Me gustó mucho la habitación que nos dieron en el Hotel Mediterranee en Génova, Italia: una habitación grande, luminosa y con vistas a la playa. Era una habitación de verano como decía mi hija mayor. A mí me encantan este tipo de habitaciones que tienen vistas al mar.
Lo que me gustó menos que la habitación fue el desayuno. Estaba todo como contado y encima no reponían. Se acabaron los croisanes y todavía podía estar esperando ahora por más. Tuvimos que salir a una cafetería de fuera a acabar de desayunar. No hay nada que me dé más hambre que un desayuno pobre. Si veo mucha bollería, mucho fiambre, muchos zumos como que se me quita el hambre con sólo mirar el buffet, pero, si veo todo escaso, me vienen unas ganas locas de comer.
El personal es lo mejor del hotel, sobre todo los de recepción. Nos solucionaron todos los problemas, incluida la falta de sitio para el coche en el parking. Uno de los empleados quitó su coche para que mi marido guardara el suyo. Mi chico no es capaz de dejar el coche fuera. No duerme si deja el coche en la calle. Lo tiene que dejar bien guardadito en un parking para estar tranquilo.
Este hotel no queda en el centro de Génova, pero tienes en la misma calle una parada de autobús si no tienes coche y necesitas recurrir al transporte público. Yo fui un día en bus al centro para ir de tiendas. Las tiendas son mi perdición. Mi chico quería venir conmigo, pero compro más alegremente cuando voy sola o voy con las niñas. Mis hijas no quisieron venir de compras al centro de Génova porque tenían la playa a pocos metros del hotel y a su padre con ganas de playa.
El Hotel Mediterranee en Génova, Italia, está bien y podría estar mejor si lo remodelaran. Nuestra habitación necesitaba una mano de pintura. En el cuarto de baño también hacían falta obras. La presión del agua de la ducha dejaba mucho que desear. También dejaban mucho que desear los sanitarios. Se veían viejos. Aún así os recomiendo el Hotel Mediterranee en Génova, Italia porque tiene una buena ubicación para unas vacaciones de sol y playa en Italia.
Lo que me gustó menos que la habitación fue el desayuno. Estaba todo como contado y encima no reponían. Se acabaron los croisanes y todavía podía estar esperando ahora por más. Tuvimos que salir a una cafetería de fuera a acabar de desayunar. No hay nada que me dé más hambre que un desayuno pobre. Si veo mucha bollería, mucho fiambre, muchos zumos como que se me quita el hambre con sólo mirar el buffet, pero, si veo todo escaso, me vienen unas ganas locas de comer.
El personal es lo mejor del hotel, sobre todo los de recepción. Nos solucionaron todos los problemas, incluida la falta de sitio para el coche en el parking. Uno de los empleados quitó su coche para que mi marido guardara el suyo. Mi chico no es capaz de dejar el coche fuera. No duerme si deja el coche en la calle. Lo tiene que dejar bien guardadito en un parking para estar tranquilo.
Este hotel no queda en el centro de Génova, pero tienes en la misma calle una parada de autobús si no tienes coche y necesitas recurrir al transporte público. Yo fui un día en bus al centro para ir de tiendas. Las tiendas son mi perdición. Mi chico quería venir conmigo, pero compro más alegremente cuando voy sola o voy con las niñas. Mis hijas no quisieron venir de compras al centro de Génova porque tenían la playa a pocos metros del hotel y a su padre con ganas de playa.
El Hotel Mediterranee en Génova, Italia, está bien y podría estar mejor si lo remodelaran. Nuestra habitación necesitaba una mano de pintura. En el cuarto de baño también hacían falta obras. La presión del agua de la ducha dejaba mucho que desear. También dejaban mucho que desear los sanitarios. Se veían viejos. Aún así os recomiendo el Hotel Mediterranee en Génova, Italia porque tiene una buena ubicación para unas vacaciones de sol y playa en Italia.
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