Sunday, October 02, 2016

Mis vacaciones en Zamora



Estuvimos unos días en el Parador de Benavente con las niñas y con mis cuñados y sobrinos y lo pasamos de cine. A los críos les encantó alojarse en un castillo-palacio del siglo XII. No me extraña porque era como regresar a la época de lo mejor de la arquitectura de estilo renacentista. 

Este parador está decorado con muchos tapices, lámparas forjadas, artesonado, maderas y ladrillos castellanos y el mobiliario se ve como hecho a medida para sus amplios salones y sus espaciosas habitaciones. 

Nos dieron unas habitaciones de ensueño. La nuestra tenía dos camas de matrimonio gigantes, el suelo de tarima de madera, un amplio escritorio con un televisor de plasma grande y una terracita que me encantó. La de mis cuñados era muy parecida, pero la cama se veía más antigua. 

Estuvimos como en un palacio real. Las habitaciones eran como un piso sin paredes, los cuartos de baños no se veían muy usados. A mí no me gustan nada los baños con sanitarios viejos. En el Parador de Benavente estaba todo impoluto. 

Lo que más me gustó del Parador fueron los jardines. Estaban muy cuidados. Mi chico decía que los tenían tan bien porque por allí no había muchos niños. Realmente sólo estaban los nuestros. Abundaba la gente mayor. Esto le restaba vidilla al parador. Un hotel lleno de viejos parece una residencia de ancianos. Pero, como nosotros éramos un montón, nos poníamos alegría de sobra. 

Nos quedamos a comer en el restaurante del Parador. Nos sirvieron un bacalao a la tranca que nos chupamos los dedos. A mis cuñados les encanta el bacalao. Les gusta más que el marisco. Yo me puse hasta las cejas con los huevos fritos con tocino y salsa de chorizo. Para la cena pedí el lechazo asado que estaba de cine. Mis hijas quedaron encantadas con los tocinillos del cielo. Les encantan los dulces. Les dejamos repetir postre porque estábamos de fiesta con sus tíos y primos, pero no se debe hacer.



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'¿Existe la buena suerte? Alex Rovira cree que sí. Así nos lo cuenta en su libro titulado precisamente La buena suerte, uno de esos libros de autoayuda que ' /


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