El Sercotel Coliseo de Bilbao está en un edificio que llama la atención por su majestuosidad. En el mismo edificio está el casino y, según me contaron, también estuvo en este edificio la ópera. No debes perderte la fachada de noche. La iluminan tan bien que parece el edificio todavía más bonito.
Si me sorprendió la fachada, más me sorprendió el interior del hotel. Quedé a cuadros cuando entramos y nos encontramos con una moderna decoración minimalista. Todo muy zen.
La chica de recepción era muy amable. Nos dio una habitación muy amplia en la segunda planta del hotel. La habitación tenía la misma decoración minimalista en tonos marrones del resto del hotel. El mobiliario estaba contado. Mi marido se reía diciendo que sólo uno de nosotros podía estar sentado porque había una silla. Bueno, también había una butaca. Uno tenía que sentarse en la silla y el otro en la butaca. La conexión wi fi funcionaba bastante bien tanto en nuestra habitación como en otras estancias del hotel. Era gratuita.
El cuarto de baño me gustó menos que la habitación. Sólo había una ducha. Nada de bañera. Fue imposible disfrutar de mi baño relajante de las noches. en cuanto a geles y jabones la cosa estaba contadita. Nos dejaron unos envases individuales que los gasto mi marido sin necesidad de compartir. Yo eché mano de los geles y jabones que llevaba en mi equipaje.
Lo mejor del hotel era el silencio. Pese a estar completas casi todas sus habitaciones, parecía una casa de fantasmas. No se oía ni un murmullo. Mi marido decía que se debía a que los huéspedes eran jubilados mayores y con pasta. Tonterías suyas.
No os recomiendo ni os dejo de recomendar el Sercotel Coliseo. A mí sus servicios me parecieron algo escasos, incluyendo el normalito desayuno de buffet, para ser un hotel de 4 estrellas. Es un hotel mejorable.
Si me sorprendió la fachada, más me sorprendió el interior del hotel. Quedé a cuadros cuando entramos y nos encontramos con una moderna decoración minimalista. Todo muy zen.
La chica de recepción era muy amable. Nos dio una habitación muy amplia en la segunda planta del hotel. La habitación tenía la misma decoración minimalista en tonos marrones del resto del hotel. El mobiliario estaba contado. Mi marido se reía diciendo que sólo uno de nosotros podía estar sentado porque había una silla. Bueno, también había una butaca. Uno tenía que sentarse en la silla y el otro en la butaca. La conexión wi fi funcionaba bastante bien tanto en nuestra habitación como en otras estancias del hotel. Era gratuita.
El cuarto de baño me gustó menos que la habitación. Sólo había una ducha. Nada de bañera. Fue imposible disfrutar de mi baño relajante de las noches. en cuanto a geles y jabones la cosa estaba contadita. Nos dejaron unos envases individuales que los gasto mi marido sin necesidad de compartir. Yo eché mano de los geles y jabones que llevaba en mi equipaje.
Lo mejor del hotel era el silencio. Pese a estar completas casi todas sus habitaciones, parecía una casa de fantasmas. No se oía ni un murmullo. Mi marido decía que se debía a que los huéspedes eran jubilados mayores y con pasta. Tonterías suyas.
No os recomiendo ni os dejo de recomendar el Sercotel Coliseo. A mí sus servicios me parecieron algo escasos, incluyendo el normalito desayuno de buffet, para ser un hotel de 4 estrellas. Es un hotel mejorable.
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