Las Bodegas Vivanco se pueden visitar previo pago, por supuesto. Los de este vino de La Rioja han sabido reinventarse. Por una visita a las bodegas y al museo más la degustación de un par de vinos te cobran 15 euros. Un precio asequible, pero considerable si vas con tu pareja. El precio se multiplica por dos.
Yo fui con mi marido. Es un entusiasta de los vinos y de toda la cultura vinícola. Mi marido disfruta en este tipo de visitas.
Nos llevaron a ver los viñedos y después entramos en las bodegas acompañados por un guía profesional. Las explicaciones son muy detalladas. Pero quedan en las bodegas. En el museo no había nadie para explicarte nada. Nos dijeron que en una hora y medía se veía todo el museo. Acabamos de verlo en media hora. Nosotros somos de visitas rápidas a los museos, y más si no hay nadie para hacer explicaciones.
Los dueños de Bodegas Vivanco tienen el negocio muy bien montado. Cuando estuvimos nosotros había bastantes turistas haciendo la visita a las bodegas. Se innovan mucho. También estuvimos en el restaurante. Mi marido quedó tan contento con las dos degustaciones que quería cenar con aquellos vinos.
El menú que nos sirvieron en el restaurante no me sorprendió: dentro de ibéricos, espárragos con salmón, jarrete de cordero y un postre de torrijas a las que les sobraba la caramelización que le pusieron. Todo esto regado con un Vivanco de crianza. Yo pasé del vino y me serví agua mineral. Alguien tenía que conducir.
En Bodegas Vivanco organizan cursos de cata. Mi marido se hubiera apuntado si nos quedaran más a mano. Los cursos de cata siempre están bien. Te pueden ayudar a encontrar trabajo en algún restaurante.
Yo fui con mi marido. Es un entusiasta de los vinos y de toda la cultura vinícola. Mi marido disfruta en este tipo de visitas.
Nos llevaron a ver los viñedos y después entramos en las bodegas acompañados por un guía profesional. Las explicaciones son muy detalladas. Pero quedan en las bodegas. En el museo no había nadie para explicarte nada. Nos dijeron que en una hora y medía se veía todo el museo. Acabamos de verlo en media hora. Nosotros somos de visitas rápidas a los museos, y más si no hay nadie para hacer explicaciones.
Los dueños de Bodegas Vivanco tienen el negocio muy bien montado. Cuando estuvimos nosotros había bastantes turistas haciendo la visita a las bodegas. Se innovan mucho. También estuvimos en el restaurante. Mi marido quedó tan contento con las dos degustaciones que quería cenar con aquellos vinos.
El menú que nos sirvieron en el restaurante no me sorprendió: dentro de ibéricos, espárragos con salmón, jarrete de cordero y un postre de torrijas a las que les sobraba la caramelización que le pusieron. Todo esto regado con un Vivanco de crianza. Yo pasé del vino y me serví agua mineral. Alguien tenía que conducir.
En Bodegas Vivanco organizan cursos de cata. Mi marido se hubiera apuntado si nos quedaran más a mano. Los cursos de cata siempre están bien. Te pueden ayudar a encontrar trabajo en algún restaurante.
No comments:
Post a Comment