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Wednesday, April 28, 2021

Mis vacaciones familiares en Sant Forné

La Possessió Binicomprat de Algaida en Mallorca es una de las mejores casas de turismo rural de las Baleares. Se le notan en su haber sus siglos de historia. Fue construida en el año 1229. Durante siglo las 150 hectáreas que la rodean estuvieron dedicadas al cultivo de viñedos. En las últimas décadas sus dueños sumaron al negocio del vino el negocio hotelero. Fue todo un acierto. Somos muchos los que nos apuntamos a pasar unos días en el campo mallorquín rodeados de campos cultivados. Yo cada día valoro más la tranquilidad.

Buscando tranquilidad fue como llegamos hasta este alojamiento rural. Pasear entre los viñedos me quitó todo el estrés que tenía encima. Nosotros nos alojamos en el edificio principal. Sólo tiene tres habitaciones. El resto del edificio está ocupado por la bodega, la cocina y la antigua capilla. La capilla la convirtieron en un comedor. Me costó desayunar el primer día. El segundo día desayuné más contenta. El tercer día ya me había olvidado de mi temor a Dios. El desayuno tenía bollería casera, pan casero y unos zumos naturales que quitaban el hipo.

La decoración conserva un toque antiguo. Por ejemplo, nuestra cama tenía un dosel que ya hubiera querido para sí una princesa. Era un dormitorio amplio, diáfano y decorado sin excesos ornamentales. Primaba la funcionalidad en unos muebles antiguos y prácticos. Lo mismo puedo decir del cuarto de mis hijas.

El resto de habitaciones están en las antiguas cuadras. Allí instalaron cuatro apartamentos y dos dormitorios dobles. Supieron aprovechar el espacio. Cuando estuvimos nosotros sólo quedaban libres las habitaciones del edificio principal. Mi marido quería alquilar un apartamento. Sabíamos que no había, pero mi santo viajaba con la idea de que pudieran haber dejado alguno libre. No hubo esa suerte. En todo caso, estuvimos muy cómodos.

Os recomiendo la Possessió Binicomprat en la isla de Mallorca. Vas por la carretera de Algaida a Manacor, tomas un desvío señalizado, llegas a otro desvío también señalizado y finalmente está la casa. Es fácil de encontrar. A nueve kilómetros está el poblado prehistórico de Son Fornés. Fue la única salida que hicimos. Mi hija mayor quería que su padre le diera una clase de Historia del Arte Antiguo in situ. Mi marido es un enamorado de la Prehistoria.
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Thursday, April 22, 2021

Mis vacaciones más salvajes

La Tejera de Fausto en Requijada, Segovia, es una casa rural en mitad de la nada segoviana donde encontramos la tranquilidad que buscábamos. Cinco hectáreas rodean la casa con su correspondiente matorral poniendo un toque de salvaje naturaleza.

Mi marido se encontró en su salsa. Hacía frío y la chimenea del salón invitaba a sentarte a leer los libros pendientes de lectura. Yo encontré en la biblioteca de este pequeño hotel rural más libros. Soy una lectora rápida. Por eso valoro mucho que las casas rurales donde nos alojamos tengan una biblioteca.

Nuestras salidas por los alrededores se limitaron al turismo de iglesias y de castillos. Mi marido quería apuntarse a una ruta a caballo. Se lo prohibí. No quería dejar a mis hijas huérfanas de padre. Los caballos no me gustan demasiado. Fuimos andando hasta la Iglesia de Nuestra Señora de las Vegas y, no contentos con una visita a un templo, nos fuimos hasta el siguiente templo: la Ermita de la Virgen de la Vega. Eso fue el primer día.

Recuperamos fuerzas en el hotel. Sus dos edificios bien entonados en su rusticidad nos dieron cobijo durante tres noches. En el primer edificio están los dos pequeños salones con chimenea funcionando en invierno y el comedor. Del horno salen unos platos que combinan a la perfección la cocina local con la cocina catalana. En el segundo edificio están los dos dúplex familiares y el resto de habitaciones, bautizadas con nombres de animales residentes en la sierra segoviana. Nosotros teníamos uno de los dúplex con chimenea y una decoración cálida que nos hizo sentir como en casa.

Os recomiendo La Tejera de Fausto. El antiguo secadero de tejas ha sido remodelado en un hotel rural con mucho encanto. Está a 4 kilómetros de Pedraza. Vas por la carretera de Segovia a Sepúlveda y llegas sin perderte siguiendo las indicaciones. Nosotros pensamos volver. Los alojamientos rurales son muy seguros en tiempos de pandemia. Además, esta casa rural tiene unos dúplex familiares ideales para una familia con niños y/o niñas de corta edad.
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Friday, April 16, 2021

Mis vacaciones aventureras

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La Posada de Sigueruelo en Sigueruelo, Segovia, me llevó a la época de mis tatarabuelos. En esta posada comprendí que es posible vivir sin Internet, televisión digital y otros adelantos tecnológicos. Sus dueños han optado por ofrecernos una casa rural ecológica muy respetuosa con el medio ambiente. Casi no crees que estás a sólo una hora de Madrid por autovía.

Mi marido pensaba que iba a marchar el primer día. Se equivocó. Le cogí enseguida gusto a la vida sin tecnología. Hasta olvidé el teléfono móvil. Nadie me molestaba. Nadie me llamaba. No miraba el correo electrónicos. Se habían acabado los whatsapps. La televisión no me distraía con su telebasura. Sólo podía pasear, comer, dormir y leer. Nunca había sido más feliz.

La posada está en el centro del pueblo. Casi nos perdimos. No hay ninguna señal que te indique que vas por el camino correcto. Finalmente, llegamos a la puerta de la entrada con un pajarito pintado en el dintel. Tuvimos suerte de que estuviera el parking libre: sólo tiene sitio para dos coches.

Dentro de la casa encontramos una decoración de horcas, azadas, trillos y, en el techo, vigas a la vista. Pura madera por todas partes. Nos dijeron los dueños que todos los materiales empleados en la construcción de la casa son autóctonos. También lo son los que emplearon en la remodelación. Tiraron de materias primas de la tierra. Una buena idea. Así crearon riqueza en Sigueruelo y alrededores.

Lo que más me gustó de esta casa rural fue la amplitud de sus habitaciones. No tropezaba con mi marido. Podía andar por la habitación y hasta hacer ejercicios de gimnasia para bajar las calorías de los suculentos desayunos que nos servían. Un tocador con un espejo enmarcado en madera noble me hacía sentir bella todas las mañanas bajo su luz artificial. La luz tenue primaba en un cuarto de pequeños ventanales y anchas paredes. Era como si te invitaran a dormir durante largas horas olvidando el despertador que no tenías.

Os recomiendo la Posada de Siguerelo. No te aburres pese a no tener Internet ni televisión. Mi marido, las niñas y yo paseamos en bicicleta por los alrededores. Mi santo quería apuntarse a los descensos en piragua por las hoces del Duratón. Se lo prohibí. No quería quedar viuda. Tampoco dejé que fuera en caballo, como nos propusieron los dueños de la posada. Los caballos y mi marido no están habituados. Mi santo es un hombre de coche, no de caballerías.

Lo que no debes perderte es un bosque de sabinas centenarias que hay allí cerca. Puedes ir andando desde la posada. Apenas dejas atrás las callejas del pueblo y ya te adentras en el bosquecillo. Dejamos para otra ocasión una visita al Parque Natural del Hayedo de Tejera. Queda a 13 kilómetros de la posada.

Nos quedamos también sin ver los buitres leonados. Están en las Hoces del Duratón, donde hacen piragua; a unos 14 kilómetros. Yo no los eché de menos. Fue mi marido el que lamentó no haber ido a ver la colonia de buitres leonados. Últimamente le va el peligro, cosa que me preocupa.

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No hace falta irse muy lejos para poder disfrutar de una casa rural en Madrid. Al norte de la capital del Reino, es decir, en El Molar, está la Casa rural Teresa, una casita decorada con sencillez que tiene todo el encanto de una construcción antigua.

Mi marido eligió esta casa rural para pasar unos días en la capital de España. Queríamos salir del ruido de Madrid sin alejarnos de la ciudad. En la Casa rural Teresa encontramos lo que buscamos: una casa tranquila a pocos minutos de la plaza de Castilla.

Es una casa rural completamente reformada, con cocina americana (nevera, horno, microondas, y todo lo que necesitas para preparar comidas). No esperes lujos. El mobiliario de la casa es muy sencillo. Parece casi de saldo de exceso de stocks. La mesa de la cocina, por ejemplo, me recordó alguna mesa de camping. La misma sencillez se repite en el mobiliario de los dormitorios. Mi marido decía que la cama podía romper con nuestro peso. No ocurrió tal cosa. En todo caso, rompería con su peso, no con el mío. Servidora pesa poquito.


Aproveché la proximidad a la ciudad para ir de compras. También dedicamos unas cuantas horas a conocer la localidad de El Molar, un pequeño pueblo de la Comunidad de Madrid, que merece una visita. No debes perderte la Iglesia de la Asunción de Nuestra Señora, ejemplo de arquitectura religiosa madrileña de los siglos XV y XVI en el medio rural.

Os recomiendo la Casa rural Teresa de El Molar, en Madrid. Es una casa perfecta para una familia. Sólo tiene dos dormitorios. No necesitábamos más: uno para nosotros y otro para las niñas. Nos sentimos como en nuestro dulce hogar. Mi santo pudo dar rienda suelta al chef que lleva dentro en la pequeña cocina de la casita. Nuestra estancia en Madrid nos salió mucho más barata que en un hotel. Seguro que repetimos la estancia en esta o en otra cabaña similar.

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La Casa Rural Ribera del Huéznar está en la Sierra Norte de Sevilla, en un pueblo que se llama Cazalla de la Sierra. Nosotros alquilamos un par de habitaciones en esta casa rural para que mi santo pudiera practicar la pesca de la trucha. Le habían dicho que por la zona había ríos llenos de truchas.

Fue todo un acierto. La casa está tan aislada que parece que has salido del mundo. Sevilla te queda a 90 kilómetros. Mi marido ahorro un montón de dinero en compras. Pasé mi tiempo libre con las niñas en la piscina de la casita y en el jardín. La casa cuenta con un jardín de unos tres mil metros cuadrados. No sales del jardín si miras los montes que rodean la edificación. Estás en mitad de la nada.

Afortunadamente, no te aburres. Dentro no te faltan comodidades. Hasta hay un salón con chimenea. No creo que se encienda mucho la chimenea. Nosotros estuvimos en verano, pero, en invierno, el frío no debe ser muy protagonista. Las habitaciones están decoradas con la misma sencillez que encuentras en las estancias comunes. La casa no es más que un chalé. En total son cuatro las habitaciones disponibles.

Os la recomiendo. La Casa Rural Ribera del Huéznar es perfecta para viajar con niños. Tienen una zona infantil de juegos donde divertirse como si estuvieran en su urbanización de residencia. También hay en el jardín barbacoa. Mi marido hizo una carne que le salió muy rica. Es todo un chef.

La Casa Rural Ribera del Huéznar se encuentra en el único coto de pesca de trucha que hay en Sevilla. Nos comentó la responsable de la casa que muchos de sus huéspedes son pescadores. Van a pescar a los pantanos. Mi marido fue al Pantano Pintado y también se acercó hasta el Pantano Sotillo el último día de nuestra estancia. Yo hubiera preferido que pescara sólo en ríos. Los pantanos son más peligrosos.

Mis vacaciones bohemias

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La Hospedería de La Cartuja en Cazalla de la Sierra, Sevilla está en mitad de una finca de cuarenta hectáreas cuajada de fresnos, albaricoques y olivos. Nos hablaron de ella unos amigos artistas. Tal como nos dijeron, es un alojamiento rural tranquilo, que suelen frecuentar bohemios ricos. Pintores, escultores y músicos se encuentran en su salsa apartados del mundanal ruido y centrados en sus creaciones artísticas.

No te aburres. La dueña de la casa programa unas actividades culturales en las que todo huésped debe participar. Es una condición que te ponen cuando haces la reserva. Ya sabes, pues, a lo que vas. Ahí está la gracia de este alojamiento rural: en ser una experiencia cultural en pleno campo sevillano.

A nosotros nos dieron un par de habitaciones en la casa del monje portero. Fue en esta casa por donde iniciaron en los años ochenta la rehabilitación de los edificios de la finca. Después vendría la rehabilitación de la Capilla de Peregrinos. Nos dijo doña Carmen que la rehabilitación de la Capilla de Peregrinos fue premiada con el Premio Europa Nostra en el año 1986.

Os recomiendo la Hospedería de la Cartuja. Aún conserva un aire de convento de otros tiempos. Ves la capilla y te vienen ganas de rezar, no por devoción sino por miedo. Yo creo que la gente en la Edad Media rezaba por miedo. Esta villa turística, tal como la denominan en los carteles indicadores, no te deja indiferente. Eché en falta algo menos de programación cultural. Las clases de guitarra eran imposibles para mí. El segundo día dejé a mi marido con la guitarra y me fui a hacer turismo por los alrededores. Llegué andando hasta la iglesia de Nuestra Señora de la Consolación, una iglesia del siglo XIV. Vi los restos del castillo almohade. Llevaba tres kilómetros a pie cuando di la vuelta. Me esperaba una habitación amplia en la Hospedería de la Cartuja. Eso me animó a acelerar el paso.

Poco participé en las actividades culturales que organiza la dueña. Pasé los restantes días de nuestras vacaciones en la piscina con las niñas. Pocos huéspedes se animaban a darse un chapuzón. Sólo unas señoras inglesas eran habituales de las hamacas. Nos hicimos amigas. Las señoras me contaron que su experiencia en unos paseos a caballo, también organizados por la hospedería, no había sido buena. Habían pasado miedo a lomos de los caballos. Las comprendí. A mí también me causan temor los equinos.

La decoración de la hospedería está entre lo rural y lo antiguo. Los muebles conocieron tiempos mejores. Se nota que los restauraron sin darles un aire novísimo. Me consolé pensando que nuestra cama era cómoda. Mis hijas no decían lo mismo. Se quejaban de la dureza de los colchones de sus camas.

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Viña Meín en O Carballiño, Ourense, es el alojamiento perfecto para los amantes del vino Ribeiro. Mi marido y yo estuvimos en esta casa rural unos días saboreando distintos caldos y relajándonos en la tranquilidad de la naturaleza orensana.

La casona data de la Edad Media, de una época en la que el conde Álvaro y Savita traía para el monasterio de Sa Clodio unas viñas de Rhin. Es de ahí donde surge el vino Ribeiro que tanto gusta a mi suegro.

A mí me olía toda la casa a vino. El olor de las barricas del Casal de Meín está pegado hasta en las tersas sábanas de las camas. Nos dejaron en la habitación unas botellas de Ribeiro por si queríamos pegarle unos lingotazos al viño mouro que crían. No somos tan borrachos. Las botellas de vino las trajimos para casa.

En todo caso, lo pasamos bien. Mi marido se reía cuando le decía que me olía a vino y sólo a vino. Me sentí como cuando nos hemos alojado en algún châteaux francés, donde la cultura enológica está exageradamente presente. El olor a vino es la gracia de esta casa rural con chimenea, biblioteca y luz tenue en las habitaciones. En la biblioteca encontré unos sofás muy cómodos para sentarte a leer.

Os recomiendo Viña Meín. Te metes por la N-541 y vas directa desde el desvío en O Carballiño hacia Leiro. Hay señales para que nadie se pierda. Tampoco nos perdimos nosotros en los paseos que dimos entre los viñedos. Es muy relajante pasear entre vides, sobre todo cuando empiezan a echar los racimos de uvas. Tenía pensado acercarme al balneario del Arenteiro, pero finalmente no fui. Había que ir en coche y no me apetecía conducir. Estaba bien en la casa rural, sobre todo cuando mi nariz se acostumbro al olor a vino Ribeiro.

Las vistas desde la ventana de nuestra habitación eran preciosas. Veías un mar verde. La casa es como una isla en mitad del verdor de los viñedos que se une al verdor de los montes.


Saturday, April 10, 2021

Mis vacaciones más románticas

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Jaén es la provincia de los castillos. Para comprobarlo tienes que hacer una excursión en coche como hicimos nosotros con las niñas. Jaén tiene la mayor concentración de castillos que hay en el Planeta. Esto se explica por la cantidad de batallas que hubo en los siglos pasados. La gente necesita construir castillos para defender sus tierras y poner a salvo su pellejo cuando venían a expulsarlos los invasores. Nunca tiempos pasados fueron mejores. Yendo por las carreteras de Jaén viendo castillos te vienen a la cabeza las mil penalidades que pasaron nuestros antepasados en tiempos de sin razón.

No faltan tampoco en la provincia de Jaén los parques naturales. En total hay cuatro. En nuestra excursión pasamos de pisarlos. A mí no me apetecía hacer senderismo. Había organizado una excursión en coche por tierras jienenses. No permití que mi santo se me tirara al monte. El senderismo lo dejamos para otra ocasión.

Aún así, paramos para quitarnos unas fotos en el Parque Natural de Despeñaperros. Me pareció un buen sitio para las fotografías familiares. Allí empieza Andalucía. También empiezan los muchos millones de olivos de Jaén. No puedes evitar hacer olivoturismo. Jaén es una mancha verde de olivos.

Mi marido nos había anotado para recoger aceitunas en una finca casi tan orientada a los turistas como a la producción de la aceituna. Nos llevamos unas botellas de aceite oliva virgen. No éramos los únicos a los que se les había dado por el olivoturismo: había multitud de gente. Recoger las aceitunas que vas a comer tiene su gracia.

Jaén es una provincia que ha dejado de ser provincia de paso. Sus dos restaurantes con dos estrellas Michelín son un atractivo para los turistas gastronómicos. Si no te puedes permitir comidas tan caras, encuentras multitud de buenos restaurantes a precios módicos.

Os recomiendo visitar la provincia de Jaén. No debes perderte los Baños Romanos que hay en Jaén capital. Son los baños romanos mejor conservados de Europa. Los han restaurado, una vez que vieron la cantidad de turistas que atraen. Es el espacio más visitado de la capital. A la gente le gusta imaginar a los romanos y romanas tomando baños de vapor y haciendo amigos. Me gustaron mucho unas pinturas que hay en sus muros. Salieron a la luz gracias a la restauración. Los baños romanos de Jaén están cerca de la catedral.

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Reinventarse o morir. El Café Bar Aroma´s en Pontevedra ha organizado una tarde de pinchos y parejas. En las catorce mesas que tiene en su interior va a sentar a chicos y chicas. Los caballeros irán pasando por las distintas mesas. Sólo pueden estar siete minutos sentados en cada mesa. Me parece poco tiempo para conocerse. Le dices hola, cómo te llamas, en qué trabajas, qué te gusta... y ya le tienes que decir hasta luego.

La idea es original. Deberían tomar nota los bares de la competencia. El dueño del Aroma´s en vez de ponerse a llorar por la crisis económica que tanto afecta a la hotelería, le echa imaginación al asunto. Empieza cobrando poco en estas sesiones de encuentros entre parejas. Por sólo ocho euros participas. En el precio va un pincho y una bebida. Me parece barato.

Yo iría si no hubiera tantas restricciones a la movilidad. Espero poder participar una vez que pase todo esto. Es una experiencia distinta. Un juego. Habrá gente que se apunte no para conocer al amor de su vida sino para conocer gente, para hacer amigos. Es un juego de niños grandes. Esta especie de juego de las sillas le dará mucha vidilla al Café Bar Aroma´s. Felicito a su dueño por la idea.

Aprovecho para recomendaros el local. Tienen buenas tapas. Están en la rúa Mariscal Pardo de Cela, nº 7. En este bar puedes tomar todo tipo de cafés. El cortado lo hacen delicioso. También está muy rico el café bombón. Yo suelo ir cuando estoy en Pontevedra. Es un bar muy conocido.

Me gusta su local, lleno de luz, muy limpio. Más me gusta lo bien que te tratan. Se ve, nada más entrar, que es un bar moderno. Lo han remodelado, dejando una entrada tipo terraza acorde con los nuevos tiempos y, tras el cristal, está el bar en sí. Es práctico. Yo prefiero este tipo de terrazas que se meten hacia el interior. El Café Bar Aroma´s está presente en las Redes Sociales.


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