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Monday, October 28, 2019

Me divertí con los delfines



Cuando mi chico me dijo que íbamos a ir a una finca platanera, me imaginé una casona en el Tenerife profundo. Nada de eso el hotel de La Plantación del Sur (Tenerife) es un hotel de los de sol y playa, sólo que está en lo que en su día fue una finca platanera. En total hay unas 143 habitaciones y 43 villas exclusivas. Nosotros cogimos dos habitaciones. Las villas estaban todas ocupadas. La gente siempre va a lo mejor.

En este hotel no te aburres. Es perfecto para ir con niños y también para ir sin niños. Mis hijas disfrutaron mucho con una salida en barco para ver los delfines. Les encantan los delfines. Yo creo que los tienen un poco idealizados. Incluso me pareció en esta ocasión que no eran delfines salvados, sino delfines de circo echados por allí para que los turistas los disfrutáramos.

Más que con los delfines me divertí con una cena-picnic bajo las estrellas. Tomé nota para organizarla en mi casa de campo. Los picnic siempre los asocias con la tarde, con el sol. Pues bien, bajo las estrellas son mucho mejores. Te pones filosófica. Mi marido aprovechó para darnos una clase de astronomía. Conocía todas las estrellas. Yo no reconocía ni la Osa Mayor.

De piscinas este hotel está casi sobrado. Digo casi porque el personal se tiraba a las piscinas que daba gusto. En las cinco piscinas del hotel había gente. Pero, al ser cinco, siempre encontrabas una piscina menos llena para poder nadar sin chocar con tus vecinos de brazadas. Poco fuimos a las piscinas. Habiendo dos preciosas playas cerca no hacían falta muchas piscinas. La playa que más le gustaba a mi marido era la de la Caleta. Yo y las niñas fuimos más veces a las playas del Duque.

Os recomiendo este hotel. La Plantación del Sur (Tenerife) lo tiene todo para hacerte feliz. Hasta tiene buena comida en sus cuatro restaurantes. ¿Y qué decir del maravilloso Nammu Areas Spa? Yo no quería salir de aquellas aguas que me dejaban nueva.

La Plantación del Sur (Tenerife) merece las cinco estrellas que tiene. Nuestras habitaciones eran espaciosas, luminosas, con camas blanditas y geniales. Me gustó el empapelado que había detrás de los cabeceros de unas camas de dosel sin las agobiantes cortinas. Los sillones en los que se podía echar la siesta eran maravillosos. Y la limpieza perfecta. Venían dos veces al día a limpiar la habitación.

Un hotel caro



El Hotel Puerta de América (Madrid) es un hotel con mucha animación nocturna. Es perfecto para pasar unos días de verano en la capital del Reino de España como hicimos nosotros cuando la calor aprieta. En este hotel el frescor está garantizado. Tiene muchas terrazas y mucho verdor adornándolas.

Es un hotel que no te deja indiferente. O lo quieres o lo odias. A mi chico lo horrorizó. Yo, en cambio, me sentí en mi salsa en un ambiente sofisticado que siempre te sorprende. En la terraza Liquid 41 encontré un espacio cool con sofás entre vegetación que le da un ambiente muy fresquito cuando la calor aprieta y agradeces tener un arbolillo en una maceta dándote sombra. También se agradecen las piscinas de agua fresca que tienen en esta terraza muy concurrida por los huéspedes del hotel. No era para menos. Yo tampoco me quise perder la excelente coctelería. Me puse un poco piripi con un par de cócteles. Menos mal que estaba mi marido a mi lado con su cabeza fría. Mi chico pasó de beber y se tiró al picoteo de chummus libanés con pan de pita y chips de batata. Los chips estaban buenísimos. Fue lo que picoteé yo para bajar de mi cabeza el alcohol de los cócteles. Las brochetas de carne Kefta a la parrilla estaban un poco chamuscadas. Era una carne demasiado fuerte para mi estómago delicado.

No nos perdimos tampoco la Karrara Terrasse, una terraza de inspiración italiana en la que volví a beber. No pude dejar de probar sus cócteles. En el Marmo Bar tienen una carta de cócteles muy amplia.

En este hotel no sólo se bebe y se picotea. También se come bien. Os recomiendo el restaurante The Observator y el lounge bar Skynight que hay en el ático. Son caros, pero merecen la pena porque comes muy bien sin salir del hotel.

Lo que nunca olvidaré del Hotel Puerta de América (Madrid) es nuestra habitación. Parecía una habitación de un hotel de Groenlandia. Era blanca total. Blanco era el techo, blanco el suelo, blanca la ventana, blancas las cortinas, blanca la cama, blanca la colcha, blancas las sábanas... Mi color favorito es el blanco, pero, con tanto blanco, casi deja de ser mi color favorito y se convierte en mi color odiado. Mi chico estaba de los nervios. Decía que le recordaba un hospital. Aproveché para encender el maravilloso televisor. Si se sentía en un hospital, necesitaba ver mucha tele para estar tranquilo. Así fue. Mi amor se fue calmando y quedó dormido en la ancha cama. Casi eché de menos a mis hijas. Quedé sola, aburrida, acompañada por la tele y por los ronquidos de mi marido. Se había quedado dormido.

Os recomiendo el hotel. Es un hotel moderno, diferente, con muchas terrazas, con muchos cócteles y con mucha gente guapa. No hay pobres hospedados en el Hotel Puerta de América (Madrid). Lo entiendes cuando ves el precio que te pasan. Es un hotel caro.

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#hotecaro #unhotelcaro 

Thursday, October 24, 2019

Mis vacaciones en la Luna de Irlanda


Cuando llegamos a las islas de Arán, en Irlanda, pensé que había llegado a la luna. Mi chico me había prometido una visita a un lugar inolvidable. Realmente acertó con el sitio. No me imaginaba que en la vieja Europa hubiera unas islas tan primitivas en paisajes medievales lunáticos y en costumbres de sus habitantes.

Por allí la gente sigue ganándose la vida con la pesca. Salen a pescar todos los días en unas embarcaciones tan frágiles que pagarías por no subirte. No sé cómo no hacen unos barquitos de pesca algo mejores. Es gente reservada. No tienen nada que ver con los españoles, siempre dados a hablar más de la cuenta muchas veces. Aquellas gentes de las islas de Arán son desconfiadas y poco amables con el viajero. Es como si les pareciera que les vas a quitar sus islas. Con ninguna de las tres islas me quedaría yo. Soy idénticas. Tanto Inisheer como Inishmaan y como Inishmore me parecieron igual de inhóspitas.

Nosotros fuimos en barco. Unos amigos nuestros llegaron en avioneta. Yo preferí el trayecto en barco porque las avionetas nunca me parecieron muy seguras. Desde el mar se ven como las islas de las tormentas. Estaban rodeadas de unas capas de niebla que apenas dejaban divisarlas.

No os recomiendo ni os dejo de recomendar las islas de Arán. Si quieres ver un paisaje lunar, debes ir. Yo vi fotos de la luna que eran idénticas a aquellas tierras en mitad del Atlántico. Los araneses no me parecieron nada simpáticos. Hablan gaélico. El inglés apenas lo chapurrean. Tal vez si aprendieran inglés y se abrieran al mundo les iría mejor su economía precaria. Los pueblos que se encierran en sí mismos no salen de la pobreza sino que se meten más. Ni siquiera se ven felices. Los veías tristones a todos.

Mi chico, en cambio, quedó muy contento con el viaje. Sacó muchas fotos. Ninguna le salió muy bonita porque no cogimos un día libre de nieblas. Era tal cual la luna en la Tierra.

Thursday, October 17, 2019

Mis vacaciones en la isla de Cabrera


Cabrera es una isla totalmente virgen. Yo tuve la suerte de conocerla cuando mi marido estaba en el ejército. En Cabrera hacían prácticas de tiro. Este uso militar preservó a esta pequeña isla del archipiélago de las Baleares de los estragos del turismo masivo.

Lo pasamos muy bien en Cabrera. Recorrer los islotes calizos tenía su gracia, sobre todo cuando sabías que estabas a tiro de piedra de la diversión turística que hay en Ibiza. La flora y la fauna de Cabrera son totalmente mediterráneas. Hay una cantidad de bichos voladores que mete miedo.

A mis hijas, todavía unas niñas muy niñas, las tenía fascinadas el castillo de Cabrera. Es un castillo que construyeron para echar a los piratas que se refugiaban en la isla. Así, con un castillo habitado, podían hacer frente a los amigos de lo ajeno que se venían a esconder a la agreste Cabrera.

Cabrera tiene mucho pasado. Fue durante la Guerra de la Independencia una isla-prisión. En Cabrera metieron a todos los prisioneros franceses de la Batalla de Bailén. Eran tantos que no cabían en una cárcel y no se les ocurrió nada mejor que llevarlos a una isla en mitad del Mediterráneo para que no se pudieran fugar. Pobres. No quiero imaginar el hambre que pasaron los presos.

Os recomiendo visitar Cabrera. Organizan excursiones en barco desde las otras islas de las Baleares. Nosotros hemos ido el verano pasado en una de estas excursiones. Queríamos recordar viejos tiempos. Me llamó la atención que mis hijas se acordaran del castillo. Han heredado mi buena memoria. Este verano fuimos al Parque Nacional de Cabrera. Lo están aumentando. Había gente haciendo safaris fotográficos. A mi chico le prohibí sacar tanta foto. He llegado a una etapa de mi vida en la que me sobran las fotos. Soy más partidaria de disfrutar el momento in situ. Las fotos son para los nostálgicos.

Mi chico quedó algo decepcionado con nuestra última visita a Cabrera. Decía que ya no era su Cabrera. El Centro de Visitantes con su forma de talaiot lo ponía de los nervios. Era un pegote. Lo reconozco. Pero los visitantes necesitan un sitio cómodo para descansar de manera más civilizada en su estancia en la isla.

Os recomiendo visitar Cabrera. La excursión en barco te viene saliendo en unos casi 50 euros. Nosotros pagamos 46 euros por cabeza. ¿Es caro? Depende. En las Baleares todo es caro. Si quieres turismo barato no estás en tu sitio. El barco llega pronto. Cabrera está a unos 20 kilómetros de la isla de Mallorca.

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Mis vacaciones en casas antiguas


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Uno de los balnearios que más le gustan a mi madre son las Termes La Garriga en La Garriga, Barcelona. Yo creo que le gusta porque disfruta rodeada por la gente guapa de Barcelona. Las Termes La Garriga en La Garriga, Barcelona, llevan años y años siendo el sitio de descanso de la gente rica de la ciudad condal.

La verdad es que se está bien en un ambiente muy inglés al que ayuda hasta el propio edificio. Miras para su fachada de color pastel, elegante, y te sientes casi en Inglaterra. Vuelves a la realidad mirando el jardín mediterráneo que te hace pensar más en casa que en la Gran Bretaña.

Estas termas fueron inauguradas el año 1874. Siguen funcionando tan bien como en sus inicios. A esto ayuda su buena ubicación. Están a un paso de Barcelona y lindan con el Parque Natural del Montseny.

Yo siempre me siento muy cómoda en sus habitaciones de balneario. Las camas tienen los cabeceros de forja y los muebles son antiguos de anticuario. Me gusta la decoración. Es una decoración en tonos cremas suaves que hacen juego con la fachada de las termas.

Pero no son sus habitaciones lo que llaman la atención. La atención te la llama el culto al agua que hay en el recinto. Desde las piscinas con sus hamacas rodeándolas hasta las aguas estancadas y movibles para los tratamientos de belleza tienen el protagonismo absoluto.

Culto al agua y culto al cuerpo. Las Termes La Garriga en La Garriga, Barcelona cuentan con más de cien tratamientos de salud y belleza. Yo nunca sé cuál elegir. Es mi madre la que elige por las dos. Son todos tratamientos personalizados. Creen saber lo que necesitas. Yo suelo poner personalmente la personalización. No me gusta dejar hacer. Prefiero que se tenga en cuenta mi opinión porque nadie mejor que yo conoce mi cuerpo.

Os recomiendo Termes La Garriga en La Garriga, Barcelona. Tienen especialistas en quiromasaje, fisioterapia, medicina general o estética. También tienen cocina sana. Mi madre, en cambio, pasa de sus platos de cocina dietética. Tanto ella como servidora pedimos menú de cocina payesa. Es igual de sana que la cocina dietética y mucho más sabrosa. Los kilos que nos mete la comida nos los quitan con los masajes y la mucha natación que hacemos en las Termes La Garriga en La Garriga, Barcelona.



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En San Román de Escalante en Escalante, Cantabria, disfrutamos de una casona del siglo XVII convertida en hotel rural para que sus dueños se forren sin trabajar mucho. No está mal la casa. La tenían limpia y bien restaurada. Sólo por el cuidado jardín que tienen vale la pena alojarse un fin de semana. Disfrutas la naturaleza, el silencio y la tranquilidad en un paraje idílico de arboles.

Yo aproveché para avanzar con lecturas que tenía pendientes mientras mis hijas correteaban a sus anchas por los campos verdes que rodean la casa. La casona está junto a la ermita románica de Escalante. Fuimos a verla el domingo, aprovechando que había misa y que mi madre quería ir a rezar. Mi progenitora es de las que ve una iglesia y tiene que entrar a encender velitas por toda la familia.

No hacía falta salir de la casona para rezar. Su decoración con pinturas, esculturas y antigüedades invitaba a la meditación y a acercarte al Dios que existe para mucha gente. Casi me agobié con aquella decoración de museo de provincia. Mi chico, en cambio, estaba como en la casa de su abuela. No tenía ganas de marchar de un edificio en el que había piedra, tejas, mucha madera y cristales que habían visto otros tiempos y se habían mojado con otras lluvias. Esa fue otra: llovió a mares los dos días que estuvimos en San Ramón de Escalante en Escalante, Cantabria.

Entre chaparrón y chaparrón pudimos disfrutar algo del jardín y salir de unas habitaciones en las que sólo había muebles antiguos. Pensar en la gente que habría dormido en mi cama en tiempos pasados casi me deprime. ¿Habrían estado muy enfermos? Limpié toda la cama con toallitas húmedas. Siempre lo hago para desinfectar lo que se puede desinfectar. Las cortinas que tenía la cama enganchadas en un dosel se las hice quitar. Eran más de lo que yo podía soportar.

Lo mejor que puedo decir de San Ramón de Escalante en Escalante, Cantabria, es que engordé dos kilos y medio. Los necesitaba. Me había pasado con una dieta de adelgazamiento el mes anterior. Los kilos volvieron a mi cuerpo gracias a la buena cocina que hacen en su restaurante. Todos los platos que sirven son recetas de cocina cantábrica de las abuelas. Engordas aunque no quieras.

El último día había una fiesta. Una empresa había alquilado la carpa que tienen colocada detrás de la casona para celebrar eventos. Me comentaron los empleados que hacen muchos eventos y reuniones en la carpa. Fue un placer coincidir con una de las fiestas. Aquello se animó mucho. Justo pro eso os recomiendo este pequeño hotel. Si vas y te coincide una fiesta no te aburres.

Wednesday, October 16, 2019

Mis vacaciones en Asturias



Estuvimos pasando un fin de semana en la Torre de Villademoros en Cadavedo, Asturias con unos amigos. Lo pasamos bien. Es un alojamiento muy asturiano. Te asomas a la ventana de tu habitación y ves la torre, el prado y el mar a tus pies. No se puede pedir más. La torre, que mis hijas decían que era la torre de una princesa, es una edificación antigua que hay en la finca.

Antiguo es todo por allí. Esta casona con una fachada del siglo XVIII en medio de los verdes prados asturianos no te deja indiferente. Estamos en Asturias, decía mi chico. Nadie lo dudaba. Mirabas el hórreo y te venían a la mente años pasados en los que el hórreo estaría lleno de grano para alimentar a la familia dueña de la casa y para que pudieran ganar dinerito vendiendo parte de la cosecha.

Lo que más me gustó de la Torre de Villademoros en Cadavedo, Asturias, fue su decoración luminosa y llamativa. Nuestra habitación parecía un diseño de Ágtha Ruiz de la Prada pero sin corazones. Me desperté los dos día que estuve por allí ilusionada. Mi chico, en cambio, decía que no se sentía cómodo en una habitación más propia de un adolescente que de un hombre casado. Lo único que era de su agrado eran los muebles antiguos que habían integrado entre un mobiliario moderno. También le gustó mucho el comedor acristalado. Aproveché sus gustos por el local para hacer todas las comidas en la Torre de Villademoros en Cadavedo, Asturias. No me apetecía salir a comer por allí en un fin de semana lluvioso.

Os recomiendo la Torre de Villademoros en Cadavedo, Asturias. Es un alojamiento perfecto para buscar la tranquilidad en los campos de Asturias. Sentarte en su porche de madera mientras ves como cae el orbayu resulta muy relajante. Lástima que mis hijas no pensaran lo mismo. Menos mal que sus tablets las tuvieron entretenidas y, cuando se cansaron de las tablets, les di unos libros de papel para que siguieran ampliando sus conocimientos.

Destacaría también el desayuno. En la Torre de Villademoros en Cadavedo, Asturias te sirven un desayuno casero que te chupas los dedos. Yo untaba las galletas de nata en mermelada y no necesitaba nada más. Galletas de nata con mermelada de la casa y un buen café fue mi desayuno. Todos los productos con los que elaboran las comidas y los desayunos son productos ecológicos.

Wednesday, October 09, 2019

Mis vacaciones en el último verano



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A mi suegra le encantó el Cortijo Faín en Arcos de la Frontera, Cádiz. fue un acierto hacer una reserva en este cortijo para celebrar su cumpleaños. La madre de mi marido es una fan de la arquitectura popular andaluza. Siempre dice que si le tocara la lotería compraría un cortijo en Andalucía. De momento no ha tenido tanta suerte. Tiene que conformarse con que la llevemos de vacaciones a estos cortijos donde alquilan habitaciones a turistas nacionales y extranjeros para ganarse la vida.

La casa es del siglo XVII. No parece tan antigua. La tienen bien conservada. Llegamos a la casa cruzando un olivar de unas 300 hectáreas. El olivar es de la casa. Sus propietarios han sumado al negocio de la aceituna el negocio del alquiler de habitaciones.

Nuestras habitaciones eran distintas. Nada tenía que ver mi habitación con la de mi suegra y la que reservamos para las niñas también era diferente. En total este hotel rural tiene diez habitaciones y unas cuantas suites de distintas dimensiones.

Me impresionó la biblioteca. Me dijeron que había más de diez mil libros, todos viejos. No hacía falta sacar uno de las estanterías para oler su aroma de libro viejo. Eché en falta los libros más vendidos del momento. Mi marido, en cambio, se sumergió en la lectura de los incunables. Su madre sólo pasó a ver la biblioteca. Lo suyo era sentarse a la sombra de uno de los muchos árboles que había en el jardín y ver jugar a sus nietas.

Las niñas se entretuvieron mucho en la piscina. El agua estaba fresquita y el calor invitaba a nadar en aquellas aguas estancadas que se veían muy limpias. Tuvieron la piscina para ellas solas. Los otros huéspedes pasaban las tardes leyendo a la sombra de los árboles.

Donde había mucha concurrencia de gente era en el porche acristalado a la hora del desayuno. Fruta fresca, buen bacon, fiambre variado, huevos, naranjas y zumos, muchos zumos servían en el porque acristalado. La comida era casera. Os la recomiendo. También os recomiendo el hotel Cortijo Faín en Arcos de la Frontera, Cádiz, un alojamiento en el que no faltan geranios, sillas de enea, arcos y suelo de terrazo. Es muy andaluz.


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Estuvimos con mi suegra en la Villa L'Hort de Sant Cebriá en Girona sin las niñas porque esta casa rural a la que tantas ganas tenía de ir la madre de mi esposo no admite niños. Lo que sí admite son perros. Perros educados y, a poder ser, pequeños. Los perros grandes no les hacen mucha gracia.

Mi suegra llevó su mastín. Casi nos hacen marchar el primer día. Tuvimos que tenerlo encerrado en una especie de perrera aparte porque había una señora que tenía que el mastín le hiciera daño a su caniche. Sería más bien lo contrario. El caniche de la señora era muy agresivo.

Dejando a un lado lo del perro, he de decir que lo pasamos bien. La Villa L'Hort de Sant Cebriá en Girona es una casa rural de aspecto refinado. No es grande. No es más que una casa familiar de campo para ricos. Como el dinero no cae del cielo, sus propietarios la han reconvertido en un alojamiento rural. Les va bien el negocio. Cuando estuvimos nosotros tenían todas las habitaciones ocupadas.

No entiendo por qué no admiten niños. Me dijo una de las empleadas que lo hacían porque había clientes que no querían que las manos infantiles les tocaran las orejas a sus perros. Otros preferían un alojamiento donde no hubiera gritos infantiles. Lo de que los niños tocaran o dejaran de tocar a sus perros les daba igual. Lo malo para ellos eran los gritos y las risas de los niños.

Yo eché en falta a mis hijas. Poco me relajé en una habitación decorada con estilo rural y vistas al tranquilo jardín en el que los perros correteaban. Sólo ladraba el mastín de mi suegra. Creo que algún turista protestó por los ladridos. La gente parece que no sabe que los perros ladran. Es su manera de comunicarse.

Os recomiendo Villa L'Hort de Sant Cebriá en Girona para ir con perros. No lleves a tus hijos pequeños. No admiten niños. Ya te lo dicen cuando reservas. Yo acepto esta prohibición, pero, repito que eché en falta a mis hijas. Una madre de verdad no puede tener unas vacaciones felices dejando a sus retoñas en casa con la otra abuela.


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Nunca había disfrutado más de la naturaleza que cuando nos alojamos en el Hotel Spa Hípica Villa Nazules en Toledo. Me sentí como una campesina rica. El hotel está en mitad de un olivar. Olivos y yeguas. Olivos y caballos. Olivos y muchos perros. Sí, perros porque este hotel admite perros de sus huéspedes. No importa que sean perros grandes que metan miedo. Todos los perros son bienvenidos en el Hotel Spa Hípica Villa Nazules en Toledo.

Nosotros marchamos pronto. Estábamos en el hotel invitados por unos tíos de mi marido. Celebraban sus bodas de oro y no se les ocurrió cosa mejor que llevar a sus familiares más queridos al campo toledano. Yo hubiera preferido que me llevaran a la playa.

Lo mejor del hotel fue nuestra habitación. Nos dieron una habitación grande, con vistas al precioso campo que rodea el hotel. Asomarte a la ventana y ver a los caballos correteando por fuera era como estar en una reserva de animales. Mis niñas querían salir al campo a cabalgar en los caballitos. No se lo permití. Los caballos me dan mucho respeto.

Poco tiempo pasé en el hotel. Dejé amis niñas con mi suegra y con mi marido y me fui en coche a Toledo. Queda a unos 15 kilómetros del hotel. Yo necesitaba hacer turismo de compras. Las tiendas son mi perdición. Mis hijas no se aburrieron pese a tener prohibido acercarse a los animales. Tenían una piscina estupenda para entretenerse chapoteando.

Mi suegra y su hermana se lo pasaron de cine en el spa. No estaba mal. Tampoco estaban mal las piscinas del hotel. Lo que no os recomiendo son las clases de equitación. Mi cuñada se apuntó a unas clases de montar a caballo y casi se arruina. La equitación es un deporte pensado para ricos.

Os recomiendo el hotel. Me parece perfecto para disfrutar el campo si llevas una mascota. Los perros son muy bienvenidos en el Hotel Spa Hípica Villa Nazules en Toledo, un hotel que tiene detalles bonitos con la gente que está de celebración. A los tíos de mi marido los recibieron con cava y unos pasteles porque sabían que iban a celebrar sus bodas de oro. Crucé los dedos cuando vi el recibimiento. Los tíos de mi esposo son dos ancianos. Temía que el cava hiciera estragos en sus cabezas. Afortunadamente, sobrevivieron a las copas de cava de bienvenida y a la celebración de las bodas de oro. Van camino de sus bodas de platino.


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Tuesday, October 08, 2019

Mis vacaciones en Malta



He descubierto Malta gracias a un viaje de negocios de mi marido. Malta es un país insular de la Unión Europea poco conocido por el gran público. Cuando dije que iba a Malta muchas de mis amigas pensaban que iba al centro de África. Pues no. Malta está entre Italia y Libia. Está al sur de Italia, en el centro del Mediterráneo.

Tuve tiempo para hacer turismo sola y hacer turismo acompañada por mi esposo. Nuestras salidas siempre fueron con guía. Era un viaje organizado para los empresarios y para las acompañantes. Las acompañantes no disfrutamos todas de lo mismo. Por ejemplo, yo no sentí gran cosa mirando la ventana azul. Me recordó aquella formación rocosa con forma de arco sobre el mar las formaciones rocosas de la Playa de As Catedrais en Lugo. Nada nuevo bajo el sol. De la Ventana Azul nos fuimos hasta Comino. La cueva me valió para hacer unas fotos preciosas. Quedé como una exploradora inglesa del siglo XIX en las fotos. Mi madre las tiene enmarcadas en el salón de su casa.

También nos pusimos místicas las mujeres del grupo. Por eso nos fuimos a ver la Catedral de la Valeta. La construyeron en el siglo XVI. Por eso se ve muy vieja. Aquellas piedras vieron pasar mucha Historia, pensé admirando los altos techos e intentando descubrir a Dios en aquella gran estancia iluminada con luz amarillenta.

Mi marido me convenció para ir a practicar con él esnórquel en el Lago Azul, un lago costero que estaba lleno de personas de todas las edades que intentaban practicar este deporte un tanto rarito. Yo desistí pronto. Es más descansado mirar como se esfuerzan otros deportistas que intentar tú ser una deportista más.

Os recomiendo visitar Malta. Descubrirás un país insular distinto pro el que pasaron romanos, musulmanes, franceses, británicos y todos ellos haciendo guerra. Por eso encuentras tantas fortalezas. También estuvieron sus habitantes antiguos muy preocupados por la muerte. Se ven monumentos funerarios que nos indican que la gente siempre enterró a sus muertos a lo grande aunque no fueran muy ricos.

No dejes de visitar su capital. Se llama La Valeta y está en la isla grande, en la que se llama Malta. Fue la ciudad que más me gustó. Las capitales siempre se notan que son capitales.

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Mis vacaciones en el Baix Empordâ


A mi marido le encanta el Baix Empordà. El mes pasado estuvimos pasando unos días en un hotelito rural que se llama Mas Crisarán en Fonolleres, Girona. Era una casita rural chula, del siglo XV, pero perfectamente restaurada.

La casa la tienen decorada con cuadros y esculturas de un artista suizo, un antiguo propietario que vendió la casa y dejó sus pertenencias artísticas para que las pudieran disfrutar los nuevos propietarios. Ahora somos los clientes del hotel los que las disfrutamos. Mi chico les sacó a nuestras hijas varias fotos con los cuadros del artista suizo de fondo.

También sacó fotos en el jardín. El césped lo tienen muy bien cuidado. Lo tienen tan bien cuidado que parece casi artificial. Daba pena pisarlo. Pero se podía pisar. Es de esa hierba pensada para ser pisada sin que se estropee.

Nos dieron una habitación en la que no faltaban recuerdos de viajes alrededor del mundo. Las lámparas chinas les hacían mucha gracia a mis hijas. Fue una pena que no estuvieran en venta. Las hubiera comprado. Los taburetes de teca eran iguales a los que había en un salón común. Nos los dejaron en la mesa alta que pedimos para nuestros ordenadores portátiles. A mi chico le gusta trabajar de pie o sentado en un taburete. Lo hace por sus problemas de espalda. Sentado en una silla normal su espalda le ocasiona bastante dolor por culpa de una lesión que arrastra desde sus años de futbolista.

Lo que no me gustó mucho fue ver máscaras y escudos massai. Se veían muy guerreros. Yo soy una pacifista convencida. La guerra no es lo mío. Creo que dejaría que me mataran antes de defenderme con un arma. Las mesas bajas que vi en el salón común eran chinas igual que las lámparas de nuestra habitación, algo falta de luz. Los sillones de Indonesia, según me comentó una de las empleadas del hotel, los encontramos muy cómodos. Tan cómodos eran que te sentabas y quedabas dormida en cinco minutos. Fueron perfectos para la siesta.

Os recomiendo este pequeño hotel rodeado de campos. Estás como en la casa de un tía catalana viajera. Nosotros apenas salimos por los alrededores. Sólo hicimos una pequeña excursión andando hasta unas murallas, las Murallas de Verges. Están a cuatro kilómetros de Mas Crisarán en Fonolleres, Girona.

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