El Parador de Cazorla está en la sierra del mismo nombre en la provincia de Jaén. Nosotros estuvimos dos días. No hubiera aguantado más tiempo porque este parador es para los amantes de la Naturaleza, no para los urbanitas. Está apartado del mundo mundial.
Falta me hacía tranquilidad cuando llegamos. Después de una carretera de curvas sólo pude tirarme en la cama. Estaba más mareada que un pato. Menos mal que no habíamos llevado las niñas. No me quiero imaginar lo que serían los mareos de Patricia y Paula en aquella carretera.
La comida es muy buena. Todo lo que comimos me pareció riquísimo. Fue lo que hice: comer y comer. Salir por aquellas montañas que rodean al Parador no me apetecía. Dejé que mi marido hiciese senderismo solo. Me contó que había visto varios zorros y un jabalí. Me alegré de no haber salido. Yo veo un zorro cerca y me muero de miedo.
El Parador de Cazorla es bastante mejorable en lo que se refiere a su decoración. No me gustó nada su decoración rústica. Parecía que estábamos en una casa de campo barata. Nuestra habitación era amplia y ahí acababan las comodidades. Noté el colchón un poco duro. El cuarto de baño era pequeño. Tamaño persona, como dice mi marido. Los suelos del cuarto de baño me horrorizaron. Eran de barro cocido.
Nuestra estancia no nos salió nada barata. Nos cobraron un suplemento por la habitación exterior que nos dieron. Las vistas las cobraban. Todo un detalle.
Lo mejor del Parador de Cazorla fue, como os he dicho, la comida. Nos ponían un desayuno buffet que tenía de todo: comida caliente, bollería fresca, fruta, café, zumos...
También destacaría la amabilidad del personal. Los de recepción son encantadores.
Falta me hacía tranquilidad cuando llegamos. Después de una carretera de curvas sólo pude tirarme en la cama. Estaba más mareada que un pato. Menos mal que no habíamos llevado las niñas. No me quiero imaginar lo que serían los mareos de Patricia y Paula en aquella carretera.
La comida es muy buena. Todo lo que comimos me pareció riquísimo. Fue lo que hice: comer y comer. Salir por aquellas montañas que rodean al Parador no me apetecía. Dejé que mi marido hiciese senderismo solo. Me contó que había visto varios zorros y un jabalí. Me alegré de no haber salido. Yo veo un zorro cerca y me muero de miedo.
El Parador de Cazorla es bastante mejorable en lo que se refiere a su decoración. No me gustó nada su decoración rústica. Parecía que estábamos en una casa de campo barata. Nuestra habitación era amplia y ahí acababan las comodidades. Noté el colchón un poco duro. El cuarto de baño era pequeño. Tamaño persona, como dice mi marido. Los suelos del cuarto de baño me horrorizaron. Eran de barro cocido.
Nuestra estancia no nos salió nada barata. Nos cobraron un suplemento por la habitación exterior que nos dieron. Las vistas las cobraban. Todo un detalle.
Lo mejor del Parador de Cazorla fue, como os he dicho, la comida. Nos ponían un desayuno buffet que tenía de todo: comida caliente, bollería fresca, fruta, café, zumos...
También destacaría la amabilidad del personal. Los de recepción son encantadores.
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