Una amiga mía es de Donamaria, un lugar poco conocido del Pirineo navarro que tuvimos la ocasión de conocer cuando nos invitó a la Primera Comunión de su niño. Nos alojamos en Donamaria'ko Benta e Donamaria, Navarra, un pequeño hotel rural ubicado en el Camino de Santiago. Todo es muy rural: el entorno, la casita, los campos que la rodean. Te sientes apartada del mundo en medio de una tranquilidad a la que no estamos acostumbradas las personas que vivimos en grandes ciudades. Los únicos ruidos que hay son los trinos de los pajaritos.
El hotelito lo tienen bien organizado. Las habitaciones las han puesto en un edificio anexo, aparte de restaurante y recepción y demás zonas comunes. Pese a ser un anexo han mantenido la misma línea arquitectónica del edificio principal: piedra antigua en las paredes y tejas en el tejado.
La Primera Comunión del niño de mi amiga se celebró en el restaurante de Donamaria'ko Benta e Donamaria, Navarra. No éramos muchos los invitados, pero llenamos las dos pequeñas salas, ambas decoradas con radios viejas de madera, lámparas de tela, óleos en las paredes, bustos de escayola y hasta había una mecedora que hizo las delicias de los niños del convite. Temí que la rompieran de tanto sentarse en ella para mecerse.
Las habitaciones de la Donamaria'ko Benta e Donamaria, Navarra, no son lujosas. Me gustaron más las zonas comunes, los salones con chimeneas, las paredes de piedra cara vista. En la habitación que nos dieron me encontré una cama con el cabecero de forja y un colchón más duro que las piedras del camino, paredes caleadas de blanco, unas vigas de madera en el techo a medio cubrir, la ventana antigua y de madera, muebles recios y puertas de madera antigua. Casi recordaban las habitaciones de una abadesa en un convento. No nos faltó un cuarto de baño, pero, la habitación era tan de tiempos pasados que mi marido me decía que iban a llamar a la puerta las criadas de la casa trayéndonos agua para ducharnos. No era el caso. Como os decía, había cuarto de baño. También había en nuestra habitación una mesa con un espejo a modo de tocador antiguo que me sirvió para maquillarme y sentirme poco menos que la señora de la aldea.
Os recomiendo Donamaria'ko Benta e Donamaria, Navarra. Tiene su gracia este hotelito rural. No descarto volver. A mi santo le gustó mucho la fachada de piedra con aspecto de casa de pueblo de Navarra. Debajo del tejado a dos aguas hay una terraza que le da un toque diferenciador de otras casas próximas.
El hotelito lo tienen bien organizado. Las habitaciones las han puesto en un edificio anexo, aparte de restaurante y recepción y demás zonas comunes. Pese a ser un anexo han mantenido la misma línea arquitectónica del edificio principal: piedra antigua en las paredes y tejas en el tejado.
La Primera Comunión del niño de mi amiga se celebró en el restaurante de Donamaria'ko Benta e Donamaria, Navarra. No éramos muchos los invitados, pero llenamos las dos pequeñas salas, ambas decoradas con radios viejas de madera, lámparas de tela, óleos en las paredes, bustos de escayola y hasta había una mecedora que hizo las delicias de los niños del convite. Temí que la rompieran de tanto sentarse en ella para mecerse.
Las habitaciones de la Donamaria'ko Benta e Donamaria, Navarra, no son lujosas. Me gustaron más las zonas comunes, los salones con chimeneas, las paredes de piedra cara vista. En la habitación que nos dieron me encontré una cama con el cabecero de forja y un colchón más duro que las piedras del camino, paredes caleadas de blanco, unas vigas de madera en el techo a medio cubrir, la ventana antigua y de madera, muebles recios y puertas de madera antigua. Casi recordaban las habitaciones de una abadesa en un convento. No nos faltó un cuarto de baño, pero, la habitación era tan de tiempos pasados que mi marido me decía que iban a llamar a la puerta las criadas de la casa trayéndonos agua para ducharnos. No era el caso. Como os decía, había cuarto de baño. También había en nuestra habitación una mesa con un espejo a modo de tocador antiguo que me sirvió para maquillarme y sentirme poco menos que la señora de la aldea.
Os recomiendo Donamaria'ko Benta e Donamaria, Navarra. Tiene su gracia este hotelito rural. No descarto volver. A mi santo le gustó mucho la fachada de piedra con aspecto de casa de pueblo de Navarra. Debajo del tejado a dos aguas hay una terraza que le da un toque diferenciador de otras casas próximas.
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