1
La Ruta A Fonte Santa - As Hortas en La Coruña es una ruta de senderismo que se me hizo eterna. Fui con mi marido, mi suegra y mis hijas. Mi marido decía que no era para tanto, pero yo pensé que no acababa en la vida. Cuando llegué al final, les dije que nunca más mis pies iban a pisar aquellos caminos.
Temí perderme. La ruta está señalizada, pero ves el paisaje tan silvestre y te asustas. Empieza en la capela de Fonte Santa, en una zona de fuentes que dicen que tienen aguas medicinales. Mi suegra cogió unas botellas para tratarse los problemas de estómago y de piel. La ruta sigue por el río Iso. Caminas unos dos kilómetros por las orillas del río hasta llegar a una cuesta que a mí me dejó las piernas cansadas para una semana. Arriba, en el coto da torrente, ves todos los alrededores. Mi marido quitó fotos de las tierras de Pastoriza y de Arzúa.
Cuando llegué a los Muiños de Roque, me vinieron ganas de llamar un taxi. Estaba que no podía más. Mi suegra, en cambio, estaba fresca como una flor. Le gusta el monte. Hubo que seguir andando.
Pensé que nos habíamos perdido cuando aparecieron ante nosotros los Muiños de Roque. Allí paramos a comer algo. Después cruzamos el río Iso por un pequeño puente de madera que había y continuamos la ruta por unos caminos que discurrían entre invernaderos y cosechas de todo tipo. Por fin llegamos a Viñós.
La ruta seguía unos kilómetros más. Me negué a seguir andando. Llamé un taxi y me fui para Arzúa, que era donde nos hospedábamos. Mi marido y mi suegra fueron por el Encoro de Portodemouros y a un sitio que se llama fervenza das hortas y que tiene unas escaleras para ver más de cerca unas cascadas del río.
Sólo les recomiendo la Ruta A Fonte Santa - As Hortas en La Coruña a la gente que le guste andar por el monte. Es una ruta muy silvestre. A mí no me gustó.
Temí perderme. La ruta está señalizada, pero ves el paisaje tan silvestre y te asustas. Empieza en la capela de Fonte Santa, en una zona de fuentes que dicen que tienen aguas medicinales. Mi suegra cogió unas botellas para tratarse los problemas de estómago y de piel. La ruta sigue por el río Iso. Caminas unos dos kilómetros por las orillas del río hasta llegar a una cuesta que a mí me dejó las piernas cansadas para una semana. Arriba, en el coto da torrente, ves todos los alrededores. Mi marido quitó fotos de las tierras de Pastoriza y de Arzúa.
Cuando llegué a los Muiños de Roque, me vinieron ganas de llamar un taxi. Estaba que no podía más. Mi suegra, en cambio, estaba fresca como una flor. Le gusta el monte. Hubo que seguir andando.
Pensé que nos habíamos perdido cuando aparecieron ante nosotros los Muiños de Roque. Allí paramos a comer algo. Después cruzamos el río Iso por un pequeño puente de madera que había y continuamos la ruta por unos caminos que discurrían entre invernaderos y cosechas de todo tipo. Por fin llegamos a Viñós.
La ruta seguía unos kilómetros más. Me negué a seguir andando. Llamé un taxi y me fui para Arzúa, que era donde nos hospedábamos. Mi marido y mi suegra fueron por el Encoro de Portodemouros y a un sitio que se llama fervenza das hortas y que tiene unas escaleras para ver más de cerca unas cascadas del río.
Sólo les recomiendo la Ruta A Fonte Santa - As Hortas en La Coruña a la gente que le guste andar por el monte. Es una ruta muy silvestre. A mí no me gustó.
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2
Hace unas semanas visitamos en familia el Museo de la Miel Enredo do Abelleiro, que está en las proximidades de Arzúa, en La Coruña. Fue toda una experiencia, aunque yo iba con todos los temores porque llevaba a mis hijas. Temía que me las picara una abeja. Afortunadamente, no pasó tal cosa. Mis hijas regresaron a casa sanas y salvas y yo regresé con varios tarros de miel que compré en la tienda del museo.
Nos lo pasamos muy bien. La visita era guiada. Te explican todo el proceso de la creación de la miel con todo tipo de detalles. El señor que hacía las explicaciones tenía más paciencia que un santo. Contestó todas las preguntas que le hizo mi suegra. Es muy preguntona la pobre.
A mí no me interesaba mucho la fabricación de la miel. Lo único que me interesaba era comprar unos cuantos tarros de miel buena para regalar y regalarme. Aún así, me parecieron bonitas las colmenas donde tenían metidas las abejas. Eran muy pintorescas con sus tejados de madera a juego con el resto de la colmena.
Os recomiendo el Enredo do Abelleiro, un museo de la miel que está en una ruta de senderismo abierta recientemente. Me refiero a la Ruta A Fonte Santa - As Hortas. Este museo está rodeado de un paisaje muy verde, muy de la Galicia profunda.
La visita no es gratuita. Te cobran dos euros como mínimo. Si quieres una visita guiada como la nuestra el precio sube a los 10 euros por persona. Tienen precios especiales para grupos. Cuando fuimos nosotros había un colegio que seguro que no pagaba mucho.
Este museo está bien para las personas interesadas en el fabuloso mundo de las abejas. Te explican la apicultura de nuestros antepasados, así como la diversidad de productos y métodos de la apicultura de nuestros días. Este museo no es fácil de encontrar, sobre todo si no conoces la zona. Está en las proximidades del embalse de Portodemouros. No debes perderte sus jardines con plantas botánicas y melíferas, una charca con su puente, una jaula de pájaros y un hormiguero que me horrorizó. Alrededor de todo esto están las colmenas con sus abejas. También puedes participar en charlas, cursillos, seminarios, talleres, etc, etc, etc. Saben sacarle dinero a su negocio.
Nos lo pasamos muy bien. La visita era guiada. Te explican todo el proceso de la creación de la miel con todo tipo de detalles. El señor que hacía las explicaciones tenía más paciencia que un santo. Contestó todas las preguntas que le hizo mi suegra. Es muy preguntona la pobre.
A mí no me interesaba mucho la fabricación de la miel. Lo único que me interesaba era comprar unos cuantos tarros de miel buena para regalar y regalarme. Aún así, me parecieron bonitas las colmenas donde tenían metidas las abejas. Eran muy pintorescas con sus tejados de madera a juego con el resto de la colmena.
Os recomiendo el Enredo do Abelleiro, un museo de la miel que está en una ruta de senderismo abierta recientemente. Me refiero a la Ruta A Fonte Santa - As Hortas. Este museo está rodeado de un paisaje muy verde, muy de la Galicia profunda.
La visita no es gratuita. Te cobran dos euros como mínimo. Si quieres una visita guiada como la nuestra el precio sube a los 10 euros por persona. Tienen precios especiales para grupos. Cuando fuimos nosotros había un colegio que seguro que no pagaba mucho.
Este museo está bien para las personas interesadas en el fabuloso mundo de las abejas. Te explican la apicultura de nuestros antepasados, así como la diversidad de productos y métodos de la apicultura de nuestros días. Este museo no es fácil de encontrar, sobre todo si no conoces la zona. Está en las proximidades del embalse de Portodemouros. No debes perderte sus jardines con plantas botánicas y melíferas, una charca con su puente, una jaula de pájaros y un hormiguero que me horrorizó. Alrededor de todo esto están las colmenas con sus abejas. También puedes participar en charlas, cursillos, seminarios, talleres, etc, etc, etc. Saben sacarle dinero a su negocio.
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3
La Casa Lucas de Arzúa, en La Coruña, es una casa en la que te sientes como en familia. Lo tienen todo muy cuidado y limpio y las comidas son fabulosas. Comes como en la casa de esa tía que cocina como los chefs de la tele.
La casa está totalmente restaurada. Por fuera tiene las fachadas de piedra impecables. Dentro mantiene en estilo rural sin lujos que se supone que tuvo este caserón en su día. No es grande. Tampoco son grandes las habitaciones. La nuestra era más bien pequeña.
Me llamó la atención que la ventana de nuestra habitación tuviera unas contras de madera por dentro. Estoy acostumbrada a que las casas rurales que tienen contras en las ventanas las tengan por fuera. La cama era pequeña. Dormimos como dos sardinas en lata. Era una cama con el cabezal de forja y una colcha blanca muy linda.
La casa es muy tranquila. Está en mitad de la nada. Cerca no hay otras casas. A nosotros nos costó encontrarla. Te pierdes por aquellos caminos en medio de tanta vegetación.
Os la recomiendo. La Casa Lucas es más recomendable por las comidas deliciosas que sirven que por sus estancias para alojarte. La comida la cuidan mucho. Deberían pensar también en poner camas más grandes. Una cosa es que vayas en escapada romántica de fin de semana y otra cosa es que vayas a dormir sin poder darte la vuelta sin temor a tirar a tu marido al suelo.
Muchos de los productos con los que hacen las comidas los cultivan los dueños de la casa en un pequeño huerto. Los tomates y las lechugas, por ejemplo, las tienen ellos. Por eso las ensaladas son tan sabrosas.
Mi marido se apuntó a un paseo en canoa por un río que hay en las proximidades. Yo no soy tan valiente. Las lanchas me dan miedo. Me quedé mirando desde la orilla del río.
La casa está totalmente restaurada. Por fuera tiene las fachadas de piedra impecables. Dentro mantiene en estilo rural sin lujos que se supone que tuvo este caserón en su día. No es grande. Tampoco son grandes las habitaciones. La nuestra era más bien pequeña.
Me llamó la atención que la ventana de nuestra habitación tuviera unas contras de madera por dentro. Estoy acostumbrada a que las casas rurales que tienen contras en las ventanas las tengan por fuera. La cama era pequeña. Dormimos como dos sardinas en lata. Era una cama con el cabezal de forja y una colcha blanca muy linda.
La casa es muy tranquila. Está en mitad de la nada. Cerca no hay otras casas. A nosotros nos costó encontrarla. Te pierdes por aquellos caminos en medio de tanta vegetación.
Os la recomiendo. La Casa Lucas es más recomendable por las comidas deliciosas que sirven que por sus estancias para alojarte. La comida la cuidan mucho. Deberían pensar también en poner camas más grandes. Una cosa es que vayas en escapada romántica de fin de semana y otra cosa es que vayas a dormir sin poder darte la vuelta sin temor a tirar a tu marido al suelo.
Muchos de los productos con los que hacen las comidas los cultivan los dueños de la casa en un pequeño huerto. Los tomates y las lechugas, por ejemplo, las tienen ellos. Por eso las ensaladas son tan sabrosas.
Mi marido se apuntó a un paseo en canoa por un río que hay en las proximidades. Yo no soy tan valiente. Las lanchas me dan miedo. Me quedé mirando desde la orilla del río.
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