1
Nuestra estancia en el Hotel NH Mexico City Reforma no fue tan romántica como esperábamos mi marido y yo. coincidió que fuimos hace unas semanas cuando acababan de cerrar la piscina y el gimnasio del hotel para reformarlos, y así estarán hasta febrero o marzo del próximo año, según nos comentaron los empleados.
Yo no soy nada de piscinas, pero basta que no la haya para que la eche en falta. Tuve ganas hasta de ir a quemar calorías en el gimnasio que estaba cerrado. Pudimos practicar deportes como el tenis en las pistas del hotel, pero como que no era lo mismo para bajar el peso que siempre coges cuando comes esas raciones tan generosas que sirven en los restaurantes mexicanos.
La ubicación de este hotel es muy buena cuando vas por motivos de negocios a la capital mexicana. Te queda a unos dos minutos de caminata de la zona financiera de la ciudad. El Hotel NH Mexico City Reforma está en la llamada Zona Rosa.
Nos dieron una habitación de las plantas superiores. Son las mejores. Muy luminosas y desde sus ventanas ves los edificios del distrito financiero.
La habitación era muy moderna. Estaba decorada en tonos blancos, con un toque de rojo en la mantita que nos dejaron encima de las dos camas de matrimonio enormes que había en la habitación. También había cómodos sillones blancos, un buen escritorio, ordenador con wi fi gratis y un televisor de plasma mejor que alguno que tenemos en casa. Estuvimos mejor que en nuestro dulce hogar.
Lo que no me gustó fue que nos dejaran sobre el escritorio un ramo de flores. Lo quité y les dije que no quería flores. Me hicieron caso. En el Hotel NH Mexico City Reforma el personal es muy atento con los huéspedes.
El desayuno estaba muy bien colocadito, pero no era abundante. Mi marido se quedó con hambre eso que se comió el solo todo el plato de fruta pelada, kiwis incluidos. Los kiwis no le gustan. Tiene que tener mucha hambre para comerlos. Yo me contenté con un café con leche y con un zumo de naranja que sabía a zumo de cartón por mucho que te lo sirvieran en una jarra de cristal.
Os recomiendo el Hotel NH Mexico City Reforma más que nada por su buena ubicación. Me encantan los hoteles céntricos y más cuando están tan limpios como este hotel de cuatro estrellas de la cadena NH.
Yo no soy nada de piscinas, pero basta que no la haya para que la eche en falta. Tuve ganas hasta de ir a quemar calorías en el gimnasio que estaba cerrado. Pudimos practicar deportes como el tenis en las pistas del hotel, pero como que no era lo mismo para bajar el peso que siempre coges cuando comes esas raciones tan generosas que sirven en los restaurantes mexicanos.
La ubicación de este hotel es muy buena cuando vas por motivos de negocios a la capital mexicana. Te queda a unos dos minutos de caminata de la zona financiera de la ciudad. El Hotel NH Mexico City Reforma está en la llamada Zona Rosa.
Nos dieron una habitación de las plantas superiores. Son las mejores. Muy luminosas y desde sus ventanas ves los edificios del distrito financiero.
La habitación era muy moderna. Estaba decorada en tonos blancos, con un toque de rojo en la mantita que nos dejaron encima de las dos camas de matrimonio enormes que había en la habitación. También había cómodos sillones blancos, un buen escritorio, ordenador con wi fi gratis y un televisor de plasma mejor que alguno que tenemos en casa. Estuvimos mejor que en nuestro dulce hogar.
Lo que no me gustó fue que nos dejaran sobre el escritorio un ramo de flores. Lo quité y les dije que no quería flores. Me hicieron caso. En el Hotel NH Mexico City Reforma el personal es muy atento con los huéspedes.
El desayuno estaba muy bien colocadito, pero no era abundante. Mi marido se quedó con hambre eso que se comió el solo todo el plato de fruta pelada, kiwis incluidos. Los kiwis no le gustan. Tiene que tener mucha hambre para comerlos. Yo me contenté con un café con leche y con un zumo de naranja que sabía a zumo de cartón por mucho que te lo sirvieran en una jarra de cristal.
Os recomiendo el Hotel NH Mexico City Reforma más que nada por su buena ubicación. Me encantan los hoteles céntricos y más cuando están tan limpios como este hotel de cuatro estrellas de la cadena NH.
--------------------
2
Casa Mira en Madrid es una pastelería en la que puedes comprar estos días los más deliciosos turrones artesanales.
La tienda que tienen en Madrid es un clásico que data del siglo XIX. Presumen tanto de antigüedad que no la renuevan. La tienen igual desde que yo la recuerdo. Hasta los escaparates no cambian de estilo. Yo creo que es un desacierto por su parte porque les resta clientela joven. Sus clientes suelen ser personas mayores y gente con dinero. Falta hace tener dinero para comprar Casa Mira porque sus dulces tienen precios prohibitivos para la clase trabajadora.
Lo que más me gusta de su tienda es su olor a caramelo, a chocolate y a almendras tostadas. Huele que enamora el local.
También me gustan sus pasteles. Lo último que les compré fue un turrón de Jijona que me costó 16,95 euros y que ya comí. Era para regalar, pero no pude evitar caer en la tentación de zampármelo con mis hijas.
Os recomiendo Casa Mira para hacer regalos. Envías un turrón artesano de los suyos y quedas genial. Lo mismo puedo decir de sus tartas que superan los 50 euros y no son muy grandes. Yo les compraría más si tuvieran unos precios más asequibles. Estos de Casa Mira hacen pasteles para millonarios.
En todo caso, vale la pena pasarse por su tienda aunque sólo sea para ver una tienda de hace casi dos siglos que se mantiene como si el tiempo no hubiera pasado por ella. Es una pastelería que huele a lujo desde su escaparate clásico.
La tienda que tienen en Madrid es un clásico que data del siglo XIX. Presumen tanto de antigüedad que no la renuevan. La tienen igual desde que yo la recuerdo. Hasta los escaparates no cambian de estilo. Yo creo que es un desacierto por su parte porque les resta clientela joven. Sus clientes suelen ser personas mayores y gente con dinero. Falta hace tener dinero para comprar Casa Mira porque sus dulces tienen precios prohibitivos para la clase trabajadora.
Lo que más me gusta de su tienda es su olor a caramelo, a chocolate y a almendras tostadas. Huele que enamora el local.
También me gustan sus pasteles. Lo último que les compré fue un turrón de Jijona que me costó 16,95 euros y que ya comí. Era para regalar, pero no pude evitar caer en la tentación de zampármelo con mis hijas.
Os recomiendo Casa Mira para hacer regalos. Envías un turrón artesano de los suyos y quedas genial. Lo mismo puedo decir de sus tartas que superan los 50 euros y no son muy grandes. Yo les compraría más si tuvieran unos precios más asequibles. Estos de Casa Mira hacen pasteles para millonarios.
En todo caso, vale la pena pasarse por su tienda aunque sólo sea para ver una tienda de hace casi dos siglos que se mantiene como si el tiempo no hubiera pasado por ella. Es una pastelería que huele a lujo desde su escaparate clásico.
No comments:
Post a Comment