Saturday, December 30, 2023

Mis vacaciones en un volcán

El norte de Europa nada tiene que ver con el sur. Lo comprobamos una vez más en nuestro viaje a Reikiavik, la capital islandesa, próxima al volcán Grindavik, estos días en plena erupción.

Reikiavik está en la costa de Islandia. Pese a ser la ciudad más grande del país no ha perdido su aspecto de ciudad pesquera. Incluso su arquitectura recuerda un poco la arquitectura de un pueblo pesquero.

Nosotros estuvimos tres días. Aprovechamos bien este tiempo visitando museos. Mi marido quería hacer turismo cultural, pero yo le impuse compaginarlo con mi turismo de compras. Accedió porque iba a comprar regalos también para su madre.

En una sola mañana visitamos el Museo Nacional y el Museo de Saga, que recorren toda la larga historia vikinga de Islandia. Después de ver cuadros, fotografías y cositas de barcos casi me enamoro de los vikingos, pese a que nunca me convencieron del todo.

Siguiendo con nuestro turismo cultural fuimos a ver la impresionante iglesia de concreto Hallgrimskirkja y el domo de vidrio giratorio Perlan. Desde el domo pudimos ver unas bonitas vistas del mar y las montañas que rodean la ciudad.

Los volcanes están muy presentes en la zona. Afortunadamente, estaban quietos cuando fuimos. Por eso me animé a ir con mi santo hasta el balneario geotermal de la laguna Azul, cerca de la villa de Grindavik. Tiene unas aguas maravillosas. Son pura salud si te gustan los balearios. Mi suegra no hubiera salido de aquellas aguas si hubiera venido.

Volveremos con ella. La madre de mi marido merece disfrutar aquel balneario. Solo por este maravilloso balneario vale la pena ir a Reikiavik. También anima a visitar la ciudad su parte antigua. Es la más atractiva para el turista que quiere recorrer las calles a pie.

Os recomiendo visitar Reikiavik, una ciudad que apuesta por los negocios locales en sus calles llenas de color por las pinturas de las fachadas de sus casas. Son muy llamativos los tejados pintados de color rojo.

Compramos lopapeysas para toda la familia. Los lopapeysas son jerseys de lana con motivos geométrico en la zona del cuello. Recuerdan un poco a los jerseys de navidad.

En el centro de la ciudad está el lago Tjörnin. Pese a que casi era primavera todavía estaba lo suficiente helado como para patinar sobre él. Yo no me atreví. Temía que el hielo rompiera. Mi marido decidió no patinar tampoco porque decía que se moría de frío.

Antes de marchar de la capital de Islandia fuimos a hacernos unas fotos delante de La nave al sol, una especie de esqueleto de barco del escultor Jón Gunnar Árnason. Es una costumbre de todos los turistas. No quisimos ser menos.

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