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Friday, September 27, 2019

Mis vacaciones en la nieve



La nieve no es lo mío. Cuando voy a esquiar voy más por el ambiente que hay que por el deporte en sí. Este invierno estuvimos por el Pirineo aragonés y nos alojamos en Llanos del Hospital en Benasque, Huesca, un hotel que está en un refugio de montaña. Tiene plazas como refugio de montaña y otras habitaciones de hotel.

Cuando llegas ves un edificio que parece antiguo. Lo fue en su día. El edificio anterior era del siglo XII. El actual es de los años posteriores a la Guerra Civil. Lo construyeron bien. Tiene una fachada al estilo del siglo XIX.

Las habitaciones son estilo rural invernal. Luces apagadas, colores marrones, vigas de madera en el techo, paredes agrestes, suelos de madera. Entras en la habitación y tienes la sensación de entrar en el cuarto perfecto para aguantar una tormenta temiendo el final del mundo. Yo me metí directamente en la cama. Mi marido pensaba que estaba enferma. Era la habitación. No me animaba nada.

Tampoco me animaba el paisaje nevado. Ni siquiera el ambiente montañero me dio mucha felicidad. Veía a los jóvenes y jóvenas sobrados de brío y pensaba en mi vejez prematura. Mi chico decía que los picos circundantes invitaban a recorrer el Pirineo aragonés entero. A mí sólo me invitaban a mirar el reloj y a pensar en la cena calentita y en que quedaba un día menos de nuestra estancia en la nieve con unos amigos de mi marido.

Pese a todo, os recomiendo el hotel. Llanos del Hospital en Benasque, Huesca gustó mucho a los socios de mi esposo. Quieren regresar este próximo invierno. No creo que puedan contar conmigo. Mi chico seguro que vuelve. Nunca deja escapar un negocio exitoso. El hotel es el sitio perfecto para vender a los aficionados del deporte blanco todo tipo de productos relacionados con el deporte blanco. En mi vida había visto tanta gente con ganas de deslizarse por las pistas nevadas.

Tuesday, September 24, 2019

Mis vacaciones en Donostia



No me gustó nada la habitación que nos dieron a mi marido y a mí en el Hotel Arima en Donostia. Era una habitación mediana con una columna en el medio perfecta para matarte de noche, sobre todo si eres de las que te levantas para ir al baño sin encender la luz. Mi marido me propuso cambiarla. Le dije que no. Me quedaba con aquel cuarto porque estoy cansada de ser siempre la protestona en todos los hoteles.

No fui yo la que se dio el topetazo de noche con la columna de formas cuadradas que estaba entre la cama y la puerta del cuarto de baño: fue mi chico. Afortunadamente, la cosa no pasó de un susto. Le sirvió para despertar.

Lo mejor de nuestra habitación era la cama. Tenía un colchón ni blandito ni duro. Era perfecto para descansar tras un día de trabajo. A la altura de la cama teníamos una gran puerta ventana por la que entraba la luz a raudales. La puerta ventana daba a una pequeña terraza que me vino de cine para arrastrar un sillón a la terracita y leer al fresco la prensa del día. La decoración de la habitación era como la de todo el hotel: una decoración que recordaba la de las casas escandinavas. Estaba entre lo sencillo y lo funcional. También rendía homenaje a la comodidad con sillas butaca en el sencillo escritorio iluminado con una lamparilla de Ikea.

Nosotros elegimos este hotel porque está situado en en el parque tecnológico de Guipúzcoa, a 850 metros del centro Vasco Culinari. Mi marido iba a hacer negocios en el parque tecnológico. Nos pareció ideal tener el hotel allí mismo para evitar hacer mucho desplazamiento. Tuvimos la suerte de que hacía buen tiempo. Así yo me pude entretener en la piscina. Este hotel cuenta con una piscina exterior de temporada. Yo pasé dos tardes entre chapuzones y hamacas.

Llevamos nuestro coche. En el hotel hay aparcamiento privado gratuito. Todo un detalle para las personas que viajamos con nuestro vehículo particular. También la WiFi es gratuita en todas las zonas. Por eso os recomiendo el Hotel Arima. No te cobra extras por cosas que otros hoteles te cobran. Otra ventaja son sus desayunos. Tienen hasta desayunos sanos que están muy buenos con sus frutas de temporada.

Saturday, September 21, 2019

Mis vacaciones en la ciudad del amor de Asturias



Luarca es la ciudad del amor en Asturias. Mi madre iba mucho a Luarca con mi padre cuando estaban enamorándose. Yo siento ese amor por las calles de esta bonita localidad asturiana cuando voy con mi chico. Mi amor dice que tengo a Luarca mitificada en mi cabeza. Puede ser. Las historias de los papás y mamás que te cuentan de niña te quedan en la cabeza como cuentos de hadas de andar por casa.

De Luarca me gusta todo. Me gusta ir a los jardines de la Fonte Baixa con mis hijas. Tienen un verdor digno de mirar y de disfrutar recorriéndolos. Son el jardín botánico privado más grande de España.

Luarca es una villa blanca, es el pueblo más blanco de toda Asturias. Te llama la atención desde lejos el blanco de sus edificios. Hablando de edificios no debes perderte las casas de los indianos que hay en la zona de Villar. Mirado los caserones te vienen ganas de emigrar a América para regresar millonaria y construir tu mansión. No lo hagas: la suerte sólo acompaña a los elegidos y seguro que a ti no te elige.

Os recomiendo visitar Luarca. Mi chico y yo nunca nos perdemos el Puente del Beso. Vamos cuando cae la tarde a darnos allí un beso como hicieron en su día la pareja de enamorados que cuenta la leyenda. En Luarca hay muchos puentes para poder pasar de un lado al otro del río. También hay varias playas. Las playas de Luarca suele estar hasta los topes en verano, sobre todo cuando celebran las fiestas del Rosario y las de San Timoteo.

Luarca es un pueblo marinero que se está haciendo muy turístico, tal vez demasiado. Gracias a Dios todavía no ha perdido su encanto. Mi marido dice que Luarca es la Marbella asturiana. Todavía no lo es del todo en mi humilde opinión. El turismo casi masivo no le ha restado el encanto del pueblo coqueto que se ha sabido diferenciar de los pueblos vecinos con su color blanco.

Tuesday, September 17, 2019

Mis vacaciones en la África de los chinos



Acompañé a mi chico a la Isla de Madagascar en un viaje de negocios suyo que también acabó siendo mío. Yo también soy empresaria. No pierdo ocasión para hacer negocios. Mi marido hace negocios con sus socios y yo hago negocios con las mujeres de sus socios. No hay señora que le diga no a mis cremas y maquillajes.

Pues bien, en Madagascar tuvimos tiempo para hacer turismo y para hacer negocios. Es un país con unas playas extraordinarias. Parecen las playas del paraíso de Adán y Eva. Vimos unos arrecifes de coral desde un barquito que alquilamos para dar una vuelta por la costa ideales. Mi chico les sacó un montón de fotos.

En Madagascar los chinos están comprando todo. Vienen de China con dinero y se van de Madagascar con más dinero. Los hoteles de Madagascar están pensados para los chinos. En la recepción de los hoteles donde nos alojamos durante la semana que pasamos en Madagascar tenían personal que hablaba chino como si hubieran nacido en Pekín.

Este país situado en el océano Índico, enfrente de las costas africanas, a la altura de Mozambique tiene mucho que ver. Puedes pasar unas vacaciones alejada de la pobreza de la población local. Nosotros fuimos con los socios chinos de mi esposo a pasar una tarde en el Parque Nacional Isalo. Es un parque con unas formaciones rocosas que quedan muy bien en las fotos. Yo pasé algo de miedo. Sólo nos cruzamos con unos turistas ingleses.

Mi marido estaba en Madagascar para comprar artículos de cuero. Recorrimos fábricas de Antananarivo, Antsirabé y Majungla. Son las principales ciudades industrializadas de Madagascar. Lo peor de nuestro viaje fue la visita que hicimos a la reserva de Anja, muy cerca del pueblo de Ambalavao. En esta pequeña reserva pudimos horrorizarnos de los lemures catta o de cola anillada, los animales más conocidos de esta isla de África. Yo no hubiera ido, pero a los socios de mi marido se le antojó ir. Accedí porque el viaje era organizado. Ir por mi cuenta me haría decir que no.

Os recomiendo visitar Madagascar. También os recomiendo hacer un viaje organizado. Ir por tu cuenta por Madagascar no me parece nada seguro. Las infraestructuras son mejores de lo que esperaba. Puede decirse que hay carreteras, cosa que en otras partes de África no se puede decir.

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Mis vacaciones en Escocia



Escocia es una parte de Gran Bretaña donde hay bastante gente que quiere la independencia del Reino Unido. Ellos sabrán sus motivos. Yo vi siempre a Escocia muy inglesa. Por ejemplo, el edificio de la sede Central del Banco Nacional de Escocia en Edimburgo es un edificio típicamente inglés al que le quedan muy bien en el tejado las banderas del Reino Unido y de Escocia.

He ido varias veces a Escocia, sobre todo a Edimburgo, su capital. No es un país que me guste demasiado. Siempre me ha parecido triste. Debe ser por el clima lluvioso. Mi chico dice que llueve cuando voy yo. No le falta razón. en todos los viajes que hicimos a Escocia llovía. Escocia tiene su idiosincrasia, sus Highlands, sus leyendas populares, sus islas del norte, sus pequeños y remotos pueblos rurales olvidados por el mundanal ruido y unos paisajes sobrecogedores. Este país es el paraíso de los colores verdes.

En nuestro último viaje a Escocia llevamos a las niñas y fuimos a ver en familia el Castillo de Eilean Donan. Mis hijas quedaron satisfechas. Era lo que tenían en sus cabecitas como definición de castillo encantado. La pequeña nos preguntaba si andaba por allí Harry Potter. El castillo está en una isla del lago de Duich. Mi marido lo eligió porque fue el escenario de las películas Los Inmortales y Braveheart. También se hizo famoso por ser la imagen del whisky escocés Cardhu.

Nuestra siguiente parada fueron el Castillo de Urqugart y el Lago Ness. Os aseguro que no hay ningún monstruo por aquellas aguas. Lo del monstruo fue un montaje en su día para atraer visitantes. Los españoles no somos los únicos pícaros. En Escocia también le echan mucha imaginación a la vida. El castillo está en ruinas. Es una pena que no lo restaren para darle una nueva vida en un hotel. Seguro que habría mucha gente encantada en alojarse en aquellos muros viejos remozados.

Os recomiendo visitar Escocia, tanto la Escocia profunda como la Escocia de ciudades. Nosotros acabamos nuestra visita en Edimburgo, una ciudad que yo ya conocía y mi marido también. Las niñas hubiera preferido seguir por el mundo rural encantado de Escocia mirando castillos y lagos. Yo necesitaba asfalto. No es que Edimburgo me encante, pero lo prefiero a parajes llenos de un verdor impoluto habitado por rebaños de ovejas.






Saturday, September 14, 2019

Mis vacaciones en San Sebastián



Siempre que voy a San Sebastián tengo la sensación de estar paseando por una ciudad que mira al mar. Es una ciudad cosmopolita, amable, llena de recuerdos del pasado en sus edificios y monumentos; es una ciudad que te hace soñar. No me extraña que la realeza la haya hecho en el siglo XIX su lugar de vacaciones. Fue Isabel II la primera reina que recaló en Donosti. Los médicos le prescribieron las aguas del mar Cantábrico. 

A mí los médicos todavía no me han prescrito las aguas de San Sebastián. Más bien me la prescribo yo misma. Nunca dejo de ir a darme un remojón a la famosa Playa de La concha cuando el tiempo lo permite. Si no lo permite, salgo a pasear con las niñas y con mi chico. Me encanta ver la bahía de La Concha entre sus dos montes. Tiene tal cual forma de concha. De ahí su nombre. 

También me gusta mucho el área romántica de Donosti. Es la Donostia más parisina. Mi chico y yo paseamos esta zona cuando cae la tarde. Os hablo de las calles que rodean la Catedral del Buen Pastor. El en siglo XVIII había una muralla que se tiro. Una pena. A veces se tiran cosas que hubieran quedado bien en las ciudades con el paso de los siglos por lo que tienen de recuerdo. La catedral es neogótica, estrecha. Siempre me llamó la atención que sea más bonita por fuera que por dentro. Si no la conoces por dentro, casi es mejor que no entres. Yo me llevé una desilusión con su interior la primera vez que entré en la Catedral del Buen Pastor. 

En San Sebastián hay muchos jardines. El Ayuntamiento preside unos jardines con unos árboles un tanto peculiares. El edificio del Ayuntamiento fue en su día un gran casino. Si lo piensas un poco, es un edificio que recuerda al edificio del casino de Mónaco. Debían hacer los casinos parecidos para que los ludópatas supieran donde se podían jugar el dinero y hacerse más pobres cuando viajaban a otras ciudades. 

Os recomiendo visitar San Sebastián. El bulevar marca la diferencia entre el centro y la parte vieja de la ciudad. Es por allí por donde puedes encontrar restos de la vieja muralla de la ciudad. No dejes de ver el Hotel María Cristina, el Teatro María Eugenia, dos edificios pegados al río que siempre son muy visitados por los turistas. Te encuentras cantidad de gente sacándose fotos delante de las fachadas. Mis hijas insisten cada vez que pasamos por delante del Hotel María Cristina que les saquemos fotos para el Instagram en plan actrices de Hollywood.

Prueba primero, paga después