Mis vacaciones más medievales en Galicia las viví en el Parador Castillo de Monterrei, en Galicia, una joya de la arquitectura medieval reconvertida en alojamiento de lujo, ideal para quienes buscan historia, paisaje y encanto señorial.
No me fue fácil encontrarlo. Di cincuenta mil vueltas con mi coche antes de llegar al parador. Conseguí encontrarlo gracias a las indicaciones de los vecinos. Por allí la gente es muy amable. El parador está situado en lo alto del valle del río Támega, en la provincia de Ourense.
El Parador Castillo de Monterrei se encuentra, pues, en la frontera natural entre Galicia y Portugal. Te queda muy bien para unas vacaciones con escapadas al país vecino.
El chico que estaba en recepción sabía mucho de la historia del parador y de todos sus pormenores. Me contó que el parador ocupa el recinto de la mayor acrópolis de Galicia, un conjunto monumental que incluye una muralla, una torre del homenaje, un palacio renacentista y una iglesia gótica. El castillo fue residencia de nobles y reyes, y su restauración ha respetado fielmente los elementos originales, como los muros de piedra, las almenas y los suelos de madera, combinándolos con comodidades modernas.
Agradecí las comodidades. No hubiera podido vivir sin calefacción estos días fríos de invierno. También me vino muy bien el gran televisor que podía ver desde la cama. Todo era paz. Me sentí una princesa medieval en un país sin guerra.
Las mías fueron unas vacaciones medievales en las que me dediqué a dormir y a comer. Casi no salí. Necesitaba calma, paz, sosiego. El restaurante del parador ofrece platos tradicionales como el pulpo a feira, empanadas y vinos de la D.O. Monterrei. Pensé en emborracharme un poco, pero desistí. Mejor bebía agua. El pulpo a feira acompañado por un buen vaso de agua mineral también está rico.
Dejé para otra ocasión la visita a los alrededores. Desde el parador se pueden visitar viñedos, pueblos con encanto y rutas de senderismo por la Ribeira Sacra o el Parque Natural de O Invernadeiro. Mis pies no estaban para andar. Necesitaban reposo. Por eso, me limité a ver los alrededores desde las ventanas de mi cuarto. ¡Cuánta paz se veía en aquellas maravillosas vistas!
Te lo recomiendo, amiga que lees este post. Si te atrae la idea de dormir en un castillo con siglos de historia, rodeado de naturaleza y con el sabor de Galicia en cada rincón, el Parador Castillo de Monterrei es una elección acertada. Yo lo disfruté mucho en esta nueva etapa de mi vida en la que viajo sola, sin marido, sin hijas, sin suegra. ¡Qué bien se vive sin ataduras!
Espero volver el próximo verano. Me gustaría tomar el sol en su jardín con mi bikini azul mar.
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