El Barcelo Jandia Club Premium, Fuerteventura, es un hotel bastante mejorable. Nosotros tuvimos suerte de que no había mucha ocupación cuando nos alojamos. La cosa estaba más tranquila que en temporada alta. No me quiero imaginar lo que sería aquel hotel lleno de turistas extranjeros. El personal se desvivía por los turistas alemanes e italianos. El poco caso que nos hicieron fue porque no tenían muchos huéspedes extranjeros.
Las habitaciones estaban repartidas en ocho pabellones. A mayores había un edificio principal. Nuestra habitación estaba en la planta superior de uno de los pabellones. De ahí que tuviera vistas al mar.
Este hotel está en una especie de colina. Ves el mar, pero no lo tienes a pie de puerta. Nosotros alquilamos un coche para ir a la playa con las niñas. En el hotel nos clavaron tres euros por día por guardar el coche.
Casi nos hubiera compensado quedar en las cuatro piscinas que tiene el hotel. Pero yo prefiero una playa a cualquier piscina por buena que sea.
Desayunamos y comimos en un restaurante con buffet del Barcelo Jandia Club Premium, Fuerteventura. Me gustaba más que los otros restaurantes del hotel porque tenía unas terrazas con vistas a las piscinas. La comida era variada. Los camareros eran mucho más amables que las señoras de la limpieza que limpiaban los cuartos.
Intenté ir al spa. fue misión imposible. Siempre estaba hasta los topes. Los alemanes lo habían hecho suyo.
Lo peor en el Barcelo Jandia Club Premium, Fuerteventura, fueron las noches. Los mosquitos no nos dejaron dormir. Aquello parecía una plaga. Mi chico se lío a matarlos. Yo ni lo intenté.
Dormir por la mañana fue imposible. A las nueve pasadas aparecían las señoras de la limpieza. Les dije que vinieran pasadas las once y me contestaron que a esa hora limpiaban las habitaciones de los alemanes. Era como estar en un colegio de señoritas internas.
Nuestra habitación tenía una decoración muy de piso barato. Las colchas y las paredes eran en color rosa palo. Mi chico decía que era un cuarto de niña. No era muy grande, pero estaba bien ordenada. Menos me gustó el cuarto de baño. Necesitaba una reforma. Los sanitarios se veían muy usados.
Las habitaciones estaban repartidas en ocho pabellones. A mayores había un edificio principal. Nuestra habitación estaba en la planta superior de uno de los pabellones. De ahí que tuviera vistas al mar.
Este hotel está en una especie de colina. Ves el mar, pero no lo tienes a pie de puerta. Nosotros alquilamos un coche para ir a la playa con las niñas. En el hotel nos clavaron tres euros por día por guardar el coche.
Casi nos hubiera compensado quedar en las cuatro piscinas que tiene el hotel. Pero yo prefiero una playa a cualquier piscina por buena que sea.
Desayunamos y comimos en un restaurante con buffet del Barcelo Jandia Club Premium, Fuerteventura. Me gustaba más que los otros restaurantes del hotel porque tenía unas terrazas con vistas a las piscinas. La comida era variada. Los camareros eran mucho más amables que las señoras de la limpieza que limpiaban los cuartos.
Intenté ir al spa. fue misión imposible. Siempre estaba hasta los topes. Los alemanes lo habían hecho suyo.
Lo peor en el Barcelo Jandia Club Premium, Fuerteventura, fueron las noches. Los mosquitos no nos dejaron dormir. Aquello parecía una plaga. Mi chico se lío a matarlos. Yo ni lo intenté.
Dormir por la mañana fue imposible. A las nueve pasadas aparecían las señoras de la limpieza. Les dije que vinieran pasadas las once y me contestaron que a esa hora limpiaban las habitaciones de los alemanes. Era como estar en un colegio de señoritas internas.
Nuestra habitación tenía una decoración muy de piso barato. Las colchas y las paredes eran en color rosa palo. Mi chico decía que era un cuarto de niña. No era muy grande, pero estaba bien ordenada. Menos me gustó el cuarto de baño. Necesitaba una reforma. Los sanitarios se veían muy usados.
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