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Thursday, December 28, 2017

Marisco y mantequilla en Navidad



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No puede faltar en una casa una tarrina de mantequilla y más en estas fiestas Navideñas cuando todos hacemos dulces en nuestros dulces hogares porque comprar tanto dulce hecho sale muy caro y, además, los dulces industriales no son tan sanos como los que cocinas tú. Pues bien, yo estoy comprando estos días la Mantequilla Pascual porque es más barata que la mantequilla asturiana, mi mantequilla favorita. También la compro porque a mis hijas les gusta más. Debe ser que la notan como más suave o, más bautizada como dice mi suegra. 

En todo caso, la mantequilla Pascual es más que aceptable. Tampoco se puede decir que sea baratita. Cuesta 1,79 euros la tarrina de 250 gramos. La misma tarrina de mantequilla Asturiana te sube de los dos euros. No parece mucha la diferencia, pero sumando unos céntimos que ahorras en mantequilla con unos céntimos que ahorras en otra cosa vas haciendo una hucha. 

La tarrina es azul con el logotipo de Pascula en rojo con letras blancas. Es una tarrina bonita, pero no tan llamativa como la de la mantequilla Asturiana, toda ella en tonos amarillos que recuerdan el mismísimo color de la mantequilla. 

Esta mantequilla unta bien, aunque sea la mantequilla entera. En untar es muy parecida a la mantequilla asturiana en su variedad fácil de untar. Se arastra bien por todo tipo de pan con el cuchillo. 

Os la recomiendo. Es una mantequilla a un precio razonable y tiene una calidad también razonable. La encuentras a vender en muchos supermercados y grandes superficies. Lo malo es que no suele estar de oferta. Debe ser que los señores de Pascual consideran que ya hacen bastante fijando un precio ligeramente inferior al de la competencia y los supermercados tampoco te la meten en ofertas de tres por dos ni de descuentos en la segunda unidad. Ellos sabrán por qué. Yo creo que deberían promocionarla un poquito para venderla más.




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El mejor marisco de Lisboa se come sin duda en el Restaurante Gambrinus de la capital portuguesa. Es un restaurante con buenos platos de marisco y pescado en general. Yo suelo ir con mi marido siempre que vamos por allí. No es un restaurante muy caro dada la calidad de los platos que sirven, pero tampoco es barato. 

Mis hijas también van muy contentas porque les encanta un creppe de helado que tienen de postre. Mis hijas eligen el restaurante según los postres. Es lo único que miran en la carta. Lo demás le da igual, siempre que no sea carne, claro, y como en el Restaurante Gambrinus en Lisboa reinan los pescados en las cartas, van encantadas. También tienen buenos caldos, sobre todo portugueses. 

La atención es exquisita. Te tratan como a una Reina. tienen unos camareros muy atentos y rapídisimos. No tienes que estar horas esperando a ser atendida. También cobran rápido. Al personal hay que darles un diez absoluto. 

Lo mejor de este restaurante es que te hacen la comida casi al momento e incluso al momento. Yo le spedí una tortilla francesa y me la hicieron allí delante. Deberían tomar nota en algunos restaurantes de España donde recurren a lo precocinado más que yo en mi casa. 

Os lo recomiendo. Pero llevad la cartera bien llena. Por una sopa te clavan seis euros y por un plato de fruta para el postre suben a los doce euros. Yo en mi vida había comido unos melocotones más caros. Eso sí, me supieron a gloria bendita. Parece que todo lo que es caro es más sabroso. 

Lo que no me gusta mucho es la decoración del local. Está decorado al modo antiguo, incluso los uniformes de los camareros parecen de hace cien años. Tampoco me gusta que tengan una sala para fumadores de pipa. Yo defiendo los locales libres de humos. Los fumadores de pipa que fumen fuera.

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