El Gran Hotel Victoria, El Ejido, es un hotel céntrico que no nos dejó muy contentos. Esperábamos algo mejor, no encontrarnos con una cama en nuestra habitación que tenía el colchón más duro que las baldosas del suelo.
Encima no era una habitación nada luminosa. Mi marido encendía todas las luces hasta que a mí se me subía el dolor de cabeza. No aguanto las luces encendidas cuando es de día.
Mucho mejor que la habitación era el desayuno, un buffet con mucha variedad. Me hizo gracia ver que el zumo lo ponen en una jarra como si fuera recién exprimido. Mi suegra hace lo mismo en su casa. Aquel zumo era de cartón toda la vida. El desayuno lo sirven en una sala pequeña. Eché en falta una estancia más grande para desayunar. Estábamos como sardinas en lata.
No parece un cuatro estrellas. Al Gran Hotel Victoria, El Ejido, le sobra una estrella entera. Sólo por lo incómoda que era la cama no merece tanta estrella como tiene. Pero peor que la cama mí la temperatura de la habitación. Me asaba. Mi marido se dejaba los dedos regulando el aire acondicionado, pero la calor era casi la misma.
Siguiendo enumerando desventajas una de ella es la piscina. Está en la última planta del hotel y no deja de ser una piscina de chalé familiar. Muy poca piscina para tantos huéspedes.
Cuando estuvimos nosotros hace un par de meses había poca gente. No me extraña. El Gran Hotel Victoria, El Ejido, es un hotel que conoces y no te queda ganas de repetir estancia. Se nos hicieron largos los dos días que estuvimos alojados. Encima la cafetería estaba casi siempre cerrada. Un desastre.
Encima no era una habitación nada luminosa. Mi marido encendía todas las luces hasta que a mí se me subía el dolor de cabeza. No aguanto las luces encendidas cuando es de día.
Mucho mejor que la habitación era el desayuno, un buffet con mucha variedad. Me hizo gracia ver que el zumo lo ponen en una jarra como si fuera recién exprimido. Mi suegra hace lo mismo en su casa. Aquel zumo era de cartón toda la vida. El desayuno lo sirven en una sala pequeña. Eché en falta una estancia más grande para desayunar. Estábamos como sardinas en lata.
No parece un cuatro estrellas. Al Gran Hotel Victoria, El Ejido, le sobra una estrella entera. Sólo por lo incómoda que era la cama no merece tanta estrella como tiene. Pero peor que la cama mí la temperatura de la habitación. Me asaba. Mi marido se dejaba los dedos regulando el aire acondicionado, pero la calor era casi la misma.
Siguiendo enumerando desventajas una de ella es la piscina. Está en la última planta del hotel y no deja de ser una piscina de chalé familiar. Muy poca piscina para tantos huéspedes.
Cuando estuvimos nosotros hace un par de meses había poca gente. No me extraña. El Gran Hotel Victoria, El Ejido, es un hotel que conoces y no te queda ganas de repetir estancia. Se nos hicieron largos los dos días que estuvimos alojados. Encima la cafetería estaba casi siempre cerrada. Un desastre.
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