El Gresham Hotel HSD Londres es un hotel de Londres pensado para turistas con poco dinero. Nosotros acabamos en este hotel un día que fuimos en plan pareja joven que ha dejado los niños en nuestra España y no quiere gastar mucha pasta en una estancia de fin de semana en la capital inglesa. Una de nuestras experiencias de turistas pobres, como dice mi marido. Fue de película.
Nos dieron una habitación tirando a pequeña que recordaba la habitación de una monja en un convento. El suelo era de parquet, la cama parecía sacada de un Ikea de antigüedades recientes, había una cortina que aspiraba a cortinón de palacio y se quedaba en una especie de pegote colorido, pero valía para sacar la luminosidad de la habitación para poder dormir.
Lo de poder dormir es un decir. El hotel está tan mal insonorizado que escuchas a los vecinos de cuarto como si no hubiera un tabique de por medio. A nosotros nos tocaron como vecinos unos chicos, también españoles, que habían ido a Londres a un concierto. No os quiero ni contar la noche que nos dieron. Mi marido decía que debíamos sumarnos a su fiesta. Me negué. Las fiestas de adolescentes ruidosos no van conmigo.
Menos mal que el personal del hotel era amable. Te trataban como si fueras una princesa venida a menos. Muchas sonrisas y muchas ganas de ayudar. A mí me ofrecieron unos tapones para los oídos para poder conciliar el sueño. No se los acepté. Mejor escuchar ruidos que tapar las orejas.
Nuestra habitación era de las mejores. Según nos contaron, las de la planta baja ni tenían las vistas que tenía la nuestra ni estaban bien ventiladas. Vi como un turista sueco se quejaba de la humedad que había en su cuarto. Me sentí afortunada. La humedad siempre me dio dolor de huesos. Hubiera tenido que irme a otro hotel.
La ubicación del hotel es muy buena. Te queda cerca el famosos Hyde Park. Es una zona en la que hay muchos hoteles. Por eso os lo recomiendo. No te sale caro y te quedan todos los sitios de interés de Londres cerca.
Nos dieron una habitación tirando a pequeña que recordaba la habitación de una monja en un convento. El suelo era de parquet, la cama parecía sacada de un Ikea de antigüedades recientes, había una cortina que aspiraba a cortinón de palacio y se quedaba en una especie de pegote colorido, pero valía para sacar la luminosidad de la habitación para poder dormir.
Lo de poder dormir es un decir. El hotel está tan mal insonorizado que escuchas a los vecinos de cuarto como si no hubiera un tabique de por medio. A nosotros nos tocaron como vecinos unos chicos, también españoles, que habían ido a Londres a un concierto. No os quiero ni contar la noche que nos dieron. Mi marido decía que debíamos sumarnos a su fiesta. Me negué. Las fiestas de adolescentes ruidosos no van conmigo.
Menos mal que el personal del hotel era amable. Te trataban como si fueras una princesa venida a menos. Muchas sonrisas y muchas ganas de ayudar. A mí me ofrecieron unos tapones para los oídos para poder conciliar el sueño. No se los acepté. Mejor escuchar ruidos que tapar las orejas.
Nuestra habitación era de las mejores. Según nos contaron, las de la planta baja ni tenían las vistas que tenía la nuestra ni estaban bien ventiladas. Vi como un turista sueco se quejaba de la humedad que había en su cuarto. Me sentí afortunada. La humedad siempre me dio dolor de huesos. Hubiera tenido que irme a otro hotel.
La ubicación del hotel es muy buena. Te queda cerca el famosos Hyde Park. Es una zona en la que hay muchos hoteles. Por eso os lo recomiendo. No te sale caro y te quedan todos los sitios de interés de Londres cerca.
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