Friday, October 22, 2021

Mis vacaciones carnívoras en Rabat

El Hotel France de Rabat fue nuestro alojamiento en un viaje de negocios de mi marido al que me sumé. Me encanta Marruecos. Por eso no pierdo ocasión para ir al país vecino a pasar unos días. Te sumerges en un mundo distinto con sólo cruzar el Estrecho. 





Este hotel de la rue Souk Semara, en la plaza du Marché se caracteriza por las habitaciones grandes. Justo lo que yo necesitaba. Nuestra habitación era doble. Las habitaciones individuales también son grandes. En el Hotel France saben que a los extranjeros nos gusta la amplitud. De hecho, los turistas extranjeros somos sus clientes objetivos. 

No nos faltó un cuarto de baño en nuestra habitación. En Rabat, al igual que en el resto de ciudades marroquíes, los hoteles se van modernizando. Cada vez son menos los que tienen cuartos de baño de compartir con los vecinos. Yo es lo primero que pregunto, si hay baño en la habitación. La ducha del cuarto de baño funcionanba a las mil maravillas. Tenía una presión fantástica. No eché de menos la de mi casa. 

La decoración del Hotel France no se olvida de los motivos árabes. Puedes pensar por el nombre del hotel que te vas a encontrar con un hotel más occidental en su decoración. No es el caso. Estás en la Medina de Rabat, una zona de hoteles más baratos. No hacen grandes gastos en decoraciones. 

Nuestra habitación se veía limpia. Nos cambiaron las sábanas de la cama todos los días. El baño también lo limpiaban a diario. No hubo queja en limpieza. Mi marido decía que se notaba la propina que les había dejado en recepción para que se afanaran en la limpieza de nuestra habitación. 

Os recomiendo el Hotel France. Tratan muy bien al cliente. Al principio, te puede chocar que insistan en cobrar cuando llegas. Es una norma. Pagas y te tratan como si fueras la Reina de España. Rabat es una ciudad tranquila. No te molestan mucho los vendedores ambulantes. Es una ciudad segura para las mujeres que viajan sola. Si decidiera pasar unos días sola en Marruecos, elegiría Rabat. 

Para comer nos acercamos a los puestos de comidas. En la entrada de la medina empezaba el gran mercado cubierto. Llegaba hasta el Hotel France. Yo engordé por culpa de los pastelillos andaluces de carne. Mi marido dio buena cuenta de comidas de filetes de ternera. Es muy carnívoro.

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