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Me sorprendió que el Hotel Palau Lo Mirador, Torroella De Montgrí no tuviera conexión wi fi ni ascensores. Por fuera lo ves muy lujoso y por dentro es muy mejorable. Por eso no volvería a este hotel en el que me dieron una habitación mal iluminada ni que me pagaran por hospedarme en él.
El Hotel Palau Lo Mirador, Torroella De Montgrí sólo tiene diez habitaciones. Las nueve que no me tocaron en suerte son mejores que la que nos dieron a nosotros. Razón tenía mi marido al querer alojarse en la suite. Hubiéramos estado más cómodos.
Lo mejor de este hotel son sus jardines muy palaciegos. Fue donde pasamos más tiempo. Nos sentábamos en la terraza y leíamos lecturas pendientes. Otra cosa no podías hacer porque era invierno y el bar sólo lo abren en verano.
Me sentí como si regresara a la Edad Media. Miraba los arcos del patio gótico y me sentía una princesa venida a menos. Para más inri nuestra estancia en este hotel coincidió con una boda que celebraron en un recinto de cristal que había en el jardín.
La habitación era un monumento al mal gusto. Una cama moderna combinada con un armario estilo Rococó en color blanco que se peleaba con el lila chillón de la colcha. Las paredes eran azules. La luz brillaba por su ausencia. Era igual que abrieras la ventana y apartaras las cortinas. Allí sólo entraba la tristeza.
El cuarto de baño era muy moderno, pero en tonos gris erizo. Tan oscuro lo vi que pensaba que no estaba bien limpio. Utilicé los geles que nos dejaron en limpiarlo a fondo.
El lavabo era de cristal. Temí que nos rompiera. Sólo nos faltaba tener que pagar aquel lavabo que parecía sacado de una tienda de baños de diseño.
No os recomiendo el Hotel Palau Lo Mirador, Torroella De Montgrí. Si al menos tuvieras conexión wi fi y un ascensor valdría la pena, pero no tiene. Lo que sí tiene es un parking amplio y gratuito.
El Hotel Palau Lo Mirador, Torroella De Montgrí sólo tiene diez habitaciones. Las nueve que no me tocaron en suerte son mejores que la que nos dieron a nosotros. Razón tenía mi marido al querer alojarse en la suite. Hubiéramos estado más cómodos.
Lo mejor de este hotel son sus jardines muy palaciegos. Fue donde pasamos más tiempo. Nos sentábamos en la terraza y leíamos lecturas pendientes. Otra cosa no podías hacer porque era invierno y el bar sólo lo abren en verano.
Me sentí como si regresara a la Edad Media. Miraba los arcos del patio gótico y me sentía una princesa venida a menos. Para más inri nuestra estancia en este hotel coincidió con una boda que celebraron en un recinto de cristal que había en el jardín.
La habitación era un monumento al mal gusto. Una cama moderna combinada con un armario estilo Rococó en color blanco que se peleaba con el lila chillón de la colcha. Las paredes eran azules. La luz brillaba por su ausencia. Era igual que abrieras la ventana y apartaras las cortinas. Allí sólo entraba la tristeza.
El cuarto de baño era muy moderno, pero en tonos gris erizo. Tan oscuro lo vi que pensaba que no estaba bien limpio. Utilicé los geles que nos dejaron en limpiarlo a fondo.
El lavabo era de cristal. Temí que nos rompiera. Sólo nos faltaba tener que pagar aquel lavabo que parecía sacado de una tienda de baños de diseño.
No os recomiendo el Hotel Palau Lo Mirador, Torroella De Montgrí. Si al menos tuvieras conexión wi fi y un ascensor valdría la pena, pero no tiene. Lo que sí tiene es un parking amplio y gratuito.
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El Hotel Melia Sevilla está alejado del centro de la ciudad, pero bien comunicado con las calles céntricas de esta maravillosa ciudad gracias a un tranvía que pasa por delante. En dos paradas estás en los sitios de mayor interés turístico.
Yo me alojé en este hotel con mi marido y mis dos hijas. Nos dieron una habitación amplia, bien limpia y con un cuarto de baño grande. Desde las ventanas de nuestra habitación teníamos unas vistas estupendas. También era estupendo el televisor de plasma que teníamos.
El Hotel Meliá Sevilla está situado junto a la plaza de España. No es que esté muy lejos de lo que es el centro, pero vale la pena no ir andando, a nos ser que quieras dejarte los pies en la caminata.
Me gusta su decoración moderna, sobre todo en las habitaciones. En la nuestra había unos sillones tapizados en color rojo que me encantaron. También era muy cómodo el sofá cama. No tenías problemas a la hora de acomodar a las niñas porque en el sofá cama cabían las dos y, si querían dormir separadas, podías hacerles camitas en los sofás grandes que había en la parte de la habitación que era como un saloncito.
Mis hijas y mi santo esposo bajaron a la piscina al aire libre. Tuvieron la suerte de que no estaba muy concurrida. Yo aproveché para ir de compras por los alrededores.
En todo caso, no necesité piscina para entretenerme porque el televisor tenía canales internacionales vía satélite, un tipo de televisión que me entretiene mucho. La televisión también la podías escuchar en el cuarto de baño gracias a los altavoces de TV. Todo un detalle.
El restaurante del hotel, La Albufera, está especializado en platos de arroz y en los platos de cocina mediterránea más comunes. Nosotros fuimos a comer y a cenar porque somos muy de arrozadas.
También frecuentamos el bar junto a la piscina y un salón de cócteles de ambiente elegante en el que nos reuníamos con los amigos.
El Meliá está situado junto al parque de María Luisa, una zona muy conocida de Sevilla, y a unos 15 minutos de caminata de la famosa catedral de Sevilla y del no menos famoso Alcázar. Os lo recomiendo. Es un hotel elegante en el que estás muy cómoda. El personal es muy atento.
Yo me alojé en este hotel con mi marido y mis dos hijas. Nos dieron una habitación amplia, bien limpia y con un cuarto de baño grande. Desde las ventanas de nuestra habitación teníamos unas vistas estupendas. También era estupendo el televisor de plasma que teníamos.
El Hotel Meliá Sevilla está situado junto a la plaza de España. No es que esté muy lejos de lo que es el centro, pero vale la pena no ir andando, a nos ser que quieras dejarte los pies en la caminata.
Me gusta su decoración moderna, sobre todo en las habitaciones. En la nuestra había unos sillones tapizados en color rojo que me encantaron. También era muy cómodo el sofá cama. No tenías problemas a la hora de acomodar a las niñas porque en el sofá cama cabían las dos y, si querían dormir separadas, podías hacerles camitas en los sofás grandes que había en la parte de la habitación que era como un saloncito.
Mis hijas y mi santo esposo bajaron a la piscina al aire libre. Tuvieron la suerte de que no estaba muy concurrida. Yo aproveché para ir de compras por los alrededores.
En todo caso, no necesité piscina para entretenerme porque el televisor tenía canales internacionales vía satélite, un tipo de televisión que me entretiene mucho. La televisión también la podías escuchar en el cuarto de baño gracias a los altavoces de TV. Todo un detalle.
El restaurante del hotel, La Albufera, está especializado en platos de arroz y en los platos de cocina mediterránea más comunes. Nosotros fuimos a comer y a cenar porque somos muy de arrozadas.
También frecuentamos el bar junto a la piscina y un salón de cócteles de ambiente elegante en el que nos reuníamos con los amigos.
El Meliá está situado junto al parque de María Luisa, una zona muy conocida de Sevilla, y a unos 15 minutos de caminata de la famosa catedral de Sevilla y del no menos famoso Alcázar. Os lo recomiendo. Es un hotel elegante en el que estás muy cómoda. El personal es muy atento.
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