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El Imhoff-Stollwerck-Museum es un Museo del Chocolate que hay en Colonia, Alemania. Allí te enseñan toda la historia del delicioso chocolate a la vez que promocionan los chocolates de la marca Lindet, marca que patrocina este museo desde el año 1996. El Museo abrió sus puertas tres años antes.
Yo fui con mi marido y mis hijas. Visitamos todo el museo, tanto la parte que está en el edificio moderno como la que está en el edificio antiguo. También estuvimos en la cafetería y nos dejamos una pasta en la tienda. Compré chocolates de todos los tipos habidos y por haber. Mi marido decía que iba a dejarlo pobre cuando veía todo lo que me llevaba de la tienda. De mis vacaciones en Colonia regresé con un regalo en chocolate para toda la familia.
Mis hijas flipaban con las estatuas de chocolate. Querían saber lo qué ponían los carteles que tenían a sus lados, pero era imposible saberlo porque estaban sólo escritos en alemán, un idioma que yo poco entiendo.
Me gustó mucho el jardín botánico del museo. Es un jardín botánico tropical que da paso a la planta del cacao donde también puedes ver otras plantas como el café, el mango, la deliciosa piña y la rica papaya.
Una vez que sales del invernadero tropical te llevan a conocer como se cultivaba el cacao en América Central y te cuentan como llegó el cacao a nuestra Europa. En la sala hay una barca típica mesoamericana que nos llamó mucho la atención. Mi marido les explicó a las niñas en el gran mapamundi los países donde se produce cacao. A mis hijas no les interesó mucho. Son como yo: sólo les interesa comer chocolate y tanto le da de donde venga el cacao con el que se produce. En todo caso, gracias a este museo me enteré de que Costa de Marfil es el mayor productor de cacao.
Más que el mapa me interesaron los carteles que te explican los productos de chocolate que se venden hoy día. Al lado de cada cartel había cuencos con los chocolates. Me vinieron ganas de comerlos.
Os recomiendo este museo Imhoff-Stollwerck-Museum . Yo salí convencida de que el chocolate es buenísimo para la salud si no te pasas con las cantidades que comes.
Yo fui con mi marido y mis hijas. Visitamos todo el museo, tanto la parte que está en el edificio moderno como la que está en el edificio antiguo. También estuvimos en la cafetería y nos dejamos una pasta en la tienda. Compré chocolates de todos los tipos habidos y por haber. Mi marido decía que iba a dejarlo pobre cuando veía todo lo que me llevaba de la tienda. De mis vacaciones en Colonia regresé con un regalo en chocolate para toda la familia.
Mis hijas flipaban con las estatuas de chocolate. Querían saber lo qué ponían los carteles que tenían a sus lados, pero era imposible saberlo porque estaban sólo escritos en alemán, un idioma que yo poco entiendo.
Me gustó mucho el jardín botánico del museo. Es un jardín botánico tropical que da paso a la planta del cacao donde también puedes ver otras plantas como el café, el mango, la deliciosa piña y la rica papaya.
Una vez que sales del invernadero tropical te llevan a conocer como se cultivaba el cacao en América Central y te cuentan como llegó el cacao a nuestra Europa. En la sala hay una barca típica mesoamericana que nos llamó mucho la atención. Mi marido les explicó a las niñas en el gran mapamundi los países donde se produce cacao. A mis hijas no les interesó mucho. Son como yo: sólo les interesa comer chocolate y tanto le da de donde venga el cacao con el que se produce. En todo caso, gracias a este museo me enteré de que Costa de Marfil es el mayor productor de cacao.
Más que el mapa me interesaron los carteles que te explican los productos de chocolate que se venden hoy día. Al lado de cada cartel había cuencos con los chocolates. Me vinieron ganas de comerlos.
Os recomiendo este museo Imhoff-Stollwerck-Museum . Yo salí convencida de que el chocolate es buenísimo para la salud si no te pasas con las cantidades que comes.
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2
El Hotel Sol Príncipe, Torremolinos, es un hotel masificado, perfecto para las personas que no quieren sentirse sola. Mi cuñada fue y se lo pasó de cine porque es una mujer que vive sin compañía y le encanta sentirse rodeada de multitudes chillonas. Yo no puedo decir lo mismo. No es que me guste el silencio absoluto, pero tampoco me gusta el bullicio total.
Este Hotel Sol Príncipe, Torremolinos, está en primera línea de una playa llena de chiringuitos.Es lo mejor del hotel. Lo demás es horrible.
Para empezar nos dieron una habitación pequeña. Me sentí como una sardina enlatada con toda la familia de casa. Para seguir en la habitación no tuvimos ninguna comodidad. La cama era más dura que el suelo. El televisor era antiguo. El aire acondicionado funcionaba peor que una escopeta de feria.
Marchamos antes de acabar la semana que teníamos reservada. Aquello era insoportable. Ni me gustaba la habitación ni me gustaba el desayuno. No es que el desayuno fuese muy malo, pero lo de hacer colas interminables en un buffet lleno de bollería industrial y de zumos de cartón no va conmigo. Mi marido decía que había gente de fuera del hotel que venía a desayunar. No me extrañaría. Aquello era un caos.
Lo mismo puedo decir de las piscinas. Mis hijas querían meterse en unas piscinas que había con forma de lago. Les dije que ni hablar. Había demasiado gente intentando nadar.
No os recomiendo el Hotel Sol Príncipe, Torremolinos. Hay hoteles mejores para unas vacaciones de sol y playa en esta bonita localidad de Málaga. Encima te cobran por todo. Tuvimos que pagar un extra por la conexión wi fi de nuestra habitación y también nos cobraron por un mando a distancia de un televisor más viejo que los de la serie Cuéntame.
Este Hotel Sol Príncipe, Torremolinos, está en primera línea de una playa llena de chiringuitos.Es lo mejor del hotel. Lo demás es horrible.
Para empezar nos dieron una habitación pequeña. Me sentí como una sardina enlatada con toda la familia de casa. Para seguir en la habitación no tuvimos ninguna comodidad. La cama era más dura que el suelo. El televisor era antiguo. El aire acondicionado funcionaba peor que una escopeta de feria.
Marchamos antes de acabar la semana que teníamos reservada. Aquello era insoportable. Ni me gustaba la habitación ni me gustaba el desayuno. No es que el desayuno fuese muy malo, pero lo de hacer colas interminables en un buffet lleno de bollería industrial y de zumos de cartón no va conmigo. Mi marido decía que había gente de fuera del hotel que venía a desayunar. No me extrañaría. Aquello era un caos.
Lo mismo puedo decir de las piscinas. Mis hijas querían meterse en unas piscinas que había con forma de lago. Les dije que ni hablar. Había demasiado gente intentando nadar.
No os recomiendo el Hotel Sol Príncipe, Torremolinos. Hay hoteles mejores para unas vacaciones de sol y playa en esta bonita localidad de Málaga. Encima te cobran por todo. Tuvimos que pagar un extra por la conexión wi fi de nuestra habitación y también nos cobraron por un mando a distancia de un televisor más viejo que los de la serie Cuéntame.
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