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Monday, January 24, 2022

Mis vacaciones prehistóricas



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La Antigua Bodega de Don Cosme está en La Guardia, Álava, es un pequeño alojamiento con mucho encanto. Las habitaciones están ubicadas en lo que antaño eran las salas de barricas de la bodega. No hicieron mucha reforma. Las paredes están piedra vista, lo cual refuerza la ruralidad de esta casa rural donde pasamos un fin de semana largo.

A mi marido le gustó más que a mí. Dormir en una habitación decorada con motivos vinícolas lo hacía estar en su salsa. Muebles antiguos bien pintados hacían que se sintiera como en casa de su abuela. Yo no me sentía tan cómoda. Incluso pensaba que aquella loa permanente al vino no era un buen ambiente para nuestras hijas de corta edad.

Las niñas se lo tomaron mejor que yo. Les encantaba el jardín de la casona. Desde nuestra habitación veían los viñedos y les parecía estar protagonizando un cuento de hadas. Su habitación, pintada de un color más oscuro, era más pequeña. Los dos cuartos tenían suelos de tarima, al igual que el resto de las estancias. El salón común era para no perdérselo. Tenía unas decoraciones de pequeños barriles y otros artilugios donde guardar y conservar el vino que te hacían creer que estabas en un museo.

Os recomiendo Antigua Bodega de Don Cosme a los amantes del vino. Entre los viñedos en los campos que rodean la casona y las decoraciones alusivas a los vinos y vides, acabas sintiéndote en un museo. La tranquilidad es total. No hay huéspedes ruidosos. Los visitantes llegan a la casón buscando sosiego. Lo encontramos todos.

La única desventaja importante que tuvimos fueron los frugales desayunos. Me sorprendieron negativamente. El País Vasco es tierra de buenas comidas. En esta casa rural guardan las mejores comidas para el mediodía y para la cena. Nos hicieron iniciar el día con el estómago casi vacío. Eché en falta las buenas mantequillas para untar un pan que podía ser mejor y unos zumos que no fueran zumos de cartón. Lo que estaba muy bien era el salón donde se servía el desayuno. Tenía un techo traslúcido que te levantaba la moral con su luminosidad. Casi te olvidabas de que comías poco.

En los alrededores de este alojamiento rural no faltan las iglesias. Visitamos la Iglesia de Santa María de los Reyes y la Iglesia de San Juan. Me pareció más bonita la primera iglesia. Tenía una fachada gótica interesante. También fuimos andando hasta el Poblado Prehistórico de La Hoya. Mi hija mayor está muy interesada en la Prehistoria. Disfruta mirando las piedras antiguas e imaginando las vidas de sus moradores. Seguro que vivían mucho peor que nosotros. Nunca tiempos pasados fueron mejores.



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El Parador Puebla de Sanabria en la provincia de Zamora fue nuestro alojamiento cuando fuimos a Sanabria a la boda de unos amigos. Las bodas postcovid son algo aburridas. Ver a todos nuestros amigos con mascarilla te da casi ganas de llorar. Pero la vida sigue. Por eso la gente se casa como antes de la pandemia, con toda la ilusión del mundo.

Nosotros lo pasamos casi mejor en el Parador de Sanabria que en la boda. El parador está en la parte baja del pueblo. Pudimos ir andando hasta la iglesia. También pudimos ir andando a hacer turismo cultural. Una de nuestras visitas fue al Castillo de los Condes de Benavente.

El parador nada le tiene que envidiar a otras bonitas construcciones del pueblo. Es un edificio antiguo que ha sido maravillosamente restaurado. El silencio era el protagonista de sus estancias. Yo me relajé mucho en el cuidado jardín. Mi marido decía que era un jardín triste. En absoluto. Era un jardín con los árboles precisos, el césped bien cortado y unos bancos que invitaban a sentarte a leer.

Dentro del parador teníamos dos habitaciones espaciosas. No eran muy luminosas, sobre todo las de las niñas. Si corrías las cortinas las dejabas totalmente a oscuras cuando iba cayendo la tarde. Las camas tenían aspecto antiguo y lo mismo puedo decir del resto de mobiliario.

Cerca del Parador de Sanabria está el maravilloso Lago de Sanabria. Algunos invitados de la boda de nuestros amigos aprovecharon para practicar deporte de canoa. A mi esposo se lo prohibí. Tenemos que pensar en nuestras hijas. Son todavía muy pequeñas. Nos necesitan con buena salud.

Os recomiendo el Parador de Sanabria. No debes perderte su restaurante. Yo engordé con una tarta de moras deliciosa. No pedí otro postre. Todos los días que estuvimos en el Parador me comí tres raciones de tarta de moras. También estaban ricos los habones y las truchas. Es aconsejable llevar un coche para recorrer los alrededores. Aunque quieras hacer senderismo, seguro que te viene bien un vehículo para a acercarte al Lago de Sanabria. Hay 12 kilómetros desde el Parador. También te vendrá bien para ir a visitar las maravillosas iglesias románicas que encuentras en las proximidades. La provincia de Zamora tiene mucho Arte en su zona rural.

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Mis vacaciones en Sabadell


 

Pizzerías Carlos prepara las pizzas que enamoran a mi esposo. Nosotros vamos siempre a esta pizzería cuando estamos en Barcelona. Puedes consumir en el local o llevar la pizza. También hacen envíos a domicilio.

Estas Navidades descubrimos el local de Pizzerías Carlos que han abierto en Sabadell. Está en la carretera de Barcelona. Es un local de unos 300 metros atendido muy profesionalmente por camareros rápidos.

La decoración del local es funcional. Está en la línea de los 15 locales de la cadena abiertos en Cataluña. Suelos de tarima, techos de oficina, mesas sencillas, limpieza garantizada y pizzas deliciosas saliendo de las cocinas. Las lámparas las encuentro algo bajas. Parece que te van a caer sobre la mesa. En cambio, encuentro muy estiloso que forren las paredes de los locales con unos azulejos que parecen piedra. Le dan un toque rústico moderno al local.

Os recomiendo Pizzas Carlos. Tienen 58 locales en toda España, pero están más presentes en Cataluña. Sus dueños son catalanes. Tiran para la tierra. Hacen bien. Me gusta su apuesta por la pizzería antigua, próxima al cliente; por la pizzería que huye de la fabricación masiva de pizzas para centrarse en la elaboración más artesanal, con buena materia prima y teniendo en cuenta el producto local en los ingredientes.

De sus pizzas me quedo con las de espinacas. Son las más sanas. Pero todas las pizzas están ricas. Te las sirven recién horneadas. Da gusto comerlas. La desventaja es lo mucho que engordan las pizzas. Comería más si no me pasaran factura en la báscula del baño.

Las principales ventajas de esta cadena de pizzerías son el tamaño más grande de sus pizzas y su servicio a domicilio gratuito. Son pizzerías que se acercan más al concepto "gourmet" que al fast food. Te aseguro que si pruebas sus pizzas repites. Lo mismo puedo decir de sus deliciosos platos de pasta.

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Friday, January 14, 2022

Mis vacaciones en Tabarca




La Casa del Gobernador en Tabarca, Alicante, es un alojamiento rural que no olvidas. Me sentí como una Robison Crusoe apartada del mundo. Cierto que la pequeña isla de Tabarca ya no es lo que era. Mi marido la conoció de niño. Iba con sus padres de vacaciones. Siempre dice que perdió su encanto. Para mí no perdió ni un ápice de encanto porque la conocí recientemente.

Sigue conservando un estilo marinero de toda la vida. Ves en la arquitectura de sus escasas casas, construcciones de pescadores humildes, que han sido remozadas. La Casa del Gobernador es un hotelito de unas 14 habitaciones. Fue la casa del gobernador que le puso Carlos III a la isla cuando la colonizó con unos genoveses liberados de su confinamiento en Túnez. Venían los genoveses de la verdadera Tabarca.

Nosotros elegimos dos habitaciones de la parte trasera. Las habitaciones de delante daban a un corredor que me recordaba los pasillos de las cárceles en las películas. Mis hijas no lo pasaron muy bien. Decían que aquella casa tenía mal rollo. La culpa del mal rollo era de su padre. Les empezó a contar historias de piratas y me asustó a mis dos princesitas.

Yo estuve en mi salsa. Dentro de la casa no hacía nada de calor agobiante. Le pusieron un aire acondicionado ideal. Por la noche salíamos al jardín a ver los cielos estrellados. No tienen ninguna contaminación lumínica. Tabarca es una isla preciosa. Los genoveses de Carlos III vinieron a vivir a un buen sitio.

Os recomiendo Tabarca y La Casa del Gobernador. Nosotros llegamos desde Santa Pola en un barco rápido. Cada media hora había barco a Tabarca. La islita está muy bien comunicada con los alrededores. Una vez en Tabarca no te aburres. Puedes ir andando por las playas, ver grutas, cuevas. La Cueva del Lobo Marino me dio miedito. Me gustó más la Roca del Emperador. No le falta una Torre vigía. Tabarca es una isla pirata total.

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Mis vacaciones tranquilas en Finlandia



Mi marido estaba entusiasmado con nuestro viaje a Finlandia pese a que sólo íbamos a estar en Helsinki, la capital del país que todos consideran perfecto. Yo no estaba tan entusiasmada. Finlandia es un país muy frío. Servidora es mujer de sol. Los países de Invernalia no van conmigo.

Fue aterrizar en el aeropuerto y sentirme asaltada por las bajas temperaturas. Subimos a un autobús que nos llevaba al centro de Helsinki. La alternativa del tren quedó en alternativa. Se recorrían antes los veinte kilómetros que separan el aeropuerto del centro en autobús.

Durante la semana que pasamos en esta ciudad del norte tuvimos tiempo para desplazarnos andando, en bicicleta y en metro. Yo me desplazaba más cómodamente en metro. La bicicleta nunca fue lo mío. Mi marido, en cambio, iba como un nativo con la bicicleta alquilada por los muchos carriles bici que hay por la ciudad. Me llamó la atención que sólo hubiera una línea de metro. El metro va hasta Vuosaari, para llegar a la playa.

Helsinki mezcla las culturas sueca y rusa. Lo ves en su arquitectura, que tiene mucho de estética rusa, con una gran cantidad de edificios neoclásicos, pero también art noveau, contemporáneos de madera y muchos otros diseñados por Alvar Aalto, el gran arquitecto finlandés. Vas paseando por las calles y recibes una clase de Historia mirando las fachadas de los edificios.

Me gustó el Esplanadi, el gran bulevar de la ciudad; una arteria llena de vida con tiendas elegantes, restaurantes de nivel y zonas ajardinadas en la que los finalndeses se sientan en sus terrazas o comen sobre la hierba. Mi hija mayor no se lo creía. No está acostumbrada a ver a la gente comiendo en el campo. Mi marido me propuso dejar de ir tanto a restaurantes y pasarnos al pic nic. Le dije que ni hablar. Prefiero que me sirvan en mesa y mantel. El campo no es lo mío.

En nuestro estilo de comer en restaurante, nos fuimos al Allas Sea Pool y echamos allí el resto del día. Me pareció oasis a orillas del mar Báltico, cerca del Mercado Viejo y al lado de la noria SkyWheel, lo tiene todo: saunas, restaurante con vistas al mar, terrazas con hamacas, una pequeña playa artificial. Yo me sentía en el paraíso. Estaba tan cómoda que me había olvidado de las bajas temperaturas. Las piscinas estaban a una temperatura de 28ºC. Deberían tomar nota las piscinas municipales en España. La de mi barrio nunca está a más de 23ºC.

Para las cenas nos dirigimos al puerto del distrito de Katajanokka. Delante de la catedral ortodoxa de Uspenski está Shelter, uno de los locales que más famosos de la ciudad. Nos sentamos en familia a probar la gastronomía local. El siguiente día fuimos directos al local que está terraza con terraza, frecuentado por la gente guapa de Helsinki. Después de cenar nos animamos con música de DJ's de fondo.

Apenas hicimos turismo de iglesias, pero algunas sí vimos de pasada. Por ejemplo, la Kamppi Chapel, la original Capilla del Silencio. Mi marido quería entrar, pero yo tenía que ir de compras hasta el mercadillo que los sábados se monta al pie del mercado Hietalahti, donde venden creaciones de firma a buenos precios. Recorrimos las calles comerciales de Uundemaankatu, Ios Roobertinkatu o Fredrikikatu.

En nuestro recorrido no nos olvidamos de ver los edificios del Gobierno y de los políticos del país. En un alto está la plaza del Senado, la gran obra de Carl Ludvig Engel, el arquitecto berlinés que se ganó la simpatía de los zares rusos y dejó en la ciudad un buen número de edificios de estilo neoclásico. También la estatua de Alejandro II de Rusia es obra suya. Vimos la catedral luterana, el Senado, la Biblioteca Nacional y la Universidad de Helsinki. En la plaza del Senado había un festival de samba. Me gustó el ambiente. Había mucha vidilla.

Os recomiendo ir a Helsinki. Cuando llegas tienes la impresión de haber aterrizado en la ciudad del aburrimiento. Al tercer día no te quieres ir. Has encontrado diversión, sobre todo en verano. Lo que más me gustaba de Helsinki era que los días eran eternos. Apenas había noche. Eran las once de la noche y no necesitabas encender la luz.

De los museos me quedo con el Museo de la Ciudad, junto al Senado, ocupa unos cinco edificios. Es enorme. En el interior te cuentan con pelos y señales la Historia de la ciudad. No debes marchar sin acercarte al barrio hipster de Kallio, donde la gente es guapa, moderna y viene a dejarse ver, es decir, a aparentar. Nosotros fuimos en tranvía. Se trata de un antiguo barrio de clase obrera que fue siendo ocupado por estudiantes y jóvenes creativos. Los alquileres eran baratos. Hoy es un barrio famoso por sus bares, restaurantes, tiendas y cafés. Los finlandeses toman mucho café.

Acabamos nuestro viaje a la capital de Finlandia con un ferry que nos puso en sólo 15 minutos en la fortaleza marina de Suommenlinna, que abarca seis islas frente a la costa de Helsinki. Es un lugar tranquilo donde se viene a hacer picnic, a tomar un café o comer en sus restaurantes y cafeterías. Las vistas de Helsinki son preciosas. Me llamó la atención que en esta fortaleza vivan unos 900 vecinos. Son muy afortunados. Viven como en una aldea llena de Historia.

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Wednesday, January 12, 2022

Mis vacaciones en La Gomera



La Gomera es una isla con mucho encanto y el Parador de La Gomera es un alojamiento ideal para desconectar del mundanal ruido en las preciosas Islas Canarias. Te olvidas de todo mirando al mar desde tu habitación. Las vistas de este parador son espectaculares.

La decoración del parador es muy marinera. Nada más entrar ya ves por todas partes elementos marineros. Mi marido se afanaba en explicarle a nuestras hijas todos los elementos decorativos. Acabó retrotrayéndose a la época gloriosa de Cristóbal Colón. La misma casona en la que se ubica el parador es una joya arquitectónica que combina elementos de arquitectura castellana con arquitectura isabelina y unos toques isleños que le dan mucha personalidad.

Nosotros cogimos dos habitaciones con vistas al mar. La decoración era similar. La única diferencia es que la habitación que ocupamos mi santo y yo era más grande que la de las niñas. La wi fi iba maravillosamente bien en los dos cuartos.

Aprovechamos que hacía buen tiempo para hacer excursiones por los alrededores. Mi marido nos animó a hacer algo de senderismo por el Parque Nacional de Garajonay. Lo declararon en su día Patrimonio de la Humanidad. Un motivo más para visitarlo. Cansados de andar, regresamos al coche de alquiler y nos dirigimos a una demostración del silbo gomero. Me alegré de la existencia de los teléfonos móviles. Yo no me hubiera podido comunicar silbando.

Regresamos al Parador para disfrutar de una buena comida. Yo di buena cuenta de la cazuela de pescados gomeros. Mis hijas se apuntaron también a los pescados. Mi marido, en cambio, se atrevió con unos lomos de conejo rellenos poco aptos para mi delicado estómago. Andar le había abierto el apetito. Por eso aún tuvo hueco para el potaje de berros que olía que enamoraba. Yo me lo prohibí para no engordar.

Os recomiendo el Parador de La Gomera. En esta mansión canaria de aire colombino encuentras toda la tranquilidad que necesitas para desconectar. Tienen todo muy limpio y se come de maravilla. No te pierdas el jardín del parador: tiene unas especies subtropicales que lo convierten en un cuidado paraíso. Es un gusto pasear por el jardín. Yo pasé horas sentada en un banco del frondoso jardín terminando lecturas pendientes, mientras mis hijas se divertían en la piscina y mi santo teletrabajaba, como el buen padre de familia que es.

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;os vacaciones entre olivos y almendros



El Camino Ráfales-Fórnoles se me hizo larguísimo. Mi marido decía que estaba obsesionada con los más de 16 kilómetros que tiene esta ruta senderista. Es mejor no preguntar los kilómetros. Vas andando y vas disfrutando. No fue el caso. Con lo agobiada que iba entre mis cuñadas, mi suegra, mi madre, mi hermana, mis hijas y mi santo apenas disfruté la ruta. Por eso no descarto volver a hacerla sin tanta multitud.

Empezamos en Vella de Ráfales desde donde, un poco más adelante, entramos en el comienzo de la senda. Los primeros metros fueron los mejores. La ruta en pendiente pronunciada, animaba a andar. Mis ganas de andar fueron a menos cuando el camino fue ganando altura poco a poco, y dejando atrás el pueblo de Ráfales en confluencia de los barrancos donde se sitúa. Aquello se ponía difícil para mis piernas. La familia de mi marido, en cambio, andaba con brío. Estaban en su salsa.

La Naturaleza era bonita. Se alternaba el bosque con los cultivos propios de esta zona. Vimos olivos, almendros y algo de vid. Todo esto en pura cuesta. Cuando mis piernas se negaban casi a dar un paso más, llegamos a una zona más llana, donde pudimos ver las construcciones de piedra seca para los muros que abarcaban los cultivos.

Aún había que subir más entre cañadas y pistas agrícolas bien trazadas, hasta llegar a la máxima altura, desde donde vimos la población de Fórnoles. Me sentí ante la tierra prometida. Estaba terminado mi caminata rodeada de familia política. Descendimos hacia Fórnoles por una cañada que nos llevó hasta la balsa de entrada al pueblo.

Os recomiendo el Camino de Ráfales-Fornoles. Se ven muchos campos cultivados. Lo peor son las cuestas. Creo que la próxima vez lo haremos en sentido contrario. Así las cuestas serán hacia abajo. Hay que hacer las cosas fáciles para poder disfrutarlas.

En esta ruta senderista no nos cruzamos con nadie. Las pronunciadas subidas deben echar a la gente par atrás. Los comprendo.

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Wednesday, January 05, 2022

Mis vacaciones en la Ibiza rural




Racó Ibiza en Sant Rafel, Eivissa, Ibiza, es una casa rural del interior de la isla donde encuentras toda la tranquilidad del mundo. Para nosotros fue todo un descubrimiento. No parecía que estuviéramos en Ibiza. El jolgorio había quedado en la playa.

En esta casa rural se comen unos arroces estupendos. Preparan unas paellas que nada tienen que envidiar a las paellas valencianas. Entre el buen hacer de la cocinera y el fuego de leña que utilizan consiguen un manjar que enamora los paladares de los huéspedes.

Nosotros pasamos una semana comiendo bien, descansando mejor y disfrutando de una piscina poco concurrida. Las habitaciones de esta casa rural son silenciosas y está bien equipadas. Sus tamaños son similares. Nos quedamos con la más grande para el matrimonio. La más pequeña la compartieron nuestras hijas. Tuvimos la suerte que había donde elegir. De las nueve habitaciones que tiene la casona, sólo había una ocupada. Las decoraciones de las habitaciones son similares. Apostaron por una decoración sencilla que se repite en las estancias comunes, dando a la casa un toque acogedor.

Detrás de este pequeño hotelito rural hay un hipódromo. Apenas lo ves. Los olivos y palmeras del jardín dan mucha intimidad. Mi marido fue con unos amigos al Hipódromo de San Rafael. Yo me quedé en el hotelito con las niñas. Aproveché la buena wi fi de nuestra habitación para teletrabajar. Mis hijas se entretuvieron en el jardín. Las salidas que hicimos juntos fue a las playas d´En Bossa. También nos acercamos en nuestro coche alquilado a la Cala Valdella. Es fabulosa.

Os recomiendo Racó Ibiza. Como su nombre indica, es un verdadero rincón valenciano en la bella Ibiza. Sólo por los arroces que sirven, debes ir. Me encantaron. También debes ir por el silencio de las habitaciones y por la belleza de los paisajes. En Racó Ibiza descubres una Ibiza distinta, tranquila, ideal para relajarte. Seguro que volvemos. Tratan muy bien a los huéspedes.

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