Saturday, October 03, 2015

Mis vacaciones en los pueblos más pintorescos de España

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En Río Onyar, Girona, encuentras las casas más pintorescas de esta ciudad catalana. La imagen de las casas colgadas sobre el río Oñar es inolvidable. Mis hijas nos preguntaban si iban a caerse al río. Las niñas tienen mucha imaginación. la verdad es que lo parecía. Yo no hubiera querido vivir en una de aquellas casas. 

También fuimos hasta la catedral de Sant Feliu, pero la catedral no es comparable en belleza a la que tienen las coloridas casas construidas en los siglos XIX y XX. 

Son casas de distintos tamaños. Hace poco tiempo que volvieron a pintar sus fachadas. Aquello parece la obra de un pintor famoso. Son todo un cuadro. 

Las tienen muy cuidadas. Las persianas son de madera, enrollables. A mi marido le chifló la Casa Masó. Destaca sobre las otras casas con su fachada blanca y su gran tamaño. Fuimos a verla por dentro. Alberga la Fundación Rafael Masó. Me gustó mucho su decoración modernista. Los ricos siempre tuvieron buen gusto. Había una visita guiada, pero nosotros la recorrimos un poco por nuestra cuenta. Los guías le quitan emoción a la cosa. 

Nuestro recorrido continuó por el Barri Vell, dentro de las murallas medievales y por los principales monumentos de la ciudad. Fuimos hasta la catedral gótica. Es impresionante. 

Os recomiendo visitar El Río Onyar en Girona. No debes perderte el Paseo de la Muralla, el laberinto de calles del Call o barrio judío. Me llamó la atención lo bien conservado que lo tienen. Parecía que iban a salir de las casas los judíos de otros tiempos. 

Nosotros pasamos un día inolvidable visitando las famosas casas,paseando por las pequeñas y estrechas calles de esta localidad catalana, entrando en las plazas porticadas y contemplando los bellos edificios. Seguro que volvemos.

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El Cabogata Garden Hotel & Spa, Retamar, es un hotel que está en el Cabo de Gata, en Almería, una zona privilegiada para unas vacaciones inolvidables, como la semana que pasamos nosotros por allí. 

Es un cuatro estrellas que no te llama mucho la atención por fuera, quitando lo de la forma de U del edificio. Dentro tampoco es un hotel que te enamore. 

Lo que más me llamó la atención fue la amplitud de la zona de piscinas y solárium bastante amplia. No frecuenté mucho esa zona. Sólo fui un par de veces al quiosco cafetería que hay en medio de las piscinas y me apunté a las sombrillas de cáñamo que hay como hamacas, para saber si eran cómodas. Lo eran. 

Mi marido llevó a las niñas a los espectáculos que hacían para los más pequeños en esta zona de piscinas. A las crías les gustó la animación. Yo pasé porque prefiero animarme sola. 

Aproveché esas actividades de animación para pasar un tiempo en el centro Spa & Wellness que tienen equipado con sauna, jacuzzi, baño turco, circuito termal, sala de relajación y un amplio programa de masajes y tratamientos corporales. Me dejaron nueva. Con una única sesión se me fue todo el estrés. 

Tan relajada quedé que al día siguiente me apunté en las instalaciones deportivas al tenis, fútbol, baloncesto, pádel, voleibol y hasta fui al gimnasio con mi santo esposo. 

Lo peor fue nuestra habitación. No tuvimos un momento de tranquilidad. La insonorización era horrible. Oías la animación que hacían en las piscinas como si estuvieras abajo disfrutándola. Me arrepentí de haber pedido una habitación con vistas a las piscinas. 

La habitación tenía una decoración muy funcional. Todos los muebles eran de haya, tipo muebles de Ikea y los suelos eran tarima de madera. La misma sencillez se repetía en los textiles: cortinas a rayas y colchas estampadas. En las paredes había láminas enmarcadas, dando un toque un tanto moderno a la habitación. 

Me desagradó comprobar que la cama de matrimonio era en realidad una unión de dos camas individuales. Acabamos separando las dos camas y durmiendo en el sofá-cama. Las camas individuales se las dejamos a las niñas. 

Lo peor fue el aire acondicionado. Cuando estaba puesto un buen rato, empezaba a gotear. Tuve que llamar a recepción para que vinieran a arreglarlo. Lo que no me cambiaron fue el televisor. Teníamos el televisor más antiguo del mundo mundial. Decían que no tenían otro mejor. De la conexión wi fi mejor no hablo. En teoría la había, pero a nuestra habitación no llegaba. 

El cuarto de baño era un horror. Fue ver la cortina de la ducha y quitarla. Las cortinas en los cuartos de baños siempre me dan asco por limpias que las tengan. 

No os recomiendo ni os dejo de recomendar el Cabogata Garden Hotel & Spa, Retamar. Está bien para ir con niños porque te los animan todo el día en la zona de las piscinas. No está bien si quieres tener una habitación que valga la pena y disfrutar de un cuarto de baño con sanitarios nuevos. Este hotel necesita a gritos una remodelación.

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