Regalos personalizados

AUDIBLE: libros leídos por famosos

Friday, June 29, 2007

Bye bye vida antigua




En la redacción de la revista "Miss", Marta se paseaba con un triquini verde botella cuya luna en pedrería enmarcaba su feo ombligo.

-Mejor con el bañador. Cambiate, Marta.

La madre de Pablito no estaba por el cambio. Con las manos en la cintura, seguía con su desfile ante un Ambrosio derrotado en un sillón.

-¿Echas de menos a Yolanda?
-¡Calla! -chilló Marta- Hay que animarlo, no recordarle a la que lo abandonó.
-Yolanda no me dejó. Simplemente marchó para su tierra. Dice que es la poeta del silencio.

Pablito apareció en escena. Prohibió la tristeza y nos animó a seguir trabajando.

-En Galicia está El Dorado. Allí hay una ciudad de oro gobernada por un hombre dorado.
-Este niño está loco -dijo Mara-. Lo tienes que llevar al psiquiatra, Marta.
-Los genios son así.
-La poeta acabará bañándose con un cacique en una laguna de oro.

Ambrosio se levantó hecho una furia. Gritó que delante de él nadie hablaba mal de Yolanda. Marta palideció; le pidió a su hijo silencio, pero Pablito está trastornado por los fantasmas de los conquistadores de América y no puede callar.

-Si hubierais leído los libros de Marco Polo creeríais la historia del cacique se bañaba en oro como ofrenda a los dioses divinos. Los españoles del siglo XIX la creían.
-Yo creo que tengo un reportaje de la firma Lenny pendiente -dijo Mara-. Sophia, el triquini flúor es tuyo, amor.
-Eso es un taparrabos. Necesita tres tallas más, profe Sophia.

¿Me estaba llamando gorda?... Corrí a probarme el minúsculo biquini color amarillo limón. Respiré aliviada cuando comprobé que lo podía poner sin romperle las costuras. Entonces recordé que estaba cambiando de estilo vital. Quité el biquini y marché sin despedirme.


Thursday, June 28, 2007

Un regalo de niño


La directora del instituto Mirasierra está furiosa porque les di un generoso aprobado general a mis alumnos.

-Ni Macarena hizo tal disparate académico jamás. Los padres llaman todos los días protestando -se lamentó.
-¿Querían que sus hijos suspendieran? -pregunté asombrada.
-Digamos que no les gusta un aprobado general que iguale a los niños vagos con los niños aplicados. ¿Cómo crees que se siente un alumno de sobresaliente al ver a los malos estudiantes con un notable? Desmotivado.
-Eso es envidia, doña Manolita. Es envidia de la peor: los ricos envidiando a los pobres.
-Eres peor que Macarena.

Le dije que la "peor" profesora del instituto Mirasierra sería siendo la profe chachi. Yo me voy. Quiero iniciar una nueva experiencia vital.

-Eres una inmadura.
-Gracias, doña Manolita.
-¿Gracias?
-Sí, gracias. No hay mejor alabanza que un insulto. Los insultos son adjetivos muy sinceros.

En la puerta del despacho de doña Manolita me esperaba Pablito.
-Tengo un regalo para ti, profe Sophia.

Me entregó un paquete envuelto en papel de regalo.

-¿Qué es?
-Ábralo.

Con manos temblorosas deshice la lazada amarilla. Un regalo de Pablito puede ser cualquier cosa. Esta vez fue una brújula.

-La necesita para orientarse en la búsqueda de El Dorado. En América nuestros conquistadores no lo encontraron, pero usted entrará en la selva de la vida y saldrá victoriosa.

Pablito me miraba como si yo fuera una diosa. Nunca más lejos me sentí de la divinidad encarnada en mi persona. Tampoco nunca me sentí tan ridícula. ¿Estoy buscando El Dorado?...

Thursday, June 21, 2007

Cambios de vida

He decidido dejar mi trabajo de profesora funcionaria en el instituto Mirasierra. Siento que no disfruto de la vida y no quiero perderme sus mejores placeres.

Se lo dije a Mara esta tarde.

-Perfecto, Sophia. Estoy organizando el mes de las faldas. Te necesito.
-Stop, querida Mara. Mis planes son otros.
-¿Hay un plan mejor que posar con faldas años 50 para la revista "Miss"? Esta falda tubo negra es perfecta para una mujer segura.
-Nada de faldas negras y menos de tubo.
-De acuerdo. Prueba una falda evasé.

Mara acaba liándome siempre. Pasé cuatro horas vistiéndome y desvistiéndome. Ambrosio y Gregorio fotografiaban todo el vestuario de las décadas pasadas.

-La moda es muy repetitiva -decía la directora de la revista "Miss"-. El escote cuadrado lo llevaba Audrey Hepburn en su mejor época.

Me pregunté en qué época vital estoy yo. Soy una chica con novio sin planes de futuro. Un ramalazo de ira interior me asaltó.

-Tengo que llamar a Carlos.
-Espera, Sophia, estamos acabando.
-Ahora mismo lo llamo.

El móvil de Carlos comunicaba.

-Pon la rebeca blanca.
-Estoy intentando hablar con mi chico.
-Ya hablarás más tarde con él.
-Espera... Tengo un mensaje de Ena.

La profe chachi decía que nuestros alumnos no habían ganado el concurso de redacción de los minutos. No me importaba. Borre el mensaje. El siguiente SMS era de Yolanda.

-Dile a Mara que dejo la revista "Miss" y regreso a Galicia -leí-. Nuestra poeta nos deja, Mara.

Ambrosio se dejo caer en una silla como un zombi.

Tuesday, June 19, 2007

Alumna de la vida

No me gustan los finales. Estamos en los últimos días de clases y me deprimo. Casi no puedo hablar. Un nudo me oprime el estómago.

-¿Está afónica, profe Sophia?

Oigo a Pablito en un eco que sé que no es un eco. Son las voces chillonas de sus compañeros de pupitre. Hablan del Real Madrid.

Tengo que decirles que se callen. Exigirles respeto a la Historia.

-No nos hable de la Revolución Francesa, profe. Preferimos oír a Pablito.

Pablito continua en la conquista de América. Monta un acalorado debate sobre la Inquisición. Creo que tengo fiebre. No, yo no quiero ser profesora toda mi vida.

Bebo un tragito de refresco de limón Font Vella. Está caliente. Voy a tener que traer una nevera portátil para poder tomar una bebida fría que alivie mis sufrimientos de profesora.

-Pase la lata, profe.
-Respetame, chaval. Yo no soy una colega.

Pablito salta en mi defensa. Dice que soy como los conquistadores españoles: cometo menos abusos que otros profesores. Deben dejarme beber refrescos de Font Vella.

-Gracias, Pablito.
-Le recomiendo que pruebe la lata de Font Vella sabor melocotón. Si no lo hace, le diré a la directora que bebe en clase.
-No me amenaces.
-Haré como Fray Bartolomé de las Casas: le enviaré una carta de protesta a doña Manolita como si ella fuera el Rey de España.
-Querrás decir reina.
-Rey -insistió Pablito-. Doña Manolita es tan mala como un dictador, y todos los directores son hombres.

Me atraganto. Gracias a que el refresco de Font Vella no tiene gas, no me mata la tos.

-Si tomara Coca Cola no tosería, profe -dice una voz en el fondo de la clase.

Pablito defiende las ventajas de mi refresco sin azúcar.

-Mi padre, que es como los dos Reyes Católicos juntos, me ha dado órdenes de tratar bien a los fabricantes de agua con sabor a refresco. Os obligo a comprarme una botella.

Pablito saca de su mochila varias botellas de refresco Font Vella con sabor melocotón.

No pudo haber elegido peor momento. Doña Manolita entra en el aula hecha una furia.

-Se oyen los gritos en mi despacho, Sophia. ¿Qué hacen estos niños bebiendo en clase?... ¿Y tú?
-Tenga una botella, doña Manolita. Pruebe el exquisito refresco de melocotón.

La directora echa las manos a la cabeza, destroza su peinado de rizos, grita. Mi cabeza da vueltas . Vuelvo a beber y empiezo a ser otra. Esto es vida, me digo. Ni una caloría. Le quito a Pablito la botella de las manos.

-¿No tienes una lata?
-Tengo la botella grande.

Decididamente la Font Vella refresco está mejor en lata.

-Es usted víctima del marketing, profe Sophia. Prefiere las latas porque tienen un envase más llamativo.

Se equivoca Pablito. Yo sólo soy víctima de un destino que no me gusta. Un destino que no se arregla bebiendo agua edulcorada sin azúcar, con sabores variados y cero calorías. Tampoco se arregla con el sermón que me echa doña Manolita.

-Recuerda que eres profesora.

¿Soy profesora? No, yo soy una alumna de la vida. Aún no he dejado de ser aprendiz de mis errores.



¡Descubre una nueva forma de obtener respuestas a tus preguntas!
Entra en Yahoo! Respuestas.

Monday, June 11, 2007

Cita recuperada

Foto

Teníamos que hablar. Nuestra relación se ha convertido en un río de sentimientos que nunca alcanza la meta del océano. Salí de la redacción de la revista "Miss" hecha una furia. No, aquel enfado mío no lo iban a arreglar los besos de Carlos.

Llegué a su casa de Madrid saltándome varios semáforos y metiendo mi coche alquilado por un para de calles en dirección prohibida. Lo sentí por los de Tráfico: no podían conducir por mí.

Carlos estaba enchufado a la televisión y a un yeso.

¿Qué te pasó, amor?
-Un accidente.
-Conducen como locos. El carné por puntos no arregló las locuras que hacen en la carretera los chalados de siempre.

-Fue un accidente laboral, Sophia. El portero de la finca estaba fregando las escaleras y resbalé.

Me vinieron ganas de ir a matar el portero. Mi chico tenía una pierna rota por culpa de unas escaleras fregadas en horario de oficina. Apagué el televisor. Teníamos que hablar. Yo quería denunciar al portero, pedirle una indemnización por un delito de viudez en grado de tentativa.

-Trae para aquí el mando, nena. Echan "House" en la Cuatro.

En el televisor de plasma apareció Gregory House subido a una moto de gran cilindrada.

-Me encanta ese tipo.
-¡Por Dios! Es un machista borde.
-No lo entiendes, Sophia.

¿Cómo no lo voy a entender? Yo a un tipo como el doctor House no le daba trabajo ni de barrendero. Lo enviaba directamente a galeras. Y encima es médico. No aguanto a los médicos. Cuando el monstruo llegó al hospital, volví a apagar el televisor.

-¿Qué dices, nena?
-Si veo una camilla, me desmayo.
-Contente, Sophia. Hoy no estoy para cogerte en brazos.

No le dejo ver "House". Tiro el mando y, en vez de encestar en el sillón de orejeras, encesto en el suelo. Carlos se levanta furioso.

-¿A qué vienes tú aquí?
-Hoy creo que a hacerte la cena. Llama a los bomberos por si mi paella termina en incendio.

Carlos dice que no puede más, que lo vuelvo loco, que ojalá fuera el doctor House.

-Debería decirte lo que estoy pensando, Sophia.
-No te atrevas, amor. Yo puedo decir una barbaridad peor.
-Necesitas un hombre como House.
-En este momento casi lo tengo, amor. Tienes barba de tres días, vas despeinado, esa camisa tiene más arrugas que una sábana centrifugada, pro no hablar de los pantalones que...
-Que me compraste tú en los chinos -me interrumpió.
-Sabes que soy tacaña.

Mi chico intenta recomponer el mando a distancia. No tiene arreglo. Las pilas no encajan.

-Voy a ver la tele a la habitación. No te acerques, nena.

Carlos se aleja cojeando. Entonces recuerdo lo del portero.

-¿Denunciaste al friegasuelos?
-Déjame en paz, anda.

Cuando oigo al doctor House me vuelvo a revolucionar. Dejo la paella haciéndose y me me dirigo a la habitación decidida a ponerle fin a otro mando a distancia.

-¡Quieta! -grita Carlos-. Has ganado. No hay más "House" por hoy.
-¿Lo tienes en dvd? -pregunto sorprendida al verle quitar la cinta.
-Sólo trae veinticuatro capítulos.
-Los de la Fox son unos peseteros y tú eres un adicto. Con lo que echan en la Cuatro debería bastarte.

Mi chico vuelve a decirme que no lo entiendo. Me explica las similitudes del doctor borde con Sherlock Holmes y yo sólo encuentro diferencias.

-Es paternal.
-¡Mentira! Es un torturador, un bruto, un maleducado, un...
-Es un buen médico del hospital de Princeton.
-Ojalá te curara a ti esa pierna para que supieras lo que es un matasanos.

Carlos puso cara de pena. Pobrecito mio. Le dolía el menisco roto. Lo abracé olvidándome de todo. Íbamos por el quinto beso cuando me dijo que olía a quemado. Era la paella. No necesitamos los bomberos, pero casi. El arroz estaba negro marrón ceniza. Gracias a un repartidor de pizzas pudimos cenar.

Monday, June 04, 2007

Neófita en los dolores de estómago

Auto de fe pintado por Pedro Berruguete en 1475
 
 -Te voy a someter a la Inquisición, Pablito -lo amenazó Mara-. Acabas de dejarme sin mi modelo más valiosa.
 -La Inquisición también llego al Nuevo Mundo, Mara, pero no le exigió a los indios una ortodoxia pura porque eran neófitos en la Fe.
 
 Yo era neófita en los dolores de estómago. Una nueva arcada me llevó al baño. Volví a pensar que la mía no era una vida digna. Necesitaba un marido rico. Si Carlos no quería casarse, buscaría otro.
 
 -Pon las sandalias de Min Min, Marta.
 -No me gustan nada para el vestido de chiffon plisado.
 -Te recuerdo que aquí mando yo.
 
 Marta frunce el entrecejo. Calla porque necesita el trabajo, y viste la americana de punto que le tiende Mara.
 
 -Este brazalete de plata es de una princesa india.
 -¡Calla, niño! La plata envejecida se la compré a Suárez. ¿Te gustan los zapatos de raso de Prada, Sophia?
 -Preciosos.
 -¿Cómo te encuentras, querida?
 -Necesita que la conviertan al cristianismo, profe Sophia. En América fueron los franciscanos, jesuitas y dominicos los que llevaron a buen término la hazaña de la conversión de los indios. Les fue relativamente fácil, ¿sabe por qué?
 
 La directora de la revista "Miss" le dice a Pablito que me deje en paz. Pablito sigue con su monólogo. Por si no lo sabíamos, nos cuenta que los indios americanos tenían religiones políticas que acababan al caer el poder político.
 
 -Cuando te quitan un dios, te ponen otro.
 
 El móvil puso un dios humano en mi oreja derecha. Me llamaba mi chico para cancelar nuestra enésima cita.



¡Descubre una nueva forma de obtener respuestas a tus preguntas!
Entra en Yahoo! Respuestas.

Prueba primero, paga después