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Monday, January 27, 2020

Mis vacaciones surfistas


La Playa de Campelo en Valdoviño, La Coruña, es una playa que gusta mucho a mi cuñado para practicar surf. Este verano pasado nos llevó allí a toda la familia para celebrar su cumpleaños. Era una cifra señalada que no diré por piedad y allá nos fuimos. Mi cuñado quería que viera como él y otros surfistas buscaban la potente ola izquierda en esta playa de aguas bravías.

Yo pasé del surf. Lo bonito estaba en el paisaje. Campleo es una de las playas más salvajes de Galicia. Está entre Valdoviño y Cedeira. Me pareció una playa muy fotogénica. Quitabas una foto, la mirabas y tenías ganas de quitar otra, y otra, y otra más. En la bajamar sacas unas fotos de cine. Es cuando se ven mejor sus vistosos bolos rocosos y farallones.

Mi marido quiere volver el próximo verano. Se está aficionando al surf. Nuestro cuñado le dio unas clases gratuitas y ya anda subido a las tablas cuando tiene ocasión. Espero que no se mate. Sería horrible que dejara a nuestras hijas huérfanas. Cerca de la Playa de Campelo en Valdoviño, La Coruña, están los arenales de A Frouxeira y Vilarrube. Yo fui este verano con mi marido cuando se olvidó un poco de las tablas de surf. Es una delicia pasear por las dunas abrazada a tu pareja. Te vuelves a enamorar del hombre de tu vida mientras ves el oleaje. Toda la zona es perfecta para surfear. Decía mi cuñado que se podían surfear 320 días al año. Una pasada.

Os recomiendo visitar la Playa de Campelo en Valdoviño, La Coruña. Es una playa que no te deja indiferente. Yo no la conocí hasta el pasado verano. No me imaginaba una playa tan salvaje, tan virgen, tan bonita en su naturaleza. La puesta de sol es increíble. No olvides llevar una buena cámara para sacar fotos en la bajamar. Pero, aunque no tengas muy buena cámara de fotos, las fotografías seguro que te salen excelentes. Hay una luz que hace maravillas.

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Mis vacaciones encantadas en Tenerife


Cuando mi marido me dijo que íbamos a hacer la Ruta del Bosque Encantado en Tenerife di saltos de alegría. No está al alcance de todos. Desde que se les dio por restringir las visitas a un máximo de 45 personas al día es un privilegio poder ir por allí de senderista.

Debes ir algo abrigada. Yo llevaba un anorak acolchadito y pasé algo de frío por culpa de las brumas. Son nieblas muy húmedas que arrastran los alisios hasta el macizo de Anaga. Estas brumas crean el ambiente ideal para que crezca la píjara, una especie de helecho. Nosotros fuimos pisando estas tupidas alfombras verdes entre el bosque de laurisilva. Es una vegetación subtropical que hubo en Europa hace unos 20 millones de años. Ahora sólo la encuentras en Canarias en pequeños bosques. Es chulísima. Mi marido se cansó de hacer fotos. Aquello parecía un paisaje de cuento de hadas.

Estos helechos raros tienen unas hojas de hasta dos metros de largo. Es una pasada. Las hojas cubren el suelo dándole un aspecto selvático total. Mi chico me preguntaba si tenía miedo. Casi era para tenerlo. Pero no, estaba en mi salsa. Hubiera acampado por allí si me dejaran.

Por estos bosques hay varias rutas. Nosotros elegimos la Ruta del Bosque Encantado. Es la más bonita. Te vas adentrando en la reserva de El Pijaral. Este sendero circular de 6,7 kilómetros va de La Ensillada hasta el Cabezo del Tejo. A nosotros nos llevó tres horas larguísimas completarla. Tampoco apuramos mucho. Yo no tenía prisa por terminar el itinerario que transcurre por el monteverde del parque rural de Anaga. Ya que no te dejan ir sin permiso, no debes apurar en salir.

Os recomiendo esta ruta. Es una ruta inolvidable. No descarto volver a hacerla llevando las niñas. Ya le dije a mi chico que nos apuntara a todos en la página web que tienen con tal fin. Mis hijas vieron las fotos y quedaron a cuadros. La mayor nos preguntó si era un escenario de Juego de Tronos. Podría serlo. El paisaje es de un color verde musgo alegre que parece realmente que está encantado por una hada madrina.

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Mis vacaciones con el rey tarifa Al-Mamún


El Museo del CORPO en Toledo tiene mucho pasado en su edificio. Por eso vale la pena hacer una visita. Yo fui con mis hijas y con mi chico. La mayor quedó prendada del edificio, sobre todo cuando le contamos que los restos de la arquería decorada con escenas de caza y motivos vegetales en lapislázuli eran restos del antiguo palacio del rey tarifa Al-Mamún, un rey de los reyes musulmanes que anduvoieron por allí entre los siglos IX y XI.

Mi marido quedó más prendado con los cuadros. Tienen el lienzo The Entry of Christ in New York, del estadounidense Paul Manes, una de las 250 obras de la colección del filántropo y coleccionista cubano.estadounidense Roberto Polo que se exhiben en este museo, es decir, en el nuevo Centro de Arte Moderno y Contemporáneo de Castilla-La Mancha.

En el edificio ves que gastaron dinero. Estuvieron unos 15 años restaurándolo. Muchas obras y mucho gasto. Pero el resultado es precioso. Nadie diría que anteriormente el edificio albergó el convento de las Comendadoras de Santiago. La recuperación de la antigua qubba califal le da un aire muy árabe. De esa qubba nos contaron que se conservan tal cual los arcos polilobulados de la bóbeda.

Os recomiendo visitar el Museo del CORPO en Toledo. Nosotros seguro que volvemos. Yo quiero ir sola. Me encanta visitar las exposiciones temporales solas. En el Museo del CORPO en Toledo hay una sala de exposiciones temporales que comparte con el Museo de Santa Cruz. Este museo está creciendo. Nos contaron que el acuerdo de cesión de obras incluye la apertura de otra sede en el antiguo Tribunal de la Inquisición de Cuenca. Una gran idea. El edificio es del siglo XVI. Allí tendrá cabida el resto de la colección, unos 475 cuadros de casi doscientos artistas. En la nueva sede también predominarán las pinturas de las vanguardias flamencas y del norte de Europa. Seguro que es un éxito. El Museo del CORPO en Toledo es un museo que gusta mucho.

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Comiendo como una salvaje


La caza no me gusta. Me refiero tanto a la caza en sí como a los animales que cazan y que te sirven como manjares grandiosos en restaurantes como el Restaurante Lera en Zamora. Fui a este restaurante con mi marido y unos socios suyos. Me arrepentí en el mismo momento que crucé la puerta y los olores de carnes salvajes cocinadas llegaron a mi nariz.

Los socios de mi marido decían que era una buena época para ir a comer caza. Estábamos en otoño. Todos los platos eran recetas elaboradas con los productos de cercanía y las piezas cinegéticas de Tierra de Campos.

El menú estaba sobrado de escabeches, setas y potentes platos de caza. Cuando vi un asado de liebres casi me desmayo. Pedí una sopa. No estaba mal. Pero estuvo peor cuando el camarero, todo contento, me dijo que estaba comiendo una sopa de pato azulón. ¡Por favor! ¡Estaba comiendo trocitos de pato! Dejé la sopa a medio tomar. Enfrente mío la mujer del socio más rico de mi esposo devoraba una codorniz. A mi lado mi chico daba buena cuenta de un estofado de conejos de campo y me decía que pidiera lo mismo. Estaba, según él que te chupabas los dedos. Acepté el reto del conejo. No estaba mal. Pero poco pude comer. Me empecé a acordar de los conejitos que tenía mi abuela en el corral y dejé el plato sin acabar. Lo que me hizo levantar de la mesa fue el olor a pichones que salía de la mesa vecina. Era lo más barato. Se notaba mirando los tremendos platos que servían.

No os recomiendo ni os dejo de recomendar el Restaurante Lera en Zamora. Si te gusta la caza es tu restaurante. Si no te gusta la caza no pidas nada. Seguro que la comida no te entra. Lo que sí me gustó fue la decoración del restaurante. No ves bichos colgados ni esas cosas. Tiene una decoración sencilla con grandes ventanales desde donde ves los campos. No puedo decir lo mismo del aspecto de los platos. Tienen una presentación que recuerda la de los platos de lentejas de los años setenta en las casas de familia numerosa.

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Mis vacaciones más mojadas


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Fui al Balneario Panticosa en Huesca para ver si sus maravillosas aguas arreglaban mis dolores de espalda. Fueron mano de santo. Por eso no dudaré en volver al menor asomo de dolor. No hay que sufrir. Se trata de pagar y recobrar la salud.

No me extraña que mi madre diga siempre que el Balneario Panticosa en Huesca es un santuario del bienestar. Te alojas allí mismo. Este balneario tiene dos hoteles. Siempre encuentras sitio. Yo, por lo menos, las dos veces que fui había habitaciones libres. Pero eso no quiere decir que estés en soledad. Gente hay. Somos muchos los que estamos dispuestos a pagar para que las milagrosas aguas del balneario nos dejen nuevos.

Tratamientos tienen para dar y elegir. Yo dejé que los profesionales eligieran por mí. Me gustan las cosas fáciles. Y lo más fácil es que te lo den elegido cuando no sabes muy bien de qué van los tratamientos. Las termas tienen unas aguas que brotan directamente del manantial de Tiberio. Son aguas que llegan a 53ºC. Esto no quiere decir que te quemen. Ellos saben lo que hacen contigo. No te ponen el agua más caliente de lo necesario.

Os recomiendo el Balneario Panticosa en Huesca. En estos meses invernales está rodeado de nieve. Es perfecto para practicar el deporte blanco y el bienestar corporal. Sus aguas me revitalizaron. Por eso espero poder volver. Mi marido puede ir preparando su tarjetita para hacerme el regalo. También se lo hará a él. Podrá esquiar en las cumbres más altas del Pirineo de Huesca mientras yo disfruto todos los tratamientos. No debes perderte la piscina exterior con sus chorros de agua revitalizantes.

Este balneario tiene parking gratis. La wi fi del hotel iba como una moto. Nosotros cogimos una habitación familiar. En este balneario hay muchas familias con niños. Mi chico se quejaba de tanto barullo como había. Es un quejica. Pensaba que el Balneario Panticosa en Huesca era un balneario sólo para personas mayores.



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Nunca hubiera creído que fuera capaz de nadar en una piscina rodeada de nieve. Pues fui capaz. Esto ocurrió en El Lodge en Sierra Nevada, Granada, uno de los refugios invernales más exclusivos de este país nuestro. Si no existiera, había que inventarlo para que la gente pudiera vivir la experiencia de esquiar por la mañana y darse un chapuzón en una piscina humeante por la tarde.

Yo nadé en la piscina por la mañana y por la tarde. Casi pido el papel de sirena de la piscina de El Lodge en Sierra Nevada, Granada. Mi chico se animó a esquiar. Pero a mí no hubo manera de sacarme del hotel. Me encantaba. Fue llegar y enamorarme de una gran construcción de madera, con amplias terrazas y mucho cristal por el que entraba la luz a raudales.

Sólo eché en falta más espacio en la habitación. Se me hizo pequeña. Mi marido dejó sus maletas en la terraza para que cupieran las mías. Fue una pena que El Lodge en Sierra Nevada, Granada, estuviera hasta los topes. Nos hacían falta dos habitaciones para estar más cómodos. Menos mal que la terraza con vistas a las montañas nevedas nos daba mucho juego. Bien abrigadita hasta podías comer allí un bocadillo. Yo aproveché lo que cogía en el buffet del desayuno para ahorrar en comidas del resto del día. Suelo hacerlo. Lo aprendí de mi suegra. La madre de mi chico es una mujer muy apañada.

Os recomiendo El Lodge en Sierra Nevada, Granada, para unas vacaciones en la nieve. Nunca olvidaré lo bonito que es despertarse rodeada de nieve. Tienen las camas mirando al gran ventanal que da a la terraza. Despiertas y ves un paisaje nevado de postal. Las vistas son preciosas desde todas las estancias del hotel.

Todo el refugio está construido en madera finlandesa. Su diseño es de chalé privado a lo grande. Lo ves y no lo olvidas. Tampoco olvidas el precio. Es caro. Mi marido dice que no se puede volver tan alegremente como quiero regresar yo. Fuimos sin las niñas, en una escapada de dos días solos. Quiero regresar con mis dos princesitas. No hacen más que preguntarme sobre si se puede nadar en la piscina, si está el agua calentita y esas cosas. La piscina es ideal.

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Sunday, January 19, 2020

Mis vacaciones en el Burgos rural



Recorrer con mi marido y con mis hijas Las Merindades (Burgos) fue descubrir una comarca con más de 370 pueblos y villas con castillos preciosos. Pudimos ver muchas casas blasonadas. Las Medina de Pomar o Espinosa de los Monteros las hubiera comprado si anduviera sobrada de dinero y estuvieran a la venta. También vimos muchas iglesias románicas, esas iglesias pequeñas que han visto el paso de los siglos sin inmutarse. La buena piedra siempre está en pie si no le falla el tejado.

No falta Naturaleza salvaje en esta comarca castellana de la provincia de Burgos. Las cascadas de Orbaneja quitan el hipo. Los cañones del Ebro animan a mucha gente a hacer rafting. Mi marido quería practicar este arriesgado deporte delante de mis narices. Lo amenacé con el divorcio para que desistiera. Aceptó el trato si íbamos a ver el desfiladero de Hocinos. Impresionante. En los valles de Manzanedo había algún globo por los aires. Hay gente que se atreve a hacer recorridos en globo por los cielos de los valles de Manzanedo y Tobalina.

Nos bajamos del coche en Puentedey, un pueblo con un bonito puente de piedra. Mi chico quería llevarnos hasta las cuevas de Ojo Guareña. Le hubiera gustado recorrer sus 110 kilómetros de galerías. Es un complejo de cuevas de los más grandes del mundo mundial. Le dije que ni hablar. Ni siquiera acepté acercarme a la ermita rupestre de San Bernabé. Está por donde las cuevas y mi chico podía correr a meterse en una cueva peligrosa.

En todo caso, creo que volveremos por Las Merindades (Burgos). Tenemos en agenda unos días de senderismo con unos amigos. En Las Merindades (Burgos)0 hay muchos senderos para todos los niveles. Unos amigos nuestros hicieron kite surf en el embalse de Arija y nos invitaron a hacer senderismo por la zona.

Os recomiendo visitar Las Merindades (Burgos). Es una amplia comarca llena de Naturaleza salvaje. Puedes ir desde Burgos ciudad por la N-623/27.

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Mis vacaciones a lo Audrey Hepburn



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Audrey Hepburn es una de mis actrices favoritas. Por eso quise ir a ver Ultzama y Orgi en Navarra, el lugar donde esta famosa actriz rodó "Robin y Marian", película en la que el protagonista masculino fue Sean Connery. El rodaje fue en el bosque Orgi, un robledal enorme, de unas 80 hectáreas.

Recorrí el robledal un poquito. Andarlo todo era imposible. Pero nos dimos unos paseos por los senderos señalizados para que no se pierda la gente. Fue muy romántico. Apenas nos cruzamos con algunos paseantes.

Los robledales de Ultzama, Basaburua y Artikutza están al norte de Navarra. Yo los conocí hace años cuando fui con unas amigas a buscar setas. También fui con mi marido el otoño pasado a buscar setas. No las comemos. Las recogemos para vender. Hay que hacer dinerito para poder vivir bien. La recogida de setas está controlada, pero, puedes pillar algunas y ganar pasta. Sólo tienes que pagar siete euros por el permiso que hace falta para recolectar.

Puedes llevar tu coche. Nosotros lo dejamos aparcado en el parking del parque. Puedes ir a recoger setas aunque no sepas nada de setas. Hay un experto micólogo que te mira las setas y te dice si son comestibles o no.

Os recomiendo ir a Ultzama y Orgi en Navarra, sobre todo en época de setas. Recoger setas y ver que aciertas cogiendo las que son comestibles es toda una experiencia. A este parque se accede desde Lizaso, a unos 25 kilómetros de Pamplona. También desde ese pueblo se entra en el bosque de Orgi. Lo que no hicimos fue alojarnos en las ecocabañas que pusieron sobre los árboles de Basoa Suites. Tal vez lo hagamos en otra ocasión. El pasado otoño estaban todas ocupadas. El Parque Micológico de Ultzama, constituido en el año 2007, tiene bastante éxito entre los amantes de la Naturaleza. Muchos de nuestros amigos lo conocen. De hecho, nosotros fuimos por recomendación de un socio de mi esposo.



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Los castillos cuesta mantenerlos, sobre todo si son tan grandes y tienen tanta piedra a cuidar como el Castillo de Peñafiel. Por eso está bien que las Autoridades intenten sacar dinerito para su mantenimiento. En el Castillo de Peñafiel instalaron el Museo Provincial del vino. Los visitantes podemos conocer todos los pormenores sobre la elaboración del vino recorriendo las distintas estancias del castillo, un edificio que data del lejano siglo IX. ¿Tan bonito y tan lejana su construcción? Pues sí. El castillo pasó sus guerras con los destrozos que supusieron en sus paredes, como nos contaron, pero, ahí lo tenemos, tras hacerle una construcción más decente en el siglo XV.

El museo no sólo te habla del vino. Tiene salas que parecen más un museo de Historia porque le dan rienda suelta en las exposiciones al pasado histórico, utilizando la cultura del vino de la provincia de Valladolid como hilo explicativo. Todo está relacionado. El vino es una excusa para hablarte de la Historia de la provincia de Valladolid. Me parece una buena idea. Si lo rotularan como Museo de la Historia de la Provincia, pocos turistas lo recorrerían con tantas ganas.

Mi marido salió algo defraudado. Esperaba encontrar un museo más del vino, con menos historia. Yo, en cambio, disfruté mucho mirando algunas barricas. Es increíble que el vino se conserve tan bien en la madera. Hasta te contaban cómo se hace un tonel de aquellos grandotes.

Desde el castillo hay unas vistas preciosas de los alrededores. Nosotros tuvimos la mala suerte de visitarlo un día que había bastante niebla. Pero, aún así, las vistas eran maravillosas. Parecía que tenías el mar a tus pies. La niebla hacía un efecto mar muy chulo. Por eso muchos de los visitantes sacaban fotos fuera del castillo. Mi chico fue uno de los fotógrafos del exterior. El interior no le gustó demasiado porque, como os dije, el museo tiene salas en las que pasa del vino y se centra en la Historia local.



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Cuando mi marido me dijo que íbamos a hacer enoturismo pensé que me iba a aburrir porque el mundo de vino y mi persona poco tenemos que ver. Soy más de sidras que de vinos. Incluso prefiero un botellín de cerveza sin alcohol antes que un buen caldo, por muy de reserva que sea. Pero tengo que reconocer que lo pasamos tan bien en el AF Hotel Pesquera que me gustaría volver a repetir la experiencia.

Este hotel está a los pies del Castillo de Peñafiel, en la provincia de Valladolid. Desde este hotel nos organizamos una excursión por las bodegas de Tinto Pesquera y Condado de Haza, unos vinos considerados los mejores tintos del mundo mundial. Son vinos de la denominación de origen Ribera del Duero. El guía que nos acompañaba nos explicaba muy bien la elaboración del vino, su conservación, el proceso que sigue antes del embotellado. Mi marido estaba más interesado en sus explicaciones que yo. Servidora estaba más interesada en los servicios que presta el AF Hotel Pesquera a sus huéspedes en lo referente a comodidades para pasar unos días en el campo vallisoletano.

Sólo tiene 36 habitaciones, todas lujosas y alejadas del estilo rural que esperas encontrar cuando tu marido te dice que vas a pasar unos días en el campo castellano. Ya por fuera el hotel parece un palacio. Tiene una fachada de piedra regia, ventanas nuevas con estilo viejo y un tejado con una balaustrada que le da un aire acastillado. Me gustó la fachada. Pero, como os decía, más me gustó su interior.

A nosotros nos dieron una habitación amplia, decorada con colores blancos cálidos, suficientes almohadas y cojines en la gran cama de matrimonio ligeramente doselada, aunque sin llegar a esos doseles que me dan claustrofobia. Era una habitación muy chic, muy elegante. En escritorio, largo, con una silla tapizada en el mismo color blanco aperlado invitaba a trabajar con el ordenador aprovechando la conexión wi fi gratuita del hotel. El cuarto de baño estaba acristalado y los sanitarios parecían recién instalados.

Os recomiendo el AF Hotel Pesquera tanto a los amantes del vino como a los que nos es el vino algo indiferente. Este hotel tiene unas comodidades que hay que disfrutar. Yo pasé muchas horas en su spa. Quedé plenamente relajada. Mi marido no quedó tan relajado cuando vio la factura de mis sesiones de hidroterapia con efectos terapéuticos en el spa. Los hombres no saben que una mujer necesita invertir en su bienestar corporal y mental para sentirse realizada. Me dieron unos masajes epidérmicos que me dejaron nueva. Los bancos calientes me quitaron todos los nervios que tenía acumulados. ¿Y qué decir de las duchas de lluvia? Mi piel quedó perfectamente limpia y tonificada con aquella lluvia que salía de la ducha.



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San Galo en Suiza es una ciudad que no te deja indiferente. Yo la descubrí cuando fui a ver a una prima mía que estudia en la universidad. San Galo es una ciudad universitaria. Está a una hora en tren de Zurich.

Paseé sus calles con mi prima y me enamoré de su centro histórico, de sus edificios de los siglos XVI y XVII, casi todos con llamativos balcones. Tiene un monasterio rococó. Nosotras pasamos del monasterio y nos fuimos hasta el lago Constanza, el tercero más grande de Europa. Este lago es la frontera natural entre Alemania y Austria. Fuimos en bicicleta.

En San Galo no te ponen ningún problema a la hora de meter la bicicleta en el tren. Mi prima y yo metimos las bicicletas en el tren que va de San Galo hasta Romanshorn, un trayecto de unos veinte minutos. Ma´s tiempo nos llevó hacer la ruta de 23 kilómetros que transcurre por las riberas occidentales del lago hasta Kreuzlingen. Es una ruta que te lleva hasta la península donde se asienta la ciudad alemana de Constanza. Por allí pasa el famoso Rin.

Os recomiendo visitar San Galo en Suiza. Puedes aprovechar para acercarte a Constanza, otra ciudad con un centro histórico bonito. El barrio de Niederburg fue donde vivió mi prima antes de trasladarse a San Galo. Yo pienso volver por la zona con mi chico y con las niñas. Me dijeron que la isla Mainau es preciosa, una isla conectada por un puente. Seguro que a mis hijas les gusta ver su castillo y su jardín botánico. La mayor es una fan de las construcciones fortificadas.

San Galo es una ciudad muy limpia. Yo aproveché para comprar dulces. San Galo tiene unas pastelerías con unos pasteles que te hacen la boca agua con sólo mirarlos. También hay pequeñas tiendas de bordados. Parece que los suizos y suizas hacen mucha labor de punto para amenizar sus tardes de invierno. Lo que me llamó la atención fue el buen tiempo que hacía en San Galo. Yo pensaba que iba a nevar, pero nada de nada. Hacía un sol brillante que invitaba a pasear.

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Wednesday, January 15, 2020

Mis vacaciones catalanas y gallegas


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Bastante cerca de Vaqueira-Beret encontramos una casona rural que se llama Besiberri y está en Arties, Lleida. Es como la casa de tus abuelos en medio de un paisaje nevado. Le dije a mi chico que no daba un paso más dentro de un coche que se nos quedaba helado y con dos niñas al borde de un ataque de nervios. Yo me quedaba allí.

Y allí nos quedamos. Tuvimos la suerte de coger la última habitación que quedaba libre en una temporada sobrada de nieve y de esquiadores. Me sentí en el séptimo cielo sentada al lado de una chimenea encendida. Aquello era perfecto para descansar tras un viaje en coche que no había sido tan fabuloso como nos había prometido mi marido.

Mi chico todavía tuvo fuerzas para acercase hasta la estación de esquí Vaqueira-Beret y deslizarse con unos esquíes alquilados por las nevadas pistas. Las niñas y yo nos quedamos en el hotelito rural. Era donde mejor se estaba. la casona es muy rústica, con una fachada en tonos rosa clarito. Se ve bonita por fuera. Los balcones decorados con tiestos de flores le dan un toque muy tirolés. Mi hija mayor decía que era una casa de postal. No le faltaba razón.

Se come bien en la casona Besiberri en Arties, Lleida. Es frecuentada por muchos esquiadores que buscan una cena tranquila tras una jornada de deporte blanco. Los únicos ruidos que oyes son el ruido de las campanas de una iglesia próxima y el ruido del agua del río. Desde nuestra habitación sólo se escuchaban las campanas. Cada media hora tocaban las campanas. Daban las horas y las medias horas. Afortunadamente, me acostumbre al ruidillo. Hasta me vino bien para orientarme con la hora sin necesidad de andar mirando el reloj.

Os recomiendo Besiberri en Arties, Lleida. A nosotros nos dieron una suite abuhardillada. Era linda. Estaba decorada con hojas de acebo en los cuartos de baño. Un biombo de tela junto a la cama buscaba darle intimidad al dormitorio por si lo compartías con otras personas. Lo más bonito de nuestra suite eran las claraboyas con vistas a la montaña. Mi marido sacó fotos. Dice que quiere comprar una nueva casa en el campo con claraboyas en el piso superior. Tendrá que trabajar mucho para juntar el dinero. Las casas no las regalan.



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La Isla de Ons en Pontevedra es un trocito de paraíso que sólo se puede visitar con permiso de la Xunta de Galicia. Temen las autoridades que el turismo eche a perder esta pequeña isla de seis kilómetros de largo por kilómetro y medio de ancho. No están faltas de razón. El turismo masivo es muy perjudicial para los entornos naturales.

A mi chico le encantan las playas de la Isla de Ons. Son en total cinco arenales en los que las dunas se tapizan con retama y brezo. La misma frondosidad la encuentras en sus reservas de marisco. Yo nunca cogí nada. Creo que no se puede. Pero da gusto ver los percebes, las navajas y los pulpos. Los pulpos los pude contemplar en una ocasión que me animé a bucear con mi chico. No bajé mucho porque me da miedo, pero valió la pena mi osadía.

El viaje a Ons que más disfruté fue uno que hicimos llevando bicicletas. Las bicis las puedes llevar en el barco. Fue un viaje inolvidable porque pudimos recorrer toda la isla en bicicleta. No te cansas nada. Cuando nos cansamos de andar con las bicis por caminos de tierra paramos en un bar para saborear la caldeirada de pulpo. Estaba que te chupabas los dedos. Yo aproveché para comprar unas empanadas de zamburiñas. Te las venden en los restaurantes que hay en el barrio del Curro. No dejes de probar los postres. Están que engordan con sólo mirarlos.

Os recomiendo visitar la Isla de Ons en Pontevedra. Nosotros fuimos en barco desde Sanxenxo. También salen barcos para Ons de Baue y Portonovo. El trayecto en barco dura unos 40 minutos, pero no te mareas nada, sobre todo si haces el viaje en verano cuando no hay oleaje malo.

Creo que volveremos el próximo verano. Mi chico quiere quedarse en el camping Chán Da Pólvora. Está a 1 kilómetro de la playa As Dornas. Los del camping te arreglan lo del permiso de la Xunta si le alquilas un espacio. Yo casi prefiero quedarme en uno de los alojamientos que hay junto al muelle. Ya veré lo que hago. Los camping no me gustan demasiado. Lo que sí me gusta es la isla de Ons. Te aseguro que es preciosa.

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Tuesday, January 14, 2020

Mis vacaciones más peligrosas



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Croacia es un país interesante. Nosotros recorrimos en coche los 242 kilómetros que tiene de costa. La península de Istria es uno de los rincones con más encanto de la vieja Europa. Nos metimos por carreteras secundarias y fuimos descubriendo preciosos pueblos medievales. Muchos de estos pequeños pueblos conservan sus murallas. No sólo hacían murallas rodeando las ciudades en España. En Europa no se quedaban atrás con las fortificaciones. La gente de la Edad Media se sentía muy segura entre piedras.

Istria en Croacia es conocida como la Toscana croata. Una denominación bien merecida. Sus colinas salpicadas de olivares y viñedos no tienen nada que envidiar a las de la Toscana. En nuestro recorrido mi marido se paró muchas veces a sacar fotos. Creo que no quedó un castillo que no fotografiara. Nos sacamos fotografías delante de alguno porque mis niñas querían quedar como princesitas delante de su casa. Sueñan mucho. También entramos en alguna iglesia. Hay iglesias en pueblecitos decoradas con frescos que merecían estar en un museo. Seguro que estarían en un mueso si los pudieran trasladar.

Bajamos del coche para andar un poco por algún pueblo. Quedé con los pies destrozados. Son pueblos empedrados por todas partes, al estilo veneciano. A mi chico le encantó Hum, un pueblo de sólo 17 habitantes. fue imposible meter el coche por allí. El pueblo tiene sólo dos calles por las que no caben los coches. Hem es la ciudad más pequeña del mundo. Nos lo dijo un señor mayor. Se veía muy orgulloso de vivir en Hem.

Más me gustó Motovum. El esbelto campanille, su palacio y las vistas del Adriático son preciosas. De allí nos fuimos hasta Groznjan, un pueblo muy bohemio por todas partes. Los palacios renacentistas y barrocos te hacían soñar.

Os recomiendo visitar Istria y todos sus pueblos. Nosotros dejamos alguno sin ver. Será en otro viaje. Nuestra excursión terminó en los molinos de Kotli, después de ver los cascos históricos de Buje, Cuzet, Pazin y alguna cascada antes de los molinos. Los ríos son muy caudalosos por allí.



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El Hotel Las Fuentes en Alcocéber en Castellón es el hotel de sol y y playa que necesitas para unas vacaciones familiares. Tienen habitaciones en las que te cabe toda la familia. No faltan camas. En nuestra habitación había tres. Creo que si hubiéramos pedido otra cama auxiliar, la hubieran metido. Todo les cabía.

La habitación era muy de playa: amplia, luminosa, con las paredes pintadas de color blanco hospital y las colchas de la cama en blanco nieve y azul cielo. Me gustó el cubrecamas que tenía a los pies de color cielo. Le daba un toque a la cama muy alegre.

El cuarto de baño era un cuarto de baño de piso. Nada de lujos. Las cuatro estrellas de este hotel sólo dan para cuartos de baño de azulejos blancos baratos, piletas sin diseño y una bañera que se veía algo usada. Se notaba que pasan miles de turistas por los cuartos de baño del hotel.

Aún así, hay que reconocer que el hotel está reformado. Si no le hubieran hecho alguna reforma, estaría para declarar en ruinas. Allí hay mucho trajín de gente de todas las nacionalidades. Hay mucho turista de los que vienen a España para divertirse haciendo trastadas. Yo no dejé que mis hijas fueran a las piscinas del hotel porque me daba miedo ver como se zambullían los alemanes y los ingleses.

Os recomiendo el hotel. Es un cuatro estrellas al que casi le sobra una estrella. Lo mejor del hotel es el parque infantil. Me vino de cine para tener contentas a mis hijas. Se divierten mucho en los columpios. Yo también me divertí. Pude ir andando a la playa. Te queda allí mismo.

La comida del restaurante es mejorable, sobre todo los postres. Nos pusieron una tarta congelada que fue de lo peorcito que entró en mi boca. Hasta las niñas la dejaron. Deberían dejar tanta variedad de plato y centrarse en la calidad. Es mejor servir poco y servir cosas mejores. Mi marido quería ir a una cena temática que organizan una vez a la semana. Le dije que ni hablar. Preferí cenar fuera. En Alcocéber hay buenos restaurantes. Y, si buscas, encuentras precios razonables.



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Mi chico vivió en Castellón de pequeño. Siempre me decía que en Castellón había islas. me lo tomaba un poco a broma porque una siempre piensa que no hay más España insular que la que estudió en el colegio. Mentira total. En nuestro país hay pequeñas islas que no tienen protagonismo en las clases de Geografía. Es el caso de las Islas Columbretes en Castellón.

Nosotros fuimos en verano. Hacía un calor que te derretías. Apenas había gente por allí. Este pequeño archipiélago de origen volcánico está deshabitado. Por allí la gente sólo va a bucear y a pescar. Ya lo hacían hace siglos. En las Islas Columbretes en Castellón se escondieron los piratas durante el siglo XIX. Al final los piratas se fueron y quedaron por allí los pescadores de toda la vida. Hoy ni eso. Las islas forman el Parque Natural y la Reserva Natural Marina de Columbretes.

A las islas no puedes ir alegremente. Controlan mucho las visitas porque en los fondos del mar hay un alto valor ecológico. Tienen la gorgonia roja, un tipo de coral que es una especie única en todo el Mediterráneo. También son únicas las gaviotas de Andouin y el halcón de Eleonora, feo como él solo. Había muchas aves. Ni que decir que me ponían de los nervios. Estuve a punto de apuntarme a la sesión de buceo de mi marido y sus amigos. Al final quedé fuera del agua. Intenté tranquilizarme hablando con las esposas de los amigos de mi chico que no bajaron a mirar el fondo del mar.

Las mujeres florero hicimos una visita guiada con los guardas por la Isla Grossa. Hay más islas: la Ferrera, la Forada, la Carallot y unos pequeños islotes que no tienen nombres, según nos contó el guía de la reserva. Deberían bautizarlas. En todo caso, no importa. Por allí la gente va a practicar deporte. Había un grupo que se lanzó a hacer snorkel. Querían descubrir todas las especies que habitaban las aguas. Yo me limité a hablar, pasear algo y contemplar las vistas. Ves la Sierra del Espadán y el desierto de las Palmas. Procura ir un día claro. Es cuando ves todos los alrededores lejanos mejor.

Os recomiendo visitar las Islas Columbretes en Castellón. Son poco conocidas y restringen mucho las visitas. Pero, si quieres ir, vas. Es cuestión pasarte por Barracuda Buceo y apuntarte a una excursión de un día desde el puerto de Las Fuentes en Alcocébre. Fue lo que hicimos nosotros.



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Rosas y más rosas hay en Chédigny, un pueblo famoso en Francia por los rosales que lo invaden. Ves rosales cubriendo las fachadas de las casas, rosas en los jardines, rosas en las cunetas de las carreteras. El pueblo de las rosas te hace aburrir las rosas, aunque te gusten, como es mi caso. Los excesos siempre llevan al aburrimiento.

Mi marido organizó una excursión familiar por este pueblo en un viaje que hicimos al país vecino. Quería que conociéramos un pueblo singular. Él lo había conocido en un viaje de negocios en el que no contó con mi compañía. Pensó que me encantaría. No fue el caso. Ni a mí ni a las niñas nos gustó Chédigny en Francia. Todavía recuerdo las nauseas que me causó el olor a rosas que había por todas partes.

El pueblo es pequeño. Tendrá unos 500 habitantes. Viven en familia. Cerca están los famosos castillos del Loira. Nosotros tuvimos que descansar en el hotel antes de seguir con nuestras vacaciones por Francia. No podía más. En total tienen por allí más de un millar de rosales. También hay plantas aromáticas como la madreselva o la lavanda. Son plantas que se hacen hueco entre tantas rosas, cubriendo las fachadas y los tejados de las casas del pueblo. No hay terraza donde el protagonista no sea un rosal. Las calles parecen sendas de jardín con tanta rosa.

Mi marido nos apuntó a mí y a las niñas a un paseo floral guiado por un botánico. Nos contó los secretos de todas las rosas que había. Trescientas variedades de rosas distintas, nos dijo el guía que tenían en Chédigny. Acabó nuestro paseo guiado en el jardín del Presbiterio.

No os recomiendo ni os dejo de recomendar Chédigny en Francia. Lo mejor de nuestra visita a este pueblo francés fue ver la plaza del boticario con sus hierbas medicinales y el huerto. Estoy bastante interesada en las hierbas medicinales. Te resuelven bastante bien los problemas de salud. Hay que volver a los remedios de las abuelas. Es lo que dice mi madre. Y no le falta razón.

A donde no creo que vuelva es a Chédigny en Francia. con una visita tuve suficiente. El exceso de rosas no es para mí.

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Mis vacaciones en Escocia


Aberdeenshire en Escocia es la Escocia que le gusta a la reina Isabel II. No tiene mal gusto. Es una zona muy verde, con paisajes que también son los favoritos de la nobleza escocesa. Nosotros hicimos un recorrido por allí con las niñas. A los cuatro nos gusta ver lo bien que viven los ricos millonarios de todos los países.

A unos 48 kilómetros de allí está el castillo de Balmoral, la residencia de verano de la Reina. Tuvimos la suerte de que era agosto y permitían visitarla. Es fantástica, pero muy grande para que pueda considerarse un hogar. Lo mismo puedo decir de todas las mansiones, fortalezas y cottages que hay por la zona. Visitamos algunos. Parecen casas museo con sus cuadros y sus muebles de otros siglos.

Cansados de ver mansiones nos lanzamos al senderismo. Fuimos andando por el curso del río Dee. Es un río que nace en el Parque Nacional de Cairngorms, el más grande de Escocia. Mi marido quería perderse por este parque. Le dije que ni hablar. Yo sólo haría algo de senderismo y regresaría al hotel con la excursión organizada para andar por las orillas del río Dee. Fue una excursión de mucho andar. Seguimos l ruta Royal Deeside y fuimos descubriendo los pueblos de Banchory, Aboyne, Ballater y Braemar. No creo que la repita andando en mi vida. Fueron más listos los que se apuntaron a hacer esta misma ruta en todoterreno. También la hacían en bicicleta de montaña. Hay gente muy fuerte a la hora de dar pedales.

En todo caso, os recomiendo visitar Aberdeenshire en Escocia. conoces un Reino Unido muy rural que no te imaginas hasta que estás allí. Hay que verlo. Es un viaje perfecto para los amantes de la Naturaleza. Nosotros hicimos algún recorrido más, pero en todoterreno. Los dos último días nos fuimos en coche apto para todos los terrenos hasta las reservas de Glen Tanar y Muir of Dinnet, puerta de entrada a las Tierras Altas. Las ruinas de Dunnotar Castle son impresionantes. Es una pena que no vuelvan a poner en pie este castillo que tienen tirado en la costa.

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Prueba primero, paga después