No me gustó nada la habitación que nos dieron a mi marido y a mí en el Hotel Arima en Donostia. Era una habitación mediana con una columna en el medio perfecta para matarte de noche, sobre todo si eres de las que te levantas para ir al baño sin encender la luz. Mi marido me propuso cambiarla. Le dije que no. Me quedaba con aquel cuarto porque estoy cansada de ser siempre la protestona en todos los hoteles.
No fui yo la que se dio el topetazo de noche con la columna de formas cuadradas que estaba entre la cama y la puerta del cuarto de baño: fue mi chico. Afortunadamente, la cosa no pasó de un susto. Le sirvió para despertar.
Lo mejor de nuestra habitación era la cama. Tenía un colchón ni blandito ni duro. Era perfecto para descansar tras un día de trabajo. A la altura de la cama teníamos una gran puerta ventana por la que entraba la luz a raudales. La puerta ventana daba a una pequeña terraza que me vino de cine para arrastrar un sillón a la terracita y leer al fresco la prensa del día. La decoración de la habitación era como la de todo el hotel: una decoración que recordaba la de las casas escandinavas. Estaba entre lo sencillo y lo funcional. También rendía homenaje a la comodidad con sillas butaca en el sencillo escritorio iluminado con una lamparilla de Ikea.
Nosotros elegimos este hotel porque está situado en en el parque tecnológico de Guipúzcoa, a 850 metros del centro Vasco Culinari. Mi marido iba a hacer negocios en el parque tecnológico. Nos pareció ideal tener el hotel allí mismo para evitar hacer mucho desplazamiento. Tuvimos la suerte de que hacía buen tiempo. Así yo me pude entretener en la piscina. Este hotel cuenta con una piscina exterior de temporada. Yo pasé dos tardes entre chapuzones y hamacas.
Llevamos nuestro coche. En el hotel hay aparcamiento privado gratuito. Todo un detalle para las personas que viajamos con nuestro vehículo particular. También la WiFi es gratuita en todas las zonas. Por eso os recomiendo el Hotel Arima. No te cobra extras por cosas que otros hoteles te cobran. Otra ventaja son sus desayunos. Tienen hasta desayunos sanos que están muy buenos con sus frutas de temporada.
No fui yo la que se dio el topetazo de noche con la columna de formas cuadradas que estaba entre la cama y la puerta del cuarto de baño: fue mi chico. Afortunadamente, la cosa no pasó de un susto. Le sirvió para despertar.
Lo mejor de nuestra habitación era la cama. Tenía un colchón ni blandito ni duro. Era perfecto para descansar tras un día de trabajo. A la altura de la cama teníamos una gran puerta ventana por la que entraba la luz a raudales. La puerta ventana daba a una pequeña terraza que me vino de cine para arrastrar un sillón a la terracita y leer al fresco la prensa del día. La decoración de la habitación era como la de todo el hotel: una decoración que recordaba la de las casas escandinavas. Estaba entre lo sencillo y lo funcional. También rendía homenaje a la comodidad con sillas butaca en el sencillo escritorio iluminado con una lamparilla de Ikea.
Nosotros elegimos este hotel porque está situado en en el parque tecnológico de Guipúzcoa, a 850 metros del centro Vasco Culinari. Mi marido iba a hacer negocios en el parque tecnológico. Nos pareció ideal tener el hotel allí mismo para evitar hacer mucho desplazamiento. Tuvimos la suerte de que hacía buen tiempo. Así yo me pude entretener en la piscina. Este hotel cuenta con una piscina exterior de temporada. Yo pasé dos tardes entre chapuzones y hamacas.
Llevamos nuestro coche. En el hotel hay aparcamiento privado gratuito. Todo un detalle para las personas que viajamos con nuestro vehículo particular. También la WiFi es gratuita en todas las zonas. Por eso os recomiendo el Hotel Arima. No te cobra extras por cosas que otros hoteles te cobran. Otra ventaja son sus desayunos. Tienen hasta desayunos sanos que están muy buenos con sus frutas de temporada.
No comments:
Post a Comment