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Thursday, December 09, 2021

Mis vacaciones de invierno

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En tiempos del covid-19, una opta por vacaciones sanas. No hay nada más sano que un parador con vistas a los Picos de Europa. Os hablo del Parador de Cervera de Pisuerga, en la provincia de Palencia. A los pies del parador está el Pantano de Ruega.

Mi marido quería hacer mucho recorrido por los alrededores. Aprovechando que estaban las niñas, quería llevarnos en el coche de recorrido por las muestras de arte románico. Le dije que ni hablar. Ese recorrido lo habíamos hecho en otra ocasión. Yo regresaba al Parador de Cervera de Pisuerga para descansar.

Descansé todo lo que quise. Ningún ruido perturbó mi sueño, en una habitación de techos de madera y vigas de madera. Las sillas y los sillones estaban tapizados en tela y en cuero. Era una decoración conjuntada que daba estabilidad emocional.

Los días que hizo buen tiempo, pudimos comer fuera. En el parador se comía también de cine. Los embutidos artesanos estaban muy buenos. Lo mismo puedo decir del cordero asado. Mi marido pidió trucha con torreznos.

Os recomiendo el Parador de Cervera de Pisuerga. Queda bastante lejos de Palencia ciudad. En concreto está a 116 km. Fue una pena que hiciera tanto frío. Mi marido vio como sus planes se caían uno a uno. Quería hacer una ruta de senderismo en bicicleta. Decidió no hacerla porque yo no me apuntaba. ¿Cómo iba a pedalear con aquel frío? Se estaba mucho mejor dentro del Parador leyendo un libro. Jugar al voleibol fue otro plan que sólo le duró un día. El segundo día llovía como si estuviéramos en Galicia. No hubo más voleibol.

Lo que sí hubo fue mucha tranquilidad para acabar lecturas pendientes y para teletrabajar. Mis hijas se entretuvieron mucho con sus tablets. La conexión wi fi era buena. Los responsables del Parador saben que los turistas necesitamos una buena conexión a la Red de Redes para hacer compatibles el placer y el trabajo durante nuestras vacaciones.

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Artíes es un pueblo muy conocido por los esquiadores de Baqueira Beret. Muchos nos hemos alojado en su parador. Te queda a unos siete kilómetros de las pistas de esquí. Mi marido siempre dice que Artíes es un pueblo de postal. Algunas Navidades hemos ido sólo para hacernos fotos. Son las fotos que convertimos en postal, para felicitar las felices fiestas a nuestros familiares y amigos.

En Artíes estás en plena naturaleza nevada. Está situado en la confluencia entre el río Garona y su afluente Valarties, a 1.144 metros de altitud. No sufres el mal de altura, pero casi. El nombre de Artiés es de origen vasco y significa «llano entre dos aguas». Artiés es un nombre que define al pueblo.

Poca gente vive en Artíes. Yo calculo que serán unos 400 vecinos y vecinas, a 500 no creo que lleguen. Además, hay algunas casitas que son segundas residencias. En Artíes hace mucho frío. Quien tiene otra casa fuera de este pueblo de montaña, se va en invierno, cuando más bajan las temperaturas.

Si te gustan los pueblos nevados, tienes que ir a Artíes. Frío y nieve abundan por allí. Ves todas las cumbres nevadas en estos meses de invierno. A mis hijas siempre le hace mucha ilusión ver la nieve en los árboles.

Me gusta su casco antiguo. En el casco antiguo destaca la iglesia parroquial de Sta. María de Arties, construcción románica del siglo XI al XII, con un campanario muy elegante obra de los últimos años del siglo XIII y principios del XIV, también tiene una espadaña románico. Es una construcción muy currada.

Al sur de la ciudad está la capilla de San Pelegrin con pequeño campanario y ábside semicircular y actualmente encalado. Le dieron una buena mano de pintura. No me va mucho el turismo de iglesias. Por eso seguimos pronto nuestro recorrido por el viejo núcleo del pueblo, en el que destacan dos edificios civiles: Uno, la casa llamada Lo Paulet (1.549) con notables ventanales, y el otro, la casa de Portolà, de la que se conserva una torre cuadrada del siglo XVI. Hacia el 1.970 se construyó el Parador. Casi no lo crees. Parece un edificio viejo.

El pueblo de Artíes tiene escuela, biblioteca, residencia de jubilados, consultorio médico, farmacia, oficina bancaria, estanco, comercio, hoteles, un camping y una abundante oferta de bares y restaurantes. Es un pueblo pensado más para los turistas que para los oriundos del pueblo. También hay un espacio recreativo al aire libre con zona deportiva, y un núcleo zoológico dentro de un espacio delimitado y protegido con un oso pardo que mete miedito. Menos es nada.

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