1
No fue nuestra estancia en el Hotel El Encinar el mejor recuerdo de nuestros viajes. Me alegré de no haber llevado las niñas porque el hotel poco tenía que ver con los hoteles donde acostumbramos alojarnos. Era como una casa pobre por dentro.
Los muebles eran sencillos, baratos, sin ningún lujo. La habitación que nos dieron no era nada grande. Si llego a pasar allí metida un tercer día me divorcio de mi marido. No había sitio ni para abrir las maletas. Las tuvimos que dejar tal como las llevamos. Tampoco nunca metería mi ropa en aquel armario que olía como a moho. La habitación no estaba nada ventilada. Decía mi marido que le olía a casa cerrada.
La limpieza de este pequeño hotel de sólo 19 habitaciones en Cantabria deja bastante que desear. Se nota que hacen una limpieza rápida sin pararse. Sobre el cabecero de nuestra cama había un gran abanico que tuve que quitar porque estaba a tope de polvo. Supongo que será por falta de personal esa deficiente limpieza.
Lo único bueno que puedo decir de este hotel es que tuvieron el detalle de buscarle una escuela de surf a mi marido y en esa escuela le dejaron las tablas que no había llevado para practicar dicho deporte. Lo demás para mí fue negativo. Ni siquiera me gustó la piscina. Eran interior y apenas tenías espacio a su alrededor para salir del agua sin darte con las paredes.
No nos quedamos a desayunar. Fue ver el desayuno y salir huyendo. Tenían una bollería industrial que parecía caducada. Las magdalenas olían que tiraban para atrás. No probé ni el café. Nos fuimos a desayunar a una cafetería que quedaba más o menos cerca.
Los muebles eran sencillos, baratos, sin ningún lujo. La habitación que nos dieron no era nada grande. Si llego a pasar allí metida un tercer día me divorcio de mi marido. No había sitio ni para abrir las maletas. Las tuvimos que dejar tal como las llevamos. Tampoco nunca metería mi ropa en aquel armario que olía como a moho. La habitación no estaba nada ventilada. Decía mi marido que le olía a casa cerrada.
La limpieza de este pequeño hotel de sólo 19 habitaciones en Cantabria deja bastante que desear. Se nota que hacen una limpieza rápida sin pararse. Sobre el cabecero de nuestra cama había un gran abanico que tuve que quitar porque estaba a tope de polvo. Supongo que será por falta de personal esa deficiente limpieza.
Lo único bueno que puedo decir de este hotel es que tuvieron el detalle de buscarle una escuela de surf a mi marido y en esa escuela le dejaron las tablas que no había llevado para practicar dicho deporte. Lo demás para mí fue negativo. Ni siquiera me gustó la piscina. Eran interior y apenas tenías espacio a su alrededor para salir del agua sin darte con las paredes.
No nos quedamos a desayunar. Fue ver el desayuno y salir huyendo. Tenían una bollería industrial que parecía caducada. Las magdalenas olían que tiraban para atrás. No probé ni el café. Nos fuimos a desayunar a una cafetería que quedaba más o menos cerca.
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2
El Apartamento Sevilla Rental Apartments resulta cómodo para pasar unos días de vacaciones familiares. Nosotros nos alojamos en este apartamento que queda a unos 800 metros de la Catedral de Sevilla un fin de semana que viajamos a la capital andaluza con mi suegra.
No me gustaron mucho los cabeceros de la camas. Eran grandes y ostentosos. El resto de la decoración me pareció correcta: entre lo clásico y lo moderno. Las paredes estaban pintadas de color crema, las puertas de blanco y los suelos eran tarima de madera que se veía poco usada.
En la pequeña cocina mi suegra encontró todos los electrodomésticos que necesitaba además de menaje de cocina suficiente para sentirse como en su casa. La cocina e tiene en su piso de divorciada no es más grande.
El apartamento está en un edificio antiguo de una zona tranquila de Sevilla. Apenas oyes los ruidos de la calle de noche si dejas bien cerradas las ventanas.
Os recomiendo estos apartamentos de la Calle Esmeralda. Son muy cómodos. Tienes mucha más intimidad que en los hoteles. Nosotros les dijimos que hacíamos la limpieza y evitamos tener que sufrir interrupciones que, muchas veces, más que facilitarte la vida te la entorpecen.
No son apartamentos grandes. Como mucho tienen dos habitaciones. Dos habitaciones tenía el nuestro, pero el salón era bastante grande y tenía unos sillones muy cómodos. Es lo que siempre mira mi marido porque yo soy de las que envían al marido al sofá cuando me canso de aguantarlo.
En el salón durmieron las niñas. Las otras dos habitaciones fueron para nosotros y para mi suegra. Ella si no tiene una habitación para sí misma no viaja.
No me gustaron mucho los cabeceros de la camas. Eran grandes y ostentosos. El resto de la decoración me pareció correcta: entre lo clásico y lo moderno. Las paredes estaban pintadas de color crema, las puertas de blanco y los suelos eran tarima de madera que se veía poco usada.
En la pequeña cocina mi suegra encontró todos los electrodomésticos que necesitaba además de menaje de cocina suficiente para sentirse como en su casa. La cocina e tiene en su piso de divorciada no es más grande.
El apartamento está en un edificio antiguo de una zona tranquila de Sevilla. Apenas oyes los ruidos de la calle de noche si dejas bien cerradas las ventanas.
Os recomiendo estos apartamentos de la Calle Esmeralda. Son muy cómodos. Tienes mucha más intimidad que en los hoteles. Nosotros les dijimos que hacíamos la limpieza y evitamos tener que sufrir interrupciones que, muchas veces, más que facilitarte la vida te la entorpecen.
No son apartamentos grandes. Como mucho tienen dos habitaciones. Dos habitaciones tenía el nuestro, pero el salón era bastante grande y tenía unos sillones muy cómodos. Es lo que siempre mira mi marido porque yo soy de las que envían al marido al sofá cuando me canso de aguantarlo.
En el salón durmieron las niñas. Las otras dos habitaciones fueron para nosotros y para mi suegra. Ella si no tiene una habitación para sí misma no viaja.
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