1
Los Lolo Polos Artesanos son unos helados que están muy buenos. Es una pena que sólo los vendan en Madrid. Tienen un pequeño local en Malasaña. Supongo que se expandirán cuando sean más conocidos. Su producto es ideal para ser franquiciado.
Yo conocí estos helados gracias a mi hermana. Se preocupa muchos por la salud y no quería que sus hijos comieran los polos de toda la vida que te venden en bares, tiendas y supermercados. Dice mi hermana que tienen mucho azúcar. No le falta razón. Los Lolo Polos Artesanos también tienen azúcar, pero, como los hacen de manera artesana, como que le parecen mejores.
Son polos artesanos hechos a mano con ingredientes frescos y cien por cien naturales. Esto se nota en su sabor. También notas que los hacen sin colorantes, conservantes, ni aditivos artificiales.
Mis hijas los comen sin protestar. Son dulces, y esto es lo importante para ellas. No los comerían si los encontraras sosos.
Los responsables de esta heledaría madrileña se toman su trabajo muy en serio. No es la típica heladería perdida en una calle olvidada de un barrio de Madrid más o menos conocido. Tienen web y actualizan mucho su perfil en el Facebook. Lo animan con concursos y les piden a sus seguidores ideas para meterles ingredientes nuevos a sus polos artesanales.
Yo no he participado en ningún concurso. No suelo caer en esta técnica de marketing. Compro un producto porque me gusta, no por los regalos que pueda llevar aparejados.
Os recomiendo estos Lolo Polos Artesanos. Están sabrosos. Los hacen con fruta natural triturada, exprimida y aromatizada con especias y hierbas naturales. Es una pena que no los vendan también sin azúcar. Mi cuñada y yo siempre discutimos sobre la cantidad de azúcares que tienen. Yo creo que llevan más azúcar que los polos industriales. La fruta tiene fructosa al por mayor.
Lo que recomiendo más es la heladería. me gusta el local. Lo decoraron con colores blanco y rosa palo. Es un local muy enfocado hacia los más pequeños de la casa. Mis hijas y mis sobrinos se te meten en la heladería y en vez de pedir un helado pro cabeza te piden mínimo dos helados.
Yo conocí estos helados gracias a mi hermana. Se preocupa muchos por la salud y no quería que sus hijos comieran los polos de toda la vida que te venden en bares, tiendas y supermercados. Dice mi hermana que tienen mucho azúcar. No le falta razón. Los Lolo Polos Artesanos también tienen azúcar, pero, como los hacen de manera artesana, como que le parecen mejores.
Son polos artesanos hechos a mano con ingredientes frescos y cien por cien naturales. Esto se nota en su sabor. También notas que los hacen sin colorantes, conservantes, ni aditivos artificiales.
Mis hijas los comen sin protestar. Son dulces, y esto es lo importante para ellas. No los comerían si los encontraras sosos.
Los responsables de esta heledaría madrileña se toman su trabajo muy en serio. No es la típica heladería perdida en una calle olvidada de un barrio de Madrid más o menos conocido. Tienen web y actualizan mucho su perfil en el Facebook. Lo animan con concursos y les piden a sus seguidores ideas para meterles ingredientes nuevos a sus polos artesanales.
Yo no he participado en ningún concurso. No suelo caer en esta técnica de marketing. Compro un producto porque me gusta, no por los regalos que pueda llevar aparejados.
Os recomiendo estos Lolo Polos Artesanos. Están sabrosos. Los hacen con fruta natural triturada, exprimida y aromatizada con especias y hierbas naturales. Es una pena que no los vendan también sin azúcar. Mi cuñada y yo siempre discutimos sobre la cantidad de azúcares que tienen. Yo creo que llevan más azúcar que los polos industriales. La fruta tiene fructosa al por mayor.
Lo que recomiendo más es la heladería. me gusta el local. Lo decoraron con colores blanco y rosa palo. Es un local muy enfocado hacia los más pequeños de la casa. Mis hijas y mis sobrinos se te meten en la heladería y en vez de pedir un helado pro cabeza te piden mínimo dos helados.
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2
El Parador de Trujillo está en un convento del siglo XVI que te hace sentir un poco monja entre sus paredes de piedra que han conocido otras realidades antaño. Está en la calle Santa Beatriz de Silva, 1, en Trujillo, una bonita localidad de la provincia de Cáceres.
A mi chico le gustó mucho el ambiente monacal, tranquilo que hay en el Parador. Últimamente le gusta mucho la tranquilidad. A mí, en cambio, me gusta la vidilla, el jolgorio.
Este Parador es ideal para pensar y agobiarte. Vas andando por sus bonitos claustros y te acuerdas hasta de las anécdotas de tu infancia. Mis hijas paseaban en silencio por los claustros. Yo no me lo creía.
Nos quedamos a comer en el restaurante del Parador. Nos sirvieron una sopa de tomate al comino que me puso el estómago del revés. El tomate en sopa no me sienta nada bien. Nunca lo había comido así. La primera vez y la última. No pienso volver a repetir un plato de la dichosa sopa de tomate al comino. Más me gustó el cordero al horno. Estaba blandito y rico. Lo mismo puedo decir del cabrito al horno que pedimos al día siguiente. Las raciones eran generosas. Donde acortaban un poco era en los entrantes. Las lonchas de jamones ibéricos te las ponían contantes y en quesos con denominación de origen de la zona tampoco eran generosos.
Mi chico se apuntó a una visita a Trujillo en coche de época con guía incluida. Yo quedé en el Parador. No me apetecía dar la nota. Tampoco fui de visita guiada a un recorrido de iglesias, Casa Museo Pizarro, castillo y murallas. Preferí quedarme en las tumbonas de la piscina leyendo. Mis hijas también se quedaron. Ellas nadaban y yo leía.
Falta me hacía relajarme porque la habitación que nos dieron me puso de los nervios. Era una habitación grande que olía a monjas encerradas. La cama era inmensa, pero tenía un cabecero que metía miedo con unas imágenes religiosas. Sólo estuvimos dos días. Si llego a estar más tiempo, acabo en el psiquiatra.
Nos os recomiendo el Parador de Trujillo. Es mejorable. Si le quitaran lo que tiene de religioso en su decoración, mejoraría mucho. Yo aquellos cabeceros de las camas los tiraba al punto limpio sin pensarlo dos veces.
A mi chico le gustó mucho el ambiente monacal, tranquilo que hay en el Parador. Últimamente le gusta mucho la tranquilidad. A mí, en cambio, me gusta la vidilla, el jolgorio.
Este Parador es ideal para pensar y agobiarte. Vas andando por sus bonitos claustros y te acuerdas hasta de las anécdotas de tu infancia. Mis hijas paseaban en silencio por los claustros. Yo no me lo creía.
Nos quedamos a comer en el restaurante del Parador. Nos sirvieron una sopa de tomate al comino que me puso el estómago del revés. El tomate en sopa no me sienta nada bien. Nunca lo había comido así. La primera vez y la última. No pienso volver a repetir un plato de la dichosa sopa de tomate al comino. Más me gustó el cordero al horno. Estaba blandito y rico. Lo mismo puedo decir del cabrito al horno que pedimos al día siguiente. Las raciones eran generosas. Donde acortaban un poco era en los entrantes. Las lonchas de jamones ibéricos te las ponían contantes y en quesos con denominación de origen de la zona tampoco eran generosos.
Mi chico se apuntó a una visita a Trujillo en coche de época con guía incluida. Yo quedé en el Parador. No me apetecía dar la nota. Tampoco fui de visita guiada a un recorrido de iglesias, Casa Museo Pizarro, castillo y murallas. Preferí quedarme en las tumbonas de la piscina leyendo. Mis hijas también se quedaron. Ellas nadaban y yo leía.
Falta me hacía relajarme porque la habitación que nos dieron me puso de los nervios. Era una habitación grande que olía a monjas encerradas. La cama era inmensa, pero tenía un cabecero que metía miedo con unas imágenes religiosas. Sólo estuvimos dos días. Si llego a estar más tiempo, acabo en el psiquiatra.
Nos os recomiendo el Parador de Trujillo. Es mejorable. Si le quitaran lo que tiene de religioso en su decoración, mejoraría mucho. Yo aquellos cabeceros de las camas los tiraba al punto limpio sin pensarlo dos veces.
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3
El Museo del orinal de Ciudad Rodrigo no me gustó mucho. Ver orinales por todas partes deprime. Tienen orinales de todo tipo: de metal, de plástico, metidos en una silla de madera, decorados con flores, decorados con motivos geométricos, con colores lisos, más oscuros...
Yo fui a este museo que está en un edificio antiguo de Ciudad Rodrigo porque mi chico se empeñó. Le habían hablado de él y quería verlo. Se cansó de hacerles fotos a los orinales.
No es un museo que tenga mucho éxito. Cuando fuimos nosotros sólo había dos o tres personas más mirando los orinales. Supongo que lo financiaran con las subvenciones de alguna administración pública. Con las entradas no tienen para mucho.
Lo mejor de este museo es su edificio construido en piedra del siglo XVIII, que fue en su día parte del Seminario Diocesano San Cayetano de Ciudad Rodrigo (Salamanca). El museo ocupa ocho salas distribuidas en lade como yo me temía cuando vi el edificio pro fuera. Pensé que estaba lleno de orinales hasta el techo. No es el caso. al final, lo ves rápido. Nosotros en quince minutos ya habíamos visto todo lo que había que ver.
Los orinales que más me llamaron la atención fueron los que tenían unas tapas como las potas. Era lo que parecían: ollas floridas. Los ponían en un escaparate de una tienda de ollas y se los comprarían para hacer un asado.
No os recomiendo ni os dejo de recomendar el Museo del Orinal de Ciudad Rodrigo, en la provincia de Salamanca. Está situado en la zona monumental , concretamente en la Plaza de Herrasti s/n, junto a la catedral de Santa María y la muralla. Es fácil de encontrar.
El Museo es original. Eso no se le puede negar. Pero, la verdad, es que hay museos de todo lo habido y por haber. La gente le echa mucha imaginación al asunto.
Yo fui a este museo que está en un edificio antiguo de Ciudad Rodrigo porque mi chico se empeñó. Le habían hablado de él y quería verlo. Se cansó de hacerles fotos a los orinales.
No es un museo que tenga mucho éxito. Cuando fuimos nosotros sólo había dos o tres personas más mirando los orinales. Supongo que lo financiaran con las subvenciones de alguna administración pública. Con las entradas no tienen para mucho.
Lo mejor de este museo es su edificio construido en piedra del siglo XVIII, que fue en su día parte del Seminario Diocesano San Cayetano de Ciudad Rodrigo (Salamanca). El museo ocupa ocho salas distribuidas en lade como yo me temía cuando vi el edificio pro fuera. Pensé que estaba lleno de orinales hasta el techo. No es el caso. al final, lo ves rápido. Nosotros en quince minutos ya habíamos visto todo lo que había que ver.
Los orinales que más me llamaron la atención fueron los que tenían unas tapas como las potas. Era lo que parecían: ollas floridas. Los ponían en un escaparate de una tienda de ollas y se los comprarían para hacer un asado.
No os recomiendo ni os dejo de recomendar el Museo del Orinal de Ciudad Rodrigo, en la provincia de Salamanca. Está situado en la zona monumental , concretamente en la Plaza de Herrasti s/n, junto a la catedral de Santa María y la muralla. Es fácil de encontrar.
El Museo es original. Eso no se le puede negar. Pero, la verdad, es que hay museos de todo lo habido y por haber. La gente le echa mucha imaginación al asunto.
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4
El Servigroup Marina Playa, Mojácar, es un hotel de cuatro estrellas ubicado en Mojácar. Hay otro hotel de la misma cadena, El Marina Mar, pero a mí me gusta más el Marina Playa. Manías mías.
Este hotel está en la Urbanización Marina de la Torre, muy cerca del pueblo de Mojácar. Puedes ir andando. No te cansas nada con la caminata. A mí me gusta mucho la zona de playa de Mojácar. Es una zona tranquila para ir a comer o a pasear. Puedes acercarte en un autobús que pasa por delante del hotel. Nosotros íbamos en coche porque mis hijas no están acostumbradas a los autobuses. Son muy señoritas.
El hotel es enorme. Cuando nos alojamos nosotros estaba hasta los topes. Era Semana Santa y la gente se sumaba al turismo de sol y playa aprovechando el buen tiempo. El hotel tiene 334 habitaciones, todas con terraza. Nos dieron a elegir entre una habitación con vistas al mar y otra con vistas al campo de golf. Pedí la que tenía vistas al mar. El golf no me gusta. Era una habitación de las mejores del hotel, con bañera de hidromasaje y con jacuzzi privado en la terraza. No te hacía falta ni bajar a la piscina.
Aún así bajamos. Tenía tres piscinas de agua salada que estaban muy bien. La cuarta piscina era de agua normal. La gente iba más a las piscinas de agua salada.
Os lo recomiendo. El Servigroup Marina Playa, Mojácar es perfecto para unas vacaciones de sol y playa en familia. Yo prefiero hoteles más tranquilos, menos concurridos, pero a mis niñas les encantan las multitudes. Están en su salsa en un hotel lleno de críos y con mucha animación para los más pequeños.
Nuestra habitación tenía dos camas de 1,35 metros, casi de matrimonio de verdad. La decoración era sencilla y más funcional que lujosa. Los suelos eran de tarima. La habitación tenía un buen aire acondicionado y una calefacción que no hacía falta con aquellos calores, televisión plana grande y un minibar bien surtido.
El baño era moderno, aunque no tenía mampara en la ducha. La eché en falta. Otra desventaja a destacar es que los amenities nos fueron algo escasos. Menos mal que había un secador de pelo que funcionaba bien. Me había dejado el mío en casa.
Este hotel está en la Urbanización Marina de la Torre, muy cerca del pueblo de Mojácar. Puedes ir andando. No te cansas nada con la caminata. A mí me gusta mucho la zona de playa de Mojácar. Es una zona tranquila para ir a comer o a pasear. Puedes acercarte en un autobús que pasa por delante del hotel. Nosotros íbamos en coche porque mis hijas no están acostumbradas a los autobuses. Son muy señoritas.
El hotel es enorme. Cuando nos alojamos nosotros estaba hasta los topes. Era Semana Santa y la gente se sumaba al turismo de sol y playa aprovechando el buen tiempo. El hotel tiene 334 habitaciones, todas con terraza. Nos dieron a elegir entre una habitación con vistas al mar y otra con vistas al campo de golf. Pedí la que tenía vistas al mar. El golf no me gusta. Era una habitación de las mejores del hotel, con bañera de hidromasaje y con jacuzzi privado en la terraza. No te hacía falta ni bajar a la piscina.
Aún así bajamos. Tenía tres piscinas de agua salada que estaban muy bien. La cuarta piscina era de agua normal. La gente iba más a las piscinas de agua salada.
Os lo recomiendo. El Servigroup Marina Playa, Mojácar es perfecto para unas vacaciones de sol y playa en familia. Yo prefiero hoteles más tranquilos, menos concurridos, pero a mis niñas les encantan las multitudes. Están en su salsa en un hotel lleno de críos y con mucha animación para los más pequeños.
Nuestra habitación tenía dos camas de 1,35 metros, casi de matrimonio de verdad. La decoración era sencilla y más funcional que lujosa. Los suelos eran de tarima. La habitación tenía un buen aire acondicionado y una calefacción que no hacía falta con aquellos calores, televisión plana grande y un minibar bien surtido.
El baño era moderno, aunque no tenía mampara en la ducha. La eché en falta. Otra desventaja a destacar es que los amenities nos fueron algo escasos. Menos mal que había un secador de pelo que funcionaba bien. Me había dejado el mío en casa.
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La mejor fabada que he comido la preparan en el municipio de Colunga, en el Restaurante Vista Alegre. Es una fabada que hacen con chorizo, bacon, jamón ibérico, un poquito de mantequilla y un tiempo de cocción de tres horas largas. Así les sale tan rica. La fabada, como dice mi madre siempre, necesita tiempo para hacerse. Con prisas no consigues preparar una fabada rica.
Me gusta mucho el local. Es un restaurante lleno de luz y la terraza que tiene es preciosa. Lástima que suele hacer frío. Por eso es mejor reservar una mesa dentro. Las mesas tienen manteles blancos muy limpios y las sillas también están forradas con telas de color blanco. En ese comedor interior hay una chimenea a modo de elemento decorativo. No parece que la enciendan nunca.
Suele haber mucha gente para comer. Por eso es mejor hacer reserva. Todos piden su famosa fabada. También tienen otros platos. De hecho, hay una gran variedad de platos. Tienes para aburrir.
Algunos platos me gustan más que otros. Por ejemplo, el Pulpo de Lastres a la gallega no me agrada demasiado. Yo tengo el paladar acostumbrado al pulpo a feira de mi Galicia natal. Lo mismo puedo decir de unas Cebollas rellenas de bonito que pide siempre mi suegra. Lo que sí me gustan son los Pimientos rellenos de marisco en salsa del piquillo y las deliciosas Almejas a la marinera, con las que te chupas los dedos.
En pescados, los que probé me encantaron. La Merluza a la sidra está tan buena que les pedí la receta para hacerla en casa. No me salió tan rica como a ellos, por supuesto. También está bueno el Rape con salsa de oricios y del Bonito en rollo con patatas mejor no os hablo porque se me hace la boca agua al recordarlo. A mis niñas les encantó.
Os recomiendo el Restaurante Vista Alegre. Es ideal para comer bien en familia, sobre todo cuando vas con niños porque tienen unos postres deliciosos. Mis hijas siempre quieren ir a restaurantes donde sirven postres ricos, como dicen ellas. En el Vista Alegre tienen de postre Souflé de natillas almendradas,
Arroz con leche requemado, Biscuit de manzana y sidra sobre tulipa de canela con chocolate caliente. Mi favorito es el Arroz con leche requemado.
Me gusta mucho el local. Es un restaurante lleno de luz y la terraza que tiene es preciosa. Lástima que suele hacer frío. Por eso es mejor reservar una mesa dentro. Las mesas tienen manteles blancos muy limpios y las sillas también están forradas con telas de color blanco. En ese comedor interior hay una chimenea a modo de elemento decorativo. No parece que la enciendan nunca.
Suele haber mucha gente para comer. Por eso es mejor hacer reserva. Todos piden su famosa fabada. También tienen otros platos. De hecho, hay una gran variedad de platos. Tienes para aburrir.
Algunos platos me gustan más que otros. Por ejemplo, el Pulpo de Lastres a la gallega no me agrada demasiado. Yo tengo el paladar acostumbrado al pulpo a feira de mi Galicia natal. Lo mismo puedo decir de unas Cebollas rellenas de bonito que pide siempre mi suegra. Lo que sí me gustan son los Pimientos rellenos de marisco en salsa del piquillo y las deliciosas Almejas a la marinera, con las que te chupas los dedos.
En pescados, los que probé me encantaron. La Merluza a la sidra está tan buena que les pedí la receta para hacerla en casa. No me salió tan rica como a ellos, por supuesto. También está bueno el Rape con salsa de oricios y del Bonito en rollo con patatas mejor no os hablo porque se me hace la boca agua al recordarlo. A mis niñas les encantó.
Os recomiendo el Restaurante Vista Alegre. Es ideal para comer bien en familia, sobre todo cuando vas con niños porque tienen unos postres deliciosos. Mis hijas siempre quieren ir a restaurantes donde sirven postres ricos, como dicen ellas. En el Vista Alegre tienen de postre Souflé de natillas almendradas,
Arroz con leche requemado, Biscuit de manzana y sidra sobre tulipa de canela con chocolate caliente. Mi favorito es el Arroz con leche requemado.
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