79,95 euros. El coche era un Fiat Panda. No es que fuera barato, pero tampoco era un precio inasequible. Lo malo es que empezaron a sumar extras y acabamos pagando más de 200 euros. Me defraudaron. No esperaba pagar un extra por un conductor adicional y mucho menos que me considerarán una conductora joven y que me clavaran 4 euros por ese motivo. 

Me quedo con el consuelo de que el coche funcionaba bien y era muy manejable. 

La segunda vez que repetimos con esta empresa nos salió un poco más caro, pero el coche era de gama alta. Casi compensa ir a coches mejores y dejarse de coches pequeñitos que te cobran como si fueran el coche de un ministro. En esta segunda ocasión alquilamos el coche en el aeropuerto de Málaga. 

Hay empresas de alquiler de coches más baratas. Es cuestión de mirar precios. A mí me parecen un poco exagerados los extras que te cobran por cosas tan tontas como considerarte joven. MI marido quería dejar una fianza de 300 euros y no pagar el seguro a todo riesgo. Yo preferí pagar el seguro. Tal vez por eso el precio me salió un poco disparado. El chico que nos atendió nos dijo que durante la semana era más barata la tarifa, pero como lo alquilábamos de viernes a domingo nos cobraban más.


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Girona es una ciudad bien comunicada con el resto de la Península por avión, tren y autobús. A 13 kilómetros del casco urbano está el aeropuerto. 

Nosotros estuvimos en las fiestas patronales que se celebran en octubre. Estaban las calles abarrotadas de gente. Las niñas disfrutaron un montón en las atracciones que había en el parque de la Devesa. Visitamos la feria de muestras que había al lado de los tiovivos. Nos gustó mucho una especie de feria que había de artesanía. Aproveché para comprar algún cuadro de pintores desconocidos para mi colección particular. 

En mayo celebran unas fiestas de flores. Hacen copias de los monumentos más importantes de la ciudad con flores. 

Gerona tiene una catedral que está en su punto más alto. Desde allí hay muy buenas vistas y no es para menos porque hay que subir unas cien escaleras. Yo llegué hasta arriba muerta. Demasiadas escaleras para mis pies. Mi marido quería ir al Museo Episcopal que hay justo al lado de la catedral. No estaba yo para museos. 

Más me gustaron los baños árabes. Son del año 1194. Más que unos baños árabes de verdad son una imitación. Desde allí nos acercamos a los tres kilómetros y medio que hay de murallas. Es un buen sitio para quitar fotos. Mi marido se cansó de fotografiarnos a mí y a las niñas. 

Fuimos también hasta el barrio judío. No me gustó. Tiene unas calles muy estrechas. Me agobiaban. Tuvimos que salir de allí porque yo no me quitaba de encima la sensación horrible de andar perdida por una ciudad que no conozco mucho. 

Acabamos en La Casa Marieta, un restaurante muy conocido de Girona, en el que nos gusta comer por lo majos que son los camareros. Te atienden rápido y son muy amables con mis niñas.

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El Museo y Parque Arqueológico Cueva Pintada está en la ciudad de Gáldar, al noroeste de la isla de Gran Canaria. Nosotros lo visitamos en una visita nocturna que nos aconsejaron unos amigos y fue una experiencia inolvidable. 

No es más que un yacimiento que encontraron en el siglo XIX unos trabajadores agrícolas. Estaban arreglando una acequia y cayeron dentro de la cueva. Debieron quedar a cuadros mirando las pinturas antiguas que se conservan en el interior de las cuevas. 

Estas cuevas las declararon Monumento Histórico Artístico. Son cuevas excavadas en una montaña. Pero no fue hasta el año 1997 cuando se empiezan a estudiar y a conservar. 

En total hay unos cinco mil metros cuadrados de poblado. El museo te permite contemplar las viejas construcciones excavadas en las rocas. Si las ves de noche son mucho más interesantes. Nosotros fuimos por la noche una vez y ora vez de día con las niñas y no fue lo mismo. De noche parece todo mágico. 

Este museo concilia a la perfección la contemplación que hacen los visitantes y la conservación. Ves la cueva desde una especie de burbuja. ¿Y qué ves? Aperos, utensilios de labranza en una sala de exposición no muy grande. Mi marido quería explicarme para lo que los utilizaban en su día. Yo no estoy nada interesada en las labores agrícolas. Soy de las que va al supermercado y no se pregunta como se cultivan las lechugas. Mis hijas tampoco quisieron saber para qué servía una azada u otra. Somos muy urbanitas. 

Más me llamaron la atención los sellos de barro con los que se suponía que habían hecho las pinturas que albergan las cuevas. Yo le decía a mi santo esposo que no me parecía que pudieras pintar nada con aquellos trozos de barro. Debía ser una idea que tuvieron los responsables del muso para hacerlo más atractivo para los turistas. Hay gente que se cree cualquier cosa. 

Las cuevas pintadas son el pasado prehispánico de Canarias, una realidad distinta, difícil de explicar todas y cada una de las 60 viviendas que ha excavadas en las rocas o semiexcavadas. Nos dijo el guía que las pinturas habían sido hechas desde el siglo VII después de Cristo hasta el siglo XVI. 

Como os decía, hay visitas nocturnas que os recomiendo mucho. Las visitas guiadas son tanto de noche como de día. A nosotros nos llevaron a ver un laboratorio interactivo. Me abstuve de participar. Yo iba a mirar, no a hacer experimentos.

Viajando sin mi suegra y con mi suegra

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No fue nuestra estancia en el Hotel El Encinar el mejor recuerdo de nuestros viajes. Me alegré de no haber llevado las niñas porque el hotel poco tenía que ver con los hoteles donde acostumbramos alojarnos. Era como una casa pobre por dentro. 

Los muebles eran sencillos, baratos, sin ningún lujo. La habitación que nos dieron no era nada grande. Si llego a pasar allí metida un tercer día me divorcio de mi marido. No había sitio ni para abrir las maletas. Las tuvimos que dejar tal como las llevamos. Tampoco nunca metería mi ropa en aquel armario que olía como a moho. La habitación no estaba nada ventilada. Decía mi marido que le olía a casa cerrada. 

La limpieza de este pequeño hotel de sólo 19 habitaciones en Cantabria deja bastante que desear. Se nota que hacen una limpieza rápida sin pararse. Sobre el cabecero de nuestra cama había un gran abanico que tuve que quitar porque estaba a tope de polvo. Supongo que será por falta de personal esa deficiente limpieza. 

Lo único bueno que puedo decir de este hotel es que tuvieron el detalle de buscarle una escuela de surf a mi marido y en esa escuela le dejaron las tablas que no había llevado para practicar dicho deporte. Lo demás para mí fue negativo. Ni siquiera me gustó la piscina. Eran interior y apenas tenías espacio a su alrededor para salir del agua sin darte con las paredes. 

No nos quedamos a desayunar. Fue ver el desayuno y salir huyendo. Tenían una bollería industrial que parecía caducada. Las magdalenas olían que tiraban para atrás. No probé ni el café. Nos fuimos a desayunar a una cafetería que quedaba más o menos cerca.

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El Apartamento Sevilla Rental Apartments resulta cómodo para pasar unos días de vacaciones familiares. Nosotros nos alojamos en este apartamento que queda a unos 800 metros de la Catedral de Sevilla un fin de semana que viajamos a la capital andaluza con mi suegra. 

No me gustaron mucho los cabeceros de la camas. Eran grandes y ostentosos. El resto de la decoración me pareció correcta: entre lo clásico y lo moderno. Las paredes estaban pintadas de color crema, las puertas de blanco y los suelos eran tarima de madera que se veía poco usada. 

En la pequeña cocina mi suegra encontró todos los electrodomésticos que necesitaba además de menaje de cocina suficiente para sentirse como en su casa. La cocina e tiene en su piso de divorciada no es más grande. 

El apartamento está en un edificio antiguo de una zona tranquila de Sevilla. Apenas oyes los ruidos de la calle de noche si dejas bien cerradas las ventanas. 

Os recomiendo estos apartamentos de la Calle Esmeralda. Son muy cómodos. Tienes mucha más intimidad que en los hoteles. Nosotros les dijimos que hacíamos la limpieza y evitamos tener que sufrir interrupciones que, muchas veces, más que facilitarte la vida te la entorpecen. 

No son apartamentos grandes. Como mucho tienen dos habitaciones. Dos habitaciones tenía el nuestro, pero el salón era bastante grande y tenía unos sillones muy cómodos. Es lo que siempre mira mi marido porque yo soy de las que envían al marido al sofá cuando me canso de aguantarlo. 

En el salón durmieron las niñas. Las otras dos habitaciones fueron para nosotros y para mi suegra. Ella si no tiene una habitación para sí misma no viaja.

Wednesday, May 06, 2015

Mis viajes con mi familia feliz

1

Le Café des Chats, París, es un restaurante que llama la atención por la gran cantidad de gatos que tiene. Con esto no quiero decir que me guste. Estuve en este restaurante una vez con una amiga y no pienso volver. Los camareros me dijeron que los gatos estaban desparasitados, pero a mí me daba asquito tanto gato merodeando las mesas. 

Está en el número 16 de la rue Michel Le Comte, en el tercer distrito. Está cerca de la île de la Cité, donde se encuentra la catedral de Nôtre Dame. 

Es un restaurante más pensado para los gatos que cobija que para los clientes. Te dicen que no debes darles de comer, ni sacarles fotos con flash y mucho menos llamarlos para que se te acerquen. Nada de eso hice. 

Lo de darles comida no os lo aconsejo dados los precios de este restaurante. Me clavaron 45 euros por un croque monsieur "à l'ancienne", que es un sandwich mixto, acompañado por una ensalada, una agua y un té verde. Me consolé pensando que la ensalada era como para toda la familia y el sandwich llegaba para dos personas. 

No os recomiendo ni os dejo de recomendar este restaurante donde los gatos son los reyes. Si te gustan los gatos, es tu restaurante. Los gatos están acostumbrados a moverse entre la clientela de este restaurante de fachada sencilla y decoración minimalista. No molestan. Lo único que te puede molestar es el asco que nos dan a las personas que no estamos acostumbrada a comer rodeadas por animales salvados del abandono en la calle por los dueños de un restaurante peculiar.

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2

El Casco Antiguo de Cáceres, Cáceres, es un casco histórico lleno de encanto que vale la pena visitar en familia y sin ser en familia también. Lo tienen muy bien cuidado. No me extraña que lo hayan proclamado patrimonio de la Humanidad. 

Cáceres es una ciudad que tiene pinturas rupestres del Paleolítico, cerámica estupenda del Neolítico, losas con motivos guerreros de la Edad del Hierro, verracos vetones, restos de la romana Norba Caesarina, la muralla y los aljibes, las casas fuertes medievales y palacios renacentistas en los que te vienen ganas de irte a vivir con sólo verlos, la Concatedral,… Es una ciudad con mucha cultura. 

Nosotros en nuestro paseo por Cáceres dejamos el coche en un parking que hay en la afueras del casco histórico, cerca de la plaza Mayor, e iniciamos la caminata con las niñas. 

En la Plaza Mayor admiramos los edificios administrativos, entiéndase el Ayuntamiento, hoteles con encanto, edificios de viviendas de vecinos de diferentes épocas que conservan sus soportales riginarios del siglo XVI y edificios religiosos , como la recoleta ermita de la Paz. Mi marido le sacó fotos a las niñas delante del tramo visible de la muralla donde se asienta la torre de Bujaco, a la que pudimos acceder a través del arco barroco de la Estrella. 

En el el Arco de la Estrella, había una placa conmemorativa que indica que allí mismo los Reyes Católicos, primero Isabel en 1477 y después Fernando en 1479, juraron los Fueros y privilegios. Mi marido se lo explico a las niñas y casi las duerme. Las dos salieron a mí. Les gusta el turismo de compras, no el de monumentos. 

Encima cuando llegamos a la plaza de Santa María casi morimos las tres al ver tantas cigüeñas. Mi marido se partía de risa. A mí no me hacía ninguna gracia tanto bicho volador. Acabe dentro de la oficina de Información Turística no por preguntar sino por esconderme de tanto pajarraco. La chica de información me contaba las maravillas de Cáceres y yo no me podía sacar de la cabeza los bichos raro que volaban por allí encima. 

Mi marido consiguió convencerme para que fuéramos al Palacio de Carvajal que está allí mismo. Fue donde acabó nuestra visita. Miramos una maqueta antigua de la ciudad y nos fuimos.

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3

El Madreat Street Food Market, Madrid, es un mercado gastronómico que está en su VI Edición y nos permite comer en la calle la comida que ofrecen veinte puestos distintos. Es lo que llaman food trucks, es decir, camiones de comida callejera. 

A mí me encantan. Me parecen muy práctico para comer algo rápido a un precio razonable. Es una pena que sólo esté el mes de abril. Deberían estar siempre estos camiones de comida callejera. 

Este año lo han instalado en los jardines del Complejo de Azca, cerca del paseo de la Castellana. Han abierto viernes, sábado y domingo. 

Yo conozco estos camiones de EEUU. Allí están en auge. Aquí, en cambio, los ponen más como reclamo turístico que como otra cosa. 

Llevé a las niñas para que vieran cómo se podía comer una buena comida en la calle. Creo que no lo entendieron mucho. Para ellas tanto camión colorido era como una verbena en pleno centro de Madrid. 

Tenían todo tipo de productos. Nosotras comimos unos preparados de pollo con zumos naturales y unas tartas diminutas. Había mucha comida de chef. Esto no pasa en EEUU, donde puedes comer comida más de andar por casa. 

Yo creo que estos camiones de comida deberían ser más de menú del día. El toque que le dan turístico les quita su gracia. No sé a qué vienen los cursos de cocina en directo o las demostraciones de cocina, y lo de las catas de vino y cerveza ya me parece totalmente fuera de lugar. 

Aquello parecía un circo. Lo mejor fue que mis hijas se lo pasaron pipa. Nos llevamos para el hotel unos perritos calientes del Feltman's Hot Dogs y unos bocadillos de calamares del K'Lamardo. Con eso arreglamos la cena.


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