Una de las ciudades del mundo mundial que más me gusta es Buenos Aires. La capital argentina tiene un encanto que no lo igualan las urbes más famosas. Yo llego a Buenos Aires y me siento como en casa. La última vez que estuve por allí me alojé con unas amigas en el Sheraton Park Tower, un hotel ubicado en el barrio central de Retiro, e hicimos un descanso inmediato en la piscina de la azotea. Allí, bajo el muy perdido sol del mediodía y sobre cócteles de color sorbete, discutimos la estrategia para los próximos días. Queríamos olvidarnos de todo y disfrutar la vida bonearense.
No dejamos de hacer turismo cultural. Nos tuvieron de visitantes las criptas en el cementerio de Recoleta, que albergan el lugar de descanso final de Eva "Evita" Peron, la bella casa de ópera Belle Epoch del Teatro Colón y la " Casa Rosada " del presidente. En este recorrido nos dejamos una tarde.
El resto de nuestro tiempo lo dedicamos a ir de tiendas. Fuimos unas porteñas más. Los porteños tienen una pasión ilimitada por los centros comerciales. Justo al lado de la calle principal de la calle Florida, descubrimos uno de los más populares de la ciudad. El palacio de galerías del Pacífico, decorado con frescos y con múltiples niveles, albergaba versiones de estudio de las tiendas de etiquetas más importantes Lacoste, Nike, Polo e Yves Saint Laurent, además de al menos 100 boutiques más pequeñas. Además de reducir los precios en la mayoría de los productos, los turistas que presentan sus recibos y pasaportes en las oficinas de servicio al cliente pueden recibir el almuerzo, el café y sus compras en su hotel, todo sin cargo.
El distrito de Palermo es la zona que más os recomiendo de Buenos Aires. Es un barrio donde los rascacielos y las autopistas de varios carriles quedan atrás dando paso a los espacios verdes, adoquines y balcones cubiertos de buganvillas en este barrio bohemio-chic, uno de los pocos lugares en Buenos Aires para prosperar desafiando la recesión económica que nunca escapa de los argentinos.
Palermo en realidad está compuesta por siete distritos distintivos, pero los dos que más nos intrigaron fueron Palermo Soho y Palermo Hollywood. El primero ofreció una colección funky de cafés al aire libre, galerías de arte progresivo y tiendas de moda, mientras que más tarde fue anfitrión de un grupo de estudios de televisión, restaurantes, bares y la gente hermosa que los frecuentaba.
También fue memorable nuestra visita a San Telmo, un vecindario atmosférico lleno de coloridos y viejos edificios que recuerdan a la ciudad en una época anterior. A lo largo de una de las tranquilas calles de adoquines, encontramos La Brigada, una de las parillas o asadores más queridos del lugar. Un verdadero santuario para la carne y el fútbol, el restaurante de dos niveles está lleno de recuerdos de los verdaderos hombres de Argentina: gauchos y porteros.
Atravesamos las calles de San Telmo hasta que nos acercamos a la Plaza Durreao, la animada plaza central del barrio. En la mayoría de los días, esta plaza alberga una de las milongas al aire libre más populares de Buenos Aires, o fiestas de baile, donde la pasión del tango arrasa como una fiebre entre la multitud de parejas fuertemente abrazadas. Los exagerados directores de actividades hoteleras a menudo guían a sus huéspedes hacia espectáculos de tango melodramáticos y de estilo Broadway caros y melodramáticos, pero la mejor manera de experimentar un verdadero tango es en una milonga como la que se celebra aquí. Sólo eché de menos a mi marido para marcarnos un baile.
Los domingos, el tango abre paso a las baratijas como el popular mercado de antigüedades, Feria de San Telmo se apodera de la plaza, pero esta noche está llena de gente viendo una especie de demostración de baile ruidosa y colorida.
Espero volver el próximo año a Buenos Aires. Quiero vivir sus carnavales. Me dijeron que cada barrio tiene sus propios desfiles. Quiero vivirlos con mi marido y con mis hijas.
No dejamos de hacer turismo cultural. Nos tuvieron de visitantes las criptas en el cementerio de Recoleta, que albergan el lugar de descanso final de Eva "Evita" Peron, la bella casa de ópera Belle Epoch del Teatro Colón y la " Casa Rosada " del presidente. En este recorrido nos dejamos una tarde.
El resto de nuestro tiempo lo dedicamos a ir de tiendas. Fuimos unas porteñas más. Los porteños tienen una pasión ilimitada por los centros comerciales. Justo al lado de la calle principal de la calle Florida, descubrimos uno de los más populares de la ciudad. El palacio de galerías del Pacífico, decorado con frescos y con múltiples niveles, albergaba versiones de estudio de las tiendas de etiquetas más importantes Lacoste, Nike, Polo e Yves Saint Laurent, además de al menos 100 boutiques más pequeñas. Además de reducir los precios en la mayoría de los productos, los turistas que presentan sus recibos y pasaportes en las oficinas de servicio al cliente pueden recibir el almuerzo, el café y sus compras en su hotel, todo sin cargo.
El distrito de Palermo es la zona que más os recomiendo de Buenos Aires. Es un barrio donde los rascacielos y las autopistas de varios carriles quedan atrás dando paso a los espacios verdes, adoquines y balcones cubiertos de buganvillas en este barrio bohemio-chic, uno de los pocos lugares en Buenos Aires para prosperar desafiando la recesión económica que nunca escapa de los argentinos.
Palermo en realidad está compuesta por siete distritos distintivos, pero los dos que más nos intrigaron fueron Palermo Soho y Palermo Hollywood. El primero ofreció una colección funky de cafés al aire libre, galerías de arte progresivo y tiendas de moda, mientras que más tarde fue anfitrión de un grupo de estudios de televisión, restaurantes, bares y la gente hermosa que los frecuentaba.
También fue memorable nuestra visita a San Telmo, un vecindario atmosférico lleno de coloridos y viejos edificios que recuerdan a la ciudad en una época anterior. A lo largo de una de las tranquilas calles de adoquines, encontramos La Brigada, una de las parillas o asadores más queridos del lugar. Un verdadero santuario para la carne y el fútbol, el restaurante de dos niveles está lleno de recuerdos de los verdaderos hombres de Argentina: gauchos y porteros.
Atravesamos las calles de San Telmo hasta que nos acercamos a la Plaza Durreao, la animada plaza central del barrio. En la mayoría de los días, esta plaza alberga una de las milongas al aire libre más populares de Buenos Aires, o fiestas de baile, donde la pasión del tango arrasa como una fiebre entre la multitud de parejas fuertemente abrazadas. Los exagerados directores de actividades hoteleras a menudo guían a sus huéspedes hacia espectáculos de tango melodramáticos y de estilo Broadway caros y melodramáticos, pero la mejor manera de experimentar un verdadero tango es en una milonga como la que se celebra aquí. Sólo eché de menos a mi marido para marcarnos un baile.
Los domingos, el tango abre paso a las baratijas como el popular mercado de antigüedades, Feria de San Telmo se apodera de la plaza, pero esta noche está llena de gente viendo una especie de demostración de baile ruidosa y colorida.
Espero volver el próximo año a Buenos Aires. Quiero vivir sus carnavales. Me dijeron que cada barrio tiene sus propios desfiles. Quiero vivirlos con mi marido y con mis hijas.
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