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Sunday, April 01, 2018

Mis vacaciones de turista rica

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Es una pena que no haya más turismo en la Isla de la Tortuga en Haití porque realmente lo necesitan para salir de la pobreza, sobre todo las zonas más rurales de la isla, donde ves a las mujeres desde niñas acarrando agua sobre la cabeza. Yo no esperaba ver tanta pobreza. Fui con mi marido en un viaje casi de negocios porque se trataba de un rollo de ONGs y todos sabemos que las ONGs son las empresas de la pobreza. Se ganan su dinero con los pobres y para ayudar a los pobres. 

Pues bien, nos encontramos con una isla pequeña en la que los servicios básicos no llegan fuera de la ciudad. La agricultura es muy arcaica. Cultivan de pena y la ganadería se reduce a algún becerro y a algún cabrito. 

Lo que sí tiene esta isla son buenas playas. me comentaba uno de los trabajadores del hotel en el que nos alojamos que el turismo huyó de la Isla de la Tortuga a partir de los años 90 cuando los lugareños empezaron unas revueltas que sólo entendían ellos. Así les fue. La guerra sólo trae miseria. 

No os recomiendo ni os dejo de recomendar la Isla de la Tortuga en Haití. Espero que vayan avanzando porque vivir en tanta miseria debe ser horrible. Al menos que les pongan agua, con desaladoras, pozos o lo que sea. Da pena ver a las niñas y niños acarreando agua. Los niños se libran de este duro trabajo cuando se hacen adolescentes, pero las niñas no. Siguen acarreando agua toda la vida. Es duro ser mujer en Haití. 

Mi marido quería subirse a un barco con unas velas que no era más que una lancha. Le dije que ni hablar. Eso de viajar impulsados por el viento no es muy seguro. Puedes ir a parara a cualquier sitio. Mucha gente de por allí va desde allí hasta Cuba. Queda cerca. La gente vive básicamente la pesca. Estamos hablando de unas 26.000 personas que habitan unos 180 kilómetros cuadrados.



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Mi marido me convenció para ir a la Isla de Roatán aprovechando que andábamos por Honduras. Le habían contado maravillas de sus mares. No lo engañaron: pudo bucear todo lo que quiso sin riesgos para su persona. Los mares que rodean la isla son óptimos para bucear. También son perfectas las playas de la Isla de Roatán para tomar el sol. Mientras mi santo buceaba por el fondo del mar, servidora tomaba el sol en los arenales del paraíso porque paraíso es esta isla llena de vegetación verde. Parece un oasis en medio del mar. 

El puerto de la Isla de Roatán me pareció bonito, con muchos yates y barquitos chulos. Tan bonita como el puerto y la isla en su conjunto es la gente. La población de la Isla de Roatán es muy amable con el visitante. Hablé con mucha gente. Muchos de ellos me contaron que nunca habían salido de la isla. Tal vez por eso hablaban tanto con los extranjeros. Yo también lo haría si nunca hubiera salido de mi ciudad. A todos nos gusta conocer, aunque sólo sea de oídas, de otros mundos. 

Fuimos al Gumbalimba Park, un parque con animales que te dejan tocar si te atreves. Yo no me atreví. Había actividades con animales a las que se apuntaban muchos turistas atrevidos y valientes. Servidora no es nada valiente. No me atrevo ni a tocar un perro de una abuelita. Lo único que hice en el Gumbalimba Park fue comprar recuerdos en su tienda. Todos los regalos que venden son de temática pirata. Tiene su gracia como recuerdo de tu estancia en esta bonita isla de Honduras. 

Os recomiendo esta isla. Tiene bonitas playas, bonitos parajes verdosos y sitios tan peculiares como el Arch's Iguana Farm. Me dieron asquito las iguanas, pero a mi marido le gustaron. Es interesante verlas, aunque no te gusten. Por lo menos podrás decir que viste un montón de iguanas de verdad.

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