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Friday, August 30, 2019

Mis vacaciones rurales en Portugal



El Six Senses Douro Valley es de lo mejorcito que hay en hoteles de turismo rural en Portugal. Yo estuve pasando unos días de vacaciones en este hotel con mi chico y mis hijas y quedamos encantados.

Está en una casa solariega del siglo XIX, renovada recientemente para incorporarle todas las comodidades del mundo moderno. No echas en falta tu casa. Lo que sí echas en falta es este hotel rural cuando lo dejas y regresas a tu dulce hogar. Esta casona de otros tiempos está situada en una colina con vistas al río Duero y a las terrazas de viñedos del valle del Duero. Desde nuestra habitación se veían los viñedos. Olía a vino, como decía mi niña grande. Era una delicia despertar, asomarte a la ventana y sentir el olor de las parras en tu nariz. También era una delicia asistir a los tratamientos de spa terapéuticos. Me dejaron nueva. Mi marido aprovechó mi cuidado del cuerpo para ir a unas catas de vino. Le gusta mucho dárselas de entendido de vinos caros. Donde sí coincidimos toda la familia fue en las tardes de piscina. El hotel tiene una piscina infinita al aire libre de efecto espejo. Te sientes como una sirena casi de verdad nadando en sus aguas.

Os recomiendo este hotel. El Six Senses Douro Valley tiene cuartos modernos, aire acondicionado, TV por cable de pantalla plana y baño privado con una bañera que te vienen ganas de llevarla para tu casa. La bañera de nuestra habitación tenía ducha de efecto lluvia y artículos de aseo gratuitos de calidad.

Yo salí muy relajada de este hotel. No era para menos porque en sus 8 hectáreas de terreno cuenta con varias zonas de relajación y meditación al aire libre en las que hay espacio para todos los que quieran meditar. También encuentras mucha tranquilidad andando por los bosques de los alrededores. A mis niñas les interesó mucho un huerto ecológico de hortalizas y hierbas que cultivaban los jardineros.

Monday, August 26, 2019

Mis vacaciones más musicales



Conocí Casalarreina cuando fuimos al Festival de Música Clásica con mi madre. Mi madre es una enamorada de la música clásica. Yo lo soy menos. Pero este festival me dio la oportunidad de conocer un pueblo muy bonito. Es una zona de descanso para los peregrinos. Decía mi madre que por Casalarreina pasa una variante del Camino de Santiago. Hay tantos caminos que casi me lo creí. Lo que sí veías era muchos peregrinos.

Poca gente vive en este pueblo de La Rioja. Tiene un censo de unos mil habitantes. En verano, con los turistas y con los peregrinos que hacen el Camino, la población se le multiplica, pero sin llegar a los excesos de turistas que hay en las localidades costeras de nuestro país.

Mientras mi madre asistía con unas amigas al Festival de Música Clásica, nosotros aprovechamos para hacer algo de turismo cultural por Casalarreina. Nos acercamos al Convento dominico de Nuestra Señora de La Piedad, que data de inicios del siglo XVI. Es un convento que te pone mística. Mi chico decía que tenía esa sensación por la mezcla de estilos arquitectónicos. Entramos para ver los retablos. En el hotel nos habían dicho que eran maravillosos. No les faltaba razón. Se veían retablos de cierto valor. Cansados de recorrer lo que se podía visitar en el convento, nos fuimos directos a la iglesia de San Martín, construida también el primer tercio del siglo XVI. En la iglesia no entramos. Nos llegó con ver su fachada. Preferí seguir paseando y contemplar el conjunto de casas con símbolos y blasones de antiguas familias aristocráticas. Los ricos siempre vivieron en las mejores casas de los pueblos. Los palacios de los Pobes y de los Condestables son impresionantes teniendo en cuenta que estás en un pueblo cuyas principales actividades son y fueron toda la vida la agricultura y la ganadería.

Os recomiendo visitar Casalarreina. Es más que su Festival de Música Clásica. Me pareció un pueblo acogedor, con gente agradable y una tranquilidad que no encuentras en otras localidades más a la moda para las vacaciones de verano. Este pueblo de La Rioja merece ser visitado. Yo lo tengo apuntado en mi agenda para volver. Nos gustó mucho a todos.

Mis vacaciones de verano casi terminado



1

Mi chico es un apasionado de la cocina francesa. Nunca pierde la oportunidad de saborear los platos más relevantes de la gastronomía del país vecino. Hasta en Nueva York lo hace. En la Gran Manzana encontró un restaurante que tiene delicias francesas en sus mesas: es el Restaurante Le Coucou.

Este restaurante cuenta en su haber con una estrella Michelín. Supongo que se la habrán dado por su plato de pollo. Todo el mundo pedía el pollo de la casa en el Restaurante Le Coucou en Nueva York. Yo también lo pedí. Me recordó un pollo asado que prepara mi madre. El pollo asado de mi madre también tiene mucho éxito. Pero no es una receta francesa sino española, es una receta de mi madre de toda la vida.

Lo que no me gustó nada fue la velita que ponían en las mesas. Todas las mesas tenían manteles blancos y justo en el medio estaba el portavelas con la velita. Me ponía nerviosa. Le dije al camarero que llevara la vela. No quería retirarla. Decía que el maître quería todas las mesas del restaurante con su velita. Insistí. O retiraba la velita o yo no cenaba. La velita desprendía un olor a cera que me revolvía el estómago.

No miré para el techo para no obsesionarme con las lámparas que me recordaban las velas que les ponen a los santos en las iglesias. Aquel restaurante no era para mi. No sé como aguanté una cena completa. Lo hice por amor. Mi chico disfrutaba con su comida francesa y yo soy una mujer enamorada. Lo comió todo mientras yo miraba aquellas paredes grises adornadas con espejos que te hacían sentir casi en un palacio francés sin muchos lujos.

Os recomiendo el Restaurante Le Coucou en Nueva York. Es el restaurante perfecto para comer comida francesa en Nueva York. Lleva la cartera bien repleta de dólares. No es barato. Pedid la tarta de melocotones. Está deliciosa. Te chupas los dedos.


2

Nuestra estancia en La Casa Vieja en Rugat, Valencia, fue inolvidable. Es una casita perdida en un callejón de Rugat. Parece que estás en la casa de una tía abuela solitaria. El portón estaba tan cerrado que tuvimos que llamar casi a gritos. No había manera de abrirlo. Mis hijas decían que llamábamos a la puerta del castillo. Llamó mi marido. Yo hubiera dado la vuelta para casa. Allí parecía que no nos querían.

Una vez dentro cambié de opinión. La casa es acogedora y muy chula. El salón veraniego con una chimenea de troncos recordaba el invierno. ¿Para qué querían una chimenea en la Comunidad Valenciana? La señora que nos enseñó la casa decía que en invierno hacía frío. No sabía la pobre mujer lo que es el frío. En el salón veraniego nos sirvieron los desayunos y la cena. La comida de mediodía la hicimos los tres días que estuvimos en La Casa Vieja en Rugat, Valencia, fuera. Mi chico quería descubrir buenos restaurantes aprovechando que andaba bien de pasta. El dinero es para disfrutar, según él. Menos mal que su esposa trabaja y ahorra. Nuestras hijas no tendrían herencia de mayores si no fuera por esta madre ahorradora.

La casa no es grande. Sólo tiene cinco habitaciones. Tuvimos la suerte de tener libre para nosotros la suite. Era chulísima. Mis hijas quedaron encantadas con la suite con terraza y chimenea de leña. La señora nos dijo que si queríamos leña nos la proporcionaba. Estábamos casi en verano. Ella parecía no darse cuenta.

Os recomiendo La Casa Vieja en Rugat, Valencia. Es una casa familiar, cálida, tranquila, con habitaciones decoradas con buen gusto. No te aburres en esta casa, sobre todo si te gusta el contacto con la Naturaleza. Nosotros fuimos a pescar. En la zona hay ríos con abundante pesca. En La Casa Vieja en Rugat, Valencia, aceptaron encantado las truchas para su restaurante. ¿Quién no acepta lo que te dan gratis?



3

El Descenso internacional del Sella no es para mí. Una vez y no más Nicolás. Este año probé y pensé que no lo contaba. Fue el 3 de este mes de agosto. Nunca olvidaré el día. Mis hijas estuvieron a punto de quedar huérfanas de madre.

Este año había un hermanamiento del río Sella con el río Lima de Portugal. Cada año hacen un hermanamiento con un río distinto. Esto le da más vidilla a una fiesta que es conocida internacionalmente. Pero, como os decía, es para expertos piragüistas, no para aficionados como yo. Es muy bonito ver el hermanamiento. Izan las banderas, tocan los himnos y empieza el espectáculo. La fiesta es mejor para los mirones que para los que participan, sobre todo para los que no saben donde se meten, como fue mi caso.

Este año 2019 había 1360 participantes. Me vi en medio de una multitud de piraguas con piragüistas dispuestos a ganar algo. Yo no quería ganar nada. Debía ser la única que lo único que quería era dar un paseo por el río en compañía de la multitud. Os aseguro que da miedo ver las piraguas en acción desde el río.

No todos los participantes eran jóvenes. Los más mayores tenían 82 y 70 años. Eran dos piragüistas sudafricanos que venían a recordar su juventud. Hacía cincuenta años que habían ganado el Descenso internacional del Sella. Si sólo compitieran conmigo este año hubieran vuelto a ganar. Yo no era competencia para ellos.

Os recomiendo ir a ver el Descenso internacional del Sella, pero sólo ir a mirar. Meterte en una piragua es de locos. No lo hagas. Yo no pienso volver a repetir la experiencia. Este evento triunfa casi más fuera de nuestras fronteras que dentro. Este año había 810 embarcaciones en un río estrecho. la carrera es de unos 20 kilómetros. Dicen que es poco trecho. A mí me sobro. Cuando me vi fuera del río no creía mi suerte. Abracé a mi chico como si hubiera resucitado. Lo pasé fatal dentro del río con mi piragua que iba lenta lentísima. Pero no llegué la última. No tuve ese honor.

Friday, August 23, 2019

Mis vacaciones más maravillosas



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En el Pazo Paradela en Pobra de Trives, Ourense, me sentí como en la casa de los ricos del pueblo. Fue llegar a la casona de piedra con tejado de teja del país y sentirme en mi salsa. Íbamos a vivir un fin de semana largo como los ricos de la aldea. Ni me lo creía.

La finca es tan grande que te pierdes. Una finca de 50 hectáreas no es frecuente en Galicia. Mis hijas me preguntaban si todo el terreno era de la casa. Están acostumbradas a fincas de poco más de mil metros. Galicia es una Comunidad Autónoma de pequeños propietarios en el campo. Tanto terreno no tenía ninguna cosecha. Los dueños del hotel bastante hacían con mantener el césped cuidado y tener unos cuantos macizos de rosas y algunos árboles para dar sombra.

No todo el pazo es hotel. Sólo tienen cinco habitaciones para uso turístico. Es una ayudita para mantener el pazo. Estas casas grandes de piedra tienen mucho gasto en mantenimiento. Hacen bien en pensar en los turistas para llegar a final de mes. Con lo que ganan con las habitaciones que alquilan tienen para pagar impuestos y mantener el pazo.

Lo que más me gustó del pazo fueron sus desayunos. Engordé dos kilos por lo menos comiendo tres días a primera hora de la mañana en un comedor precioso pan con miel, mermelada y un buen café. Era pan de hogaza, pan cocido en un horno de leña. Mis hijas no lo apreciaron tanto. Son más de desayunos con alimentos de supermercado.

Falta me hizo dar unos paseos en bicicleta por los montes que rodean el pazo. No quería hacer ejercicio, pero mi chico me convenció. Las niñas también se habían sumado a la excursión. En el hotel tenían también bicicletas para niños. Están en todo.

Os recomiendo el Pazo Paradela en Pobra de Trives, Ourense, un pazo muy gallego en el que no faltan queimadas por la noche en el jardín. Nosotros no nos sumamos. Mi chico es de cervezas, no de orujo.


2

A mi chico le encanta alojarse en los monasterios y ocasione tenemos porque hay muchos hoteles que se han reconvertido en hoteles con encanto. Uno de estos hoteles es la Posada de Santa María la Real en Aguilar de Campo, Palencia, que está en los que fue el Monasterio cisterciense de Santa María la Real construido en el lejano siglo XI.

No fue de mis hoteles favoritos. Para mi chico tenía su gracia el dormitorio pequeño con la cama arriba y abajo el cuarto de baño. Acabamos cogiendo tres: uno para las niñas y dos para nosotros. la ventaja fue que acabé adelgazando después de subir y bajar escaleras según quisiera acostarme o ir al baño. No necesité hacer senderismo por los alrededores. Las escaleras de mi dúplex fueron suficientes.

La gran ventaja que les encontré a las habitaciones fue el silencio. Parecía que se había acabado el mundo. No oías absolutamente nada. hasta los pajarillos de la campiña que rodea el hotel estaban callados. Respetaban a Dios, decía mi hija mayor.

Fuimos al pueblo a comprar galletas. Las hacen que te chupas los dedos. Compré galletas para las abuelas de mis hijas. Un regalo dulce siempre es bien recibido. El último día mi chico nos acercó en coche hasta el Embalse de Aguilar. Está a tres kilómetros de este hotel con encanto clerical.

Os recomiendo la Posada de Santa María la Real en Aguilar de Campo, Palencia. tiene una fachada de románico palentino digna de verse. Mi chico le quitó muchas fotos para su colección de fotografías de edificios antiguos. Como os decía, la única desventaja que le encontré fue el diseño de las habitaciones. todas dúplex, todas pequeñas y todas con escaleras. Hubiera preferido una habitación clásica. Mis piernas lo hubieran agradecido. También hubiera agradecido mi persona tener un cuarto más amplio. El espacio es importante para mí. Si no hubiéramos cogido dos habitaciones para el matrimonio hubiéramos acabado nuestra estancia peleados. Un matrimonio necesita una habitación grande.

Friday, August 16, 2019

Mis vacaciones con Gaudí



1

Este verano regresamos a Reus. ¡Qué recuerdos! El primer verano que pasamos juntos mi chico y yo lo pasamos en Reus. Mi marido es un enamorado de la arquitectura de Gaudí y no se le había ocurrido mejor ciudad para pasar un verano romántico que llevarme a la ciudad donde nació el genial Gaudí. La ciudad me pareció este verano tan maravillosa como aquel verano en el que la descubrí de la mano del hoy mi esposo.

Llevamos a las niñas a ver el Museo de Gaudí. Les encantó, sobre todo a la mayor. Es una apasionada del arte. Recorrimos todas las salas y mi chico se encargó de hacer de guía. Falta hacía. YO no hubiera pagado visita guiada porque ya me pareció mucho tener que pagar entrada. Los museos deberían ser gratuitos, sobre todo para los niños. Este museo de Gaudí está muy bien porque es un museo interactivo que te permite conocer las claves de su arquitectura.

Poco más hicimos que pasarnos por el museo y ver la parte moderna de la ciudad que está dentro del perímetro de la Riera Miró, Avenida Sant Jordi, Carrer Dr. Robert, Paseo Mata, Paseo Sunyer, Plaza de les Oques, Paseo Prim, Plaza Pastoreta, Avenida La Salle, Avenida Pere el Cerimoniós y Riera de Aragón. Yo me dediqué a hacer turismo de compras. Con ver un museo tenía de sobra.

Os recomiendo visitar esta ciudad. Lo más ameno es hacer la ruta de Gaudí que hicimos nosotros con las niñas. Una ruta en la que conocerás la casa donde nació o la iglesia donde fue bautizado el inolvidable Gaudí, para acabar en el Gaudí Centre con sus 1.200 metros cuadrados de exposición dedicados a su obra. Había muchísimos turistas. Gaudí es tan famoso fuera de nuestras fronteras como por las Españas. No me extraña. Fue un arquitecto muy innovador en las paredes que salieron de sus planos.



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El Alcazaba de Busquístar en Busquístar, Granada, es un hotel con encanto que queda a unos 20 kilómetros del Parque Nacional de Sierra Nevada. Lo descubrimos un día que fuimos a Sierra Nevada a esquiar. anotamos su dirección y unos meses después fuimos a pasar unos días con las niñas y con mi madre. A mi progenitora le gusta mucho el campo.

Este hotel rural con mucho encanto está en una ladera empinada sobre el barranco de Trévelez a 1700 metros de altitud. Da casi miedo mirar hacia abajo. El hotel tiene dos construcciones simétricas escalonadas en los típicos terraos, tinaos y chimeneas alpujarreños. Está dividido en apartamentos con capacidad para seis personas. Tienes espacio de sobra para una familia de cuatro o cinco miembros. Nosotros éramos cinco con mi madre.

Mis hijas se entretuvieron mirando los aperos de labranza. Eran aperos de labranza que ya no se utilizan hoy día. Ahora el campo se cultiva con máquinas, no con azadas. Mi madre, en cambio, estaba fascinada con las lámparas árabes. Hubiera llevado un par para su casa si se las vendieran. El hotel está restaurando conservando arcones, suelos de barro cocido y decoraciones del pasado.

Os lo recomiendo. La Alcazaba de Busquístar en Busquístar, Granada, es un buen alojamiento para hacer senderismo. Hay alguna ruta por las Alpujarras interesante para los caminantes. Nosotros anduvimos un poco. Mi marido se animó a hacer una ruta a caballo con mi madre y con la niña grande. No hubo manera de detenerlos. Yo me quedé en el hotel sufriendo. Me dan miedo los caballos.

Tuvimos la suerte de que el hotel estaba completo. Mis hijas se hicieron muy amigas de unos niños ingleses que estaban con sus padres. Los ingleses apenas salían. Se entretenían jugando en el jardín y en la pequeña piscina. Menos mal que hizo buen tiempo. Yo temía que lloviera porque estábamos en otoño. No fue el caso. Pudimos disfrutar un jardín lleno de hojas secas.

Monday, August 12, 2019

Vacaciones de salud y diversión en Valencia


Mis vacaciones de Miss Culta



1

Nunca lo había pasado peor que cuando nos alojamos en The Jaffa Hotel en Tel Aviv, Israel. fue contarme mi marido que estábamos en un antiguo hospital y venirme abajo. Todo me olía a enfermedad del pasado. Lo tenían limpio, pero su aire de hospital no se lo quitaba nada.

Lo peor fue ir al restaurante. ¡Estaba en un templo! Mi chico decía que no, pero aquello era fijo una iglesia o algo así. Por muy judíos que sean las sinagogas no dejan de ser iglesias como las otras. Miraba para aquellos techos altos altísimos y abovedados y parecía que estaba esperando a Dios en mi mesa. No pude comer. Mi chico, en cambio, comió todo. Le gusta mucho la carne al estilo judío porque la sirven muy limpia. Yo también la hubiera comido si no estuviera en aquel local que parecía una iglesia.

La piscina estaba bien, con sus hamacas, sus aguas limpias, su intimidad asegurada en medio de lo que fue un patio interior del antiguo hotel. Pero tampoco me sentí muy cómoda. Miraba las paredes del edificio y me acordaba del Hospital Militar de La Coruña. Aquello podía conmigo. Ni que decir que no me mojé en las aguas de la piscina. Me limité a mirar como nadaba mi chico.

No os lo recomiendo ni os lo dejo de recomendar. Lo que sí os recomiendo es si vas que elijas una habitación normal. Las hay. La nuestra no tenía nada de normal con el techo abovedado. Era como estar en una capilla de una catedral. Eso sí, todo muy lujoso. El lujo se repetía en los mármoles caros del cuarto de baño. Los dueños de este hotel que está en el casco histórico de la ciudad de Tel Aviv han gastado dinero decorando con muebles caros. Hicieron bien. Era lo mejor que podían hacer para hacer algo agradable un antiguo hospital a los turistas extranjeros.



2

Fui con unas amigas a ver la Casa Museo Miguel de Cervantes. En esta casa nació Miguel de Cervantes en el año 1547 según los historiadores. Es una casa que tienen muy bien conservada tanto por fuera como por dentro.

Mis amigas y yo recorrimos las salas, vimos los talleres para niños, los espectáculos que había para toda la familia. El motivo de mi visita, además de ver la casa, era apuntar a los niños a los talleres. Me pareció una buena idea que mis hijas fueran familiarizándose con un autor cuya obra principal van a verse obligadas a leer en el colegio y en el instituto. A mí me hicieron leer El Quijote muy jovencita.

Las niñas fueron a un taller y quedaron encantadas. Les gustó más el museo que a mí. Ellas no tienen en sus cabecitas el mal recuerdo que tengo yo de este escritor por lo mucho que me agobiaron con él los profesores de literatura. A Cervantes lo odias porque te lo hacen odiar los malos profesores que hay en este país nuestro.

Este museo está cerrado este verano por reformas. Nosotras fuimos a verlo en primavera. Fue todo un acierto. Mi chico me decía que lo dejara para el verano. Estuve muy acertada no haciéndole caso. El verano es para sol y playa, no para cultura seria.

La casa se ve muy humilde. Tiene una planta baja donde está recepción con una señora con cara de mujer aburrida de la vida, en el centro hay un patio interior en el que no falta un pozo. Miguel de Cervantes cuando fue Miguelito no pasó sed. Hambre seguro que sí. Aquellas piedras hablan en su silencio. Yo miraba para los muros sencillos, para las columnas y me imaginaba a la gente con poca comida en los platos. Subías a la planta primera, donde estaban las habitaciones de los entonces vecinos, y te venían a la mente aquellas corralas de Madrid donde los vecinos se morían de enfermedades por falta de higiene. La casa ahora la tienen limpia. Puedes ir tranquila. No vas a coger ninguna peste.

Os recomiendo ir a verla. La Casa Museo Miguel de Cervantes vuelve a abrir sus puertas en septiembre. Ya te puedes anotar para las actividades en su página web.



3

Lo pasamos bien en el Hotel Al Sur en Águilas, Murcia. Mi marido quería ir a Marruecos, pero yo no tenía mucha gana de salir de España. Por eso elegí este hotel para pasar unos días. Tenía un poco idea de como era porque una amiga mía había estado por allí. Me contó maravillas del hotel. No mentía. Pude comprobar in situ que todo lo que me había contado mi amiga era cierto. Este hotel está en medio de un paisaje de palmeras y bungadillas precioso. Me recordó Marruecos.

Mi marido al siguiente día de haber llegado ya no quería marchar. Decía lo mismo: que el hotel recordaba edificios y paisajes de Marruecos, Turquía o del mismo Egipto, un país que le encanta a mi chico.

La comida en este hotel está a la altura del edificio y de sus jardines. Comimos los mejores tomates, unos quesos que te chupabas los dedos. El pesado estaba muy fresco. Fue un lujo poder comer una merluza que supiera a mar y no esas merluzas congeladas que muchas veces comes porque es lo que hay. Todos los platos estaban elaborados con un maravilloso aceite de oliva. Tenían también mejorana. Yo volvería al Hotel Al Sur en Águilas, Murcia, ahora mismo sólo por lo bien que se come en su restaurante.

No nos aburrimos en este hotel. Mi marido se apuntó a unas clases de buceo. No le hacen falta, pero, como yo no buceo, las clases le permitían bucear acompañado. También me dejaban a mí más tranquila porque sabía que mi chico iba acompañado por un profesor experto y tenía pocas probabilidades de acabar con su existencia debajo de las aguas. No quiero quedar viuda. También hizo mi chico unas excursiones a caballo con la niña mayor por el Parque Nacional de Cabo Lope. Yo y la niña pequeña no fuimos. Casi me moría de miedo dejándolos ir, pero, tuve que hacerlo. La niña grande quería ir y vi que había que dejarla experimentar lo incómodo que es sentarse sobre un caballo en movimiento.

A donde fuimos los tres juntos fue a la playa. El Hotel Al Sur en Águilas, Murcia, está cerca de las Playas de Calabardina.

Os recomiendo este hotel. No es un hotel lujoso, pero está bien situado para disfrutar la naturaleza en compañía de tu familia o de unos amigos. La única desventaja que le encontré fue la sencillez de las habitaciones. Deberían decorarlas algo mejor. Casi parecían habitaciones monacales. Me parecieron muy austeras con sus paredes decoradas con láminas enmarcadas estilo pensión, camas viejunas y colchas de otro tiempo. Nosotros teníamos una mesilla de noche que parecía sacada de la casa de una bisabuela de la aldea.


4

Villahoz en Burgos está mejorando mucho. Nada tiene que ver con el bonito pueblo que se estaba quedando despoblado. El ayuntamiento de este municipio de Castilla y León no tiene más de unos 300 habitantes censados, pero no le faltan servicios. Por ejemplo, encuentras un hotel para alojarte y pasar unos días en este bonito pueblo que ha conseguido ser declarado Patrimonio de la Humanidad.

Yo fui con mi chico y con las niñas a recorrer sus calles, sus alrededores y a asistir a una reunión que había de startups. Hay una empresa Startup de Estonia que quiere poner su sede social en este municipio. El ayuntamiento está dando algunos beneficios a los emprendedores en su política de repoblación del término municipal. Mi marido tiene negocios con los estonios. Por eso fuimos por allí. Los negocios de mi chico determinan mucho nuestros viajes. Nos gusta unir el placer con la obligación.

Mientras mi chico estaba en sus reuniones hice turismo cultural con mis hijas. Nos acercamos hasta la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, una iglesia en la que nos llamaron la atención sus grandes dimensiones, sus formas y los adornos sencillos que la convierten en un edificio único. Otro templo religioso que visitamos es la ermita de Nuestra Señora de Madrigal, situado a dos kilómetros del pueblo, dos kilómetros que recorrimos en coche, por supuesto. Es una iglesia de origen románico. En su interior no te deja indiferentela imagen de la virgen, alta y de facciones amables.Mis hijas decían que era una virgen buena. También estuvimos en la plaza mayor mirando un Rollo Gótico de finales del siglo XV protagonizado por las cabezas de dos leones y dos perros. fue donde les hice fotos a las niñas para la posteridad. Quedaron preciosas. Por último nos acercamos a ver los restos de la muralla que todavía se conservan. Villahoz fue un pueblo rodeado de murallas en sus días. Como muchos pueblos y ciudades de este país. Había que protegerse de los invasores.

Os recomiendo visitar Villahoz, un municipio que se está adaptando a los tiempos modernos. Es un ejemplo a seguir para otros pueblos afectados también por la marcha de sus vecinos para las grandes ciudades.

Mis vacaciones de senderista



Hice con mi chico y con las niñas la Senda del Roblón de Estalaya porque me habían hablado maravillas de esta ruta circular de poco trayecto. En hora y media la habíamos hecho. Ni me lo creía. Yo iba en unos playeros de andar por la ciudad sin mucha caminata. Pensé que me iba a dejar los pies. No fue el caso. Esta ruta la puedes hacer en zapatillas.

La ruta sale de una zona de aparcamiento. Empiezas a andar por unas praderas con animales en cercados. Tienes que tener cuidado con los animales de las ganaderías porque los cercados no están cerrados de todo. Son ese tipo de cierres algo abiertos para que los animales vayan de unos para otros. Creo que en Canadá hacen algo parecido. Pront llegamos a un frondoso bosque de robles, hayas, acedos, mostajos. Vimos el Roblón de Estalaya, el famoso roble que le da nombre a esta ruta. Mi chico se paró a hacerle miles de fotos. Me agobia su manía de fotografiarlo todo. No se da cuenta de que no disfruta del momento. Pero hay que dejarlo. Los hombres hacen lo que les da la gana, sobre todo cuando les riñes.

Cuando mi marido se cansó de hacerle fotos al roble famoso y mis hijas se cansaron de posar en las fotos, seguimos el camino. El bosque se empezó a despegar, los árboles frondosos quedaron atrás y apareció un pantano. Otro problema. Las niñas querían ponerse a nadar en aquellas aguas que yo no sabía si eran de fiar. Sólo permití que pasearan por la orilla del pantano agarradas a nuestras manos. Me gustó más esta zona del pantano, donde la vegetación cambia. Vimos muchos narcisos.

Os recomiendo hacer la Senda del Roblón de Estalaya. Es una ruta sencilla para hacer en familia. Los niños se divierten mucho en la zona del pantano. Pero debes tener cuidado: un pantano siempre es peligroso. También debes tener cuidado con el oso pardo. Andan varios osos pardos sueltos por la zona. Nosotros no vimos ninguno. Una gran suerte. Los osos de verdad siempre me dieron miedo.

Mis vacaciones chic en verano




1

El Hotel Nolinski Evok en París es un hotel estupendo. Sólo por sus vistas a la Torre Eiffel volvería. Fue una estancia muy romántica que mi chico siempre recuerda como de las mejores.

No es un hotel grande. Sólo tiene 59 habitaciones, todas con terrazas. Nuestra habitación era de las más grandes. Yo necesito espacio. El éxito de mi matrimonio se basa en los grandes espacios que compartimos mi chico y servidora. De vivir en una casa pequeña nos hubiéramos divorciado hace mucho tiempo.

El hotel tiene un diseño muy cuidado en su interior. Se nota que han contratado a un diseñador famoso para adecuar el viejo edificio a los tiempos modernos. No faltan comodidades, limpieza, buen hacer por parte de sus empleados. Me llamó la atención el buen francés que tienen sus trabajadores extranjeros. Se nota que contratan lo mejor.

Nos recibieron con una regalo de bienvenida: unas copas de champán con unas flores que nos alegraron el día. Yo pensaba que había sido mi marido el responsable del detalle. Me juró y perjuró que no había pedido flores ni bebida. Eso me hizo temer extras y gastos que no venían a cuenta. Pero decidí alejar mis temores y disfrutar. Las zapatillas que encontré en el cuarto de baño parecían hechas para mis pies. Lo mismo puedo decir del albornoz. Me sentí como en casa.

Os recomiendo este hotel. Es un lujo asomarte a la ventana y ver ante ti la Torre Eiffel. De noche está más bonita que de día. Las luces la hacen parecer maravillosa. En este viaje no fuimos a visitarla. Estaba tan contenta con lo que veía desde la ventana de nuestro cuarto que no quería hacer colas para entrar a la torre más famosa de la capital francesa.

Seguro que volvemos. Llevaremos a las niñas. Quiero que vean el huerto urbano. La mayor está muy interesada en este tipo de huertos. Las dos piscinas del hotel también estaban muy bien. Falta nos hicieron. Hacía una calor horrible. Si no te dabas un chapuzón de vez en cuando parecía que te derretías.



2

No hay cosa que me dé más asco que los platos para compartir. Cuando entré con mi marido en el Restaurante Taizu de Tel Aviv y vi a la gente comiendo en el mismo plato por grupos casi doy la vuelta. No salí porque venía mi chico y es muy contrario a mis ataques de asquito. Mejor ceder que discutir, me dije. Además, siempre podíamos pedir dos platos para compartir pero sin compartir.

Fue lo que hicimos. Pedimos los dos un pollo con mantequilla que llevaba un aderezo de papaya que le daba un toque único. Los postres también estaban muy buenos. Dicen que es el mejor restaurante de Tel Aviv. No digo que no lo sea, pero no acabó de convencerme. Ni siquiera me gustó su decoración. La decoración me pareció de convento con lámparas baratas viejas, mesas de bar y sillas de las que no se te escapa el trasero gracias a sus respaldos circulares. Mi chico decía que todo aquello que estábamos disfrutando era caro. No consiguió que me dejara de sentir como en el bar de un barrio.

Os lo recomiendo. La comida está rica. Pero repito que no me gustan los platos para compartir. Tampoco había tanto para compartir. Yo me comí un plato para dos sola y mi chico igual. Parece que los turistas y los locales comen poco en Israel.

El restaurante estaba hasta los topes. Es muy frecuentado por extranjeros. El ambiente es tranquilo. A la tranquilidad contribuyen los elevados precios. Sólo pueden permitírselo los ricos. Vete con la cartera bien repleta de dinero. Te hará falta. Cobran a lo grande.

Las comidas tienen nombres raros, pero son platos de toda la vida. Ni siquiera unas verduras asiáticas que había en el menú me parecieron raras. Se las vi comer a una vecina de mesa y tenían aspecto de espinacas. Nos hicimos amiga de esa chica. Era francesa. Había pedido un filete de ternera con las verduras asiáticas. Nos dijo que el filete estaba tierno.



3

Estuve en el Sutton Place en Nueva York en un viaje de negocios mío. No siempre es mi marido el que hace negocios. Algunas veces soy yo la que viajo sola para hacerme más rica. Fue casi un acierto alojarme en este hotel. Digo casi porque me sentí un poco sola en un apartamento de grandes dimensiones. Tenía una habitación casi tan grande como un piso de obreros. Me gustó que estuviera pintada de blanco en techos y paredes. Te daba sensación de limpieza.

Limpio estaba muy limpio todo. Al personal de limpieza le había que dar un diez. Casi parecía que estabas en un hotel de cinco estrellas español y no en un hotel del otro lado del charco. Este hotel apartamento fue concebido como si fuera un club. No te deja indiferente.

Yo poco tiempo tuve libre para disfrutar su piscina cubierta. Fui una tarde y me dí un buen chapuzón. Me hacía falta para relajarme. Los tratamientos de belleza que hacen en el Sutton Place en Nueva York eran muy caros para mi bolsillo. Tuve que contentarme con una sesión de piscina. También fui al gimnasio. Me venía incluido en el precio. Todo un detalle. Pero yo no soy muy de gimnasios. Había unas chicas haciendo pesas. Yo no hice pesas. Hice una media hora de bicicleta estática y tuve de sobra. Tampoco hacía falta que quemara muchas calorías porque no estaba comiendo mucho durante mi estancia de mujer de negocios en Nueva York.

Lo que no debes perderte es la zona de cócteles. Haces muchas amistades. Me tomé unas copas mientras le decía a todas las mujeres que estaban a un metro de mí que mi empresa de cosmética tiene lo que necesitan sus pieles. Hice buenas ventas. Incluso dos nuevas amigas se apuntaron a hacerse consultoras de belleza. Todo el mundo necesita un buen trabajo.

Os recomiendo el Sutton Place en Nueva York. Este hotel se ha convertido en un punto de encuentro en el centro de Manhattan. Conoces mucha gente con sólo dejarte caer alguna tarde en su zona de cócteles.

Friday, August 09, 2019

Mis vacaciones medievales con playa



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Mi chico pasó algún verano de su infancia en Ribadelago en Zamora, un pueblo que tiene su encanto. Me refiero al pueblo nuevo, al que construyeron después de la tragedia que acabó con las vidas de muchas personas en el Ribadelago antiguo, en el año 1959. Aún hoy se ven viejas casas y muchas lápidas con los nombres de las personas que murieron cuando se rompió la presa vieja.

Nosotros llevamos a las niñas a la playa del río. Es una playa con arena y sombrillas que alivian mucho las calores del verano. Mis hijas, acostumbradas a las playas de mar, decían que era una playa de mentira. Mi marido les explicó que muchos niños, sobre todo hace años, era la playa que podían disfrutar. No todos podían permitirse unas vacaciones en el mar.

El entorno del pueblo es precioso. Hay muchas montañas. Vimos mucha gente haciendo senderismo. Nosotros mismos nos animamos a dar unas caminadas por aquellos parajes verdes y silenciosos. Falta nos hacía andar después de haber comido en la casa de unos tíos de mi chico un arroz a la zamorana que os recomiendo tanto como el pueblo. El arroz a la zamorana es un arroz de toda la vida pero con carne de cerdo de caldo gallego. Está que te chupas los dedos. Yo anoté la receta para hacerlo en casa. Me sale casi tan bien como a la tía de mi chico.

Os recomiendo visitar Ribadelago en Zamora. La zona del Lago de Sanabria es la más turística. Ves tantos turistas y tanta gente local que no piensas en el triste pasado de este pueblo. Han estado muy acertadas las autoridades en pensar en el futuro adaptando un entorno natural precioso a los nuevos tiempos. Nosotros llevamos unos bocadillos para hacer una merienda en los merenderos que tienen por allí. Había muchas familias haciendo picnics. Diversión barata que diría mi madre.



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Ir a la playa en Bombay no es tarea fácil si vas a una de esas playas en las que predominan los bañistas locales y quieres lucir tu bikini como si estuvieras en esta España nuestra. Te miran los lugareños como si fueras una mujer que se vende. Por eso agradecí mucho que en el hotel en el que estuvimos alojados durante nuestra estancia en Goa, en Bombay, nos recomendaran un par de playas a las que van muchos turistas occidentales.

Una fue la Playa de Morjim y la otra la Playa de Arambol, las dos están muy frecuentadas por occidentales. Te sientes casi como en casa. Son playas bonitas, con arenales limpios y aguas bastante cristalinas. había muchas chicas occidentales cuando estuvimos nosotros por allí.

En Goa en Bombay las castas están muy presentes en las relaciones personales de la gente. Lo vimos en una macrofiesta en la que pinchaban DJs internacionales. Había indios de clase alta que se podían permitir pagar la entrada. Los socios de mi marido nos presentaron algunos. Son gente simpática, muy interesada por la tecnología. Están más puestos en cacharros electrónicos que nosotros.

Poco tiempo estuvimos en Goa. Fueron tres días intensos. Entre la macrofiestas, las reuniones de negocios de mi chico y algo de tiendas y de playas me voló el tiempo. Apenas pudimos hacer turismo de monumentos. Tampoco me apetecía. En la macrofiesta bailé tanto que quedé para el arrastre a la mañana siguiente. Marché de Goa con la sensación de haber visto muchos altares, té y alfombras. Como en toda la India.

Espero volver. Me quedaron ganas de ver más de esta parte de la India. Os recomiendo visitar Goa en Bombay, sobre todo conocer sus clases bien. Te aseguro que viven mejor que algunas personas de la clase media española. A nosotros nos invitaron a tomar té a su casa. Es gente muy amable. Me llamó la atención que dentro de su casa tuvieran un altarcito a no sé que dios de ellos. Rezan mucho.



Prueba primero, paga después