El GH Gran Hotel Lugo está en el centro de Lugo, a unos cinco minutos del casco histórico de la ciudad. Es perfecto para ir en plan turista a Lugo porque lo tienes todo a mano y puedes prescindir del coche.
No es un hotel muy nuevo aunque lo parece cuando llegas y ves su fachada. Es del año 1979, pero lo tienen muy bien cuidado.
Nos dieron una habitación exterior, luminosa si descorrías las cortinas, muy cómoda y tranquila. La decoración era demasiado seria para mi gusto. En su afán de buscar un cierto lujo, le dieron al hotel un aspecto de palacio de condes antiguos.
La habitación era amplia. Teníamos una cómoda cama con cabecero de madera, un televisor antiguo que ni encendimos, caja fuerte, línea de teléfono directo, una especie de saloncito en un rincón del cuarto. En toda la habitación predominaban los tonos marrones.
El cuarto de baño era mucho más moderno. Tenía mármol gris impoluto por doquier.
Cuando estuvimos nosotros tenían el spa cerrado. No sé si era por obras o por falta de personal. Se notaba que no andaban sobrados de personal. Le pregunté a la camarera de habitación si había una huelga. Me dijo que no. Debe ser que los responsables del hotel quieren atender un hotel de casi 160 habitaciones con cuatro chicas.
Lo que no me gustó tampoco fue el elitismo que practican. En el buffet del desayuno apartaron a unos que iban de excursión. No se perdieron nada. Nosotros estábamos en lo que se suponía que era el grupo de los ricos y nos dieron un desayuno de pena. En mi vida había bollería más escasa. Patricia decía que no se podía repetir bollo. Acabamos desayunando otra vez en una cafetería fuera del hotel.
No os recomiende recomendar el GH Gran Hotel Lugo. Lo mejor que tiene es su ubicación.
No es un hotel muy nuevo aunque lo parece cuando llegas y ves su fachada. Es del año 1979, pero lo tienen muy bien cuidado.
Nos dieron una habitación exterior, luminosa si descorrías las cortinas, muy cómoda y tranquila. La decoración era demasiado seria para mi gusto. En su afán de buscar un cierto lujo, le dieron al hotel un aspecto de palacio de condes antiguos.
La habitación era amplia. Teníamos una cómoda cama con cabecero de madera, un televisor antiguo que ni encendimos, caja fuerte, línea de teléfono directo, una especie de saloncito en un rincón del cuarto. En toda la habitación predominaban los tonos marrones.
El cuarto de baño era mucho más moderno. Tenía mármol gris impoluto por doquier.
Cuando estuvimos nosotros tenían el spa cerrado. No sé si era por obras o por falta de personal. Se notaba que no andaban sobrados de personal. Le pregunté a la camarera de habitación si había una huelga. Me dijo que no. Debe ser que los responsables del hotel quieren atender un hotel de casi 160 habitaciones con cuatro chicas.
Lo que no me gustó tampoco fue el elitismo que practican. En el buffet del desayuno apartaron a unos que iban de excursión. No se perdieron nada. Nosotros estábamos en lo que se suponía que era el grupo de los ricos y nos dieron un desayuno de pena. En mi vida había bollería más escasa. Patricia decía que no se podía repetir bollo. Acabamos desayunando otra vez en una cafetería fuera del hotel.
No os recomiende recomendar el GH Gran Hotel Lugo. Lo mejor que tiene es su ubicación.
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