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AUDIBLE: libros leídos por famosos

Tuesday, December 18, 2007

El fantasma, 12

Tuvimos que pedirle a la experta en divinidades que se fuera porque una cosa es que aparezca la madre de Cristo y otra es que aparezcan los muertos de la familia pidiendo cuentas.

-Tengo que marchar, hijo.
-son las doce de la noche, mamá.
-Acompáñame al hotel.

Marcharon, dejándome sola con el gato y con mi miedo. El gato buscó cobijo debajo de la mesa de la cocina y fue dejando de maullar. Cuando quedó dormido, fui para mi habitación.

¿Apagaba el móvil? Carlos no me iba a llar, estaba segura. Si ocurría una emergencia, podía recurrir al teléfono fijo. Lo apagué. Ya quedaba dormida cuando sonó el fijo.

Era el socio de mi chico.

-Tengo que hablar con Carlos.
-No está en casa.

Le dí la dirección del hotel.

-Si está con su madre, no lo llamo.
-Como quieras, Alberto.
-Te digo a ti lo que quería decirle.
-No, mejor díselo a él. El papel de intermediaria se me da mal.
-Mara me habló mucho de ti.

¿Mara?... Ah, sí. Ya me había olvidado de que la directora de la revista "Miss" es el nuevo amorío del socio capitalista de mi chico.

-¿Tienes el gato en casa, Sophia? Lo estoy oyendo maullar.
-No me hables del dichoso, gato. Me va a volver loca.
-Carlos fue muy amable al buscarle un hogar.
-¿Carlos?
-¿No te contó que se quedó con el gato que heredé de mi difunta madre?

Colgué el teléfono y marqué el número de móvil de mi chico. Estaba fuera de cobertura. Busqué en la guía el número del hotel. Llamé. Comunicaba. ¡Menudo hotel! Al tercer intento me cogieron el teléfono. La recepcionista, con voz melosa, se negaba a ponerme con la habitación de mi chico.

-Despertaría a nuestros huéspedes.
-Despiértelos. Tengo que comunicarles una emergencia procedente de Praga.

Friday, December 07, 2007

El fantasma, 11

 -La explicación está en la expulsión de los judíos. En esta casa vivió un judío converso que fue expulsado.
 -¡Imposible! -protesto-. Este edificio no es tan antiguo.
 -¡Calla, insolente! Deja hablar a la experta. Siga doña Claudia Belén.
 -Me has insultado, Margot. Exijo respeto.
 
 La experta siguió con su teoría. Parecía la tía de Pablito. Hablaba de los judíos como de sus primos. El gato empezó a maullar cuando la experta andaba por los siglos I y II d.C. Los judíos huían de los romanos y el gato maullaba. Sólo faltaba que cayera otra lámpara. Cayó la de nuestra habitación en el mismo momento que Claudia Belén citó a los almorávides. Margot se santiguó. Menos mal que aún no aparecía la Virgen. Miré el cuadro y no, allí no había ningún rostro divino. Aquellas rayas geométricas tenías más pecado que Eva. Los almohades y benimerines también huyeron de la España mora hacia la España cristiana explicaba la experta. Carlos la miraba con cara de alumno aplicado.
 
 -¿Cuánto cobra usted por hablar de los judíos antiguos? -le pregunté a la experta.
 -Los judíos no eran todos ricos.
 -Supongo, señora. Los pobres siempre existimos.
 -¡Por eso te quieres casar con Carlos!-chilló Margot-. Para que te mantenga.
 -Justamente.
 -Yo no lo permitiré.
 
 Lo que no puede impedir Margot es la rotura de cristales y porcelanas. Ahora son las figuras Lladró las que vuelan por los aires y acaban en trozos sobre una alfombra persa.
 
 La madre de mi chico lloriquea. Dice que acaba de ver a su padre pasando por el pasillo.



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Tuesday, December 04, 2007

El fantasma, 10

 
 
Aprovechando que el gato estaba callado, me tiré en el sofá a dormir la siesta. Si regresaba Margot despertaría con su vozarrón de militar frustrada.
 
 Así fue. Su conversación me trasladó al mundo de los despiertos con gran sobresalto. Retoqué los labios y me mentalicé rápidamente para ejercer de aspirante a nuera.
 
 -La cara de la Virgen se plasmó sobre este Miró -le explicaba a la experta en milagros.
 
 No pude reprimir un ataque de risa. El Miró de la pared era un cuadro que le compré a un pintor en la feria de artesanía de Méndez Núñez. Nunca había conocido al renombrado artista el lienzo sobre el que , según Margot, se posó la cara de la Virgen.
 
 -¿Eres tonta? Estamos hablando de cosas serias.
 -Soy católica no practicante -repliqué.
 
 La experta se presentó como Claudia Belén. Intentó darme dos besos, pero no se lo permití. Yo a los expertos en divinidades les tengo mucho respeto.
 
 -Hijo, prepara un café para doña Claudia Belén -le pidió Margot a Carlos
 -Perdone, prefiero un vaso de leche templada.
 
 Acompañe a mi chico a la cocina para explicarle que la leche templada se conseguía calentándola en el microondas y enfriándola en la nevera.
 
 -Mejor preparala tú, Sophia.
 -No, amor. Tu madre sólo confía en ti.
 
 Margot comprobó que debe confiar menos en su hijo para tareas domésticas: el vaso explotó dentro del microondas. Afortunadamente no causó daños materiales irreparables. El vaso roto no fue una gran pérdida y el horno siguió funcionando igual de bien que antes de la explosión.
 
 -¿Creo que hay algo raro -comentó la experta.
 
 Me aparté de debajo de la lámpara del salón rápidamente. No ocurrió nada. Me volvía a situar debajo de la lámpara y noté que se movía.
 
 -¡Cae la lámpara! -chillé.
 
 Así fue. La segunda lámpara del salón cayó sobre el parquet con gran estrépito.
 



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