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Tuesday, August 25, 2020

Mis vacaciones con los bereberes

Recorrer el Anti-Atlas de Marruecos con una caravana fue una experiencia inolvidable. Hicimos este viaje al año de casarnos. Fue durante un pic nic a las orillas del río Sous cuando empecé a notar los síntomas de mi primer embarazo. Mi primogénita había iniciado la gestación en mi barriga de nueve meses. Una gran noticia.

El Anti-Atlas es una barrera montañosa que protege el valle del río Sous de los tremendos vientos procedentes del Sáhara. Pese a las montañas aún notas bastante el airecillo. Si vas preocupada por el peinado, te tocará sufrir. Yo opté por un recogido de coleta sencilla. Así no me despeiné mucho cuando salimos de la caravana para recorrer tramos de la naturaleza montañosa marroquí.

Falta hace llevar transporte propio. Por allí no ves autobuses ni taxis. El tren es un medio de transporte desconocido. No es una zona muy poblada. Se nota que no han llegado los turistas masivos. Algunos ves, pero es más bien gente que se lía la mochila a la espalda y va a descubrir rincones apartados de las recomendaciones de las agencias de viajes.

Todavía conservamos las fotos que sacó mi marido. Las hizo con una de aquellas cámaras de carrete. Las vi el otro día en un álbum que teníamos guardado en un armario del trastero y me emocioné. ¡Qué jóvenes éramos! ¡Y qué enamorados estábamos! En alguna instantánea salíamos juntos delante de montañas de formas pintorescas. Recuerdo que estas fotos de los dos juntos nos las había sacado un turista inglés muy majo. A cambio lo llevamos un trecho en nuestra caravana.

En el Anti-Atlas viven bereberes. Son bereberes sedentarios. Apenas tratamos con ellos. Son gentes que conservan muchas de sus costumbres ancestrales. Mi marido decía que no les gustaban los turistas. Yo intenté hablar con un señor mayor en el poco francés que sé. El hombre echaba pestes del Rey de Marruecos. Decía que quería cambiarlos, prohibirles cosas. En todos los países están descontentos con sus gobernantes.

Os recomiendo visitar el Anti-Atlas, una zona de Marruecos poco frecuentada aún por los turistas. Todo lo más que encuentras es algún mochilero. Es un lugar tranquilo y la población local resulta poco agobiante. Los bereberes tienen una forma de ser bastante distinta a la de los otros marroquíes. Son gente orgullosa. Se nota que están contentos de ser bereberes.

Thursday, August 20, 2020

Mis vacaciones en un coto de caza

Las Nubes de Albalate de Zorita en Guadalajara es una casa rural con vistas a la vega del Marqués y al valle del Tajo que me hizo recordar el libro Viaje a la Alcarria escrito por Camilo José Cela. Mi marido lo eligió para pasar una semana. Fue una semana inolvidable por la tranquilidad que tuve en este pequeño hotel perdido en el campo castellano.

La comarca alcarreña es muy bonita. Sólo habíamos estado de paso. Quedar siete días en uno de sus alojamientos rurales consigue que desconectes del mundanal ruido. Yo casi me olvidé de mi casa.

Es una casa con una decoración de espacios diáfanos un tanto pasada de moda. Yo soy más de paredes. Menos mal que los tabiques los habían quitado sólo de las estancias comunes. La recepción, el salón, el comedor y una sala de juegos estaban unidas por la falta de tabiques separadores. Me encanto la sala de juegos. Ver en un cuadro la imagen de Marilyn y Bogart me hacían pensar en una partida de póquer. Lo malo es que pronto te asaltaba el hambre. No hacía falta asomarse a la barandilla que la separaba del salón. El olor a comida es lo mejor para dejar de jugar: abre el apetito.

Buena comida y buenas vistas tenías en un salón acristalado por tres de sus lados. Las mismas buenas vistas las tuvimos en nuestras habitaciones. Eran cuartos muy luminosos, de líneas limpias y colores neutros. Los cabeceros de las camas eran muy originales: los habían hecho con fotografías enmarcadas. Me encantaron. Tomé nota de la idea. Pero a mi marido no le gustó.

Os recomiendo el hotel rural Las Nubes. Merece la pena alojarse en esta casa rural ubicada en medio de un coto de caza. Nuestra habitación tenía vistas al valle del Tajo. La de mis hijas tenía sus ventanas hacia la sierra. En ambas las vistas eran estupendas.

Lo que no me gustaron nada fueron los cuartos de baño. En los dos había escalones para subir a la bañera. Pensé que íbamos a tener un susto. Menos mal que eran cuartos de baño espaciosos. Salías de la bañera, bajabas con cuidado los escalones y podías secarte sin tropezar.

Tras la ducha en la bañera imposible se agradecía el buen desayuno. Las comidas en Las Nubes tienen muy presentes los productos de la tierra. Da gusto comer productos tan naturales.

Los alrededores también son muy recomendables. Nosotros fuimos en coche hasta la ciudad visigoda de Recópolis. Está a siete kilómetros de este pequeño hotelito rural con mucho encanto.
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Mis vacaciones en La Coruña

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Praliné es una bombonería que vende buenos dulces. Se han trasladado de la calle Francisco Mariño en La Coruña a la calle del Orzán en la misma ciudad. Buscaban un local más amplio. Praliné ha apostado por la modernización para tener contentos a sus clientes. Todavía están empezando en su nueva tienda, pero el nuevo local promete.

Al obrador normal han añadido un obrador para celíacos. Así garantizan panes y pasteles aptos para personas intolerantes al gluten sin contaminación. Seguro que le sobran clientes para el pan sin gluten. Cuando lo compras en el supermercado o en otra panadería siempre temes que vaya algo de gluten porque lo cocinan en el mismo horno. Los responsables de Praliné han estado muy acertados al meter en su cocina un horno específico para elaborar pan y bollería sin nada de gluten.

Praliné es una panadería especializada en desayunos a domicilio, mesas dulces, cestas de maternidad. Es, como dice mi suegra, la casa del dulce. Yo quedé encantada con una de sus mesas dulces en el cumpleaños de una amiga de mis hijas. Nos pusimos hasta las cejas todos los invitados de delicias salidas de las manos de los mejores maestros pasteleros de la ciudad de La Coruña. En su nuevo local van a tener un obrador a la vista para que los clientes podamos ver trabajar a los pasteleros. Será un local muy moderno.

Os recomiendo Praliné, una bombonería que abre su nuevo local en la calle del Orzán. Me comentaron que van a tener una terracita fuera y algunas mesas en el interior. Los nuevos tiempos mandan. Una pastelería con bar está muy de moda en un ciudad donde nos gusta estar más fuera que dentro de casa.

Praliné se ha hecho famosa por sus bombones artesanos y por sus deliciosas galletas. Unos bombones de Praliné te hacen quedar mejor, cuando los regalas, que una caja de bombones de supermercado, por famosa que sea su marca. Bica de manzana, bizcocho de limón, magdalenas y galletas de mantequilla son las cuatro especialidades que preparan para celíacos.
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La esquina de Valentina está en la esquina de la calle Torreiro, en La Coruña. Es un fast food de calidad con panes a medida de sabores deliciosos. El bocadillo de caldeirada de ralla con pan de pimentón, bocadillo de corbina o jurel con pan de algas y agua de mar o pan bao de guiso de cordero con boniato son algunas de las innovadoras propuestas de este nuevo local que apuesta por comer sin mantel y sin cubiertos. Todo lo que tienen se puede comer con las manos.

Yo probé el jurel con pan de algas y me encantó. Al pan le ponen sal yodada. De ahí su sabor marino. Eso sí, no lleva agua de mar como pensaba mi marido. Los nombres los ponen rebuscados para que les queden bonitos en la carta y así vender más.

Sus bocadillos no son para pobres. Un bocadillo y una copa de vino te cuestan 15 euros. Por treinta euros comimos mi marido y yo. Eso sí, salí casi con más hambre que cuando entré. Se nota que vas a un local donde priman tanto la calidad que se olvidan de la cantidad. También pudo ser que me abriera el apetito ver a los cocineros trabajando. La cocina a la vista mete más hambre que quita lo que en ella se prepara.


El local acaba de abrir. Tomen nota: está en la esquina de la calle Torreiro con la calle Galera. Es una ubicación muy céntrica en una zona de tapas. Me gusta el local. Está muy limpito. Los taburetes altos son cómodos para una persona a la que le guste sentarse en la barra. Fuera hay unas cuanta mesas. Es una pena que estén siempre ocupadas.

Destacaría también la decoración del local, un trabajo que hicieron dos jóvenes decoradores de la Escuela de Arte Pablo Picasso de La Coruña. Esperemos que el negocio les funcione. Han invertido mucho dinero en abrir un local acorde a los nuevos tiempos.
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El Pazo do Río en Montrove, Oleiros, La Coruña, es una casa rural amplia en la que te encuentras muy acompañada. Suele estar bastante concurrida. Los que no van a su alojamiento van a su restaurante. Nosotros estuvimos hace unos días con mi suegra.

Cogimos un apartamento. Hay veinte, uno de ellos es para discapacitados. No son apartamentos lujosos. Están pensados para familias que buscan un alojamiento cómodo cerca de buenos restaurantes y mejores playas. Estos días el tiempo acompañó. Pudimos bajar a la playa todos los días. Yo ni me lo creía. Mis hijas poco fueron a la piscina del complejo hotelero. Donde hay una playa que se quiten las piscinas.

El restaurante del Pazo do Río está muy bien. Pude ver que han renovado su carta. Yo me animé con los arroces y los pescados. Es lo que mejor sienta a mi delicado estómago. Coincidimos con varias bodas en el restaurante. La gente se apura para casarse. Se teme que cierren todo en Coruña por los rebrotes del covid-19. En el Pazo do Río las medidas sanitarias se han extremado. Ves todo mucho más limpio. También ves geles hidroalcohólicos por todas partes. En el cuarto de baño de nuestro apartamento nos dejaron dos.

Os recomiendo El Pazo do Río en Montrove para pasar estos días de pleno verano. Tiene unos jardines bien cuidados. La piscina está siempre limpia como los chorros del oro. Yo prefiero los apartamentos. Las habitaciones tienen una decoración más de piso humilde. En los bungalows la decoración está más cuidada. Destacaría también lo bien que va la conexión wi fi gratuita.

Nosotros seguro que volvemos para el año. Mi marido volverá antes. Me dijo que la paella del Pazo do Río está mejor que la que le prepara su madre. Yo opino lo mismo. Toda la comida del restaurante está deliciosa, pero los arroces los bordan.
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Thursday, August 13, 2020

Mis vacaciones de Miss Culta Feliz

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Sant Ignasi en Ciutadella, Menorca es una casona del siglo XVIII que encuentras después de un campo de olivos. Es toda tranquilidad. En el jardín que la rodea sólo escuchas el trino de los pajaritos. Dentro, una apuesta por el turismo de calidad, te aparta de visitantes ruidosos.

Yo pasé en esta casa rural un fin de semana largo con mi marido, mis hijas y mi suegra. Menorca es una isla que gusta mucho a mi esposo. No tiene nada que ver con Mallorca y mucho menos tiene que ver con la fiesta continua de Ibiza. Menorca es una isla para los turistas que buscan tranquilidad en las Islas Baleares.

Mi suegra tomaba el sol en el jardín. Encontró su sitio debajo de una palmera que le ofrecía un cobijo de sol y sombra ideal para una persona de la tercera edad. En el jardín de la casona, además de palmeras, había nogales y algún arriate de plantas bastante bien cuidadas.

Dentro de la casa te encuentras con estancias comunes muy perfumadas. La recepción, por ejemplo, olía a almáciaga. Muchos mejores son los dormitorios. Nosotros cogimos tres. Eran idénticos. Se trataba de habitaciones con esteras negras en el suelo a modo de alfombras, paredes pintadas de color crema clarito, colchas y cortinas en la misma tonalidad crema. Tampoco encontrabas lujos en los cuartos de baño. Limpios, pero sin otro exceso que los geles y jabones que te dejaban. No nos hizo falta decirles que repusieran. Había para dar y regalar.

Os recomiendo Sant Ignasi para alojaros en Menorcca. Te queda cerca de Ciutadella. Nosotros aprovechamos para ir a cenar. También para ir de tiendas. El turismo de compras no se lo perdono a mi santo. Aunque me lleve para el medio del monte, yo me voy de tiendas sí o sí. En todo caso, no estábamos en medio de la nada. Sigues un largo sendero hacia Cala Morell y ya llegas. Tienes señales en la salida de Ciutadella para no perderte.

No nos aburrimos. Como os dije, entre tomar el sol debajo de las palmeras para tener algún fresquito y caminar por el campo de los alrededores se nos fue el tiempo. Mis hijas disfrutan mucho en la naturaleza. Ellas salieron más de la casona que yo. Fueron con su padre a ver la Naveta des Tudons, un monumento funerario de la edad de bronce que queda a unos siete kilómetros de esta casa rural de fachada pintada de color amarillento y con contras en las ventanas. A mis hijas les gusta mucho el arte antiguo. Su padre también las llevó a ver unas cuevas prehistóricas que hay en Cala Morell y los poblados megalíticos de Son Catlar y Torre Llafuda.
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Mas Pau en Avionyonet de Puigventós en Girona es una casa rural que conocimos gracias a su restaurante. Fuimos con unos amigos a saborear la alta cocina catalana en el corazón del Alt Empordà. Regresamos unas semanas después para pasar un fin de semana comiendo a lo grande. Es a comer lo que invitan sus tres comedores comunicados entre sí.

En nuestra segunda visita llevamos a mi suegra. Fue una sorpresa para ella ver el bar con mesas fabricadas a partir de máquinas de coser antiguas. Eso se llama reciclaje. El bar tiene los techos abovedados. No te queda duda de estar dentro de una masía del siglo XVII.

Tampoco te queda duda de la antiguedad del edificio cuando llegas y ves una fachada sencilla, de piedra, decorada con unas plantas trepadoras. Las habitaciones, en cambio, recuerdan más a las habitaciones de un piso de ciudad que a las de una masía. Unas paredes de color salmón me hicieron sentir casi en la casa de Barbie. Más me sentí en un mundo rosa cuando abrí la puerta del cuarto de baño y me encontré un llamativo mármol rosa como protagonista de la decoración del cuarto de aseo.

Mi suegra se quejó del mobiliario gastado. Se está volviendo muy de Ikea gracias a mí. Lo que sí le gustaron fueron las cortinas. Tenían unos colores muy primaverales. Pura alegría empezabas a sentir mirando para las cortinas de las habitaciones.

No faltan cultivos alrededor de la casa. Sus dueños saben sacarle partido al negocio: casa con alojamientos, buen restaurante y un huerto para tener materia prima propia para las comidas. Los felicito por el negocio completo que han montado. Deberían tomar nota otros restaurantes y pequeños hoteles: un huerto propio es la mejor apuesta que se puede hacer por la agricultura respetuosa con el medio ambiente.

Nosotros quedamos muy contentos con el trato recibido. Nos sentimos como en casa. Por eso os recomiendo Mas Pau. Es bastante fácil de encontrar: está a unos cuatro kilómetros de Figueres. Olot te queda a la izquierda.
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Wednesday, August 05, 2020

Mis vacaciones en una villa de indianos

Vistamar en Valldemossa, Mallorca, es una villa de indianos reconvertida al negocio del turismo rural en las islas Baleares. Esta casa de terraza superior entre grandes arcos data de principios del siglo XX. La casa está en el centro de una finca llena de pinos de cien hectáreas que linda con un acantilado rocoso. Fue lo que menos me gustó: el acantilado. Soy una madre temerosa. Ni que decir que no permití que mis hijas se acercaran a aquellos acantilados que metían miedo.

Preferí que dieran paseos por los alrededores. Las llevamos a ver la cercana cartuja de Valldemossa. Regresé sólo con mi marido a la cartuja para escuchar un concierto de música clásica, una música que me relaja mucho.

La casa es bastante pintoresca. Un arco de piedra comunica la entrada con el patio adoquinado que distribuye las estancias. Tiene mucho diseño. Los diseñadores no olvidaron equilibrar muebles y adornos salidos de la mejor artesanía mallorquina. Los cortinajes y las colchas de las camas te hacían pensar en mujeres cosiendo a mano o en precarias máquinas de coser las telas hasta darle forma en los productos finales. Las telas de llengos, los siurels de colores mediterráneos...

Nos dieron dos habitaciones amplias y soleadas. Tanto la nuestra como la de las niñas tenían terraza. Lo agradecí. Me gusta tomar el sol en la terraza de mi cuarto. Resulta muy práctico. Lo que me gustó menos fue la cama con dosel. Me tuvo que tocar a mí. En la habitación de las niñas había una cama sin dosel, pero tenía una decoración tan sencilla, tan rural, que hizo que prefiriera la habitación de la cama con dosel.

Os recomiendo Vistamar en Valldemossa, Mallorca. Está al fondo de un olivar. Coges el desvío hacia Andraits y llegas pronto. Eso sí, tienes que cruzar Valldemossa. No debes perderte tampoco el Mirador de Son Marroig. Está a unos cuatro kilómetros de la casona. Las vistas son estupendas.

La combinación es buena: campo y mar, mar y tranquilidad. Es un lugar perfecto para pasar unas vacaciones familiares tranquilas.
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